COMPARACIÓN DE PERFILES DE RESILIENCIA EN UNIVERSITARIOS LATINOAMERICANOS

Eugenio Saavedra Guajardo
Germán Morales Chávez
Eugenia Rodríguez Ugalde
Edson Huaire Inacio
Germán López Noreña
Arianna Ortiz Solano

Fundación Red para la Educación en Iberoamérica (FREI)

Resumen

El pre­sente tra­ba­jo recoge los resul­ta­dos obtenidos al encues­tar a 3.860 estu­di­antes, prove­nientes de plante­les uni­ver­si­tar­ios de Méx­i­co, Cos­ta Rica, Colom­bia, Perú y Chile, en torno las for­t­alezas y debil­i­dades, desar­rol­ladas durante el perío­do de con­fi­namien­to por COVID 19. La par­tic­i­pación de los suje­tos fue vol­un­taria y luego de con­tes­tar un con­sen­timien­to infor­ma­do, se les admin­istró la Escala de Resilien­cia para Jóvenes y Adul­tos, SV-RES (Saave­dra y Vil­lal­ta, 2008), en for­ma­to vir­tu­al. Dicha escala nos per­mite obten­er un pun­ta­je total de resilien­cia, que ubi­ca a los suje­tos en un deter­mi­na­do niv­el de esta vari­able y además provee de 12 pun­ta­jes, aso­ci­a­dos cada uno, a las dimen­siones que evalúa esta escala. A modo de análi­sis se cal­cu­laron los nive­les de resilien­cia por cada país par­tic­i­pante y se dis­tin­guieron las dimen­siones pre­dom­i­nantes en cada grupo. Entre los resul­ta­dos más lla­ma­tivos se desta­can que todos los país­es alcan­zan un niv­el prome­dio de resilien­cia, sin embar­go, Cos­ta Rica pre­sen­ta los pun­ta­jes más altos, estable­cien­do difer­en­cias estadís­ti­ca­mente sig­ni­fica­ti­vas con los otros país­es. En esta mis­ma direc­ción el grupo de Perú obtiene los pun­ta­jes com­par­a­ti­va­mente más bajos que el resto de país­es. Lla­ma la aten­ción que todos los gru­pos de estu­di­antes pre­sen­ta la dimen­sión “Afec­tivi­dad” como la más dis­minui­da, sugirien­do que esta área sería una de las más afec­tadas por la expe­ri­en­cia de confinamiento.

Pal­abras claves: Resilien­cia, estu­di­antes, pan­demia, confinamiento

Abstract

The present study involved 3,860 stu­dents from uni­ver­si­ties in Mex­i­co, Cos­ta Rica, Colom­bia, Peru, and Chile, who were sur­veyed about the strengths and weak­ness­es they devel­oped dur­ing the COVID-19 con­fine­ment peri­od. Par­tic­i­pa­tion was vol­un­tary, and after pro­vid­ing informed con­sent, the stu­dents com­plet­ed the Resilience Scale for Youth and Adults, SV-RES (Saave­dra and Vil­lal­ta, 2008), in vir­tu­al for­mat. This scale pro­vid­ed a total resilience score and 12 dimen­sion scores to eval­u­ate the sub­jects’ resilience lev­els. Resilience lev­els were cal­cu­lat­ed for each coun­try, and the pre­dom­i­nant dimen­sions in each group were iden­ti­fied. The results showed that all coun­tries reached an aver­age lev­el of resilience, with Cos­ta Rica obtain­ing the high­est scores, sig­nif­i­cant­ly dif­fer­ent from the oth­er coun­tries. Con­verse­ly, the Peru­vian group scored low­er com­pared to the oth­er coun­tries. Notably, all groups of stu­dents had “Affec­tiv­i­ty” as the most dimin­ished dimen­sion, indi­cat­ing that this area was par­tic­u­lar­ly affect­ed by the expe­ri­ence of confinement.

Key words: Resilience, stu­dents, pan­dem­ic, confinement.

Introducción

Para poder hablar de resilien­cia, se hace nece­sario definir el con­cep­to, ya que exis­ten dis­tin­tas posi­ciones y cada autor pone énfa­sis en algo particular.

Así ten­emos defini­ciones que se acer­can más a un pun­to de vista biológi­co y otras ponen el énfa­sis en lo social. Del mis­mo modo algu­nas defini­ciones lo ven como un fenó­meno indi­vid­ual, en tan­to otras lo con­sid­er­an un fenó­meno colec­ti­vo. Algunos acer­camien­tos lo ven como algo hereda­do y otras lo ven aso­ci­a­do a pro­ce­sos de apren­diza­je. Final­mente hay defini­ciones que ven a la resilien­cia como una respues­ta adap­ta­ti­va estáti­ca y otras que la ven como un pro­ce­so dinámi­co que va más allá de la adaptación a una situación (Saave­dra y Vil­lal­ta, 2008)

Des­de que las uni­ver­si­dades comen­zaron a realizar estu­dios sobre sus estu­di­antes, pre­ocu­pa­dos por ya sea su rendimien­to, las deser­ciones y diver­sos com­por­tamien­tos al inte­ri­or de las insti­tu­ciones, se han venido generan­do inves­ti­ga­ciones des­de difer­entes áreas que per­mi­ta com­pren­der de man­era inte­gral dichas prob­lemáti­cas. Por otra parte, el aumen­to sostenido de establec­imien­tos de edu­cación de niv­el supe­ri­or en el país y por tan­to la matrícu­la de estu­di­antes en las uni­ver­si­dades e insti­tu­ciones de for­ma­ción téc­ni­co pro­fe­sion­al, pro­duc­to de las políti­cas de acce­so a edu­cación impul­sadas por diver­sos gob­ier­nos (Mine­duc, 2017), ha gen­er­a­do tam­bién la necesi­dad de car­ac­teri­zar con may­or pre­cisión a este grupo par­tic­u­lar de la sociedad y todos los aspec­tos aso­ci­a­dos a su desem­peño y con­clusión de su for­ma­ción profesional.

Los estu­dios revisa­dos per­miten estable­cer difer­entes fac­tores que influyen en el ries­go académi­co: indi­vid­uales, de desem­peño académi­co, insti­tu­cionales y fac­tores socioe­conómi­cos (Patiño, L. y Car­dona, A., 2012). Las mis­mas autoras indi­can que, sobre el ries­go de aban­dono por parte de los jóvenes, los fac­tores indi­vid­uales lle­garían a incluir aspec­tos como: la his­to­ria per­son­al y académi­ca, la elec­ción de car­rera, adaptación a la vida uni­ver­si­taria, con­sumo de sus­tan­cias psi­coac­ti­vas, expec­ta­ti­vas per­son­ales insat­is­fe­chas, entre otras. Por su parte, Boa­do (2011) indi­caría que los fac­tores extra­cadémi­cos, como el con­tex­to social, cul­tur­al y económi­co, ten­drían un impacto indis­cutible en el desem­peño estu­di­antil. Se desta­can aquí dimen­siones aso­ci­adas a la clase, el género y el ori­gen étni­co, así como a la desigual­dad de ingre­sos de los hog­a­res de ori­gen de los jóvenes uni­ver­si­tar­ios; es más fre­cuente que los y las jóvenes ubi­ca­dos en los quin­tiles de ingre­sos más aco­moda­dos logren con­cluir sus estu­dios en los pla­zos estip­u­la­dos (Vil­la, L, 2016). Por otro lado, fac­tores orga­ni­za­cionales y de inter­ac­ción, tam­bién son con­sid­er­a­dos de ries­go en esta población. La dimen­sión orga­ni­za­cional, en tan­to tamaño de la insti­tu­ción, pre­supuesto por estu­di­antes (becas, ser­vi­cios), cal­i­dad de los docentes y la dimen­sión inter­ac­cional, en tan­to la capaci­dad de inte­gración y adaptación al ambi­ente uni­ver­si­tario en relación con sus condi­ciones y nive­les de exi­gen­cia, estarían inter­vinien­do en el desem­peño de los y las jóvenes en sus estu­dios (Boa­do, M., 2011).

El ingre­so a una insti­tu­ción de edu­cación supe­ri­or se pro­duce en una fase del ciclo vital de las per­sonas, car­gadas de exi­gen­cias de éxi­to, de ten­siones socio-exis­ten­ciales y aspira­ciones ori­en­tadas a futuro (Alar­cón, R., 2019); agre­gan­do en algunos y algu­nas jóvenes el ale­jamien­to famil­iar, que les deman­dará el desar­rol­lo de su autonomía y autoefi­ca­cia. Se comien­zan a iden­ti­ficar así los fac­tores pro­tec­tores que les per­mi­tirán con­ll­e­var las ten­siones men­cionadas (Caldera et al.,2016) y serán todos aque­l­los com­po­nentes (inter­nos y exter­nos) que per­miten a las per­sonas desar­rol­larse y desple­gar recur­sos de afrontamien­tos de man­era ade­cua­da en su vida, y tam­bién, amino­rar las con­se­cuen­cias de todas aque­l­las situa­ciones, que se han descrito, afectan a las y los estu­di­antes uni­ver­si­tar­ios en particular.

Estu­dios en el área de salud de jóvenes uni­ver­si­tar­ios han insta­l­a­do la necesi­dad de pro­fun­dizar en los esti­los de vida de este grupo, pues con pre­ocu­pación han iden­ti­fi­ca­do con­duc­tas de ries­go como el seden­taris­mo, mal­os hábitos de ali­mentación, con­sumo prob­lemáti­co de dro­gas y el aumen­to de ideación sui­ci­da (Bastías, E. y Stiepovich, J., 2014). En lo que respec­ta al ries­go sui­ci­da entre los estu­di­antes uni­ver­si­tar­ios, la Orga­ni­zación Mundi­al de la Salud (WHO 2018) advierte que es la segun­da causa de muerte entre los jóvenes de 15y 29 años. En un estu­dio real­iza­do en dos uni­ver­si­dades de Colom­bia (Gómez et al, 2020), se señala que el ries­go sui­ci­da es may­or en mujeres (24%) que en hom­bres (21,3%); así tam­bién se indi­ca que exi­s­tirá menos ries­go sui­ci­da si hay pres­en­cia de may­ores nive­les de reg­u­lación emo­cional, autoes­ti­ma y auto­con­fi­an­za, con­cor­dan­do con otros estu­dios en esta mis­ma línea indi­ca­dos en dicha investigación.

En otras áreas de ries­go, surgi­das a par­tir del uso de inter­net y todas las platafor­mas de comu­ni­cación vir­tu­al, espe­cial­mente empleadas por ado­les­centes y jóvenes, están aque­l­las que ter­mi­nan ciber­vic­tim­izan­do a esta población (Agusti­na, J. y Gómez-Durán, E. 2016). Fenó­meno que per­mite a las per­sonas hac­er y decir cosas en este medio, que prob­a­ble­mente no lo realizarían de man­era pres­en­cial; el ciber­bul­lyng, acoso psi­cológi­co que comien­za cada vez a menor edad entre pares y el sex­ting, en con­tex­tos cada vez más sex­u­al­iza­do espe­cial­mente a través de telé­fonos móviles, per­mite el envío o recep­ción de imá­genes, videos explíci­ta­mente sex­u­ales, que ponen en ries­go a los jóvenes. Sin embar­go, es nece­sario tam­bién hac­er el alcance que estos medios y sus diver­sas platafor­mas, poseen aspec­tos pos­i­tivos y que depen­derá del uso que indi­vid­ual­mente se les dé.

El actu­al esce­nario de pan­demia gen­er­a­do por el COVID-19 está sien­do sin duda, uno de los fenó­menos más com­ple­jos que la sociedad como un todo ha debido enfrentar en lo que va cor­ri­do de este siglo. Esto pues, si bien es un tema de salud públi­ca, ha trasto­ca­do todos los nive­les de fun­cionamien­to en el mun­do entero y ha puesto en evi­den­cia los nive­les de desigual­dad ter­ri­to­ri­ales para enfrentar lo san­i­tario, lo económi­co, lo edu­ca­cional, entre otros (Cepal, 2021). El espa­cio educa­ti­vo en todos los nive­les se vio afec­ta­do y debió en el cor­to pla­zo asumir el enfrentamien­to de esta situación; lo vir­tu­al pasó a con­ver­tirse en el nue­vo vehícu­lo para que los estu­di­antes uni­ver­si­tar­ios pudier­an con­tin­uar con sus apren­diza­jes de la man­era más exi­tosa posi­ble (Lozano et al, 2020; Apaza et al, 2020). Los aspec­tos rela­ciona­dos a lo tec­nológi­co, si bien han pre­sen­ta­do difi­cul­tades, lo que ha indi­ca­do ries­go académi­co en los jóvenes se ha rela­ciona­do con pres­en­cia de estrés, ansiedad y depre­sión (Apaza et al. 2020); aspec­tos que han inci­di­do más sig­ni­fica­ti­va­mente en las mujeres que en los hom­bres (De la Cruz-Caballero, A. y Rob­les- Fran­cia, V., 2021; Apaza et al, 2020). Así tam­bién estos estu­dios dan cuen­ta que la fati­ga y el insom­nio han sido los sín­tomas más evi­dentes en los jóvenes. El mane­jo de las emo­ciones ayu­da a las per­sonas a diri­gir sus energías hacia un mane­jo más ade­cua­do de su entorno y según Lozano et al (2020), los estu­di­antes que se han mostra­do más resilientes se han vis­to menos impacta­do por el con­fi­namien­to y todas las reper­cu­siones de este. Así como los estu­dios indi­can el impacto may­or en el género femeni­no frente a esta situación, un estu­dio en difer­entes hos­pi­tales de Cuba (Pérez et al, 2020) mostró que la may­oría de los estu­di­antes de med­i­c­i­na que real­iz­a­ban sus activi­dades de apren­diza­jes en estos, no man­i­fes­taron may­ores alteraciones, debido según los inves­ti­gadores a que, un fun­cionamien­to moti­va­do en la tarea y el afrontamien­to cen­tra­do en la emo­ción favorecieron sus respues­tas de salud mental.

Todos los estu­dios revisa­dos con­cluyen que es impre­scindible en los espa­cios educa­tivos uni­ver­si­tar­ios, desar­rol­lar estrate­gias que per­mi­tan medi­ar la influ­en­cia de los múlti­ples ries­gos a que esta población se enfrenta.

Iden­ti­ficar des­de los pro­pios suje­tos las for­t­alezas pre­sentes, tan­to per­son­ales y del entorno, y pon­er­las en acción, puede reducir el ries­go académi­co a nive­les manejables.

Impor­tará para esta inves­ti­gación, cono­cer las for­t­alezas y debil­i­dades, de estu­di­antes de algu­nas uni­ver­si­dades de Méx­i­co, Cos­ta Rica, Colom­bia, Perú y Chile, durante el perío­do 2022–2023, y apor­tar des­de sus resul­ta­dos a insta­lar o reforzar pro­gra­mas en estas insti­tu­ciones de soporte a los y las estudiantes.

Objetivo General:
  • Analizar el per­fil de Resilien­cia, de una mues­tra de uni­ver­si­tar­ios de Méx­i­co, Cos­ta Rica, Colom­bia, Perú y Chile, eval­u­a­dos a través de la apli­cación de la Escala SV-RES, durante el perío­do 2022 – 2023.
Objetivos específicos:
  • Describir el niv­el de resilien­cia de la mues­tra de los 5 países.
  • Describir el per­fil de resilien­cia de la mues­tra de los 5 países.
  • Com­parar tan­to el niv­el como el per­fil de resilien­cia de la mues­tra de los 5 países.
Metodología:

Para el pre­sente estu­dio, se uti­lizó una metodología cuan­ti­ta­ti­va de recolec­ción de datos a través de la apli­cación de la Escala SV-RES, (vál­i­da y con­fi­ables para esta mues­tra) para acced­er a las vari­ables de interés, a saber: iden­ti­dad, autonomía, sat­is­fac­ción, prag­ma­tismo, vín­cu­los afec­tivos, redes pre­sentes, mod­e­los, metas, afec­tivi­dad, autoefi­ca­cia, apren­diza­je, generatividad.

El méto­do fue cuan­ti­ta­ti­vo, descrip­ti­vo com­par­a­ti­vo, de fuente pri­maria y trans­ver­sal, uti­lizan­do la infor­ma­ción recogi­da a través de 1 instru­men­tos, tipo encues­ta, que fue admin­istra­do vía vir­tu­al. El instru­men­to fue anón­i­mo y la par­tic­i­pación de los suje­tos fue vol­un­taria. Se admin­is­traron con­sen­timien­tos infor­ma­dos antes de la apli­cación de las encues­tas, tenien­do en cuen­ta que todos los suje­tos serán may­ores de edad.

La admin­is­tración del instru­men­to involu­cró 20 min­u­tos en total, y fueron con­tes­ta­dos por los suje­tos en el lugar y horario que les fuese más con­ve­nientes. Los suje­tos debían con­tes­tar en pan­talla (admin­is­tración vir­tu­al) y mar­car sus pref­er­en­cias. La admin­is­tración de la escala se llevó a cabo durante el segun­do semes­tre 2022.

El instru­men­to dirigi­do a eval­u­ar for­t­alezas y debil­i­dades fue la escala SV-RES (Saave­dra y Vil­lal­ta, 2008) que cuen­ta con una validez con­cur­rente de 0,76 (Pear­son) y una con­fi­a­bil­i­dad de 0,96 (Alfa de Cron­bach). Se tra­ta de un cues­tionario de 60 ítems, del tipo Escala Lik­ert, auto admin­istra­do y que cumple con ello la flex­i­bil­i­dad de ser apli­ca­do a dis­tan­cia de man­era virtual.

Para obten­er la mues­tra se real­izó una con­vo­ca­to­ria abier­ta a los estu­di­antes a través de redes sociales y con avi­sos en sus unidades académi­cas. La mues­tra total de estu­di­antes llegó a 3.860 suje­tos entre los 5 países.

Los análi­sis estadís­ti­cos que se emplearon, fueron estadís­ti­ca descrip­ti­va, con medi­das de ten­den­cia cen­tral, medi­das de dis­per­sión, análi­sis de var­i­an­za (ANOVA) de 2 fac­tores y con­struc­ción de grá­fi­cos con los resul­ta­dos. Para dichos análi­sis nos apoy­amos en el pro­gra­ma SPSS 25, jun­to a la asesoría metodológ­i­ca de una especialista.

Resultados:

Como se dijo con ante­ri­or­i­dad, la mues­tra fue de carác­ter vol­un­tario y abar­có a 3.860 estu­di­antes de los 5 país­es involucrados.

Tabla 1. Muestra definitiva:
Colom­bia 234
Cos­ta Rica 432
Méx­i­co 2.288
Perú 569
Chile 337
Total 3.860

El primer resul­ta­do obtenido fue el pun­ta­je total de la prue­ba, para deter­mi­nar el niv­el gen­er­al de resiliencia.

El pun­ta­je mín­i­mo para la escala SV-RES es de 60 pun­tos, en tan­to el pun­ta­je máx­i­mo es de 300 puntos.

Tabla 2. Puntajes promedio de resiliencia por países.
N Media de puntaje Pun­ta­je
Per­centil
Colom­bia 234 255,12 47
Cos­ta Rica 432 264,43 61
Méx­i­co 2288 253,31 47
Perú 569 243,44 35
Chile 337 251,82 45
Total 3860 253,08 47

De este modo los 5 país­es se ubi­can en el niv­el de resilien­cia prome­dio, según lo indi­ca la escala SV-RES.

Al dividir los resul­ta­dos en resilien­cia en tres cat­e­gorías, a saber, alta (sobre per­centil 75), media (entre per­centil 25 y 74) y baja (de per­centil 24 hacia aba­jo), obten­emos los sigu­ientes resul­ta­dos por país:

Tabla 3. Frecuencia de sujetos por niveles de resiliencia en cada país.
País Alta

resilien­cia

Media

resilien­cia

Baja

resilien­cia

Chile (337) 102 (30,2%) 151 (44,8%) 84 (24,9%)
Colom­bia (234) 62 (26,4%) 122 (52,1%) 50 (21,3%)
Cos­ta rica (432) 181 (41,8%) 190 (43,9%) 61 (14,1%)
Méx­i­co (2288) 720 (31,4%) 929 (40,6%) 639 (27,9%)
Perú (569) 105 (18,4%) 261 (45,8%) 203 (35,6%)
TOTALES (3.860) 1.170 (30,31%) 1.653 (42,82%) 1.037 (26,86%)

Como se apre­cia en la tabla ante­ri­or, prác­ti­ca­mente se da una dis­tribu­ción nor­mal en la mues­tra total, con­cen­tran­do un 42,8% en la cat­e­goría de resilien­cia media. Desta­ca Cos­ta Rica con el may­or por­centa­je de resilien­cia alta, lle­gan­do al 41,8%. En tan­to Perú sólo lle­ga al 18,4% en esta mis­ma cat­e­goría. Si vemos la resilien­cia baja, Cos­ta Rica pre­sen­ta sólo un 14,1% en este ran­go y por su parte Perú con­cen­tra un 35,6% en esta cat­e­goría. Tan­to Colom­bia, Méx­i­co y Chile, describen una dis­tribu­ción pare­ci­da a la de la mues­tra total, obte­nien­do sus may­ores por­centa­jes en resilien­cia media. Sólo se apre­cia­ron difer­en­cias estadís­ti­ca­mente sig­ni­fica­ti­vas en el grupo de Cos­ta Rica com­para­do con el resto de país­es, a favor de Cos­ta Rica. Por su parte Perú al ser com­para­do con los otros país­es pre­sen­ta una difer­en­cia estadís­ti­ca­mente sig­ni­fica­ti­va, a favor del resto de países.

Comparación de perfiles:

Como se señaló ante­ri­or­mente, la Escala SV-RES, desagre­ga los resul­ta­dos en 12 dimen­siones, de las cuales desta­camos las más altas y bajas, en los difer­entes país­es encuestados.

Tabla 4. Dimensiones altas de resiliencia por país
País Dimen­siones altas
Chile mod­e­los, redes, metas, gen­er­a­tivi­dad
Colom­bia gen­er­a­tivi­dad, metas, modelos
Cos­ta rica iden­ti­dad, gen­er­a­tivi­dad, prag­ma­tismo
Méx­i­co mod­e­los, metas, gen­er­a­tivi­dad
Perú mod­e­los, gen­er­a­tivi­dad, aprendizaje
Tabla 5. Dimensiones bajas de resiliencia por país.
País Dimen­siones bajas
Chile afec­tivi­dad, autonomía, vínculos
Colom­bia afec­tivi­dad, vín­cu­los, autonomía
Cos­ta rica afec­tivi­dad, vín­cu­los, autonomía
Méx­i­co afec­tivi­dad, sat­is­fac­ción, vínculos
Perú afec­tivi­dad, vín­cu­los, satisfacción

Una dimen­sión alta en los 5 país­es resul­ta ser la “gen­er­a­tivi­dad” que se refiere a: la capaci­dad de crear respues­tas alter­na­ti­vas frente a los prob­le­mas, con­stru­ir respues­tas y plan­i­ficar la acción (Saave­dra y Cas­tro, 2009). En segun­do tér­mi­no, aparece “mod­e­los” que se define como: per­sonas y situa­ciones que sir­ven de guía al suje­to para enfrentar sus prob­le­mas. Expe­ri­en­cias ante­ri­ores que sir­ven de ref­er­ente frente a la res­olu­ción de prob­le­mas (Saave­dra y Cas­tro, 2009). Lo ante­ri­or nos indi­caría que estos estu­di­antes son capaces de con­stru­ir respues­ta resilientes alter­na­ti­va frente a las difi­cul­tades, ocu­pan­do per­sonas o situa­ciones guías, ben­efi­cián­dose de los mod­e­los disponibles en su entorno.

La dimen­sión “afec­tivi­dad” aparece baja en los 5 país­es encues­ta­dos, lo que indi­caría que está área está clara­mente más afec­ta­da y dis­minui­da luego de la pan­demia. La afec­tivi­dad se refiere a: auto reconocimien­to de la vida emo­cional del suje­to, val­o­ración de lo emo­cional, car­ac­terís­ti­cas per­son­ales en torno a la vida emo­cional. Tono emo­cional, humor, empatía (Saave­dra y Cas­tro, 2009). Por su parte los “vín­cu­los” tam­bién apare­cen dis­minui­dos en los 5 país­es y se refieren a: condi­ciones estruc­turales que sir­ven de base para la for­ma­ción de la per­son­al­i­dad. Rela­ciones vin­cu­lares, apego. Sis­tema de creen­cias (Saave­dra y Cas­tro, 2009). Podemos ver como el área emo­cional se ha vis­to fuerte­mente afec­ta­da luego de la expe­ri­en­cia de pan­demia y confinamiento.

Conclusión

Luego de obten­er las respues­tas de estos estu­di­antes de los cin­co país­es, podemos con­cluir que todos se ubi­can en el ran­go de resilien­cia inter­me­dia, por tan­to, podemos afir­mar que a pesar de los estra­gos provo­ca­dos por la pan­demia y en espe­cial por el con­fi­namien­to, estos jóvenes aún tienen her­ramien­tas para enfrentar las adversidades.

Lla­ma la aten­ción que Cos­ta Rica obten­ga resul­ta­dos sig­ni­fica­ti­va­mente supe­ri­ores a los otros cua­tro país­es, tenien­do como hipóte­sis la cal­i­dad de vida auto percibi­da por su población, lo que segu­ra­mente impacta pos­i­ti­va­mente en la auto esti­ma de sus estudiantes.

Por el con­trario, los bajos pun­ta­jes obtenido en la mues­tra peru­a­na, podrían expli­carse a través de una sen­sación de inesta­bil­i­dad social percibi­da por la juven­tud de dicho país.

En torno al per­fil obtenido, la dimen­sión “Gen­er­a­tivi­dad” está pre­sente en las cin­co mues­tras con altos pun­ta­jes, lo que viene a resaltar que dichos suje­tos mantienen car­ac­terís­ti­cas cre­ati­vas y de búsque­da de alter­na­ti­vas de respues­ta frente a sus prob­le­mas. Del mis­mo modo en los cin­co país­es la dimen­sión más descen­di­da es la “Afec­tivi­dad”, indi­can­do con ello que el área más gol­pea­da por el con­fi­namien­to por pan­demia fue la vida emo­cional de estos estudiantes.

Lo ante­ri­or debe lla­marnos a crear inter­ven­ciones y pro­gra­mas que for­t­alez­can a nue­stros estu­di­antes en áreas más allá de lo cog­ni­ti­vo int­elec­tu­al y refuercen el área afec­ti­va, que al pare­cer en nue­stros plante­les ha esta­do en un segun­do plano.

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