EL CUIDADO DE SÍ Y LA PRÁCTICA DE LA PSICOLOGÍA DEL TRABAJO

Néstor Raúl Porras Velásquez 

Universidad Nacional de Colombia

Resumen

El obje­ti­vo prin­ci­pal de este doc­u­men­to es ini­ciar un camino de reflex­ión acer­ca del cuida­do de sí como prác­ti­ca éti­ca de trans­for­ma­ción de las rela­ciones del suje­to con el mun­do del tra­ba­jo des­de la per­spec­ti­va de Michel Fou­cault y señalar sus impli­ca­ciones tan­to en la sub­je­tivi­dad lab­o­ral como en la prác­ti­ca pro­fe­sion­al en psi­cología del tra­ba­jo y de las orga­ni­za­ciones en con­tex­to social, históri­co y económi­co de la sociedad del hiperconsumo.

Pal­abras clave: Psi­cología del tra­ba­jo, prác­ti­ca éti­ca, cuida­do de sí mis­mo y expe­ri­en­cia sub­je­ti­va de transformación.

Abstract

The main objec­tive of this doc­u­ment is to begin a path of reflec­tion about self-care as an eth­i­cal prac­tice of trans­form­ing the sub­jec­t’s rela­tions with the world of work from the per­spec­tive of Michel Fou­cault and to point out its impli­ca­tions both in labor sub­jec­tiv­i­ty and in the Pro­fes­sion­al prac­tice in work and orga­ni­za­tion­al psy­chol­o­gy in the social, his­tor­i­cal and eco­nom­ic con­text of the hyper­con­sump­tion society.

Key­words: Work psy­chol­o­gy, eth­i­cal prac­tice, self-care and sub­jec­tive expe­ri­ence of transformation.

Introducción

La prác­ti­ca pro­fe­sion­al en psi­cología del tra­ba­jo y de las orga­ni­za­ciones ha esta­do históri­ca­mente enmar­ca­da en los parámet­ros del dis­cur­so cap­i­tal­ista y en la ver­sión políti­co-económi­ca, del neolib­er­al­is­mo del libre mer­ca­do e hiper­con­sumo (Por­ras Velásquez, 2024, 2024a, 2024e). En este con­tex­to históri­co surge, al ini­cio, la inqui­etud por el suje­to del tra­ba­jo, la sub­je­tivi­dad lab­o­ral y el pro­ce­so de sub­je­ti­vación de los y las tra­ba­jado­ras en un mun­do gob­er­na­do por las prác­ti­cas de gestión del cap­i­tal humano ori­en­tadas y sus­ten­tadas prin­ci­pal­mente por el saber-poder dis­ci­pli­nario de la economía de mer­ca­do, el man­age­ment y la psi­cología de las orga­ni­za­ciones pro­duc­ti­vas. Tam­bién surge la inqui­etud por el tipo de pro­fe­sion­al de la psi­cología en que nos hemos con­ver­tido. En pal­abras de Fou­cault, ¿cómo hemos lle­ga­do a ser lo que somos hoy?, ¿por qué hace­mos lo que hace­mos? y, sobre todo ¿hay otros mod­os alter­na­tivos de ser psicólogos(as) del tra­ba­jo y de las orga­ni­za­ciones, en los tiem­pos actuales? En uno de sus cur­sos Fou­cault (2011), afir­mó: “cada vez estoy más intere­sa­do en la inter­ac­ción entre uno mis­mo y los demás, así como en las teorías de dom­i­nación indi­vid­ual, la his­to­ria del modo en que un indi­vid­uo actúa sobre sí mis­mo”. En sín­te­sis, Fou­cault (2011), con­figu­ra una estéti­ca de la exis­ten­cia que invi­ta al indi­vid­uo a prob­lema­ti­zar la relación con­si­go mis­mo y a usar “téc­ni­cas” para trans­for­mar la propia exis­ten­cia en una obra de arte.

Una reflexión inicial sobre el ejercicio de la profesión de psicólogo(a)

De acuer­do con mi expe­ri­en­cia, la prác­ti­ca pro­fe­sion­al impli­ca una expe­ri­en­cia sub­je­ti­va de trans­for­ma­ción que afec­ta la relación que el suje­to de la psi­cología establece con los otros, con el mun­do y fun­da­men­tal­mente con sí mis­mo. Por esta razón, la reflex­ión sobre el ejer­ci­cio de la pro­fe­sión de psicólogo(a) ocu­pa un lugar, cada vez más impor­tante en la for­ma­ción de estos pro­fe­sion­ales ya que dicha reflex­ión pro­por­ciona ele­men­tos de juicio para la toma de deci­siones, nos ayu­da a definir val­ores, acti­tudes y bue­nas prác­ti­cas para lograr una con­tribu­ción sig­ni­fica­ti­va en el desar­rol­lo y for­t­alec­imien­to de los lazos sociales en las orga­ni­za­ciones impactadas por el que­hac­er pro­fe­sion­al de los y las psicólo­gas (Por­ras Velásquez, 2022, 2022a, 2024c, 2024d).

Aho­ra bien, si sabe­mos que la prác­ti­ca pro­fe­sion­al es parte del com­po­nente de for­ma­ción dis­ci­pli­nar del plan de estu­dios de la car­rera de psi­cología en todo el mun­do y, que esa prác­ti­ca impli­ca la reflex­ión per­ma­nente sobre el hac­er, inm­er­sa en un mar­co epis­te­mológi­co, metodológi­co y éti­co, coher­ente con el per­fil pro­fe­sion­al que se desea for­mar. Si, además, asum­i­mos que la éti­ca es la reflex­ión críti­ca sobre el com­por­tamien­to y los val­ores humanos que nos per­miten estable­cer parámet­ros legí­ti­mos que nos ayu­den en la toma de deci­siones per­son­ales y que la éti­ca apli­ca­da con­siste en el análi­sis críti­co de las dis­tin­tas activi­dades humanas con el fin de ayu­dar a los pro­fe­sion­ales a lograr la exce­len­cia en el ejer­ci­cio de su pro­fe­sión (Martín, Apari­cio & Jarne, 2023). En este con­tex­to de inter­ac­ción social, la inqui­etud de sí como prác­ti­ca éti­ca del cuida­do de sí mis­mo y de los otros, es un com­po­nente fun­da­men­tal en la prác­ti­ca pro­fe­sion­al de la psi­cología del tra­ba­jo en la actu­al­i­dad (Por­ras Velásquez, 2023b, 2023c).

La éti­ca, para Fou­cault, es una prác­ti­ca de la lib­er­tad for­ma­da medi­ante la reflex­ión y la resisten­cia. En este sen­ti­do, este autor nos invi­ta a pen­sar la éti­ca como una relación con uno mis­mo y con los demás. Por esta razón, la prop­ues­ta de una éti­ca de la exis­ten­cia en Michel Fou­cault hace ref­er­en­cia a un pro­ce­so de sub­je­ti­vación que se opone a los mecan­is­mos de suje­ción en occi­dente. Además, una de las razones por la que Michel Fou­cault enfa­ti­zo su interés en la inves­ti­gación por el tra­ba­jo éti­co, fue entonces, com­pren­der cómo los seres humanos se con­vierten libre­mente en suje­tos morales de su propia con­duc­ta a través de téc­ni­cas o prác­ti­cas de auto­con­trol y autodisciplina.

De acuer­do con la lec­tura de Man­cil­la Muñoz (2021), la éti­ca impli­ca el tra­ba­jo inten­cional de un indi­vid­uo sobre sí mis­mo para some­terse a un con­jun­to de recomen­da­ciones morales de con­duc­ta y, como resul­ta­do de esta activi­dad aut­o­for­ma­ti­va o “sub­je­ti­vación”, es que con­sti­tuye su pro­pio ser moral y que debe garan­ti­zar la propia suje­ción a una autori­dad moral y trans­for­marse en un agente éti­co autónomo.

Según Man­cil­la Muñoz (2021), Fou­cault intro­duce los tér­mi­nos nor­mal­ización y tec­nología dis­ci­pli­nar­ia para mostrar cómo se pro­ducen los suje­tos. E insiste en que, para Fou­cault, el auto­conocimien­to está vin­cu­la­do al ejer­ci­cio del poder, pero más pro­fun­da­mente mues­tra que la expre­sión “conócete a ti mis­mo” entraña el “cuida­do de sí” (epiméleia heau­toû), es decir, “una man­era de estar en el mun­do, una mira­da aten­ta de afuera hacia aden­tro, un con­jun­to de acciones trans­for­mado­ras, un cor­pus que define la sub­je­tivi­dad” (Fou­cault, 2011).

Giral­do (2009), sostiene que la obra de Fou­cault, vista ret­ro­spec­ti­va­mente, gira alrede­dor del suje­to: el suje­to obje­ti­va­do por el saber y por el poder, y el suje­to en pro­ce­so de su propia sub­je­ti­vación. Esto impli­ca pen­sar el análi­sis del poder como acciones sobre acciones lo que per­mite mostrar cómo el suje­to puede actu­ar sobre sí y cam­biar la relación de sí con­si­go mis­mo. Para Giral­do, (2009), el suje­to no se con­sti­tuye de for­ma pasi­va en el some­timien­to a la nor­ma; lo hace acti­va­mente dan­do for­ma a su exis­ten­cia. Frente a un poder que inten­ta nor­malizar se hal­la la posi­bil­i­dad de darse for­ma a sí mis­mo: en lugar de dejarse gob­ernar, el suje­to se gob­ier­na a sí mis­mo. Para Fou­cault, es nece­sario pen­sar la éti­ca como una estéti­ca de la exis­ten­cia, de su lib­er­tad y de su capaci­dad de resisten­cia. En pocas pal­abras, cuidar de sí mis­mo requiere prác­ti­cas, téc­ni­cas y dispositivos.

El cuidado de sí

No hay una man­era úni­ca de referirse a este pro­ce­so de trans­for­ma­ción sub­je­ti­va, ya que se puede encon­trar en dis­tin­tos tex­tos filosó­fi­cos una serie de con­cep­tos tales como: “ocu­parse de sí mis­mo”, “pre­ocu­parse por uno mis­mo”, “cuidar de sí”, “reti­rarse hacia sí mis­mo”, “retro­traerse en sí mis­mo”, “com­plac­erse en sí mis­mo”, “no bus­car otra volup­tu­osi­dad que la que hay en uno mis­mo”, “per­manecer en com­pañía de sí mis­mo”, “ser ami­go de sí mis­mo”, “estar en sí mis­mo como una for­t­aleza”, “hac­erse dueño de sí”, “cuidarse”, “rendirse cul­to”, “rendirse dueño de sí”, “cono­cerse a sí mis­mo”. La cuestión del “conocimien­to de sí” como una “expe­ri­en­cia de sí mis­mo”, pasa por tres momen­tos históri­cos, pero no cam­bia en sus aspec­tos fundamentales.

El primer momen­to cor­re­sponde al, “cuidarse a sí”, o “pre­ocu­parse por uno mis­mo”, que expre­sa una acti­tud gen­er­al, una man­era de con­sid­er­ar las cosas, de estar en el mun­do, de realizar acciones, de ten­er rela­ciones con el próji­mo. En sín­te­sis, es una acti­tud con respec­to a sí mis­mo, con respec­to a los otros y al mun­do. Un segun­do momen­to, cor­re­sponde a una man­era par­tic­u­lar de prestar aten­ción a lo que se pien­sa, de realizar una mira­da sobre sí mis­mo y, sobre todo, lo que sucede en el pen­samien­to, hacien­do exten­si­ble la mira­da a lo que se escucha, a lo que se habla y tam­bién a lo que se escribe, por con­sti­tuir activi­dades fun­da­men­tales del pen­samien­to, ten­di­en­do un lazo per­cep­ti­ble con la prác­ti­ca y el ejer­ci­cio reflex­i­vo. El ter­cer momen­to des­igna una serie de acciones que uno ejerce sobre sí mis­mo, acciones por los cuales uno se hace car­go de sí mis­mo, se mod­i­fi­ca, se purifi­ca y se trans­for­ma, así se reg­is­tran una serie de ejer­ci­cios que se man­ten­drán durante largo tiem­po como las téc­ni­cas de med­itación, téc­ni­cas de mem­o­rización del pasa­do, téc­ni­ca de exa­m­en de con­cien­cia, téc­ni­ca de ver­i­fi­cación de las rep­re­senta­ciones a medi­da que se rep­re­sen­tan en la mente.

Aho­ra bien, ten­er una expe­ri­en­cia de sí, a par­tir del análi­sis de las prác­ti­cas filosó­fi­cas gre­co-romanas, que se tra­ducen en “ocu­parse de sí” y “cuidar de sí mis­mo”, impli­ca nece­sari­a­mente analizar la dimen­sión éti­co y políti­ca del cuida­do de sí, en relación con el cuida­do del otro. Por esta razón, es que podemos afir­mar que Fou­cault anal­iza el poder como una éti­ca del cuida­do de sí. Cuan­do des­cubre que el cuida­do de sí cor­re­sponde al auto­go­b­ier­no, y el auto­go­b­ier­no a la creación de sí mismo.

Conócete a ti mismo

En el libro Her­menéu­ti­ca del Suje­to, Michel Fou­cault (2011), nos intro­duce en el prob­le­ma de la relación suje­to y ver­dad, hacien­do un abor­da­je históri­co del desar­rol­lo de la relación entre estos dos ele­men­tos, toman­do como pun­to de par­ti­da la noción de “inqui­etud de sí mis­mo” (epiméleia heau­toû). Es decir, abor­da el hecho de ocu­parse de sí mis­mo como una prác­ti­ca éti­ca y un ejer­ci­cio de respon­s­abil­i­dad per­son­al y social que real­iz­a­ba en la vida cotid­i­ana el ciu­dadano de la antigua Gre­cia. Esta cuestión fue orig­i­nal­mente plantea­da a través del pre­cep­to inscrip­to en Delfos: el “Conócete a ti mis­mo” (gnothi seau­ton).

De acuer­do con el rela­to históri­co de Fou­cault (2001,2003), es a través de Sócrates que apare­cen los dos tér­mi­nos aso­ci­a­dos en la idea de “es pre­ciso que te cuides” (no igno­rarse). Esta acti­tud del cuida­do de sí es acep­ta­da por Sócrates quien se pre­sen­ta antes los demás ciu­dadanos como el deposi­tario del manda­to de los dios­es a inci­tar a los otros a la prác­ti­ca de ella. Esta acti­tud es lle­va­da a cabo por él, des­cuidan­do para ello sus intere­ses. La asume como su mis­ión. Como su esti­lo de vida. La tarea de Sócrates es inci­tar a sus con­ci­u­dadanos a “des­per­tar”, lo que gen­era un gran movimien­to social y políti­co. En pocas pal­abras, la epiméleia heau­toû, como fun­da­men­to del conócete a ti mis­mo, sería el prin­ci­pio fun­da­men­tal de la acti­tud filosó­fi­ca de la época.

Para algunos autores el may­or logro de Fou­cault es abor­dar el poder como una éti­ca del cuida­do de sí, pero esta no es nor­ma­ti­va e insti­tu­cional, sino sin­gu­lar y par­tic­u­lar, e invi­ta a los suje­tos a la creación de sí; es decir, a un auto­go­b­ier­no (Padil­la, Arcos y Tru­jil­lo, 2013). En este sen­ti­do, es nece­sario inda­gar sobre el sen­ti­do y el sig­nifi­ca­do de la expre­sión “cuida­do de sí” en el pen­samien­to de los filó­so­fos greco-romanos.

En sín­te­sis, podemos decir a par­tir de las inves­ti­ga­ciones históri­c­as de Fou­cault que hay tres aspec­tos fun­da­men­tales para ten­er en cuen­ta en la epiméleia heau­toû: a) Es una acti­tud (respec­to a sí mis­mo, los otros y el mun­do), b) Es una for­ma de mirar des­de el exte­ri­or hacia uno mis­mo, (prestar aten­ción a lo que sucede con el pen­samien­to), c) Impli­ca una serie de acciones sobre uno mis­mo, por las cuales la per­sona se hace car­go de sí, se mod­i­fi­ca, se purifi­ca y se trans­for­ma. Esta noción de epiméleia heau­toû es un fenó­meno impor­tante en la his­to­ria de las prác­ti­cas de la sub­je­tivi­dad y de la subjetivación.Ya que define un modo de ser, un modo de reflex­ionar y una acti­tud frente a la vida, que van des­de la cul­tura grie­ga has­ta el ascetismo cris­tiano (Novel­la, 2009).

De acuer­do con Fou­cault (2005), si lla­mamos filosofía a la for­ma de pen­samien­to que se pre­gun­ta sobre qué es lo que hace que algo se con­sidere ver­dadero o fal­so (acce­so a la ver­dad), lla­maríamos espir­i­tu­al­i­dad a la asce­sis, las renun­cias, el con­jun­to de búsquedas, prác­ti­cas y expe­ri­en­cias, el pre­cio a pagar por el acce­so a la ver­dad. En este sen­ti­do, podemos decir que hay algo per­tur­bador en la inqui­etud de sí, que sig­nifi­ca todas las for­mas de estar para sí mis­mo (Pas­tor, 2009; Por­ras Velásquez, 2010, 2014).

El cuida­do de sí en los tres aspec­tos fun­da­men­tales señal­a­dos por Fou­cault, cor­re­spon­da a: 1. Es una acti­tud (respec­to a sí mis­mo, los otros y el mun­do). 2. Es una for­ma de mirar des­de el exte­ri­or hacia uno mis­mo, (prestar aten­ción a lo que sucede con el pen­samien­to). 3. Impli­ca una serie de acciones sobre uno mis­mo, por las cuales la per­sona se hace car­go de sí, se mod­i­fi­ca, se purifi­ca y se transforma.

La inquietud de sí 

De acuer­do con Vil­le­gas (2016), el suje­to con­tem­porá­neo ha olvi­da­do pre­gun­tar, pues el dis­cur­so cap­i­tal­ista se lo impi­de, al hac­er­le creer que los obje­tos que pro­duce son sufi­cientes para reme­di­ar todos los enig­mas y prob­le­mas de la exis­ten­cia. Según este autor, pre­gun­tarse, es algo que la may­oría de las per­sonas no hace. Pre­gun­tarse, es un acto que requiere valen­tía, por lo cual el suje­to cul­pa­ble, es decir, el cobarde moral, no se atreve a cues­tionar sus pro­pios par­a­dig­mas ni los de sus coetá­neos. Esto se pro­duce por una razón bas­tante sim­ple, a saber, que el indi­vid­uo teme, en primer lugar, pon­erse en con­flic­to con sus imper­a­tivos morales y, en segun­do lugar, quedar mal o en dis­pu­ta con sus seme­jantes. El malestar de las orga­ni­za­ciones, si bien posee una dimen­sión estruc­tur­al e inevitable, se pre­sen­ta tam­bién bajo las modal­i­dades disc­re­tas y par­tic­u­lares de la exclusión y de no reconocimien­to del otro (Vil­le­gas, 2016; Por­ras Velásquez, 2023, 2023a; Sala­man­ca Quiñones & Por­ras Velásquez, 2019, 2022).

De igual for­ma, en los ámbitos esco­lar y lab­o­ral, los suje­tos temen de for­ma imag­i­naría a los embat­es de su supe­ri­or, por lo cual evi­ta pre­gun­tarse o pen­sar. Es como si al indi­vid­uo le fuera dado sólo hac­er lo que el superyó le per­mite, como al niño con su padre o al sub­al­ter­no con su jefe. Por esta razón, en nue­stro con­tex­to social se priv­i­le­gia el actu­ar y se omite el pen­sar, por lo que tal dis­pos­i­ti­vo con­sti­tuye un modo de pro­ced­er seme­jante al que el cap­i­tal­is­mo espera de cada uno para com­er­cializar sus pro­duc­tos. Pen­sar, en esta direc­ción, es un obstácu­lo a la espon­tanei­dad y era ligereza requeri­das en el mun­do del con­sum­is­mo (Por­ras Velásquez & Par­ra D’aleman, 2017, 2018, 2018a, 2019, 2019a).

Para finalizar, con­sidero nece­sario plantear que la inqui­etud de sí como prác­ti­ca de la lib­er­tad per­son­al impli­ca asumir con Fou­cault que la lib­er­tad no es el respeto del espa­cio del otro, de sus domin­ios y de sus reglas de juego, sino que la lib­er­tad se pro­duce cuan­do el suje­to deja de ser suje­to suje­ta­do a la moral y pre­fiere enfrentarse con­si­go mis­mo, entrar en con­frontación con su propia his­to­ria. Cuan­do asume una posi­ción éti­ca respec­to a su deseo y devenir como suje­to del deber. En otras pal­abras, el indi­vid­uo que bus­ca dejar de ser suje­to, es éti­co porque bus­ca la lib­er­tad, con­stru­ir una expe­ri­en­cia inédi­ta, en donde deje de ser, deje de some­terse a las for­mas y fuerzas que no sean las que él mis­mo se impone. Por esta razón, el suje­to moral es suje­to al ade­cuarse a las nor­mas de saber y el suje­to éti­co no es suje­to cuan­do trasfor­mar esas nor­mas en nor­mas propias: pre­fiere su propia con­duc­ción a que lo con­duz­can (Por­ras Velásquez, 2016, 2017, 2024b).

Conclusiones

El des­per­tar de la inqui­etud de sí, des­de una psi­cología del tra­ba­jo debe lle­var a lib­er­ar el pen­samien­to del suje­to sobre sí mis­mo. En con­se­cuen­cia, es nece­sario cues­tionarnos de nue­vo como psicólogos(as) prac­ti­cantes de ese saber insti­tu­cional­iza­do, apren­di­do e inte­ri­or­iza­do y pro­ponemos una psi­cología del tra­ba­jo cer­cana a la psic­a­gogia de Fou­cault, que con­siste bási­ca­mente en “la trans­misión de una ver­dad que no tiene por fun­ción dotar a un suje­to de acti­tudes, de capaci­dades y de saberes, sino más bien de mod­i­ficar el modo de ser de ese suje­to”. (Fou­cault, 2004, p. 102).

Pen­sar la psi­cología no solo como una prác­ti­ca de resisten­cia iden­ti­taria sino como una prác­ti­ca de lib­eración de nosotros mis­mos. En este sen­ti­do, se puede afir­mar que somos más libres y más respon­s­ables de lo que real­mente quisiéramos saber. De acuer­do con lo plantea­do, no somos cul­pa­bles de la situación actu­al de la psi­cología, pero si somos respon­s­ables de la posi­ción del dis­cur­so psi­cológi­co en la expe­ri­en­cia cotid­i­ana del ser humano actu­al. (Por­ras Velásquez, 2018, 2020; Gar­cía Rivera & Por­ras Velásquez, 2019).

Este pro­ce­so de trans­for­ma­ción sub­je­ti­va por medio de un análi­sis del tra­ba­jo real­iza­do sobre sí mis­mo, impli­ca una acción de los suje­tos no sólo en su activi­dad pro­duc­ti­va, sino tam­bién en relación con los otros, con el mun­do y con­si­go mis­mo (Por­ras Velásquez, 2024e).

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