¿Y…? PONENCIA DE CIERRE

José Luís González Fernández

Universidad Autónoma Metropolitana, México.
Círculo psicoanalítico mexicano.

Resumen

En el cierre del VI Encuen­tro Lati­noamer­i­cano de Psi­coanal­is­tas y Psicól­o­gos Marx­is­tas, el Dr. José Luís González Fer­nán­dez, del Cír­cu­lo Psi­coanalíti­co Mex­i­cano, pre­sen­tó sus ideas sobre el Encuen­tro. Una mira­da sagaz, críti­ca y com­pro­meti­da se trasluce en el tex­to. Una ven­tana abier­ta para entrar a la his­to­ria de la más larga y pro­fun­da con­ver­sación entre psi­coanal­is­tas y psicól­o­gos marx­is­tas en un país socialista.

Pal­abras clave: psi­coanáli­sis, psi­cología marx­ista, diálogos

Abstract

At the clos­ing of the VI Latin Amer­i­can Meet­ing of Marx­ist Psy­cho­an­a­lysts and Psy­chol­o­gists, Dr. José Luís González Fer­nán­dez, of the Mex­i­can Psy­cho­an­a­lyt­ic Cir­cle, pre­sent­ed his thoughts on the Meet­ing. A shrewd, crit­i­cal, and com­mit­ted per­spec­tive emerges in the text. It offers a win­dow into the his­to­ry of the longest and most pro­found con­ver­sa­tion between Marx­ist psy­cho­an­a­lysts and psy­chol­o­gists in a social­ist country.

Key­words: psy­cho­analy­sis, Marx­ist psy­chol­o­gy, dialogues

Hac­er una sín­te­sis de un encuen­tro en una ple­nar­ia de cierre no es algo sen­cil­lo, aún menos cuan­do se tra­ta de un encuen­tro como el nue­stro, donde las simil­i­tudes y difer­en­cias con­cep­tuales sobre la mate­ria se frat­er­nizan o con­trapo­nen, donde psi­coanal­is­tas y psicól­o­gos marx­is­tas en muchas oca­siones con­vivi­mos, pero en otras pro­tag­on­i­zamos un encuen­tro que más se ase­me­ja a uno de “astrónomos y pale­on­tól­o­gos”. Para poder enten­der un encuen­tro de esta nat­u­raleza siem­pre una revisión históri­ca, aunque breve, pone orden en las ideas.

Hay una enorme coin­ci­den­cia entre nosotros, este grupo de psi­coanal­is­tas y los psicól­o­gos marx­is­tas, y reit­ero “este” grupo de psi­coanal­is­tas, porque no todos los psi­coanal­is­tas pien­san y tra­ba­jan igual. Los psi­coanal­is­tas tomamos en cuen­ta, siem­pre a par­tir de la escucha, la his­to­ria del suje­to apelam­os en nues­tras inter­ven­ciones en cier­to sen­ti­do a ella, con la obligación de evi­tar esque­ma­tismos, for­mu­las dadas, de una man­era que podríamos lla­mar más estruc­tur­al y, des­de luego, “analíti­ca”. No debe­mos de sor­pren­der­nos entonces cuan­do los planteamien­tos de otras dis­ci­plinas que abor­dan al suje­to y lo social, en par­tic­u­lar, los de la psi­cología marx­ista, incluyen un largo recor­ri­do históri­co, es decir, la “his­tor­ización” no es un pun­to de des­en­cuen­tro entre nosotros. El prob­le­ma surge cuan­do el suje­to en cuestión luego de haber anal­iza­do las difer­entes nov­e­las y condi­ciones de su his­to­ria nos dice a ambos pro­fe­sion­ales ¿..y aho­ra?. A ese ¿…y aho­ra?, lacóni­co, inquis­i­ti­vo, deman­dante, etc., los psi­coanal­is­tas sólo podemos respon­der­le con el silen­cio o quizá con otro ¿…y. Lo que no hace­mos es apelar a un orden social o a una moral o ide­ología deter­mi­na­da para “cor­re­gir” el rum­bo, de hac­er­lo incur­riríamos de lleno en el orden del “adapta­cionis­mo”, y des­de luego, no estaríamos reunidos aquí hoy. Lo mis­mo ocurre con las otras dis­ci­plinas. His­to­ri­amos sí, y quizá nos vamos del 18 Bru­mario al últi­mo min­u­to del últi­mo día del año de Carl Sagan, ¿…y.

La respues­ta de este prob­le­ma está den­tro de las elab­o­ra­ciones teóri­c­as de cada una de nues­tras “dis­ci­plinas”. (¿Se me está ocur­rien­do que quizá lo que deba pro­pon­er aho­ra es que alguno de los próx­i­mos encuen­tros de psi­coanal­is­tas y psicól­o­gos marx­is­tas lleve como títu­lo “¿…y”).

Pero volvien­do a la his­to­ria de estos encuen­tros, son var­ios los momen­tos fun­da­men­tales que a mi juicio debo señalar y de una man­era muy somera ya que Arman­do Bauleo, Juan Car­los Vol­novich y demás com­pañeros en varias oca­siones han hecho men­ción de ello.

El primero, cuan­do los tra­ba­jos de Marie Langer entre otros, facil­i­taron el camino para que estos encuen­tros tuvier­an lugar. El segun­do, cuan­do ya ini­ci­a­dos los encuen­tros se reconoce la exis­ten­cia del Incon­sciente, al menos dinámi­co. Un ter­cero, frente al hecho de que pueden coex­i­s­tir psi­coanal­is­tas y marx­is­tas, no sólo en la teoría, sino tam­bién en el hecho de que ser psi­coanal­ista no impi­de poder ser marx­ista, aunque vál­gase el juego de pal­abras, y con­ce­di­en­do una supues­ta denom­i­nación de ori­gen a los cubanos, quizá aún no exis­tan marx­is­tas-psi­coanal­is­tas. El cuar­to, y no en un orden nece­sari­a­mente cronológi­co, con­sis­tió en que pudi­mos vencer el miedo al mutuo cues­tion­amien­to y al aba­timien­to en gran medi­da de las pos­turas dog­máti­cas y/o pseudo­cien­tí­fi­cas que en ambos casos nos ante­cedían. El quin­to momen­to cor­re­sponde a este encuen­tro; ¿…y?, Creo que habre­mos de reelaborarlo.

En este encuen­tro muchos sen­ti­mos cier­ta desubi­cación; temas difu­sos, pal­abras y fras­es unas veces en apari­en­cia, pero otras veces total­mente descon­tex­tu­al­izadas. Pero si inten­ta­mos hac­er un análi­sis gen­er­al quizás encon­traremos que pre­dom­ina­ba la inqui­etud surgi­da a raíz de la actu­al situación en Cuba y de su Perío­do espe­cial. Quiero inten­tar­lo pero no puedo pon­er­lo en pal­abras; mi impre­sión, lo que tuve opor­tu­nidad de sen­tir (y esta­mos de lleno en lo sub­je­ti­vo), fue un cli­ma donde la emo­ción, la angus­tia, la sub­je­tivi­dad, esta­ban pre­sentes en cada una de las par­tic­i­pa­ciones frente a un pro­ce­so socio-económi­co de actualidad.

Esta situación me da a pen­sar que tra­ba­jamos con sub­je­tivi­dad y pro­ce­sos históri­cos, los obje­tivos del encuen­tro se cumpli­eron entonces; el tra­ba­jo de reelab­o­ración ven­drá después.

Quizá podría agre­gar que, para momen­tos como éste, si quer­e­mos com­pren­der los val­ores social­is­tas, requerire­mos de la con­struc­ción de un nue­vo espa­cio de dis­cur­so que pue­da revis­ar el fun­cionamien­to de esta sociedad a todos sus nive­les y en el que todos los ciu­dadanos puedan encon­trarse a sí mis­mos. En mi opinión, encuen­tros como éste con­tribuyen a la con­struc­ción de ese nue­vo espacio.

El estu­dio de lo sub­je­ti­vo y los pro­ce­sos históri­cos adquiere un val­or fun­da­men­tal hoy en día. No podemos ver el ser humano sin adver­tir que sus “debil­i­dades” no nece­sari­a­mente con­sti­tuyen una clau­di­cación ide­ológ­i­ca o un aban­dono de prin­ci­p­ios. Hoy más que nun­ca, frente a la real­i­dad de un Perío­do espe­cial en Cuba, de pobreza en las Améri­c­as y tam­bién frente a la real­i­dad políti­ca que todos enfrenta­mos a niv­el glob­al, ten­emos que darnos cuen­ta de que el deseo y la deman­da no siem­pre han de estar del lado de la moral, sea esta rev­olu­cionar­ia, sino en muchas oca­siones de la sobre­viven­cia de lo que aquí diríamos “lo psíquico”, pero tam­bién del pro­pio suje­to y su entorno (la frus­tración puede rebasar la con­cien­cia, de esta man­era no es rev­olu­cionar­ia ya que apun­ta a la regresión).

Voy a plati­car­les algo que ape­nas ayer Juan Car­los Vol­novich nos con­ta­ba: decía que cuan­do a cier­ta per­sona le pre­gun­tó si pens­a­ba en via­jar a Cuba, éste le dijo “no, no, que tris­teza, ¡lo que está pasan­do en Cuba!”, “¿y a donde pien­sa via­jar entonces?” –le decía su interlocutor–“¡a Jamaica!” con­testó. Claro, pero “la trage­dia”, la ver­dadera trage­dia rad­i­ca en lo que el mun­do espera de ella, lo que esper­an de Cuba todos aque­l­los infar­ta­dos que como los del Par­tido Comu­nista Ital­iano men­ciona­dos por Bauleo en la mesa de aper­tu­ra, ven en Cuba la últi­ma vela de esper­an­za para un mun­do mejor, o dicho en otras pal­abras, el últi­mo bastión del social­is­mo. Trage­dia porque la respon­s­abil­i­dad que se le asigna es enorme. Tan­to a diri­gentes nacionales como inter­na­cionales, así como has­ta el últi­mo de los sim­pa­ti­zantes les ped­i­mos a gri­tos for­t­aleza y no-clau­di­cación, ped­i­mos súper-rev­olu­cionar­ios, super­hom­bres, súper mujeres, súper niños, hom­bres y mujeres de acero, que obje­tiv­en e his­to­ri­asen has­ta lo sub­je­ti­vo en un momen­to históri­co como éste, y el psi­coanáli­sis puede en este caso ir de la mano de la psi­cología marx­ista. En cada cubano recae entonces un peso enorme sobre sus espal­das, donde cualquier debil­i­dad, deseo, necesi­dad e inclu­so deman­da es vista como una desviación que va en con­tra del con­cep­to de lo esto­ico y lo autén­ti­ca­mente revolucionario.

Con todo esto, no me da más que con­cluir, como aludía Manolo Calviño en su inter­ven­ción de aper­tu­ra con una metá­fo­ra a la cubana, y con el mis­mo sen­ti­do que él le dio al referirse al ago­b­io ante tan­ta “direc­triz” de los psi­coanal­is­tas: “Suelta mi bici­cle­ta para que apren­da a andar”, pero habría que agre­gar entonces una a la mex­i­cana: “…y ya no me ayudes, compadre”.

Feli­ci­dades a todos los par­tic­i­pantes y que estos encuen­tros sigan vivos por mucho tiempo.

Muchas Gra­cias

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