PREVALENCIA Y CARACTERÍSTICAS DE LA DEPRESIÓN EN ESTUDIANTES DE ENFERMERÍA DE LA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE GUERRERO, MÉXICO

Alicia Morales Iturio
Katia María Pérez Pacheco

Universidad Autónoma de Guerrero, México.

Nivia Esther Alum Dopico

Universidad de Pinar del Río, Cuba

INTRODUCCIÓN

Según la Orga­ni­zación Mundi­al de la Salud, la depre­sión afec­ta a un 3,8% de la población total, sien­do un 5% de adul­tos y un 5,7% de adul­tos may­ores por lo tan­to, es con­sid­er­a­da uno de los trastornos men­tales más comunes y graves en tér­mi­nos de salud públi­ca, ya que afec­ta a mil­lones de per­sonas en todo el mun­do, tan­to así que se esti­ma que 1 de cada 4 per­sonas desar­rol­lará algún tipo de enfer­medad men­tal durante su vida. (Cusme, 2023).

Por otro lado, de acuer­do con cifras de la Orga­ni­zación Panamer­i­cana de la Salud se esti­ma que alrede­dor de 50 mil­lones de per­sonas en la región de las Améri­c­as viv­en con depresión.

En el ámbito educa­ti­vo se han real­iza­do diver­sos estu­dios de salud men­tal que bus­can explicar la posi­ble relación entre la inteligen­cia emo­cional y alteraciones en el esta­do de áni­mo, encon­tran­do una alta cor­relación entre man­i­festa­ciones de ansiedad y depre­sión, y una autop­er­cep­ción emo­cional neg­a­ti­va de estu­di­antes en com­para­ción a la población gen­er­al (Azzam et al., 2007; Bar­raza et al., 2015; Del­ga­do-Gómez et al, (2019); Gómez-Romero et al., 2018).

Lo ante­ri­or indi­caría una falen­cia de recur­sos emo­cionales para afrontar ade­cuada­mente situa­ciones estre­santes aso­ci­adas a las exi­gen­cias académi­cas, así como a nuevas respon­s­abil­i­dades, pre­siones famil­iares, económi­cas, sociales y cam­bios físi­cos, psi­cológi­cos, cul­tur­ales y cog­ni­tivos pro­pios de las eta­pas de ado­les­cen­cia tardía y adul­tez tem­prana en las que se encuen­tran, que, al inter­ac­tu­ar con fac­tores pre­dispo­nentes a patologías como la ansiedad y la depre­sión (antecedentes famil­iares, elec­ción de pare­ja, cam­bios de res­i­den­cia, enfer­medad propia o de algún famil­iar, mat­ri­mo­nio, embara­zo, ini­cio o per­di­da lab­o­ral, muerte de un ser queri­do, etc.) gener­arían como con­se­cuen­cia un dete­ri­oro glob­al de la salud men­tal del estudiante.

Otros estu­dios, como los real­iza­dos por Agude­lo et al. (2009) repor­taron una alta cor­relación para depre­sión en jóvenes uni­ver­si­tar­ios, en aso­ciación con fac­tores de ries­go como con­sumo de alco­hol y sus­tan­cias psi­coac­ti­vas, rup­tura de relación afec­ti­va, per­di­da de un semes­tre académi­co, nive­les bajos de sat­is­fac­ción y de sen­ti­do de vida y pobre con­trol emocional.

La salud men­tal de los estu­di­antes uni­ver­si­tar­ios ha sido recono­ci­da en el ámbito mundi­al como un tema pri­or­i­tario, debido al cre­ciente impacto de trastornos como la depre­sión, ansiedad, estrés cróni­co y ago­tamien­to emo­cional en su bien­es­tar psi­cológi­co y rendimien­to académico.

Estos prob­le­mas han alcan­za­do pro­por­ciones pre­ocu­pantes en las últi­mas décadas, espe­cial­mente en car­reras con alta car­ga emo­cional, como Enfer­mería, debido a las exi­gentes prác­ti­cas clíni­cas, la pre­sión académi­ca y el con­tac­to con­stante con situa­ciones de sufrim­ien­to humano (Quesada‑Puga et al., 2024).

Según Oroz­co-Vásquez et al. (2019) en la actu­al­i­dad fac­tores como la glob­al­ización, la com­pet­i­tivi­dad en el mer­ca­do, las difer­entes for­mas de con­trat­ación lab­o­ral, el aumen­to de la pro­duc­tivi­dad y la inse­guri­dad en el puesto de tra­ba­jo han lle­va­do al dete­ri­oro de las condi­ciones lab­o­rales. Estos aspec­tos han inci­di­do prin­ci­pal­mente en los tra­ba­jadores del sec­tor salud como enfermeras(os) y médi­cos, quienes sue­len realizar tar­eas de may­or ries­go, con horar­ios más exten­sos y con una alta car­ga lab­o­ral, que los hace sus­cep­ti­bles al aumen­to de los nive­les de estrés, de ansiedad y depresión.

El que­hac­er diario del pro­fe­sion­al enfer­mero, es la gestión del cuida­do en los aspec­tos biop­si­coso­cial emo­cional del paciente, su famil­ia y la comu­nidad; desem­peño este que no debe de estar en con­tra­posi­ción con una cal­i­dad de vida salud­able, sin perder de vista que esta labor los colo­ca ante situa­ciones de estrés y alta vulnerabilidad.

En Améri­ca Lati­na, la evi­den­cia señala una preva­len­cia sig­ni­fica­ti­va de sín­tomas depre­sivos en estu­di­antes de Enfer­mería. Un metaanáli­sis glob­al infor­mó que el 34 % de estos estu­di­antes man­i­festa­ba sín­tomas depre­sivos, con tasas aún may­ores en regiones asiáti­cas (43 %) y más bajas en Europa (22 %).

En Brasil, un estu­dio mostró que el 19 % de los estu­di­antes de una insti­tu­ción públi­ca pre­senta­ba depre­sión mod­er­a­da a sev­era, vin­culán­dola con exi­gen­cias académi­cas especí­fi­cas y desplaza­mien­tos prolongados.

Según San­tos et al. (2023) en el mar­co for­ma­ti­vo, los estu­di­antes de niv­el supe­ri­or, hacien­do un énfa­sis en los estu­di­antes de las cien­cias de la salud, deben adquirir una serie de conocimien­tos, destrezas y acti­tudes para el cor­rec­to ejer­ci­cio de la pro­fe­sión lo que supone impor­tantes retos que pre­dispo­nen al desar­rol­lo de estrés académico.

Ase­gu­ran estos autores que, este últi­mo, es par­tic­u­lar­mente may­or en los estu­di­antes de las dis­ci­plinas san­i­tarias, sobre todo en los cur­santes de la car­rera de Enfer­mería dada su fre­cuente aprox­i­mación a situa­ciones estre­santes como el sufrim­ien­to y muerte de los pacientes. Esto ha sido vin­cu­la­do con graves afecta­ciones del esta­do de salud del estu­di­ante y de sus pro­ce­sos de aprendizaje.

Diver­sos tra­ba­jos han estu­di­a­do el estrés en estu­di­antes de enfer­mería y sus fac­tores rela­ciona­dos, iden­ti­f­i­can­do nive­les ele­va­dos de estrés, may­or­mente vin­cu­la­dos con las instan­cias de prác­ti­cas clíni­cas, con una alta preva­len­cia de reac­ciones físi­cas, con may­or afectación en las mujeres y en estu­di­antes de los primeros años del plan de estu­dios (Giai y Fran­co, 2019; Quil­iano y Quil­iano, 2020; Sal­vo et al., 2021), entre otros.

Otras inves­ti­ga­ciones han desar­rol­la­do el tema de la activi­dad para la salud físi­ca y emo­cional del per­son­al de enfer­mería en los últi­mos años: Oroz­co-Vásquez et al. (2019), Bazan et al. (2019), Bueno Fer­rán y Bar­ri­en­tos-Tri­go (2020), Pérez-González et al. (2020), Bar­reto-Osma y Salazar Blan­co (2021), Chávez et al. (2021), Del Valle Solórzano, (2021), Díaz Muñoz et al. (2021), Her­rera Moli­na et al. (2022) entre otros.

En estu­dios recientes Cruz-Caraba­jal et al. (2024) eval­u­aron el niv­el de estrés académi­co en los estu­di­antes de Enfer­mería e iden­ti­fi­caron las causas, man­i­festa­ciones y recur­sos de afrontamien­to en una uni­ver­si­dad públi­ca de Argenti­na y encon­traron que la may­oría de los encues­ta­dos pre­sen­taron un niv­el de estrés grave. Las reac­ciones ante el estrés se vin­cu­laron con las vari­ables edad, sexo, hijos y año del plan de estu­dios. Por lo que con­cluyen que se requiere dotar a los estu­di­antes de her­ramien­tas para hac­er frente al estrés.

Para analizar la depre­sión des­de una per­spec­ti­va académi­ca y clíni­ca, es nece­sario com­pren­der los con­cep­tos clave. La depre­sión es un trastorno men­tal car­ac­ter­i­za­do por tris­teza per­sis­tente, pér­di­da de interés, sen­timien­tos de cul­pa, baja autoes­ti­ma, alteraciones del sueño y apeti­to, fal­ta de con­cen­tración y, en casos severos, pen­samien­tos de muerte o sui­cidio. Este enfoque biop­si­coso­cial per­mite recono­cer tan­to los fac­tores inter­nos (psi­cológi­cos, biológi­cos) como exter­nos (famil­iares, académi­cos, ambientales).

En el con­tex­to uni­ver­si­tario, se desta­can tres dimen­siones principales:

1. Fac­tores académi­cos: alta exi­gen­cia cur­ric­u­lar, prác­ti­cas clíni­cas inten­sas, car­ga de estu­dio, eval­u­ación con­tin­ua y fal­ta de estrate­gias de estu­dio y mane­jo emo­cional (Quesada‑Puga et al., 2024)
2. Fac­tores psi­coso­ciales: pre­cariedad económi­ca, inesta­bil­i­dad famil­iar, fal­ta de redes de apoyo, estig­ma hacia la salud men­tal y difi­cul­tades para acced­er a ser­vi­cios de atención.
3. Fac­tores per­son­ales y de esti­lo de vida: hábitos de sueño, ejer­ci­cio físi­co, ali­mentación y uso de tec­nología, que han demostra­do cor­rela­cionarse con may­or sin­toma­tología depre­si­va (Batista de Fre­itas et al., 2023)

En Enfer­mería, la exposi­ción tem­prana al sufrim­ien­to, la fal­ta de preparación emo­cional para enfrentar­lo, y la respon­s­abil­i­dad de tomar deci­siones clíni­cas sen­si­bles incre­men­tan la vul­ner­a­bil­i­dad a la depresión.

En Méx­i­co, diver­sas inves­ti­ga­ciones han eval­u­a­do empatía, asertivi­dad, ansiedad y depre­sión en estu­di­antes del área de salud. Sin embar­go, la may­oría de estas se cen­tran en estu­di­antes de med­i­c­i­na. En con­se­cuen­cia, el conocimien­to acer­ca del com­por­tamien­to de estas vari­ables en estu­di­antes de enfer­mería es escaso.

Contexto institucional: UAGro

La UAGro es una uni­ver­si­dad públi­ca que atiende a estu­di­antes de diver­sos con­tex­tos socioe­conómi­cos, muchos prove­nientes de entornos con lim­ita­ciones de infraestruc­tura san­i­taria, educa­ti­va y emo­cional. Las y los estu­di­antes de Enfer­mería, al cur­sar tan­to teoría como prác­ti­cas clíni­cas locales, se enfrentan simultánea­mente al des­gaste académi­co y al impacto emo­cional del con­tex­to de salud en Guerrero.

Además, es fre­cuente la ausen­cia de ser­vi­cios inte­grales de apoyo psi­cológi­co efec­ti­vo en muchas uni­ver­si­dades mex­i­canas, lo cual limi­ta la detec­ción tem­prana y el mane­jo ade­cua­do de los sín­tomas depresivos.

Con base en este esce­nario gen­er­al, pasan­do por con­tex­tos lati­noamer­i­canos y nacionales, y focal­izán­dose en las condi­ciones especí­fi­cas de la UAGro, se evi­den­cia la necesi­dad de cono­cer pro­fun­da­mente cómo se vive la depre­sión en los estu­di­antes de la car­rera de Enfer­mería, enten­di­en­do sus causas, man­i­festa­ciones y posi­bles vías de aten­ción institucional.

Tam­bién resul­ta cru­cial pro­fun­dizar en las par­tic­u­lar­i­dades insti­tu­cionales y socio­cul­tur­ales que pueden influir en la depre­sión de los estu­di­antes de Enfer­mería en la UAGro. Esta insti­tu­ción se encuen­tra en una región con altos índices de vul­ner­a­bil­i­dad social y económi­ca, lo que podría acen­tu­ar el estrés académi­co y emo­cional en su alumnado.

El Obje­ti­vo del artícu­lo: vis­i­bi­lizar la pres­en­cia y viven­cias de la depre­sión en estu­di­antes de la car­rera de Enfer­mería de la Uni­ver­si­dad Autóno­ma de Guer­rero (UAGro), iden­ti­ficar fac­tores de ries­go recur­rentes y gener­ar prop­ues­tas insti­tu­cionales ori­en­tadas a la pre­ven­ción, acom­pañamien­to emo­cional y aten­ción psi­coso­cial, con un enfoque éti­co, humano y contextualizado.

MATERIALES Y MÉTODOS

Se empleó un dis­eño de inves­ti­gación cual­i­ta­ti­vo con enfoque descrip­ti­vo y explorato­rio, com­ple­men­ta­do con méto­dos cuan­ti­ta­tivos para tri­an­gu­lación de datos. Este enfoque per­mi­tió una com­pren­sión inte­gral de la depre­sión en estu­di­antes de Enfer­mería, con­sideran­do tan­to sus expe­ri­en­cias per­son­ales como los datos estadís­ti­cos relevantes.

Población y muestra

La población estu­vo con­sti­tu­i­da por estu­di­antes matric­u­la­dos en la car­rera de Enfer­mería de la UAGro durante el ciclo esco­lar 2024–2025. La mues­tra fue selec­ciona­da medi­ante un muestreo no prob­a­bilís­ti­co por con­ve­nien­cia, con­sideran­do la disponi­bil­i­dad y dis­posi­ción de los estu­di­antes para par­tic­i­par en el estudio.

Tabla 1. Características sociodemográficas de la muestra

Car­ac­terís­ti­ca	Cat­e­gorías	Fre­cuen­cia (%)
Sexo	Femeni­no	85 (70.8%)
	Mas­culi­no	35 (29.2%)
Edad (años)	18–22	60 (50%)
	23–27	40 (33.3%)
	28–32	20 (16.7%)
Ciclo académi­co	I‑IV	50 (41.7%)
	V‑VIII	70 (58.3%)

Instrumentos de recolección de datos

1. Entre­vis­tas semi­estruc­turadas: Se dis­eñó una guía de entre­vista basa­da en estu­dios pre­vios que explo­raron la depre­sión en estu­di­antes uni­ver­si­tar­ios de car­reras de salud (Que­sa­da-Puga et al., 2024). La guía abor­dó temas como expe­ri­en­cias académi­cas, prác­ti­cas clíni­cas, apoyo social y estrate­gias de afrontamiento.
2. Cues­tionario sociode­mográ­fi­co: Adap­ta­do de inves­ti­ga­ciones sim­i­lares (Batista de Fre­itas et al., 2023), este cues­tionario recopiló infor­ma­ción sobre edad, sexo, ciclo académi­co, situación lab­o­ral y activi­dades extracurriculares.
3. Escala de Depre­sión del Cen­tro de Estu­dios Epi­demi­ológi­cos (CES‑D): Uti­liza­da para eval­u­ar la pres­en­cia y sev­eri­dad de sín­tomas depre­sivos en los par­tic­i­pantes. Esta escala ha sido val­i­da­da en con­tex­tos uni­ver­si­tar­ios y se ha emplea­do en estu­dios sim­i­lares (Turn­er et al., 2022).

Pro­ced­imien­to: La recolec­ción de datos se llevó a cabo en dos fases:

1. Fase cual­i­ta­ti­va: Se realizaron entre­vis­tas semi­estruc­turadas con 20 estu­di­antes selec­ciona­dos por con­ve­nien­cia. Las entre­vis­tas fueron grabadas con el con­sen­timien­to infor­ma­do de los par­tic­i­pantes y tran­scritas para su análisis.
2. Fase cuan­ti­ta­ti­va: Se admin­istró el cues­tionario sociode­mográ­fi­co y la escala CES‑D a una mues­tra de 120 estu­di­antes. Los datos fueron recolec­ta­dos en línea para facil­i­tar la par­tic­i­pación y garan­ti­zar el anonimato.

Análisis de datos

• Análi­sis cual­i­ta­ti­vo: Se uti­lizó el enfoque de análi­sis temáti­co prop­uesto por Braun y Clarke (2006), que per­mi­tió iden­ti­ficar y analizar patrones den­tro de los datos cualitativos.
• Análi­sis cuan­ti­ta­ti­vo: Los datos obtenidos de la escala CES‑D fueron anal­iza­dos uti­lizan­do el soft­ware SPSS ver­sión 25. Se cal­cu­laron fre­cuen­cias, medias y desvia­ciones están­dar para describir la dis­tribu­ción de los sín­tomas depre­sivos en la muestra.

Con­sid­era­ciones éti­cas: El estu­dio fue aproba­do por el Comité de Éti­ca en Inves­ti­gación de la UAGro. Se garan­tizó la con­fi­den­cial­i­dad de los datos, el con­sen­timien­to infor­ma­do de todos los par­tic­i­pantes y el respeto por su bien­es­tar durante todo el pro­ce­so de investigación.

RESULTADOS

Características sociodemográficas de la muestra

La mues­tra estu­vo con­for­ma­da por 120 estu­di­antes de la car­rera de Enfer­mería de la UAGro, selec­ciona­dos medi­ante un muestreo no prob­a­bilís­ti­co por con­ve­nien­cia. La dis­tribu­ción de la mues­tra según vari­ables sociode­mográ­fi­cas fue la siguiente:

Tabla 1. Car­ac­terís­ti­cas sociode­mográ­fi­cas de los participantes

Vari­able	Cat­e­goría	Fre­cuen­cia (%)
Sexo	Femeni­no	85 (70.8%)
	Mas­culi­no	35 (29.2%)
Edad (años)	18–22	60 (50%)
	23–27	40 (33.3%)
	28–32	20 (16.7%)
Ciclo académi­co	I–IV	50 (41.7%)
	V–VIII	70 (58.3%)
Situación lab­o­ral	Estu­di­ante a tiem­po completo	100 (83.3%)
	Estu­di­ante a tiem­po parcial	20 (16.7%)
Activi­dad físi­ca regular	Sí	60 (50%)
	No	60 (50%)

Prevalencia de síntomas depresivos

La eval­u­ación de la sin­toma­tología depre­si­va se real­izó uti­lizan­do la Escala de Depre­sión del Cen­tro de Estu­dios Epi­demi­ológi­cos (CES‑D), adap­ta­da al con­tex­to uni­ver­si­tario. Los resul­ta­dos obtenidos fueron los siguientes:

Tabla 2. Prevalencia de síntomas depresivos según la CES‑D

Cat­e­goría de puntuación	Fre­cuen­cia (%)
Sin sín­tomas	30 (25%)
Leve	50 (41.7%)
Mod­er­a­do	30 (25%)
Severo	10 (8.3%)

Estos resul­ta­dos indi­can que el 75% de los estu­di­antes pre­sen­ta algún gra­do de sin­toma­tología depre­si­va, sien­do la cat­e­goría “leve” la más prevalente.

Factores asociados a la depresión

Se iden­ti­fi­caron diver­sos fac­tores sociode­mográ­fi­cos y académi­cos aso­ci­a­dos a la pres­en­cia de sín­tomas depre­sivos en los estu­di­antes. Los hal­laz­gos más rel­e­vantes fueron:

• Sexo: Las mujeres pre­sen­taron una may­or preva­len­cia de sín­tomas depre­sivos en com­para­ción con los hom­bres, coin­ci­di­en­do con estu­dios pre­vios que repor­tan una may­or inci­den­cia de depre­sión en mujeres jóvenes (Pine­da-Pedraza & González-Flo­res, 2016).
• Ciclo académi­co: Los estu­di­antes de cic­los avan­za­dos (V‑VIII) mostraron una may­or preva­len­cia de sín­tomas depre­sivos, lo que sug­iere que la car­ga académi­ca pro­gre­si­va puede influir en el bien­es­tar emo­cional de los estu­di­antes (Ter­rones et al., 2014).
• Situación lab­o­ral: Aque­l­los estu­di­antes que tra­ba­ja­ban a tiem­po par­cial o com­ple­to pre­sen­taron una may­or preva­len­cia de sín­tomas depre­sivos, lo que puede estar rela­ciona­do con el estrés adi­cional que impli­ca com­pag­i­nar el estu­dio con el trabajo
• Activi­dad físi­ca reg­u­lar: Los estu­di­antes que no real­iz­a­ban activi­dad físi­ca reg­u­lar mostraron una may­or preva­len­cia de sín­tomas depre­sivos, lo que respal­da la evi­den­cia que sug­iere que el ejer­ci­cio reg­u­lar puede ten­er efec­tos pos­i­tivos en la salud mental.

Tabla 3. Factores asociados a la depresión

Fac­tor	Preva­len­cia (%)	Aso­ciación estadística
Sexo (femeni­no)	75	p < 0.05
Ciclo académi­co (V–VIII)	80	p < 0.01
Situación lab­o­ral (sí)	85	p < 0.05
Activi­dad físi­ca (no)	80	p < 0.05

Nota: Los val­ores de p indi­can sig­nif­i­can­cia estadística.

Síntomas más frecuentes

Los sín­tomas depre­sivos más repor­ta­dos por los estu­di­antes fueron:

• Fati­ga o pér­di­da de energía: 70%
• Sen­timien­tos de tris­teza o deses­per­an­za: 65%
• Difi­cul­tad para con­cen­trarse: 60%
• Alteraciones del sueño: 55%
• Pér­di­da de interés en activi­dades pre­vi­a­mente pla­cen­teras: 50%

Estos resul­ta­dos coin­ci­den con estu­dios pre­vios que han iden­ti­fi­ca­do estos sín­tomas como comunes en estu­di­antes uni­ver­si­tar­ios con depre­sión (Tor­res Pasil­las et al., 2021).

DISCUSIÓN

Los resul­ta­dos obtenidos en este estu­dio rev­e­lan una alta preva­len­cia de sín­tomas depre­sivos entre los estu­di­antes de Enfer­mería de la UAGro, con un 75% de los par­tic­i­pantes repor­tan­do algún gra­do de depre­sión, sien­do la cat­e­goría “leve” la más preva­lente. Este hal­laz­go es con­sis­tente con estu­dios pre­vios que han iden­ti­fi­ca­do altos índices de depre­sión en estu­di­antes uni­ver­si­tar­ios de car­reras de salud. Por ejem­p­lo, Pine­da-Pedraza y González-Flo­res (2016) encon­traron que el 49.5% de los estu­di­antes de Enfer­mería y Nutri­ción de la Uni­ver­si­dad Autóno­ma de Aguas­calientes pre­sen­taron sín­tomas depre­sivos, con una dis­tribu­ción sim­i­lar entre ambos sexos.

En cuan­to a los fac­tores aso­ci­a­dos, se observó que las mujeres, los estu­di­antes de cic­los académi­cos avan­za­dos, aque­l­los que tra­ba­ja­ban mien­tras estu­di­a­ban y los que no real­iz­a­ban activi­dad físi­ca reg­u­lar pre­sen­taron una may­or preva­len­cia de sín­tomas depre­sivos. Estos resul­ta­dos son con­sis­tentes con inves­ti­ga­ciones pre­vias que han iden­ti­fi­ca­do estos fac­tores como deter­mi­nantes en la salud men­tal de los estu­di­antes uni­ver­si­tar­ios. Por ejem­p­lo, Ochoa Martínez et al. (2022) repor­taron una preva­len­cia del 40% de depre­sión en estu­di­antes del área de la salud de la Uni­ver­si­dad Ver­acruzana, desta­can­do la influ­en­cia del sexo femeni­no en la man­i­festación de estos síntomas.

Los sín­tomas más repor­ta­dos por los estu­di­antes fueron fati­ga, tris­teza, difi­cul­tad para con­cen­trarse, alteraciones del sueño y pér­di­da de interés en activi­dades pre­vi­a­mente pla­cen­teras. Estos sín­tomas son car­ac­terís­ti­cos de la depre­sión may­or, según el DSM‑5 (Amer­i­can Psy­chi­atric Asso­ci­a­tion, 2013), y su alta preva­len­cia en esta población resalta la necesi­dad de inter­ven­ciones especí­fi­cas para abor­dar la salud men­tal en estu­di­antes de Enfermería.

Es impor­tante destacar que, a pesar de la alta preva­len­cia de sín­tomas depre­sivos, la may­oría de los estu­di­antes no ha bus­ca­do ayu­da pro­fe­sion­al. Esto puede deberse a fac­tores como el estig­ma aso­ci­a­do a la salud men­tal, la fal­ta de recur­sos insti­tu­cionales o la nor­mal­ización de estos sín­tomas como parte de la vida académi­ca. Este hal­laz­go sub­raya la impor­tan­cia de imple­men­tar pro­gra­mas de sen­si­bi­lización y apoyo psi­cológi­co en las insti­tu­ciones educativas.

Además, la fal­ta de activi­dad físi­ca reg­u­lar se aso­ció con una may­or preva­len­cia de sín­tomas depre­sivos. Este resul­ta­do coin­cide con estu­dios que han iden­ti­fi­ca­do la activi­dad físi­ca como un fac­tor pro­tec­tor con­tra la depre­sión en estu­di­antes universitarios.

En cuan­to a la car­ga académi­ca, los estu­di­antes de cic­los avan­za­dos mostraron una may­or preva­len­cia de sín­tomas depre­sivos. Este hal­laz­go es con­sis­tente con estu­dios que han iden­ti­fi­ca­do la car­ga académi­ca como un fac­tor de ries­go para la depre­sión en estu­di­antes uni­ver­si­tar­ios. Ter­rones Saldí­var et al. (2014) encon­traron que los estu­di­antes de cic­los avan­za­dos de Med­i­c­i­na pre­sen­taron una may­or preva­len­cia de depre­sión, lo que sug­iere que la car­ga académi­ca pro­gre­si­va puede influir en el bien­es­tar emo­cional de los estudiantes.

En relación con el sexo, las mujeres pre­sen­taron una may­or preva­len­cia de sín­tomas depre­sivos en com­para­ción con los hom­bres. Este resul­ta­do coin­cide con estu­dios pre­vios que han iden­ti­fi­ca­do una may­or inci­den­cia de depre­sión en mujeres jóvenes. Por ejem­p­lo, Pine­da-Pedraza y González-Flo­res (2016) encon­traron que las mujeres tenían una may­or preva­len­cia de sín­tomas depre­sivos en com­para­ción con los hom­bres, lo que sug­iere que el sexo femeni­no puede ser un fac­tor de ries­go para la depre­sión en estu­di­antes universitarios.

En cuan­to al apoyo social, los estu­di­antes que repor­taron una red de apoyo social lim­i­ta­da mostraron una may­or preva­len­cia de sín­tomas depre­sivos. Este hal­laz­go es con­sis­tente con estu­dios que han iden­ti­fi­ca­do el apoyo social como un fac­tor pro­tec­tor con­tra la depre­sión en estu­di­antes uni­ver­si­tar­ios. Por ejem­p­lo, Gar­cía Bra­vo et al. (2020) plantean que el apoyo social se aso­cia con menores nive­les de depre­sión en estu­di­antes uni­ver­si­tar­ios durante la pan­demia de COVID-19.

Es impor­tante señalar que la may­oría de los estu­di­antes no ha bus­ca­do ayu­da pro­fe­sion­al para abor­dar sus sín­tomas depre­sivos. Este hal­laz­go coin­cide con estu­dios que han iden­ti­fi­ca­do bar­reras para la búsque­da de ayu­da pro­fe­sion­al en estu­di­antes uni­ver­si­tar­ios, como el estig­ma aso­ci­a­do a la salud men­tal y la fal­ta de recur­sos insti­tu­cionales. Martínez Martínez et al. (2016) acer­taron que el 95.23% de los estu­di­antes de Med­i­c­i­na de la Ben­eméri­ta Uni­ver­si­dad Autóno­ma de Puebla repor­taron al menos un sín­toma depre­si­vo, pero solo un por­centa­je pequeño buscó ayu­da profesional.

En con­clusión, los resul­ta­dos de este estu­dio desta­can la alta preva­len­cia de sín­tomas depre­sivos en los estu­di­antes de Enfer­mería de la UAGro iden­ti­f­i­can­do fac­tores sociode­mográ­fi­cos y académi­cos aso­ci­a­dos a estos síntomas.

Se recomien­da la imple­mentación de pro­gra­mas de apoyo psi­cológi­co acce­si­bles y con­fi­den­ciales, la pro­mo­ción de la activi­dad físi­ca reg­u­lar y la sen­si­bi­lización sobre la impor­tan­cia de la salud men­tal para reducir el estig­ma asociado.

Algunos de estos pro­gra­mas pueden for­mar parte de estrate­gias insti­tu­cionales que pro­mue­van la salud men­tal y ten­er entre sus objetivos:

• Estable­cer pro­gra­mas de apoyo psi­cológi­co acce­si­ble y con­fi­den­cial para los estudiantes.
• Fomen­tar la activi­dad físi­ca reg­u­lar como estrate­gia de pre­ven­ción y mane­jo del estrés.
• Sen­si­bi­lizar a la comu­nidad uni­ver­si­taria sobre la impor­tan­cia de la salud men­tal y reducir el estig­ma asociado.
• Pro­por­cionar for­ma­ción a docentes y per­son­al admin­is­tra­ti­vo para iden­ti­ficar sig­nos de malestar psi­cológi­co y referir a los estu­di­antes a los ser­vi­cios adecuados.

Además, se recomien­da realizar estu­dios lon­gi­tu­di­nales que per­mi­tan eval­u­ar la evolu­ción de los sín­tomas depre­sivos a lo largo de la car­rera y la efec­tivi­dad de las inter­ven­ciones implementadas.

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