Armando Sánchez Gutiérrez
Zihuatanejo., Guerrero. México
Resumen
Este texto tiene como propósito abordar la intersección entre la pandemia del Covid-19 con la integración social y sus resultados: las manifestaciones emocionales provocadas por el confinamiento sanitario, principalmente entre el sector de población más lastimado como es el adolescente.
De esto último, se destaca que una de estas manifestaciones comunitarias es el debilitamiento de las habilidades sociales, motivo sobre el que se hace un recorrido teórico desde la subjetividad del psicoanálisis, para desembocar en temas puntuales como la agresividad y la violencia sexual.
Por último, se concluye que, transitamos en un periodo de pandemia, del cual desconocemos su final, lo que ha llevado al sujeto a buscar nuevas maneras de sobrevivencia y, tratar de entender los cambios que nos están transformando, sin olvidar, el sabernos débiles e inacabados… lo cual acentúa la incertidumbre.
Palabras clave: integración social, habilidades sociales, pandemia Covid-19
Abstract
This text aims to address the intersection between the Covid-19 Pandemic and Social Integration and its results: the emotional manifestations caused by sanitary confinement, mainly among the most hurt sector, such as adolescents.
Regarding the latter, it is highlighted that one of these community manifestations is the weakening of Social Skills, a reason for which a theoretical journey is made from the subjectivity of psychoanalysis, to end up in specific issues such as aggression and sexual violence. Finally, it is concluded that we are going through a period of Pandemic, of which we do not know its end, which has led the subject to look for new ways of survival and try to understand the changes that are transforming us, without forgetting, knowing that we are weak and unfinished… which accentuates uncertainty.
Keywords: integración social, habilidades sociales, pandemia Covid-19
“La sociedad civilizada está perpetuamente amenazada
por la desintegración debido a la hostilidad
de los hombres entre sí”.
Freud
Y ahora, la desintegración social…
Covid-19: Sorpresa y confusión planetaria. Hoy por hoy, el tema que nos convoca apunta a que tengamos que abrir y profundizar más el panorama de las diversidades. Epistemológicas, con el fin de entender cuáles fueron las secuelas emocionales que nos dejó la irrupción del contagioso y letal virus Sars-cov‑2, causante de la mortal enfermedad denominada Covid-19, originada en Wuhan, China, y que desde enero del 2020, ha generado un sinfín de decesos, de ahí que ahora estamos instalados en un periodo de postpandemia cuyo final permanece indefinido y, ello ha confrontado a la sociedad a cuestionar, primero, por su supervivencia y después por las dimensiones de lo social que se están transformando, lo cual nos traslada a un tiempo de incertidumbre que nos recuerda nuestra fragilidad estructural.
Siguiendo con esta introducción, veamos un interesante artículo de la revista La Tercera, fechada el 24 de marzo de 1922, en la República de Chile, donde se presentan algunos datos significativos, de manera puntual en el artículo; “Atrofia o falta de habilidades sociales tras la pandemia: las pistas tras el alza en la violencia escolar”. Ahí, de acuerdo a la Superintendencia de Educación, se hace mención que el 31% (393) de las 1271 denuncias que habían ingresado a nivel nacional hasta el 22 de marzo de este año, se relacionan con Maltrato a los estudiantes.
Entre ellas, la mayoría se concentra en el maltrato físico y psicológico (273), cifra que aumentó un 22% respecto al promedio (223) del mismo periodo entre los años 2018 y 2019, previo a la llegada de la pandemia y el confinamiento preventivo (1922). Ahora bien, es pertinente hacer mención que, aunado a las agresiones físicas, se han hecho presentes conductas de un matiz perturbador con un sesgo sexual (48 casos). De los cuales, ahora presentamos algunos casos…
El director de Investigación de Salud Mental de la Universidad de los Andes, Jorge Gaete, considera que se generó un debilitamiento de las relaciones sociales entre los distintos actores escolares, y así lo dice, “Los estudiantes tuvieron menos contacto con compañeros y profesores, y con ello menos oportunidades de practicar sus habilidades sociales o desarrollar habilidades prosociales”. (La Tercera, 2022). Profundizando, Rocío Angulo, la directora del Instituto de Ciencias Sociales de la Universidad de O’Higgins e investigadora en abuso y acoso sexual, señala que:
… los niños están saliendo a la calle después de dos años de aislamiento y eso genera ansiedad. Dependiendo de la edad, ha incidido la adquisición de habilidades sociales y se van a enfrentar a todo esto de una forma estresante y eso genera muchas veces situaciones de agresión. (1922)
Y continúa compartiendo en la misma revista, “todo esto, se da en un contexto en el que se está produciendo el despertar sexual y todo lo que tiene que ver con una socialización de relaciones afectivas tiene un vacío de dos años”. (Angulo, 2022).
En tanto, en relación con el estudio realizado en la misma región de O’Higgins, al interior de instituciones educativas, en especial en el nivel secundario, arroja que el 40% de las agresiones son de índole sexual, y así lo consignan.
… se produce mayoritariamente entre pares, lo que habla de una normalización absoluta del acoso sexual desde los 13 o14 en promedio”. Y añade: “Están empezando a normalizarlo como reflejo de la normalización en la sociedad. Muchas mujeres ni siquiera reconocen el acoso como tal e interactúan sin saber que lo es porque esta normalizado. (La Tercera, 2022).
Del mismo modo, Eduardo Vicuña, psicólogo educacional y director de la escuela de Psicología de la Universidad de los Lagos, considera, “Las interacciones sociales disminuyeron bastante en la pandemia, entonces a los alumnos les cuesta volver a interactuar y resolver sus problemáticas. “Cuesta reincorporar las normas sociales” (2022).
A lo que agrega:
… muchos alumnos llegaron a la adolescencia en virtualidad, entonces están entendiendo la autorregulación. El camino para eso es bastante lento y ellos de un día para otro se encontraron en esto y se vieron entre muchos estímulos y cambios en su vida. (La Tercera, 2022).
Ahora bien, pasemos ahora a otros casos en los que la pandemia ha dejado su huella, no podemos dejar de lado las referencias de otros espacios sociales, donde se considera, puntualmente, que los jóvenes adolescentes fueron el sector de población que más resintió el encierro. Podemos señalar que resulta notable que en el laboratorio de Emociones de la Universidad de Málaga (UMA) en España, en colaboración con otras instituciones como el Grupo Cognición y Salud de la Universidad Complutense de Madrid, al igual que algunas Universidades de Argentina y la República Dominicana, documentaron un dato relevante y coincidente, “Son los jóvenes el sector de población más vulnerable a los efectos del confinamiento, y a la generación de las consecuencias emocionales de la pandemia”. (www.20minutos.es,2020). Como se ve, los especialistas en salud mental, consideran que dicha problemática de los jóvenes estudiantes, se deriva del confinamiento de dos años, al que los orilló la pandemia del Covid-19, ya que se careció de un aprendizaje socioemocional y comunitario, que requieren, dada la etapa de desarrollo socioemocional que transitan, con el fin de incorporarse a la vida comunitaria. Veamos otro referente postpandemia en Japón…
Y ahora, “La Lacra del Siglo”.
En tanto, no podemos dejar de hacer mención de las medidas tomadas por el gobierno japonés al crear en marzo de 2021, el Ministerio para combatir la Soledad, como respuesta al crecimiento de suicidios, consecuencia de lo que han llamado: “La Lacra del Siglo”, que se considera resultado de las medidas de aislamiento social, ya que se generaron sentimientos de ansiedad durante el periodo de la pandemia del Covid-19, así lo manifestó el ministro, Tetsushi Sakamoto, comisionado para combatir las secuelas emocionales postpandemia, y quien añadió, “en general los lazos sociales se han debilitado” y, se busca tomar medidas integrales que reestructuren el lazo social, tal como se mencionó en el diario La Voz de Galicia (2021).
Se entiende así, que aún estamos instalados en un periodo de confusión e incertidumbre cuyo fin de la pandemia permanece indefinido, lo cual nos ha llevado como sociedad a cuestionarnos acerca de la supervivencia y descubrir las dimensiones del ser social que se están transformando, y, a la vez, nos recuerda nuestra fragilidad estructural, esta misma que Sigmund Freud, creador del psicoanálisis, nos había hecho referencia.
Surgen entonces una serie de preguntas: ¿dónde quedó esa idea del hombre como creador de su destino?, al igual, ¿sobre la eficacia de la Ciencia y la Tecnología?, las cuáles fueron atrozmente superadas ante la aparición de la pandemia y, del mismo modo, con un pensamiento dialéctico, estas últimas observaciones nos orientan a distinguir las condiciones concernientes tanto al sujeto como a la situación sociocultural actual que determinan este singular estado de cosas. Ahora, busquemos reflexionar sobre la posibilidad de un psicoanálisis a la altura de la subjetividad actual.
La premisa de la cultura
Con el propósito de situar orientaciones teóricas, a la luz de la pandemia para ubicar cuál es la génesis de la manifestación emocional de la desintegración social, conviene considerar las elaboraciones de Freud, es pertinente recordar que hace alrededor de cien años, él hizo un diagnóstico novedoso, rompiendo con los paradigmas epistemológicos que se conocían y nos develó la existencia de un Malestar en la civilización, en una revisión del estudio, consideramos que con la llegada de dicho virus, el problema se ha acentuado, con la limitación de la socialización comunitaria, a partir del aislamiento social, preventivo y obligatorio, a la que nos condujo la pandemia…
La génesis de la cultura desde una perspectiva del psicoanálisis la podemos encontrar en el mismo Freud, quien a pesar de no conceptualizarlo como tal, sentó las bases epistemológicas para su estudio, al abstraer los vínculos como fenómenos sociales, desde la premisa que señala que toda psicología es social y que las relaciones humanas lo son y dan paso a la creación cultural, y así lo señaló: “desde el comienzo mismo la psicología individual es simultáneamente social en este sentido más lato pero enteramente legítimo” (p. 67), dado que son los elementos del arraigo del individuo con el tejido comunitario, por lo tanto, consideró imprescindible la supresión de las pulsiones destructivas emanadas del Ello, para el establecimiento de las relaciones sociales que le dan vida a la comunidad, y así lo manifiesta…
La relación del individuo con sus padres y hermanos, con su objeto de amor, con su maestro y con su médico, vale decir todos los vínculos que han sido hasta ahora indagados preferentemente por el psicoanálisis, tienen derecho a reclamar que se los considere fenómenos sociales (p. 67)
Así mismo, es pertinente hacer mención que Freud, a lo largo de su obra, El Malestar en la Cultura, consideraba que la estructura anímica del sujeto le va dando vida a un escenario comunitario, compuesto por diversos sistemas que se van integrando unos con otros, aportando vida a la comunidad, consecuencia de un sinnúmero de relaciones afectivas. Misma noción conceptual que sustenta a partir de la idea del principio del placer, propia de la estructura natural del sujeto, el cual busca satisfacer de manera puntual los deseos instintivos, estos mismos van siendo canalizados a través de los mecanismos de defensa del Yo, y de igual manera, se alojan en el inconsciente, siempre buscando hacerse presentes en franca oposición con el principio de la realidad, el cual se fue constituyendo a partir de la socialización tanto en el hogar, como en las instituciones educativas, y la sociedad en su conjunto, mediante leyes, normas y principios, que buscan regular la satisfacción instintiva, posibilitando la aparición de la insatisfacción por la disminución de la labor del instinto de vida (Eros), lo que conlleva a la aparición de manifestaciones sociopatologicas, producto de la tendencia destructiva del instinto de muerte (Thánatos) presentes y acentuadas en la dinámica social actual, por fenómenos planetarios como la pandemia del Covid-19. De igual modo, esto se vislumbra y lo demuestra explícitamente Freud, en ese mismo texto, algunas líneas más adelante, donde profundiza sobre la temática…
Es pertinente hacer mención que todo el genio de Freud, se manifiesta aquí, ya que entendió que a partir de la represión de los instintos se origina la vida cultural, siendo la base teórica, que le da vida a su paradigma epistemológico. Ahora bien, la relación entre estas dos coordenadas se entiende perfectamente cuando Freud describe al malestar cultural. (1970, p. 88). Los mismos fines que le dan vida a las relaciones comunitarias y, se anteponen a la búsqueda del placer instintivo impidiéndonos el acceso a la felicidad, y a la desintegración social producto de la violencia estructural del ser humano, generando una vida insatisfecha producto de la frustración cotidiana, por lo tanto, debemos señalar de acuerdo a la ortodoxia psicoanalítica: “la cultura reposa sobre la renuncia a la satisfacción de los instintos, en la represión misma”. La relación entre estos dos puntos se entiende perfectamente cuando Freud plantea:
En todo lo que sigue adoptaré, pues, el punto de vista de que la tendencia agresiva es una disposición instintiva innata y autónoma del ser humano; además, retomo ahora mi afirmación de que aquélla constituye el mayor obstáculo con que tropieza la cultura. (1970, p. 49)
De igual modo, expone en el mismo texto…
La verdad oculta tras de todo esto, que negaríamos de buen grado, es la de que el hombre no es una criatura tierna y necesitada de amor, que sólo osaría defenderse sí se le atacara, sino, por el contrario, es un ser entre cuyas disposiciones instintivas también debe incluirse una buena porción de agresividad. (1970, p.102)
Por lo tanto, la vida y la muerte, así como el bien y el mal, son inherentes al sujeto; Eros y Thánatos, inseparables para siempre… Freud no dejará nunca de señalar la importancia de esta dimensión, en el andamiaje psicoanalítico. Ahora bien, a partir de la premisa anterior, abordemos la relación comunitaria definida en el concepto del Lazo Social… Pues bien, ¿Qué nos dice la filosofía política?
El contrato social… referentes teóricos
El contrato social como un referente epistemológico. No son pocos los teóricos que se han dedicado al estudio de las estructuras sociales, logrando propuestas o planteamientos originales, en busca de entender y resolver con un discurso episteme, la vida comunitaria. En ese mismo sentido, podemos señalar, el concepto de lazo social, se caracteriza por su enfoque eminentemente sociológico, y en su estudio encontramos teóricos contractualistas como el inglés Thomas Hobbes, al igual que lo fueron, después E. Durkheim y, en especial, J. J. Rousseau, como veremos más adelante.
Pero, ¿en qué consiste el contrato social? De manera general, podemos decir que, es un convenio que pretende establecer una autoridad superior, mediante, normas morales y leyes a las que están sometidos y deben cumplir los ciudadanos. Este contrato otorga a cada individuo derechos y deberes, a cambio de abandonar la libertad que posee en el estado natural, para asegurar su sobrevivencia en la sociedad.
Pero, antes veamos los antecedentes conceptuales sobre la estructura comunitaria del ser social. En tal sentido, la etimología remite al término: la convivencia, siendo que se considera que el vocablo: convivere en su acepción latina se compone del prefijo, con, que se entiende como junto, unido al concepto, vivere, concebido como existencia. Por lo cual, se manifiesta, en una vida en sociedad, compartiendo espacio, mediante la regulación de una estructura legal y moral, buscando la concordia entre sus integrantes, se trata de un acuerdo tácito, imaginario y social. Esto es, un consenso entre ciudadanos en relación con sus derechos y deberes, generando un marco legal de leyes y normas morales con el fin de gobernar de acuerdo a las mayorías.
Tal como lo entendió el filósofo suizo Jean-Jacques Rousseau, quién da una respuesta al considerar que, mediante la convención de un contrato social, que plasma en un texto que lleva similar nombre, se posibilita el desarrollo en vida comunitaria, y así lo expresa:
Encontrar una forma de asociación que defienda y proteja de toda fuerza común a la persona y a los bienes de cada asociado, y por virtud de la cual cada uno, uniéndose a todos, no obedezca sino a sí mismo y quede tan libre como antes. (p. 45).
A este dolor engendrado por los instintos agresivos, también se refirió Thomas Hobbes, ahora bien, esto se puede decir de otra manera, es preciso recordar aquí, al igual que Freud, consideraba que, “… el hombre es un lobo para el hombre”.
¿Qué nos dice Hobbes?
En esta misma línea de pensamiento, podemos incorporar la idea de Thomas Hobbes en su obra, Leviatán (1651), donde plantea el origen y organización social en comunidad, señala que el ser humano, es similar ante la naturaleza: libres e iguales, y con instintos agresivos y, por ello, condicionado para hacer el mal, al igual, dotado en su estructura mental de un egoísmo natural y, aunado a las ansias ilimitadas de poder, que han generado un estado permanente de guerra y disputa por los bienes materiales, es pertinente limitarlo, la sociedad compromete su felicidad en búsqueda de sus objetivos; la convivencia pacífica, y el bienestar, sometiéndose a una autoridad comunitaria superior, considera que mediante el temor al estado, (Leviatán, un monstruo), de inicio cede sus derechos naturales, obligado a cumplir con un estado legalmente organizado, a cambio de la protección que le da vida al contrato social y realiza un planteamiento categórico, ya que considera que el hombre es un ser malvado debido a las guerras que ve y vive, puntualizando: Homo homini lupus: El hombre es un lobo para el hombre. En su planteamiento, de sobre quién debe recaer la soberanía del estado, ya sea sobre el rey o el parlamento, considera la necesidad de la existencia de un contrato social, en post de un orden que garantice la paz… una convención comunitaria.
Para continuar con este análisis, es recomendable abordarlo a partir de la visión de Emilio Durkheim, quien realiza aportaciones epistemológicas sobre la estructura comunitaria, entre el sujeto y los fenómenos socioculturales. Es gracias a él que se habla de Hechos sociales, al incorporar tal noción sociológica, a la que concibió, en su obra: La División del Trabajo Social, como, “… modos de actuar, de pensar y de sentir que presentan la propiedad notable de que existen fuera de las conciencias individuales” (2014, p. 139)
En otras palabras…
Es hecho social todo modo de hacer, fijo o no, que puede ejercer una coerción exterior sobre el individuo; … que es general en todo el ámbito de una sociedad dada y que, al mismo tiempo, tiene una existencia propia, independiente de sus manifestaciones individuales. (1988, p. 68)
Visto así, para Durkheim, la relación entre el individuo y la sociedad está compuesta por el hecho o fenómeno social, dándole vida al lazo social, que ahora abordamos. En este punto, cabe cuestionar la perspectiva de los síntomas sociales para abordar fenómenos como la desintegración comunitaria…
Lazo social: ¿Qué nos dice?
Con este último aspecto llegamos, al problema de la estructura política y jurídica que da lugar a estos acontecimientos. Al referirse al lazo social, no podemos dejar de lado el significado que dicho termino tiene en la teoría psicoanalítica. Siendo que la noción introduce una lógica que permite comprender cómo más allá del sentido estricto del concepto, nos muestran las particularidades del tema abordado, veamos que nos dice Héctor Ferreri, en su obra: “Lazo Social. Revisitando Psicología de las masas y análisis del yo”, sobre la conceptualización del término…
En su acepción mínima, lazo social es lo que ata, une, asocia, pone en relación a los individuos. Es alegoría o metáfora de la sociabilidad humana, es decir, de un modo particular de ser o estar con los demás, de una manera que tiende a la asociación como a la disolución y que supone de antemano individuos dispuestos a entablar relaciones con otros individuos, ya sea por necesidad o interés. (2021, p. 139)
Algunas líneas más adelante agrega, y ahí aborda la estructuración de los elementos que le dan vida a la noción:
La sociedad contribuye a modelar el perfil social del lazo, a normatizar su desempeño, la llamada moral pública: la relación entre el vínculo, la norma y la Ley. La norma social indica qué se prescribe y se proscribe, los usos y costumbres, lo que está “bien” o lo que está “mal”. En resumidas cuentas, el deber ser en la colectividad. Ante ella, el sentimiento de culpa es “angustia social”. Las normas, orales o escritas, funcionan como un encuadre normativo que le aportan estabilidad y previsibilidad a los lazos sociales. Pero en tanto implican interdicción, las normas sociales están remotamente enlazadas con lo que constituye el auténtico secreto de lo social, originariamente la prohibición del incesto. (2021, p. 139).
Con esta conceptualización, del Dr. Ferreri, pasemos a la parte final del trabajo…
Comentarios finales
En síntesis, después de una serie de ensayos sobre la temática del Covid-19 y sus secuelas emocionales, consideramos que el problema no solo persiste, sino, surgen novedosas manifestaciones tanto culturales como de salud que nos ha dejado la pandemia, ya que, como una espada de Damocles, está ahí, esperando resurgir en cualquier momento.
Ahora bien, la Pulsión de Muerte se ha extendido en el planeta, consecuencia de que aquellas instituciones y actividades sociales creadas como mecanismos de defensa del Yo, fueron rebasadas, poniendo de relieve nuestras vulnerabilidades, producto de nacer instintivamente desvalidos y prematuros, y que con el intercambio social buscamos estructurar la constitución subjetiva mediante el encuentro con el Otro, quien nos sostiene, ayuda y contiene durante el proceso de socialización, al igual, nos comparte un sistema simbólico social y libidinal, que compensa nuestra debilidad estructural, manifestada por Sigmund Freud, en sus diferentes trabajos.
Hoy, estamos intentando descifrar epistemológicamente dichas secuelas desde una perspectiva exploratoria. El psicoanálisis tiene, por lo tanto, mucho que aportar a este desafió científico. Se concluye que transitamos en un periodo de pandemia, del cual desconocemos su final, lo que ha llevado al sujeto a buscar nuevas maneras de sobrevivencia y tratar de entender los cambios que nos están transformando, es ahí donde comienza el trabajo docente, sin olvidar, el sabernos débiles e inacabados… lo cual acentúa la incertidumbre
Referencias bibliográficas
Durkheim, É. (2014). La División del Trabajo Social. Buenos Aires: Lea.
___________. (1988). Las Reglas del Método Sociológico y otros escritos sobre Filosofía de las Ciencias Sociales. Madrid: Alianza.
Ferrari, H. (2021). Lazo Social. Revisitando Psicología de las masas y análisis del yo. Psicoanalisis Amistad — vol. XLIII nº 1 y 2 Buenos aires. https://www.psicoanalisisapdeba.org/autores/hector-ferrari/lazo-social-revisitando-psicologia-de-las-masas-y-analisis-del-yo/
Freud, F. (1970). El Malestar en la Cultura. Madrid: Alianza Editorial.
Lacan, J. (2002). El Seminario. Aun. Libro 20. Buenos Aires Paidós.
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https://www.lavozdegalicia.es/noticia/internacional/2021/03/31/combate-contra- lacra-siglo/0003_202103G31P23991.htm
Rousseau, J. (2007). Contrato Social. Madrid: Espasa Calpe.
Gálvez, R. (2022). Atrofia o falta de habilidades sociales tras la pandemia: las pistas tras el alza en la violencia escolar. Chile. La Tercera.
www.20minutos.es. (11 de 05 de 2020). Obtenido de, http://www20minutos.es/coronavirus-losjovenes-son-los-principales-afectados-por-el confinamiento-según-estudio-psicológico.
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