El rol de la mujer en la pandemia. Diagnóstico de algunos planteamientos de la economía feminista

Claudia Adriana Calvillo Ríos
Andrea Patricia Yáñez Juárez
Miguel Omar Muñoz Domínguez

Universidad Autónoma de Zacatecas. Unidad Académica de Psicología. Zacatecas. México

Resumen

Un tema trans­ver­sal que está impactan­do en los sec­tores, lab­o­rales, de salud, educa­tivos y políti­cos, es el género, en el cual se abor­dan prob­lemáti­cas de exclusión que con­frontan prin­ci­pal­mente las mujeres, condi­ciones que se han decre­ci­do y vuel­to más evi­dentes durante el con­fi­namien­to en tiem­pos de pan­demia, respec­to a esta enfer­medad infec­ciosa cau­sa­da por el coro­n­avirus (covid-19), algo que está lla­man­do la aten­ción des­de la parte cien­tí­fi­ca, es el número de casos que se pre­sen­tan día con día, kcon­ta­gian­do a 38 mil­lones de per­sonas a niv­el mundi­al, pre­sen­tán­dose más casos de hom­bres afec­ta­dos por el virus en com­para­ción con las mujeres. El cen­tro Inter­na­cional de Inves­ti­gación sobre la Mujer (ICRW), se ha hecho car­go de eri­gir la base de datos, donde se reg­is­tra el impacto del virus a niv­el mundi­al en relación al sexo y género. Sin embar­go, el impacto que está tenien­do la pan­demia en las mujeres es may­or a pesar de que la preva­len­cia es más alta en hom­bres, a con­se­cuen­cia de aspec­tos rela­ciona­dos con los roles de género y con la pre­carización ante las tar­eas de sosten­imien­to de la vida, entre lo públi­co y lo pri­va­do, que hacen may­ori­tari­a­mente las mujeres.

Pal­abras clave: Pan­demia, género, economía feminista.

Abstract

A cross-cut­ting issue that is hav­ing an impact on the labor, health, edu­ca­tion­al and polit­i­cal sec­tors is gen­der, in which exclu­sion prob­lems faced main­ly by women are addressed, con­di­tions that have decreased and become more evi­dent dur­ing con­fine­ment in times of pan­dem­ic, with respect to this infec­tious dis­ease caused by the coro­n­avirus (covid-19), some­thing that is draw­ing atten­tion from the sci­en­tif­ic part, is the num­ber of cas­es that occur every day, infect­ing 38 mil­lion peo­ple at the world­wide, with more cas­es of men affect­ed by the virus com­pared to women. The Inter­na­tion­al Cen­ter for Research on Women (ICRW) has been in charge of set­ting up the data­base, where the impact of the virus world­wide in rela­tion to sex and gen­der is record­ed. How­ev­er, the impact that the pan­dem­ic is hav­ing on women is greater despite the fact that the preva­lence is high­er in men, as a con­se­quence of aspects relat­ed to gen­der roles and pre­car­i­ous­ness in the face of life sup­port tasks. between the pub­lic and the pri­vate, which most­ly women do.

Key­words: Pan­dem­ic, gen­der, fem­i­nist economics.

Introducción

El género es un tema trans­ver­sal, que se encuen­tra impactan­do sec­tores pro­duc­tivos, como lab­o­rales, de salud y des­de instan­cias educa­ti­vas. Para lo cual se abor­darán las prob­lemáti­cas de exclusión que afrontan las mujeres, condi­ciones que se han agrava­do y vuel­to aún más evi­dentes durante tiem­pos de pan­demia. Esta pan­demia ha colo­ca­do a la humanidad en un lap­sus históri­co par­tic­u­lar, nun­ca antes viven­ci­a­do en gen­era­ciones, demostran­do de man­era clara y pre­cisa, las desigual­dades sociales, pero tam­bién ha per­mi­ti­do visu­alizar fenó­menos que se percibían en un mun­do cotid­i­ano, pero ante el con­fi­namien­to debido al covid-19, surge una con­cien­cia social y humanística.

El Fon­do de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), señala que las pan­demias empe­o­ran las desigual­dades a las que se enfrentan las mujeres. Debido a que glob­al­mente ocu­pan el 70% del per­son­al en el sec­tor social y san­i­tario, es de lla­mar la aten­ción cómo al ser mujeres tra­ba­jado­ras y pro­duc­ti­vas social­mente, están expues­tas a la dis­crim­i­nación, así como a su salud, men­tal, físi­ca, sex­u­al y repro­duc­ti­va y necesi­dades psi­coso­ciales. Ya que se encuen­tran en población de ries­go al sufrir vio­len­cia de pare­ja y domés­ti­ca debido al aumen­to de esta­dos emo­cionales por Covid-19 como el estrés y la ansiedad.

Estas mujeres sopor­tan, una may­or car­ga de tra­ba­jos pre­car­ios y de economía sumergi­da de for­ma muy vis­i­ble en Lati­noaméri­ca o están en la primera línea de tra­ba­jos de cuida­dos de aten­ción socio-san­i­taria. El con­tex­to pandémi­co ha saca­do a la luz, el rol de tra­ba­jos de cuida­dos que históri­ca­mente, no han tenido reconocimiento.

Esta pan­demia pone en evi­den­cia los roles de género tan mar­ca­dos y divi­di­dos a lo largo de la his­to­ria, estas desigual­dades que se deter­mi­nan en gen­er­al de man­era glob­al, dicha desigual­dad, ante los sec­tores vul­ner­a­bles, gen­er­an un ries­go may­or, en par­tic­u­lar, den­tro del con­ti­nente amer­i­cano, donde dichas dese­quidades son más evi­dentes en las estadís­ti­cas ref­er­entes a situa­ciones de injus­ti­cia, pre­carización del empleo, cri­sis en el sis­tema educa­ti­vo, de salud y la vio­len­cia de género, especí­fi­ca­mente hacia las mujeres.

Con el adven­imien­to de la pan­demia se mues­tran con clar­i­dad las desigual­dades sociales, famil­iares, lab­o­rales y por ende de impacto económi­co, y aunque afec­ta a todos, no es igual en las mujeres que en los hom­bres, esto es impor­tante, ya que se ha demostra­do que tiene un impacto difer­ente de acuer­do a quién se es, den­tro del grupo social, al que se pertenece, por men­cionar, no es igual­i­tario el impacto para las mujeres de comu­nidades rurales, que para las mujeres urbanas, esto a su vez arro­ja que no es igual a las mujeres que cuen­tan con un salario fijo, que a las mujeres que tienen que salir a tra­ba­jar y ganarse el sus­ten­to para sus hogares.

Objetivos

Iden­ti­ficar respec­to al género, ¿Por qué has­ta aho­ra no se ha recono­ci­do el tra­ba­jo insti­tu­cional fem­i­niza­do?, ¿Dónde comien­zan estas desigual­dades?, ¿Por qué se dan estas dis­cor­dan­cias?, esta dinámi­ca des­bal­ancea­da puede deberse a un hábito patri­ar­cal arraiga­do y acos­tum­bra­do, que ha for­ma­do parte de las sociedades en gen­er­al, des­de un impacto despro­por­ciona­do, rel­e­ga­do en las mujeres con exce­so de tra­ba­jo y pre­carias condi­ciones de acce­so ilim­i­ta­do a ser­vi­cios públicos.

Marco Conceptual

Datos respecto a desigualdades en el área de salud

Quienes se están enfrentan­do en el área de salud, la may­oría son mujeres, médi­cas, enfer­meras, lab­o­ra­toris­tas e inten­den­cia, qué quiere decir esto, que quienes están dan­do una respues­ta a los ser­vi­cios de salud pri­or­i­tari­a­mente son las mujeres, que además están pen­san­do en lo que dejan en casa, hijos, esposo, padres, y madres, por lo que esta doble pre­ocu­pación, de sal­var vidas y al mis­mo tiem­po pre­ocu­parse porque sus famil­ias se man­ten­gan bien y seguros.

El tema sus­tan­ti­vo de la desigual­dad es muy impor­tante, las mujeres se encuen­tran en primera línea, en primer con­tac­to con el coro­n­avirus, expues­tas al virus, que rep­re­sen­tan el 75% de la población de las tra­ba­jado­ras en el sec­tor salud, además hay que tomar en cuen­ta que perciben suel­dos que son 25% más bajos que los de los hom­bres en el mis­mo sec­tor, entonces es como una doble pena, may­or exposi­ción y menos ret­ribu­ción, porque en par­tic­u­lar en los primeros meses de la pan­demia, tam­bién cuan­do con­tra­jeron el virus, muchas de ellas fueron tratadas como las respon­s­ables e inclu­so fueron marginadas,

Sin con­sid­er­ar que fueron quienes están en primera línea del frente arries­gan­do y exponien­do, sus propias vidas, sufrieron con­se­cuen­cias por esta sobre exposi­ción. Tal es el caso en el cual infor­mó infobae en su edi­ción el 31 de mar­zo del 2020, “Bajan del trans­porte a enfer­meras en Jalis­co, Méx­i­co y les rocían cloro por miedo a con­ta­gios de COVID-19”, para esto la Comisión Interin­sti­tu­cional de Enfer­meras del Esta­do de Jalis­co (CIEJ) denun­ció que las tra­ba­jado­ras que son parte del per­son­al de enfer­mería, fueron obje­to de hos­til­i­dad, la gente se reti­ra o se ale­jan de ellas, sufren agre­siones en la calle, así como en el trans­porte públi­co por parte de los ciu­dadanos, a lo que fueron exhor­tadas a vestir de civiles y por­tar solo su uni­forme en el cam­po de tra­ba­jo, con el propósi­to de evi­tar, agre­siones físi­cas y ver­bales. Es así como el hecho de por­tar su uni­forme fuera del tra­ba­jo del cam­po clíni­co, enfer­mera o médi­ca, ya es una desventaja.

Términos de pobreza

Datos recientes del Con­se­jo Nacional de Eval­u­ación de la Políti­ca de Desar­rol­lo Social (CONEVAL). En Méx­i­co el 84% de las mujeres que viv­en en las zonas rurales, viv­en en pobreza mod­er­a­da o extrema, es decir 8 de cada 10, se encuen­tra en situación pre­caria, aún más, sin salarios, sin seguro social y más de la ter­cera parte de las famil­ias están lid­er­adas, por mujeres exclu­si­va­mente, equiv­ale a más de 9 mil­lones de hog­a­res, en el cual, más de 2 mil­lones, la may­oría sin con­tratos, ni seguri­dad social.

Mil­lones de mujeres tra­ba­jan en la infor­mal­i­dad en Améri­ca Lati­na o en empleos pre­car­ios, para ellas es imposi­ble decidir entre dis­tan­cia social y un suel­do, otras muchas han deja­do defin­i­ti­va­mente su empleo, mar­can­do un retro­ce­so impor­tante de la pres­en­cia de las mujeres en el mer­ca­do lab­o­ral, muchas de ellas han tenido que quedarse en casa, con niños que no han podi­do ir a la escuela, durante meses.

Por qué estar en casa, “qué­date en casa” ha cobra­do en las mujeres, cos­tos adi­cionales, sien­do evi­dente, el can­san­cio, la pobreza y los ries­gos, ante esta situación, tuvieron que hac­erse más car­go de la edu­cación, apre­cian­do a las maes­tras e inclu­so a la enfer­mera. Mujeres fem­i­nistas boli­vianas se vieron en la necesi­dad de vender cubre bocas para sobre­vivir a la cri­sis económi­ca, de col­or mora­do, lle­van­do imprim­ien­do en ellos la leyen­da “Qué­date en casa, no es igual a cál­late en casa”, no solo hacen un lla­ma­do de pre­ven­ción con­tra el covid-19, sino además un lla­ma­do a cues­tionar a las autori­dades en un país en el que la mujer no es pro­te­gi­da de la vio­len­cia doméstica.

Los datos arro­jan que las mujeres ded­i­can al hog­ar 2.5% más que los hom­bres, las mujeres por lo gen­er­al en el hog­ar apli­can un total de 40 días ded­i­ca­dos al tra­ba­jo de hog­ar frente a los hom­bres, con un total de 16 días, si esto lo trasladamos a las mujeres con pobreza, estas ded­i­can 45 días para labores del hog­ar anver­so a los hom­bres 15 días, esto nos habla y nos plantea jus­ta­mente una desigual­dad intensificada.

Auna­do a esto, uno de los reza­gos más impor­tantes y de los desafíos, es la brecha dig­i­tal que ya existía, la situación hoy en día es que todo lo que no fun­ciona­ba de man­era dig­i­tal, aho­ra está dig­i­tal­iza­do, entonces el ries­go es que se amplíen más las bre­chas, dejan­do fuera, a una gran can­ti­dad de mujeres que no tienen acce­so a inter­net, que no tienen com­puta­do­ras, en su casa, que el telé­fono es lim­i­ta­do, relegán­dola en par­tic­i­pación en su mis­mo contexto.

A niv­el mundi­al, se sabe que hay 200 mil­lones más de hom­bres que mujeres que tienen acce­so a inter­net y en gen­er­al las mujeres tienen 21% más prob­a­bil­i­dad de no ten­er un telé­fono celu­lar, que es como lo bási­co, es decir que lo que pasa en Méx­i­co tam­bién está pasan­do en el resto del mun­do, esta dig­i­tal­ización acel­er­a­da y que tam­bién en se ha mostra­do en la pan­demia a niv­el glob­al como la for­ma de poder seguir tra­ba­jan­do o con­sum­ien­do, inclu­so divir­tién­dose, es una real­i­dad para muchas mujeres y hom­bres. Tal como lo indicó el organ­is­mo espe­cial­iza­do de las Naciones Unidas para las tec­nologías de la infor­ma­ción y la comu­ni­cación (UIT), fuente ofi­cial para las estadís­ti­cas mundi­ales. El número de hom­bres usuar­ios de inter­net suele ser may­or porque espe­cial­mente en país­es de rentas bajas muchas mujeres viv­en en áreas rurales y tienen menos acce­so a educación.

Al hablar de bre­chas de desigual­dad, por un lado está el tema de los recur­sos y las pobrezas en sí mis­mas por otro lado el tema del uso de las tec­nologías dig­i­tales con respec­to a las gen­era­ciones y si a ello le trans­ver­sal­izamos la cat­e­goría de género, vemos que estás bre­chas, vuel­ven a ten­er estas difer­en­cias que mar­can clara­mente una difer­en­cia y una desigual­dad tam­bién en el uso de las tecnologías.

En Méx­i­co hay 81 mil­lones de per­sonas usuar­ias del inter­net, la mitad que cor­re­sponde a 52% son mujeres, sin embar­go este acce­so es muy desigual hay una división dramáti­ca entre lo urbano y lo rur­al, donde muchas veces las mujeres no tienen un acce­so fun­cional, aunque ten­gan telé­fono, muchas veces las fun­ciones no están, por lo que la brecha está afectan­do más a las mujeres rurales.

La brecha dig­i­tal tiene que ver con los tra­ba­jos des­ti­na­dos a las mujeres, ocu­pan­do tra­ba­jos que no nece­si­tan ten­er un com­puta­dor u orde­nador en casa, han esta­do des­ti­nadas a tra­ba­jo de com­er­cio, tra­ba­jos infor­males, pequeñas ven­tas, entonces, la brecha dig­i­tal si bien es un prob­le­ma impor­tante que hay que suplir hay que mejo­rar, todo el sec­tor económi­co, en el cual las mujeres están más afec­tadas, el sec­tor infor­mal donde no nece­si­tan esa brecha digital.

Un caso muy espe­cial, son las his­to­rias de vida, de las mujeres maes­tras, en todos los nive­les educa­tivos, que han tenido que vol­verse exper­tas en com­putación, poder dar clases, poder revis­ar las tar­eas y para muchas de ellas ha sido en real­i­dad una mar­cha forza­da, un apren­der en el momen­to para poder respon­der a las necesi­dades, que la pan­demia ha deja­do y eso habla tam­bién del reza­go que se tenía de lo que no se ha hecho ante­ri­or­mente y que ante esta emer­gen­cia, se ase­gure, que no solo las maes­tras, tam­bién mae­stros, cuenten con capaci­dades tecnológicas.

Una migración a las platafor­mas dig­i­tales prác­ti­ca­mente y sumar­le el enorme peso por los tra­ba­jos de cuida­dos que tienen las mujeres, y los equipos de cóm­puto que se dispo­nen en los hog­a­res y que hay que com­par­tir con otros miem­bros de la famil­ia, además si se suma la inesta­bil­i­dad y los pre­cios de las conex­iones a inter­net y un sin­fín de ele­men­tos que van con­tribuyen­do a una com­ple­ji­dad de real­i­dades y actuales en el aquí el aho­ra y además con pre­mu­ra y urgen­cia a ser aten­di­das y bus­car las mejores solu­ciones, ante una real­i­dad, que es una pan­demia y que está allí y que no se va a ir de for­ma tajante tampoco.

¿Qué rol se destaca en la mujer ante la pandemia?

Las mujeres en Améri­ca Lati­na, siem­pre han desem­peña­do un rol impor­tante en la economía, solo que has­ta hace poco tiem­po, este rol no ha sido recono­ci­do, ni val­o­rado social­mente. Los for­mu­ladores de políti­cas públi­cas en los gob­ier­nos, señalan que aprox­i­mada­mente las mujeres en Améri­ca Lati­na, ded­i­can más de tres veces, del tiem­po en tar­eas domés­ti­cas y en cuida­dos no remu­ner­a­dos que los hom­bres. Esta cifra es muy impor­tante porque rev­ela que las mujeres en Améri­ca Lati­na tienen este rol de madres, de cuidado­ras prin­ci­pales en los hog­a­res y además de esto, rev­ela que debido a los roles de género tradi­cionales que están enraiza­dos por la cul­tura, no les per­mite dedicar su tiem­po libre a otras activi­dades pro­duc­ti­vas, como la par­tic­i­pación políti­ca, activi­dades lab­o­rales, que les per­mi­ta ten­er una inde­pen­den­cia económi­ca. Como señala Westre­ich­er (2020). La economía fem­i­nista es un enfoque económi­co que tra­ta de incluir en el análi­sis de la economía la per­spec­ti­va de la mujer, rela­ciones y hechos económi­cos ante la desigual­dad preva­lente entre hom­bres y mujeres. Este es un rol muy impor­tante, que siem­pre han cumpli­do las mujeres y que aho­ra se ha vis­i­bi­liza­do durante la pandemia.

Otro rol muy impor­tante es que las mujeres son may­ori­tarias en el sis­tema de cuida­dos, cer­ca del 80% de las per­sonas que tra­ba­jan en el sec­tor domés­ti­co en Améri­ca Lati­na son mujeres. Esto quiere decir que la may­oría de estas mujeres, se van a enfrentar en la casa tenien­do un rol de madres de cuidado­ras y segun­do cuan­do van a tra­ba­jar, van a ten­er ese mis­mo rol que aho­ra con la pan­demia, se ha agudiza­do y han tenido una car­ga domés­ti­ca y una car­ga emo­cional mucho más grande.

Hay un doble juego, el rol de la mujer, siem­pre ha sido el pilar de la sociedad, la pan­demia puso en evi­den­cia que ese rol, que es fun­da­men­tal en todas las sociedades, fue frag­iliza­do por la desigual­dad de género que resul­ta una pan­demia tam­bién. Si bien las mujeres han sido chivos expi­a­to­rios y al mis­mo tiem­po víc­ti­mas de esta situación, han sido el motor de ini­cia­ti­vas para poder salir de la situación en general.

¿Por qué la falta de reconocimiento del trabajo institucional feminizado?

Una respues­ta coex­i­s­tiría por qué en su gran may­oría al ser un tra­ba­jo de mujeres, se con­sid­er­a­ba como algo nat­ur­al, y no como una fun­ción lab­o­ral, parte de las obliga­ciones inher­entes al hecho de ser mujer, tam­bién es impor­tante tomar en cuen­ta el tema de la rep­re­sentación políti­ca de las mujeres has­ta hace poco, su rep­re­sentación era defici­taria, lo sigue sien­do, pero ni siquiera lle­ga­ban a ten­er un por­centa­je sufi­ciente, para impon­er sus prob­lemáti­cas, que las afectan a ellas en par­tic­u­lar, en la agen­da políti­ca, obvi­a­mente, el asun­to de la pari­dad es muy impor­tante, no es sufi­ciente no es automáti­co, pero es muy importante.

El tema de la pari­dad y la desigual­dad de género, es una pan­demia que existe en Améri­ca Lati­na des­de sig­los atrás y ya se ha venido tra­ba­jan­do en décadas ante­ri­ores, en abrir estos caminos para poder lle­gar a una pari­dad, el prob­le­ma aquí es que no hay trans­ver­sal­i­dad, todos los caminos se han abier­to de man­era sep­a­ra­da, hay mujeres que han abier­to espa­cios impor­tantes y que siguen ocu­pan­do puestos impor­tantes , sin embar­go el prob­le­ma de fon­do es como, los hom­bres par­tic­i­parán en la aceptación de este rol que va a jugar la mujer más adelante.

El min­istro de hacien­da de Chile men­cionó que en ple­na pan­demia, no podemos hablar de pan­demia sin el rol de las mujeres, pero nos damos cuen­ta que eso que­da en las pal­abras, sí prom­e­ten grandes cosas, pero las políti­cas de cada gob­ier­no, el hecho de aplicar esa políti­ca y de real­mente incor­po­rar a la mujer en el juego económi­co, o en el juego políti­co, ahí cuan­do el lugar no se está dan­do, lo sabe­mos hoy día, las mujeres, están en primera línea en todos los aspec­tos, como nuevas políti­cas económi­cas del sis­tema cap­i­tal­ista, existe una pro­fun­da desigual­dad de género, las mujeres van a poder y deberán ten­er su lugar, pero esto va a darse, si los hom­bres, dan ese lugar efec­ti­va­mente a la mujer.

El caso de las empleadas domés­ti­cas que es muy especí­fi­co en Lati­noaméri­ca, rep­re­sen­ta a un grupo vul­ner­a­ble cuyos dere­chos no han sido garan­ti­za­dos, sobre todo en tiem­pos de pan­demia, esto no es nada nue­vo, ya des­de hace sig­los, ha sido un grupo, cuyos dere­chos han sido vul­ner­a­dos, a pesar de los avances leg­isla­tivos que se han con­segui­do en los últi­mos años, sigue sien­do un sec­tor muy infor­mal, cuyos dere­chos humanos, están sien­do vio­la­dos a diario, con la lle­ga­da de la pan­demia hubo despi­dos masivos, sin percibir ben­efi­cios, por parte de los empleadores, en algunos casos, ni siquiera su últi­mo suel­do, sien­do un grupo, cuyo acce­so al Seguro Social, es difí­cil, no se garan­ti­za, esto ha tenido con­se­cuen­cias en su capaci­dad en ten­er acce­so a la aten­ción médi­ca, otro aspec­to es que la may­oría no tuvo acce­so a bonos estatales, real­mente se encon­traron sin ningu­na fuente de ingre­so. La Orga­ni­zación Inter­na­cional del Tra­ba­jo (OIT) afir­mó que la desigual­dad entre los géneros en el mun­do del tra­ba­jo se agudizó con la pan­demia de covid-19, gol­pe­an­do despro­por­cionada­mente la ocu­pación y los ingre­sos de las mujeres y no cam­biará en el futuro cercano.

En Perú más del 85% no tuvo acce­so a bonos estatales y para las que no perdieron el tra­ba­jo, están expues­tas a una sobre explotación ter­ri­ble, la car­ga lab­o­ral aumen­tó, porque las medi­das de higiene, están más estric­tas, tam­bién por el cierre de las escue­las, entonces la aten­ción a los niños y niñas les exigió un may­or tra­ba­jo, otro caso en par­tic­u­lar las que tra­ba­jaron en sus hog­a­res, están casi como secuestradas, el que no pueden salir, por el ries­go de que vuel­van a la casa trans­portan­do el virus, les dicen que pueden salir pero, vas a ten­er que hac­erte la prue­ba médi­ca del covid, hay que tomar en cuen­ta que por ejem­p­lo en Perú el cos­to de la prue­ba es casi la mitad de un suel­do mín­i­mo, que no les está garan­ti­za­do a ellas tampoco.

En Chile, hay 120.000 mujeres en el mer­ca­do negro infor­mal, hoy en día están exigien­do se puedan grat­i­ficar los con­ve­nios de la Orga­ni­zación Inter­na­cional del Tra­ba­jo (OIT) el 189–190, que pro­tege a las tra­ba­jado­ras domés­ti­cas por una parte y tam­bién pro­tege y san­ciona el acoso sex­u­al y el abu­so en el mun­do del tra­ba­jo, porque es un sec­tor fun­da­men­tal, es el pilar en muchas casas en Améri­ca Lati­na, sin embar­go es un sec­tor que se obser­va con un des­pre­cio abso­lu­to, en el cual las mujeres han tenido que salir a la calle a man­i­fes­tarse y siguen hacién­do­lo para poder ser con­sid­er­adas como una fuerza de tra­ba­jo que nece­si­ta estar res­guarda­da por sus derechos.

La pandemia también ha producido el efecto devastador de la violencia de género

La vio­len­cia de género que se vive actual­mente en Améri­ca Lati­na y que siem­pre se ha vivi­do, es otra pan­demia silen­ciosa, que viv­en día a día todas las mujeres lati­noamer­i­canas, según esti­ma­ciones cer­ca del 27% de las mujeres en Améri­ca Lati­na han exper­i­men­ta­do vio­len­cia físi­ca o sex­u­al por parte de su pare­ja, durante el con­fi­namien­to y durante la cri­sis san­i­taria, estas cifras van aumen­tar de man­era sig­ni­fica­ti­va, además de esto no solo exis­ten la vio­len­cia físi­ca o sex­u­al, sino que tam­bién exis­ten los fem­i­ni­cidios que es el asesina­to solo por el hecho de ser mujeres, en el año 2019 se estima­ba que aprox­i­mada­mente 3,800 mujeres fueron asesinadas en Améri­ca Lati­na por mano de sus agresores.

Obligan­do a que un número con­sid­er­able de mujeres tuviesen que pasar tiem­po en con­fi­namien­to con sus mal­trata­dores. No olvi­dar la vio­len­cia en las redes sociales, la vio­len­cia de género está no solo en un niv­el pres­en­cial, en los hog­a­res, en el tra­ba­jo, o en el aula de clases, aho­ra tam­bién en esce­nar­ios dig­i­tales que tam­bién for­man parte de una vida en difer­entes con­tex­tos sociales, en un ámbito cotid­i­ano y públi­co, se tra­ta de un acoso cibernéti­co. Tal es el caso en abril del 2021 en el esta­do de Méx­i­co, donde una maes­tra fue agre­di­da por su pare­ja mien­tras impartía su clase en línea.

Améri­ca Lati­na solo cuen­ta con algu­nas leg­is­la­ciones con respec­to al fem­i­ni­cidio, solo 15 país­es tienen leg­is­lación con respec­to a esto, de los 33 país­es de Améri­ca Lati­na, esto quiere decir que en mate­ria leg­isla­ti­va y mar­cos jurídi­cos las mujeres todavía no están sien­do pro­te­gi­das por los gob­ier­nos, durante estas restric­ciones de con­fi­namien­to, de la movil­i­dad local y entre regiones, en algunos casos, por ejem­p­lo en Colom­bia se vio un aumen­to del 51% son casos de vio­len­cia intrafa­mil­iar, en el Esta­do de Méx­i­co, se han pre­sen­ta­do has­ta el momen­to 2,030 denun­cias por lesiones dolosas con­tra mujeres, lam­en­ta­ble­mente estas cifras van en aumen­to, esto es preocupante.

Por otra parte hubo políti­cas públi­cas muy dañi­nas para las mujeres, por ejem­p­lo la alcaldía de Bogotá tomó como decisión condi­cionar las ayu­das mon­e­tarias a los hog­a­res de bajos recur­sos, al req­ui­si­to de que no hubiese denun­cia por vio­len­cia domés­ti­ca den­tro de dicho hog­ar, obvi­a­mente eso fue una medi­da dis­ua­si­va, las mujeres que están sufrien­do vio­len­cia, por miedo a perder su úni­ca fuente de ingre­sos durante la pan­demia no han ido a denun­ciar, no pueden porque el ries­go era perder esta úni­ca fuente de ingresos.

Liderazgo femenino durante la pandemia

Estu­dios evi­den­cian que el lid­er­az­go femeni­no, ha lle­ga­do a sal­var vidas durante la pan­demia, enfa­ti­zan­do que esta situación puede pon­er en val­or lo que es cier­to, un bien social.

La revista FOBER emi­tió un lis­ta­do de 7 mujeres que hoy día están al man­do de cier­tos país­es y era donde mejor la cri­sis se había ges­tion­a­do, los país­es Nórdi­cos como Norue­ga y Dina­mar­ca, las mujeres son las que tienen la batu­ta de algu­na man­era porque tienen ese doble están­dar, de una man­era de pen­sar en el mun­do lab­o­ral, en el mun­do del tra­ba­jo, en la políti­ca como mujeres capaces, com­pe­tentes, para poder lle­var a cabo majos y estrate­gias, para poder salir de esta cri­sis y por otro lado está la doble car­ga men­tal que si bien es cier­to es una prob­lemáti­ca, saben lo que pasa en las casas, saben pon­erse en el lugar del otro. Sanch­es (2021), editó que un estu­dio mues­tra cómo los pueb­los gob­er­na­dos por mujeres reg­is­traron un 43% menos de muertes.

Estos ref­er­entes femeni­nos que ha habido en cier­tos lugares y país­es, dan cuen­ta de este aspec­to pos­i­ti­vo como una aper­tu­ra de esper­an­za, de que las mujeres tienen que estar ahí para poder sacar a la gente de la pan­demia. En algunos de los mecan­is­mos que se están acti­van­do durante esta cri­sis, tam­bién podemos encon­trar cier­tos ben­efi­cios hacia la mujer.

Conclusiones

No cabe duda que es com­pli­ca­do lograr la igual­dad, pero es un pro­ce­so que en este momen­to de la his­to­ria de la humanidad se cuente con igual­dad sus­tan­ti­va y que puedan vivir las mujeres en su día a día de man­era gen­er­al. Para esto es impor­tante trans­for­mar a las sociedades, con el for­t­alec­imien­to de pro­gra­mas de igual­dad de género, redes de apoyo, espa­cios de aten­ción para la vio­len­cia de género, ten­di­entes a la igual­dad y por supuesto de la escucha a las comunidades.

Para lo cual, se hace nece­sario, apoyos de ser­vi­cio comu­ni­tario de salud y psi­cológi­cos, para tra­ba­jar la aten­ción a las deman­das para lograr una dis­min­u­ción, con una ten­den­cia hacia erradicar la vio­len­cia de género, par­tic­u­lar­mente e infor­mar para poder lograr vivir sin per­mi­tir la vio­len­cia, sin miedo a ser ata­cadas, dis­crim­i­nadas, con­tar con un tra­ba­jo dig­no, equi­tati­vo de dis­tribu­ción de cuida­dos y tar­eas en el hog­ar, lo cual brindará autonomía económi­ca, lo cual impli­ca un apoyo económi­co para sus familias.

Algo que ago­b­ia den­tro de la sociedad son pre­gun­tas ante la incer­tidum­bre del futuro, cuán­do se ter­mi­nará, cuán­do se regre­sará a la nor­mal­i­dad, en qué condi­ciones físi­cas y men­tales se estará, cuál será la nue­va nor­mal­i­dad, al ten­er que estar pre­sentes en espa­cios públicos.

Aunque el futuro es incier­to, es impor­tante tra­ba­jar en estrate­gias, para reducir difi­cul­tades que gen­er­an esta brecha. Pen­san­do en trans­for­ma­ciones esta­bles, sobre todo en esce­nar­ios posi­bles, después del covid-19, cuáles serán los retos, para dis­minuir estas bre­chas de desigual­dad hacia la pre­ven­ción, ante casos de vio­len­cia y casos de desigualdad.

Cómo se percibe el futuro

Los temas que se vuel­ven más urgentes, tienen que ver con el sis­tema de cuida­dos. Parte del futuro y ante esta viven­cia mundi­al, es real­mente traer a la luz públi­ca, debates sobre los cuida­dos y la impor­tan­cia que tiene desar­rol­lar a niv­el nacional un sis­tema nacional de cuida­dos que per­mi­ta ten­er políti­cas públi­cas, está cor­re­spon­s­abil­i­dad que empieza en casa entre hom­bres y mujeres, en el tiem­po que las mujeres ded­i­can al cuida­do y labores domés­ti­cas, com­para­do con los hom­bres, en los últi­mos quince años los hom­bres solo han aumen­ta­do siete min­u­tos a colab­o­rar en dichos cuida­dos, ahí hay una acel­eración en esencial.

El tema de cuida­do no es un tema solo per­son­al, es un tema social, el cual requiere de políti­cas públi­cas, que com­pren­dan estrate­gias comu­ni­tarias, se requiere además de un pacto entre las famil­ias, en su diver­si­dad, que a su vez ten­drá un impacto direc­to en la par­tic­i­pación de las mujeres en el mer­ca­do de tra­ba­jo y ahí entra el tema de cuida­dos, cómo se tiene que orga­ni­zar el tra­ba­jo, incluyen­do el tele­tra­ba­jo, en esta flex­i­bi­lización en tér­mi­nos de que las insti­tu­ciones vean cómo poder aco­modar los difer­entes roles que tiene las per­sonas, no solo las mujeres. Y como esto con­tribuirá a la seguri­dad y a la no vio­len­cia. Prue­ba de ello es el Mod­e­lo de atención

En Méx­i­co, refu­gios para mujeres víc­ti­mas de vio­len­cia y sus hijas e hijos, por el Insti­tu­to Nacional de las Mujeres (INMUJERES), es uno de los primeros fru­tos, sin duda un logro fem­i­nista, que a su vez trascendió entre orga­ni­za­ciones de la sociedad civ­il tomar la ini­cia­ti­va de crear refu­gios para mujeres víc­ti­mas de vio­len­cia. Como lo men­ciono Garcí,a pres­i­den­ta de INMUJERES. Este mod­e­lo es una alian­za y com­pro­miso entre gob­ier­no y sociedad, una vía efec­ti­va en favor del dere­cho a las mujeres a una vida libre de violencia.

Si hay algo que nos demues­tra la pan­demia es lo impor­tante, que es poder tra­ba­jar, des­de las políti­cas públi­cas, en una visión amplia sistémi­ca y mul­ti­di­men­sion­al, como un tema cen­tral. Tam­bién la pan­demia nos ha mostra­do como el lid­er­az­go de las mujeres se ha man­i­fes­ta­do en el mane­jo de la pan­demia, se habla de líderes de los país­es bajos Nue­va Zelandia, Ale­ma­nia y como en esta for­ma de hac­er políti­ca, las mujeres han apor­ta­do solu­ciones inno­vado­ras que han per­mi­ti­do tran­si­tar de una man­era muy intere­sante, esto lla­ma la aten­ción en el mar­co de estos apren­diza­jes, tra­ba­jar por la pari­dad en todo. Ten­er pari­dad en todos los ámbitos es impor­tante, porque la demostración de la pari­dad en la acción de ten­er esa rep­re­sentación de mujeres y hom­bres, en su diver­si­dad en todo, enriquece las labores de las políti­cas públi­cas, por lo cual la leg­is­lación es mejor.

Hay una mira­da enrique­ci­da que nece­si­ta­mos en todos los ámbitos, hay mucho espa­cio, en este nue­vo momen­to para colab­o­rar, en la dig­i­tal­ización, la capac­itación, has­ta las políti­cas inter­nas del lid­er­az­go de mujeres den­tro de todos los cam­pos des­de las cien­cias sociales, inge­nierías, el arte, etc.

Más direc­ti­vas femeni­nas, en todos los ámbitos sociales, la pari­dad en todo es impor­tante, muchas mujeres tienen la necesi­dad de par­tic­i­par y ver esto, al igual que ten­er más estu­dios sobre el impacto difer­en­ci­a­do de los cuida­dos de la vida académi­ca de ellas a la luz públi­ca, ante estos cam­bios gen­era­cionales. Esto nos da una idea de un futuro de esper­an­za y transformación.

El espa­cio de las mujeres en lugares estratégi­cos en la toma de deci­siones a niv­el macro, en los gob­ier­nos, de los lid­er­az­gos de ellas en el mun­do ante la pan­demia y que tiene jus­ta­mente esta per­spec­ti­va, es fun­da­men­tal el papel de las mujeres, en la toma de decisiones.

La necesi­dad de ten­er una per­spec­ti­va de igual­dad sus­tan­ti­va de género es fun­da­men­tal seguir, capac­itán­dose, artic­u­lan­do con las exper­tas que tienen el tema. Es fun­da­men­tal tra­ba­jar en con­jun­to y colab­o­rar, para lograr esas trans­for­ma­ciones. Aten­der al lla­ma­do de ONU sobre las mujeres, de con­tar con medi­das de mit­i­gación para la errad­i­cación de la vio­len­cia y la aten­ción a las desigual­dades. Infor­mar a las mujeres que aunque están con­fi­nadas, que aunque per­manecen en sus casas, no tienen por qué acep­tar la violencia.

Con esta viven­cia de la pan­demia de lo que es quedarse en casa y de lo que impli­ca reflex­ionar para cam­biar, salir de esto hacia una nue­va nor­mal­i­dad más, con­sciente de nue­stro entorno, cuidado­ra, sol­i­daria, que sea mejor para todos y para todas, que reconoz­ca la impor­tan­cia de lo que cada una y cada uno puede hac­er, para cer­rar las bre­chas de desigual­dad, habi­en­do apren­di­do y no regre­sar a esa nor­mal­i­dad que no era bue­na espe­cial­mente para las mujeres.

Para lle­gar a esto hay que tra­ba­jar­lo, no solo va a suced­er porque se quiere, o se cree, cada una y cada uno des­de sus trincheras, y obvi­a­mente en cada mujer des­de las políti­cas públi­cas que son ámbito de com­pe­ten­cia y que tienen un poten­cial para mod­i­ficar el tema de la desigual­dad, de esta sociedad aún en su may­oría patriarcal.

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