SESENTA AÑOS CON CUBA, POR CUBA Y PARA CUBA

En el sexagésimo aniversario de la fundación de la carrera de Psicología en la Universidad de La Habana[1]

Manuel Calviño

Facultad de Psicología, Universidad de La Habana

Resumen

La fun­dación de la car­rera de psi­cología en la Uni­ver­si­dad de La Habana se pro­du­jo el 10 de enero de 1962. Des­de entonces, el camino recor­ri­do ha tenido un hilo con­duc­tor invari­able: el apego a la con­struc­ción de la sociedad cubana medi­ante prác­ti­cas pro­fe­sion­ales aso­ci­adas a los proyec­tos de desar­rol­lo del país, en aras del bien­es­tar y la pros­peri­dad de los cubanos y las cubanas. Al cumplirse sesen­ta años de su fun­dación el autor define el desar­rol­lo de la car­rera por su vín­cu­lo con Cuba, por Cuba y para Cuba.

Pal­abras clave: psi­cología, uni­ver­si­dad, Rev­olu­ción cubana

Abstract

The foun­da­tion of the Psy­chol­o­gy career at the Uni­ver­si­ty of Havana occurred on Jan­u­ary 10, 1962. Since then, the path trav­eled has had an invari­able com­mon thread: the attach­ment to the con­struc­tion of Cuban soci­ety through pro­fes­sion­al prac­tices asso­ci­at­ed with the devel­op­ment projects in the coun­try, for the sake of the well-being and pros­per­i­ty of Cuban men and women. At the six­ti­eth anniver­sary of its foun­da­tion, the author defines the devel­op­ment of the career by its link with Cuba, by Cuba and for Cuba.

Key­words: psy­chol­o­gy, Uni­ver­si­ty, Cuban revolution

Acu­na­da en el vien­tre patrióti­co de la Rev­olu­ción cubana, ali­men­ta­da de su ideario de eman­ci­pación y jus­ti­cia social, aso­ci­a­da a un cen­tro de altos estu­dios que se pinta­ba de negro, de mula­to, de campesino, de obrero, hacien­do suyo el devenir del pro­ce­so rev­olu­cionario, nació un 10 de enero de 1962 la entonces Escuela y hoy Fac­ul­tad de Psi­cología de la Uni­ver­si­dad de La Habana. Naci­da con un doble vín­cu­lo de cubanía: nació en Cuba, y nació con Cuba.

Un poco antes,

… en los ini­cios de 1959, el desta­ca­do psicól­o­go cubano Gus­ta­vo Tor­roel­la, que había ter­mi­na­do estu­dios en la Uni­ver­si­dad de Colum­bia, fue lla­ma­do por Ernesto Gue­vara, El Che, con el obje­ti­vo de crear un grupo espe­cial­iza­do en el ámbito de la psi­cología. Cada viernes, el líder rev­olu­cionario, que sen­tía gran sim­patía por la psi­cología y el psi­coanáli­sis, sostenía una reunión con ese grupo para orga­ni­zar y dis­eñar un proyec­to de asesoría al Ejérci­to Rebelde, que en aque­l­la época esta­ba nece­si­ta­do de una ade­cua­da eval­u­ación, edu­cación e instruc­ción. En una de esas reuniones, el Che pre­gun­tó si era mejor lle­var ade­lante entre­vis­tas indi­vid­uales o tests. Como el ejérci­to era muy grande y el tiem­po era lim­i­ta­do se decidió que era preferi­ble uti­lizar tests. El Che escribió a Tor­roel­la una nota de pre­sentación para el direc­tor de Cubana de Aviación y le dijo: “Ve y búsca­lo en el Hotel Habana Hilton; dile que te facilite un via­je a Nue­va York y uti­liza estos 300 dólares para que com­pres lo que con­sid­eres nece­sario”. Más tarde, ya en el hotel, el direc­tor de la aerolínea escribió en una servil­leta de papel del restau­rante la autor­ización para el pasaje que el emplea­do de la agen­cia de via­jes expidió inmedi­ata­mente. Tal vez esta fue la primera peti­ción que la Rev­olu­ción de 1959 hizo a la psi­cología” (De la Torre, 2009).

La comisión gesto­ra para la creación de la Escuela de Psi­cología fue pre­si­di­da por Alfon­so Bernal del Ries­go, y la inte­gra­ban Aníbal Rodríguez, Gus­ta­vo Tor­roel­la, María Tere­sa San­són, y por la Escuela de med­i­c­i­na Diego González Martín y José Ángel Bus­ta­mante. Dos meses después del establec­imien­to de la nue­va car­rera uni­ver­si­taria, el 12 de mar­zo de 1962, en el horario de 3:00 de la tarde a 7:00 de la noche comen­zaron las clases.

Los ini­cios se aso­cian a los nom­bres de desta­ca­dos espe­cial­is­tas de dis­tin­tas dis­ci­plinas que con­for­maron el primer cuer­po de docentes. Jun­to a los miem­bros de la Comisión gesto­ra, apare­cen Ernesto González Puig, Arman­do Martínez, Noemí Pérez Valdés, Juan Gue­vara, René Vega Vega, Luis Arana Lar­rea, Dina Min­ster, Rolan­do Valdés Marín, Rafael Dujar­rí Pul­lés. Todos han queda­do inscritos en el momen­to fun­da­cional de la car­rera. Jun­to a ellos los estu­di­antes de las primeras grad­ua­ciones que fueron capaces de cre­cerse y hac­er psi­cología antes de ser psicólo­gas y psicól­o­gos, de for­marse for­man­do, de abrazar la causa del país y estar pre­sente, como has­ta hoy, en todas las acciones en las que se con­struye el bien­es­tar y la feli­ci­dad de las cubanas y los cubanos.

En sus primeros años de exis­ten­cia, la escuela era un cen­tro babeliano en el que con­vivían las metá­foras pan­sex­u­al­ista de Freud, la prag­máti­ca opera­cional­ista de Wat­son, el exper­i­men­tal­is­mo clási­co europeo de Fraisse, las teorías de la psi­cología social norteam­er­i­cana de la postguer­ra, con un uni­ver­so de los más vari­a­dos test psi­cométri­cos, prue­bas proyec­ti­vas, y has­ta las miradas marx­is­tas de Wal­lon, Seve, y muy pál­i­da­mente las de Vygot­sky, Rubin­stein, Luria y Leon­tiev. Es decir, se leía de todo lo que en mate­ria de psi­cología estu­viera a nue­stro alcance. Por supuesto que leíamos el Afanasiev (Man­u­al de Filosofía de quien fuera direc­tor del per­iódi­co Prav­da), las Tres fuentes y tres partes inte­grantes del Marx­is­mo, y no sin per­ple­ji­dad nos asomábamos a pal­abras may­ores: El Cap­i­tal. Una mal­la cur­ric­u­lar het­ero­doxa por sus recur­sos, con un cier­to niv­el de orto­dox­ia en sus fundamentos.

Luego, bajo la influ­en­cia sobre todo de la psi­cología soviéti­ca, en la que se for­maron los primeros doc­tores en psi­cología de la insti­tu­ción y el esfuer­zo por la superación académi­ca y la con­struc­ción de un pen­samien­to cien­tí­fi­co más pro­pio, se pro­du­jo el primer gran despegue que posi­cionó a la car­rera por su mal­la cur­ric­u­lar potente, het­ero­doxa y con un fuerte com­po­nente de for­ma­ción prác­ti­ca apli­ca­da. A esto le sigu­ió una exten­sión de las colab­o­ra­ciones con insti­tu­ciones lati­noamer­i­canas, sobre todo las que se afil­i­a­ban des­de sus actores pro­fe­sion­ales, a la búsque­da de una psi­cología de vocación y com­pro­miso social.

Nadie dude que se cometieron muchos errores, no hay que ocul­tar los exce­sos y los defec­tos que pro­du­jeron impactos neg­a­tivos. Pero los pro­ce­sos humanos no son per­fec­tos, sino per­fectibles, y “aquel que esté libre de peca­do, que lance la primera piedra”, lo que tam­bién for­ma parte de la impronta sim­bóli­ca del edi­fi­cio de San Rafael y Mazón, donde tiene su res­i­den­cia des­de su fun­dación la Escuela de Psi­cología, y que antes fuera el inmue­ble de la antigua Agru­pación Católi­ca Universitaria.

Pero siem­pre hubo y hay un hilo con­duc­tor, una invari­ante incondi­cional que daba abri­go a todo lo que se hacía, se hacía suced­er o sim­ple­mente sucedía: era una escuela rev­olu­cionar­ia, pobla­da de un pro­fe­so­ra­do y un alum­na­do rev­olu­cionario, que intenta­ba enten­der cómo se hacía psi­cología con la rev­olu­ción, hacién­dola. Era esa, y sigue sien­do, nues­tra ilusión con­struc­ti­va: Hac­er psi­cología hacien­do el país, la patria, porque “una patria es una aspiración” (Leal, 2013: 31), ampara­dos en la certeza de que los mejores desar­rol­los de las dis­ci­plinas sociales en nue­stro país, y en Améri­ca Lati­na toda, los más cre­ativos, los que más han apor­ta­do al enriquec­imien­to del alma cubana (y lati­noamer­i­cana), han esta­do inequívo­ca­mente vin­cu­la­dos a las luchas de los pueb­los por la inde­pen­den­cia, la autonomía, el dere­cho a ser quien y como somos. El dere­cho a la libertad.

Tra­ducir esa mis­ión, esas ansias, ese com­pro­miso en una for­ma­ción cien­tí­fi­ca y pro­fe­sion­al­mente sól­i­da, ha sido el empeño sostenido del claus­tro pro­fe­so­ral de la fac­ul­tad. Las nuevas gen­era­ciones de pro­fe­so­ras y pro­fe­sores han con­for­ma­do un par­a­dig­ma de for­ma­ción que, no sin opor­tu­nidades de mejo­ra, ha dado cuna y sus­ten­to a una psi­cología que acom­paña los pro­ce­sos eman­ci­pa­to­rios del país, que par­tic­i­pa en las más dis­ímiles acciones encam­i­nadas a la con­struc­ción de pros­peri­dad para todas y todos los cubanos, que toca las lla­gas para ser parte de las curas, una psi­cología que dialo­ga con la real­i­dad for­man­do parte de ella, que la asume para su transformación.

¿Puede una psi­cología hon­es­ta, trans­par­ente, de vocación human­ista, no estar jun­to a los sueños y las frus­tra­ciones, las ale­grías y las penas, los acier­tos y los desvaríos del pueblo que la deman­da y la hace suya? ¿Puede una autén­ti­ca for­ma­ción en psi­cología no acom­pañar los pro­ce­sos de con­struc­ción de bien­es­tar, pros­peri­dad y feli­ci­dad de todas y todos los cubanos? ¿Puede no favore­cer la solu­ción de los con­flic­tos, el lima­do de las asperezas en los pro­ce­sos de con­struc­ción de más jus­ti­cia social, de defen­sa de los dere­chos de todas y todos? La respues­ta está allí, en cómo se for­man los cien­tí­fi­cos pro­fe­sion­ales de la psi­cología para nue­stro país en el aledaño a la col­i­na uni­ver­si­taria, hoy exten­di­do por todos los espa­cios en los que la cien­cia naci­da en Europa, en 1879, en un lab­o­ra­to­rio, y de espal­da a la real­i­dad, ha sido trans­for­ma­da en un actor impre­scindible del desar­rol­lo humano, del desar­rol­lo de la sociedad.

De modo que las pro­fe­so­ras y pro­fe­sores de la Fac­ul­tad de Psi­cología de la Uni­ver­si­dad de La Habana, seguire­mos hacien­do psi­cología en y con Cuba. Aho­ra, en esta época de cam­bios, y en los cam­bios de época que se suced­erán. Seguire­mos hacien­do psi­cología con quienes se lev­an­ten con nue­stro ideario nacional, con quienes aboguen por la lib­er­tad ple­na de Cuba, por su desar­rol­lo, por el ben­efi­cio de la pros­peri­dad para todas y todos los cubanos. Exten­demos nue­stros saberes pro­fe­sion­ales y los ponemos al ser­vi­cio del país, nos com­pro­m­e­te­mos en la mis­ión de defend­er la patria para el bien de todas y todos, con­stru­ir un país de jus­ti­cia social, un país que no se entre­ga a las pre­ten­siones hegemóni­cas del norte. Seguimos abrazan­do y con­struyen­do el proyec­to de la Cuba que quer­e­mos y nos mere­ce­mos, que existe inequívo­ca­mente en el deseo de hac­er­la siem­pre más cubana, más de los cubanos y las cubanas. Sea la psi­cología nues­tra for­ma de ser partícipes, con­struc­tores activos de nues­tra patria, de nues­tra nación.

Referencias bibliográficas

De la Torre C. (2009). “His­to­ria de la psi­cología en Cuba: cin­cuen­ta años de psi­cología-cin­cuen­ta años de Rev­olu­ción”, Revista Psi­co­lati­na, no. 17, agos­to, 2009. Disponible en: https://www.psicolatina.org/17/cuba.html

Leal, E. (2013, 5 de noviem­bre). Una patria es una aspiración. Pal­abras en la Sesión Solemne de la Asam­blea Munic­i­pal del Poder Pop­u­lar, por el 500 aniver­sario de la fun­dación de la Vil­la de San Sal­vador del Bayamo. Recu­per­a­do el 25 de mar­zo de 2017. http://www.cubadebate.cu/opinion/2013/11/29/una-patria-es-unaaspiracion/

  1. Este tex­to fue pub­li­ca­do en Cubade­bate el lunes 10 de enero de 2022. Disponible en: http://www.cubadebate.cu/ espe­ciales/2022/01/10/s­esen­ta-anos-con-cuba-por-cuba-y-para-cuba/

 

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