LA CLÍNICA PSICODINÁMICA DEL TRABAJO COMO PERSPECTIVA PARA EL ANÁLISIS DEL SUFRIMIENTO HUMANO

Néstor Raúl Porras Velásquez

Universidad nacional de Colombia

Resumen

El obje­ti­vo prin­ci­pal de este artícu­lo de reflex­ión, es pre­sen­tar algu­nas ideas bási­cas sobre las posi­bil­i­dades de una clíni­ca psi­cod­inámi­ca del tra­ba­jo como per­spec­ti­va de análi­sis de la expe­ri­en­cia sub­je­ti­va de sufrim­ien­to en el tra­ba­jo con­tem­porá­neo, prin­ci­pal­mente, des­de la prop­ues­ta del psi­coanal­ista francés Christophe Dejours, con el fin de apor­tar ele­men­tos de juicio para la com­pren­sión con­cep­tu­al y la trans­for­ma­ción en la prác­ti­ca pro­fe­sion­al de los psicól­o­gos en el análi­sis de la sub­je­tivi­dad lab­o­ral en los con­tex­tos de tra­ba­jo orga­ni­za­cionales, a par­tir de una revisión documental.

Pal­abras clave: Clíni­ca psi­cod­inámi­ca, psi­cología del tra­ba­jo, con­tex­to orga­ni­za­cional, sufrim­ien­to y malestar subjetivo.

Abstract

The main objec­tive of this reflec­tion arti­cle is to present some basic ideas about the pos­si­bil­i­ties of a psy­cho­dy­nam­ic work clin­ic as a per­spec­tive of analy­sis of the sub­jec­tive expe­ri­ence of suf­fer­ing in con­tem­po­rary work, main­ly from the pro­pos­al of the French psy­cho­an­a­lyst Christophe Dejours, with in order to pro­vide ele­ments of judg­ment for con­cep­tu­al under­stand­ing and trans­for­ma­tion in the pro­fes­sion­al prac­tice of psy­chol­o­gists in the analy­sis of labor sub­jec­tiv­i­ty in orga­ni­za­tion­al work con­texts, based on a doc­u­men­tary review. 

Key­words: Psy­cho­dy­nam­ic clin­ic, work psy­chol­o­gy, orga­ni­za­tion­al con­text, suf­fer­ing and sub­jec­tive discomfort.

Introducción

El interés por inda­gar sobre los efec­tos de las condi­ciones actuales de tra­ba­jo en la sub­je­tivi­dad de los tra­ba­jadores en los con­tex­tos orga­ni­za­cionales con­tem­porá­neos, impli­ca ini­cial­mente el reto de recono­cer que exis­ten dis­tin­tos mod­e­los teóri­cos para com­pren­der la real­i­dad de la salud men­tal lab­o­ral. En este con­tex­to, es impor­tante resaltar que las condi­ciones de tra­ba­jo y la orga­ni­zación de este pueden, en algunos casos, gener­ar sufrim­ien­to patológi­co en los tra­ba­jadores. Por esta razón, se plantea que la clíni­ca psi­cod­inámi­ca se con­figu­ra como una per­spec­ti­va de análi­sis para el sufrim­ien­to deriva­do del tra­ba­jo, que abor­da la expe­ri­en­cia sub­je­ti­va den­tro de las organizaciones.

Para comen­zar esta reflex­ión debo señalar que una condi­ción del ser humano es ser de incom­ple­tud y fini­tud y, por tan­to, suje­to del sufrim­ien­to. Además, el análi­sis de la expe­ri­en­cia sub­je­ti­va de sufrim­ien­to en el tra­ba­jo ha sido ampli­a­mente inves­ti­ga­do, por el psi­coanal­ista francés Dejours (2010, 2012, 2012a). Esta prop­ues­ta de análi­sis e inter­ven­ción en el cam­po de la orga­ni­zación del tra­ba­jo y sus efec­tos en la sub­je­tivi­dad lab­o­ral (Por­ras Velásquez, 2016; Por­ras Velásquez y Par­ra D’aleman, 2018b; Por­ras Velásquez y Par­ra D’aleman, 2019a), surge de una lec­tura psi­coanalíti­ca de las psi­co­pa­tologías del tra­ba­jo real­iza­da por Christo­pher Dejours des­de la déca­da de los años ochen­ta. Este trán­si­to evo­lu­ti­vo impli­ca la mira­da más reciente sobre las expe­ri­en­cias de plac­er, sat­is­fac­ción y bien­es­tar gen­er­adas en la real­ización de las tar­eas encomen­dadas. Esta nue­va per­spec­ti­va analíti­ca del tra­ba­jo y la sub­je­tivi­dad impli­ca según Wlosko (2015), una clíni­ca de los pro­ce­sos sub­je­tivos en relación con la expe­ri­en­cia de trabajo.

Por otra parte, se ha plantea­do que tradi­cional­mente la psi­cología del tra­ba­jo y de las orga­ni­za­ciones está ori­en­ta­da por una ide­ología de tipo fun­cional­ista (Por­ras Velásquez, 2023, 2023a), que ha des­cuida­do la inves­ti­gación de los aspec­tos sub­je­tivos impli­ca­dos en el tra­ba­jo (Por­ras Velásquez, 2014, 2018, 2022), En este sen­ti­do, ha evi­ta­do inda­gar y pro­fun­dizar sobre las condi­ciones sociales que gen­er­an el malestar sub­je­ti­vo deriva­do de labor pro­duc­ti­va en el mod­e­lo indus­tri­al (Por­ras Velásquez y Par­ra D’aleman, 2018). Sin embar­go, no podemos olvi­dar como pro­fe­sion­ales de la psi­cología que la orga­ni­zación y las condi­ciones de tra­ba­jo afectan pos­i­ti­va o neg­a­ti­va­mente la salud men­tal de los emplea­d­os (González y Domínguez, 2012).

En este sen­ti­do, es impor­tante recor­dar que el tra­ba­jo impli­ca una for­ma de com­pro­miso de la sub­je­tivi­dad para enfrentar una tarea enmar­ca­da por restric­ciones tan­to mate­ri­ales como sociales de los con­tex­tos lab­o­rales. Además, el tra­ba­jo impli­ca para el suje­to, la tarea psi­cológ­i­ca de cer­rar la brecha entre lo pre­scrip­to y lo real de la tarea; recor­rien­do el camino entre lo pre­scrip­to y lo efec­ti­vo que debe ser inven­ta­do o des­cu­bier­to cada vez por el suje­to que tra­ba­ja (Dejours, 2012a). En otras pal­abras, el tra­ba­jo impli­ca para el suje­to un dialéc­ti­co con­tin­uo entre las expe­ri­en­cias sub­je­ti­vas de sufrim­ien­to y plac­er (Wlosko, 2015; Wlosko y Ros,2019).

Clínicas del trabajo

De acuer­do con Ore­juela (2018), las clíni­cas del tra­ba­jo son prin­ci­pal­mente una per­spec­ti­va de análi­sis de tres aspec­tos fun­da­men­tales. En primer lugar, la relación tra­ba­jo-sub­je­tivi­dad, en la que se reconoce la dimen­sión sin­gu­lar del suje­to tra­ba­jador. En segun­do lugar, resalta el tra­ba­jo de los seres humanos como fun­ción cen­tral en la economía psíquica (psi­cod­inámi­ca) y, en ter­cer lugar, asume a la orga­ni­zación empre­sar­i­al como con­tex­to especi­fi­co de rela­ciones inter­sub­je­ti­vas y mar­co sim­bóli­co de ellas. En otras pal­abras, como per­spec­ti­va analíti­ca de la relación tra­ba­jo-sub­je­tivi­dad, las clíni­cas del tra­ba­jo son una apues­ta tan­to teóri­ca como clíni­ca que bus­can fun­da­men­tal­mente com­pren­der y super­ar el malestar pro­pio del mun­do del tra­ba­jo con­tem­porá­neo (Melo Valdés, 2013).

Para Zabala, Guer­rero y Besoain (2017), las clíni­cas del tra­ba­jo son aque­l­las for­mas de inves­ti­gar e inter­venir la sub­je­tivi­dad, colec­ti­va e indi­vid­ual, en el tra­ba­jo. Además, señalan que, si bien exis­ten diver­sas for­mas de con­ce­bir la sub­je­tivi­dad, estas aprox­i­ma­ciones clíni­cas coin­ci­den en pon­er el foco de aten­ción en la expe­ri­en­cia vivi­da y la impli­cación sub­je­ti­va en el tra­ba­jo, así como en el análi­sis de los pro­ce­sos de cam­bio. Por esta razón, es impor­tante para quienes desean incur­sion­ar en este cam­po del saber humano y realizar como prác­ti­ca pro­fe­sion­al la labor de clíni­co del tra­ba­jo en las orga­ni­za­ciones, respon­der por lo menos, a estas cua­tro pre­gun­tas referi­das al sufrim­ien­to deriva­do de las actuales condi­ciones de tra­ba­jo y de la orga­ni­zación de estas activi­dades: ¿Cómo se describe esta expe­ri­en­cia?, ¿Cómo se anal­iza?, ¿Qué aspec­tos se con­sid­er­an para inves­ti­gar e inter­venir la expe­ri­en­cia sub­je­ti­va de los tra­ba­jadores en el tra­ba­jo?, ¿Qué per­spec­ti­vas exis­ten? En pocas pal­abras, las clíni­cas del tra­ba­jo abor­dan la expe­ri­en­cia de tra­ba­jar a par­tir del límite que el tra­ba­jo rep­re­sen­ta para los suje­tos, ponien­do a prue­ba la sub­je­tivi­dad de los tra­ba­jadores, en el sen­ti­do que los con­fronta con la posi­bil­i­dad “real” del fra­ca­so laboral.

Las clíni­cas del tra­ba­jo hacen ref­er­en­cia a un cam­po de inves­ti­gación y de inter­ven­ción den­tro de la psi­cología del tra­ba­jo y de las orga­ni­za­ciones. En este cam­po de estu­dio encon­tramos tres (3) per­spec­ti­vas para estu­di­ar la relación entre la sub­je­tivi­dad, el tra­ba­jo y el con­tex­to de la expe­ri­en­cia. La primera de las per­spec­ti­vas clíni­cas es la denom­i­na­da psi­cod­inámi­ca del tra­ba­jo prop­ues­ta, prin­ci­pal­mente, por Dejours (1998, 2011; Dejours. y Gernet,2014). Esta prop­ues­ta surge de una lec­tura psi­coanalíti­ca de las psi­co­pa­tologías del tra­ba­jo, elab­o­ra­da por Dejours, cuyo abor­da­je clíni­co tiene como propósi­to el estu­dio del sufrim­ien­to en el tra­ba­jo. La segun­da per­spec­ti­va es la clíni­ca de la activi­dad prop­ues­ta por Yves Clot. Para Clot (2009), la activi­dad lab­o­ral es algo direc­ciona­do por la con­duc­ta del indi­vid­uo, pero para la sat­is­fac­ción de otros. El tra­ba­jo como activi­dad humana es un pun­to de encuen­tro con otros y que le per­mite al suje­to salir de sí mis­mo y recono­cerse como autor de una obra colec­ti­va. La ter­cera per­spec­ti­va, se conoce con el nom­bre de Soci­ología clíni­ca, cuyos prin­ci­pales rep­re­sen­tantes son Guale­jac (2013) y Ben­das­sol­li (2009). De acuer­do con Ben­das­sol­li, es posi­ble afir­mar que “lo social tiene dimen­siones emo­cionales, afec­ti­vas e incon­scientes y que lo indi­vid­ual se ve mold­ea­do por la cul­tura, por las insti­tu­ciones sociales y las orga­ni­za­ciones” (2009, p.71). Estas dimen­siones deben ser estu­di­adas con el fin de lograr una com­pren­sión glob­al de las expe­ri­en­cias sub­je­ti­vas tan­to de sufrim­ien­to como de plac­er en el tra­ba­jo. En este caso, la orga­ni­zación sería el con­tex­to socio­cul­tur­al para el análi­sis y se apli­caría a las situa­ciones de tra­ba­jo, en las que todo suje­to par­tic­i­paría (Gaule­jac y Guer­rero, 2017). Gra­cias a los estu­dios en ergonomía lle­va­dos a cabo por los autores antes men­ciona­dos, sabe­mos que existe un des­fase entre el tra­ba­jo “teóri­co o pre­scrito” y el tra­ba­jo “real”.

Además, las clíni­cas del tra­ba­jo dialo­gan con con­cep­tos como la iden­ti­dad pro­fe­sion­al y la real­ización per­son­al. En esta nue­va per­spec­ti­va de análi­sis se asume al suje­to en relación con otros, pues tra­ba­jar impli­ca estar con otros, real, sim­bóli­ca o imag­i­nar­i­a­mente pre­sentes en el juego exis­ten­cial e inter­sub­je­ti­vo, pro­pio de los con­tex­tos de trabajo.

Por aho­ra y, tenien­do en cuen­ta el interés par­tic­u­lar de este doc­u­men­to cuyo propósi­to es com­pren­der, una parte de la labor del clíni­co del tra­ba­jo, pro­fun­dizare­mos un poco más, en la per­spec­ti­va psi­cod­inámi­ca de la clíni­ca del trabajo.

¿En qué consiste la Clínica psicodinámica del trabajo?

Para Dejours (1998, 2001, 2006), esta per­spec­ti­va con­siste en lo fun­da­men­tal en el análi­sis dinámi­co de los pro­ce­sos psíquicos mov­i­liza­dos por la con­frontación del suje­to con la real­i­dad del tra­ba­jo. Por esta razón, el suje­to del tratamien­to en esta clíni­ca, es el suje­to de una his­to­ria sin­gu­lar, por­ta­dor de esper­an­zas y deseos que pone en juego cuan­do real­iza la activi­dad prop­ues­ta por la orga­ni­zación del trabajo.

Ore­juela (2018), sostiene que la per­spec­ti­va psi­cod­inámi­ca de la clíni­ca del tra­ba­jo cor­re­sponde a un cam­po sub­dis­ci­pli­nar del análi­sis clíni­co apli­ca­do al con­tex­to lab­o­ral, que ubi­ca el tra­ba­jo como un aspec­to cen­tral en la vida del suje­to, que cumple fun­ciones de direc­cionamien­to del sen­ti­do de su exis­ten­cia, de auto­ex­pre­sión y emancipación.

En sín­te­sis, de acuer­do con lo prop­ues­ta de Ore­juela (2018), la per­spec­ti­va clíni­ca de la psi­cod­inámi­ca del tra­ba­jo se aprox­i­ma a algunos ele­men­tos teóri­cos y metodológi­cos de la “psi­cología clíni­ca y del psi­coanáli­sis, y de esa for­ma rede­fine el sig­nifi­ca­do y el val­or del tra­ba­jo; tam­bién de sus rela­ciones con la sub­je­tivi­dad humana y cier­tos aspec­tos que la com­po­nen como la iden­ti­dad, el sufrim­ien­to psíquico, la feli­ci­dad y la salud” (p.67). En este sen­ti­do, la clíni­ca psi­cod­inámi­ca del tra­ba­jo puede enten­der­se, según Ore­juela como una apues­ta críti­ca de carác­ter teóri­co-clíni­co-ter­apéu­ti­co-inves­tiga­ti­vo que se pro­pone ayu­dar a com­pren­der, vis­i­bi­lizar y super­ar el malestar y sufrim­ien­to pro­pios del mun­do del tra­ba­jo contemporáneo.

Wlosko (2015), sigu­ien­do esta mis­ma línea de pen­samien­to, con­sid­era que el rol más impor­tante que puede desem­peñar un pro­fe­sion­al e inves­ti­gador de la sub­je­tivi­dad humana en los con­tex­tos de las orga­ni­za­cionales empre­sar­i­ales con­siste fun­da­men­tal­mente en realizar de man­era rig­urosa: el análi­sis de los pro­ce­sos psi­cológi­cos rela­ciona­dos con la activi­dad sub­je­ti­va de trabajar.

Por su parte, Fleury y Mace­do. (2012), plantean que hay una con­ver­gen­cia entre la defini­ción del cam­po de la psi­cod­inámi­ca del tra­ba­jo y sus ele­men­tos fun­da­men­tales, que son: el sufrim­ien­to, la cen­tral­i­dad del tra­ba­jo para el suje­to y la con­sti­tu­ción de estrate­gias defen­si­vas colec­ti­vas para sopor­tar las pre­siones de la orga­ni­zación del tra­ba­jo, procu­ran­do la nor­mal­i­dad y evi­tan­do lo patológi­co. Por esta razón, se puede afir­mar que la psi­cod­inámi­ca del tra­ba­jo bus­ca inter­venir la colec­tivi­dad y no a los indi­vid­u­os de man­era aislada.

Para una com­pren­sión más pre­cisa de esta per­spec­ti­va clíni­ca del tra­ba­jo, es nece­sario, de acuer­do con Fleury y Mace­do. (2012), ten­er pre­sente algu­nas de sus cua­tro premisas esen­ciales. En primer lugar, la cen­tral­i­dad del tra­ba­jo para el suje­to en la con­sti­tu­ción de su sub­je­tivi­dad. En segun­do lugar, la ausen­cia de neu­tral­i­dad del tra­ba­jo respec­to a la salud men­tal y la con­sti­tu­ción del suje­to. En ter­cer lugar, la posi­bil­i­dad de cam­bio de las situa­ciones lab­o­rales, con­sideran­do que estas exis­ten debido a deci­siones humanas y no por des­gra­cia. En cuar­to lugar, el mane­jo de dichos cam­bios ocurre a par­tir de la mod­i­fi­cación del tra­ba­jo y no de una adaptación de los tra­ba­jadores al tra­ba­jo existente.

Por ello, se puede afir­mar que “la clíni­ca psi­cod­inámi­ca del tra­ba­jo se pre­ocu­pa por escuchar el incon­sciente y per­mi­tir que el sufrim­ien­to pue­da ser sim­boliza­do. Esto bajo un mar­co trasfer­en­cial que mov­i­liza una deman­da y da aper­tu­ra al deseo” (Gar­cía Ospina y Álvarez Ramírez, 2014, p.484). Para estos autores la clíni­ca psi­cod­inámi­ca del tra­ba­jo es una valiosa prop­ues­ta para con­tex­tos orga­ni­za­cionales si se tiene en cuen­ta que es un espa­cio donde los suje­tos del tra­ba­jo no sue­len ten­er la opor­tu­nidad de man­i­fes­tar su malestar o sufrim­ien­to. En con­se­cuen­cia, se debe pro­mo­cionar y prop­i­ciar este tipo de ini­cia­ti­vas en las empre­sas para que los suje­tos ten­gan la opción de ser escucha­dos y mov­i­lizar allí la relación par­tic­u­lar que tienen con el tra­ba­jo y resig­nifiquen su posi­ción sub­je­ti­va, dis­min­uyen­do así el malestar o sufrim­ien­to durante el pro­ce­so de inter­ven­ción psi­coso­cial (Gar­cía Rivera & Por­ras Velásquez, 2019).

¿Qué entendemos por trabajo?

El tra­ba­jo es una cat­e­goría de análi­sis mucho más amplia que la de empleo. El empleo cor­re­sponde a la cat­e­goría socio-históri­ca de tra­ba­jo asalari­a­do o tra­ba­jo depen­di­ente, de acuer­do con Por­ras Velásquez, 2017; Por­ras Velásquez & Par­ra D’aleman, 2018a; Sala­man­ca Quiñones & Por­ras Velásquez, 2019, 2023). Para la psi­cología que pro­ponemos, el tra­ba­jo no es el empleo. Tam­poco puede reducirse al tra­ba­jo “pre­scrito” o teóri­co, es decir: “lo que se debe hac­er” según los man­uales de fun­ciones y pro­ced­imien­tos estable­ci­dos por la orga­ni­zación. El tra­ba­jo, para el anal­i­sis psi­cológi­co prop­uesto, cor­re­sponde a la activi­dad que real­iza el suje­to. Es decir, “lo que se hace”. En este sen­ti­do, el tra­ba­jo es una dimen­sión cen­tral de la exis­ten­cia, con­sti­tu­ti­vo del psiquis­mo y un medio por el cual el suje­to se vin­cu­la social­mente, es decir el tra­ba­jador es agente de su propia his­to­ria y de sus propias deci­siones, lo que impli­ca ampli­ar el hor­i­zonte de sen­ti­do de la labor pro­fe­sion­al del psicól­o­go del tra­ba­jo en las orga­ni­za­ciones (Por­ras Velásquez, 2020; Por­ras Velásquez y Par­ra D’aleman, 2019). Además, hoy sabe­mos gra­cias a los estu­dios en ergonomía, que existe un des­fase entre el tra­ba­jo “teóri­co o pre­scrito” y el tra­ba­jo “real”.

De acuer­do con Dejours (2010, 2011, 2020), tra­ba­jar sig­nifi­ca enfrentarse cotid­i­ana­mente a peli­gros tales como el miedo, el abur­rim­ien­to, y tam­bién bien la humil­lación, la vergüen­za, el sen­timien­to de injus­ti­ca, el sen­timien­to de traicionar las propias con­vic­ciones, sus pro­pios ide­ales, sus pro­pios deseos, etc. Por esta razón, es impor­tante, para los pro­fe­sion­ales ded­i­ca­dos al cam­po de apli­cación del tra­ba­jo y de las orga­ni­za­ciones, inves­ti­gar los fac­tores emo­cionales aso­ci­a­dos al sufrim­ien­to sub­je­ti­vo deriva­do de las condi­ciones de trabajo.

En pocas pal­abras, el tra­ba­jo es lo que no está dado por la orga­ni­zación teóri­ca del tra­ba­jo, en los man­uales de pro­ced­imien­tos y fun­ciones descritas, pre­scritas y asig­nadas a una per­sona o grupo de per­sonas en un car­go o puesto de tra­ba­jo en una empre­sa par­tic­u­lar. El tra­ba­jo es todo aque­l­lo que los hom­bres y las mujeres, tienen que inven­tar, en un momen­to de cri­sis exis­ten­cial lab­o­ral, para encon­trar la mejor for­ma de resolver el prob­le­ma de las exi­gen­cias que se les deman­da en el ámbito lab­o­ral, entre lo que deben hac­er, lo que pueden hac­er y lo que desearían hac­er, tenien­do en cuen­ta lo que ellos (como tra­ba­jadores) pien­san o creen que es jus­to o bueno. En este sen­ti­do, se habla del tra­ba­jo como una activi­dad cre­ati­va del suje­to (Amar, 2016).

Además, Dejours (1998), sostiene que el tra­ba­jo es un ele­men­to cen­tral en la con­for­ma­ción de nues­tra iden­ti­dad. Como sabe­mos, des­de el psi­coanáli­sis la iden­ti­dad es esa parte del suje­to que nun­ca se esta­bi­liza defin­i­ti­va­mente y que nece­si­ta de una con­fir­ma­ción reit­er­a­da cada día. Aho­ra bien, si no se da esa con­fir­ma­ción por parte del otro social o colec­ti­vo, puede gener­arse una cri­sis de “iden­ti­dad”, perío­do o momen­to durante el cual el suje­to ya no logra recono­cerse a sí mis­mo. lo que pro­duce gran sufrim­ien­to. Por esta razón, se afir­ma que el tra­ba­jo es un agente pro­duc­tor de nues­tra iden­ti­dad; pues la iden­ti­dad es una con­quista que se logra cap­i­talizar en el orden de lo sin­gu­lar, pero se opera o fun­ciona en el orden de la intersubjetividad.

Al men­cionar los prin­ci­pales con­cep­tos de la psi­cod­inámi­ca del tra­ba­jo, prop­uestos por Christo­pher Dejours, se pueden reseñar mín­i­mo cua­tro: sufrim­ien­to, plac­er, estrate­gias defen­si­vas y lo real. Sin embar­go, el con­cep­to de sub­li­mación recién merece tam­bién ser inclu­i­do en esta cat­e­goría. Dejours (2009, 2012, 2020), pro­pone la noción de sufrim­ien­to para mar­car los límites de un cam­po de inves­ti­gación que se difer­en­cia del estu­dio de la enfer­medad men­tal, pues en la psiquia­tría clási­ca solo se dis­tinguen dos esta­dos men­tales: el de la enfer­medad men­tal, por un lado y, el de la salud men­tal, por otro lado. Este autor con­sid­era que entre salud y enfer­medad hay un espa­cio muy amplio, que debe ser con­sid­er­a­do espe­cial­mente cuan­do se hable de la relación suje­to-tra­ba­jo-sufrim­ien­to. Dejours con­sid­era que la salud es un fin en sí mis­mo y que aque­l­lo que debe tomarse más en cuen­ta, por su impor­tan­cia, son los medios que el suje­to uti­liza para lle­gar a ese esta­do de salud o para recu­per­ar­lo cuan­do se ha perdido.

El sufrimiento derivado de la experiencia subjetiva de trabajo

Como se dijo al comien­zo de este doc­u­men­to, el análi­sis de la expe­ri­en­cia sub­je­ti­va de sufrim­ien­to deriva­dos de la orga­ni­zación y las condi­ciones de tra­ba­jo con­tem­poráneas requiere una lec­tura clíni­ca des­de el cuida­do de sí mis­mo (Por­ras Velásquez, 2020), donde el con­cep­to fun­da­men­tal sea el sufrim­ien­to sub­je­ti­vo y el pro­ce­so de trans­for­ma­ción de dicha expe­ri­en­cia en plac­er por parte del suje­to uti­lizan­do todos sus recur­so psi­cológi­cos y su cre­ativi­dad por medio del pro­ce­so psíquico de sublimación.

No obstante, el uso del mecan­is­mo de defen­sa psi­cológ­i­ca de la sub­li­mación, el suje­to no se lib­era con facil­i­dad del malestar ni del sufrim­ien­to gen­er­a­do por las condi­ciones lab­o­rales. Por esta razón, Ore­juela (2018), plantea que “el sufrim­ien­to, como modal­i­dad del malestar que aspi­ra al reconocimien­to, es la expe­ri­en­cia sub­je­ti­va de exce­si­va ten­sión y des­gaste que lle­va a la per­di­da de la expe­ri­en­cia de sí” (p.126). Igual­mente, vale la pena resaltar, en este momen­to del dis­cur­so, que la prin­ci­pal difer­en­cia entre la expe­ri­en­cia de sufrim­ien­to y malestar en el tra­ba­jo está dada por la inten­si­dad y la duración de la ten­sión emocional.

Aho­ra bien, los diver­sos análi­sis sobre la com­ple­ja relación entre tra­ba­jo y sub­je­tivi­dad, ponien­do énfa­sis en el sufrim­ien­to que cier­ta estruc­tura insti­tu­cional del tra­ba­jo pro­duce en todo tra­ba­jador. La tesis cen­tral de la clíni­ca psi­cod­inámi­ca del tra­ba­jo de un modo u otro sostiene que las nor­ma­ti­vas que imper­an en el mun­do del tra­ba­jo son efec­to de una man­era de orga­ni­zación social par­tic­u­lar, insti­tu­cional, que afec­ta direc­ta­mente la salud men­tal de las per­sonas, sin olvi­dar que el tra­ba­jo es asimis­mo un poderoso fac­tor de pro­duc­ción de salud, depen­di­en­do de las cir­cun­stan­cias (Foladori y Guer­rero, 2017).

En tér­mi­nos de pre­cisión con­cep­tu­al, de acuer­do con la prop­ues­ta de Ore­juela (2018), se puede decir que:

El sufrim­ien­to es la expe­ri­en­cia afec­ti­va de ten­sión, lucha y des­gaste, exper­i­men­ta­da ínti­ma­mente como un dra­ma, un dolor, con­tra el ries­go de descom­pen­sación psi­co­pa­tológ­i­ca. O sea, es un esta­do de ten­sión psíquica vivi­do como des­gaste (men­tal y del cuer­po) deriva­do del esfuer­zo por restable­cer la economía psíquica, esto es, deriva­do del esfuer­zo de procu­rar el des­blo­queo de la descar­ga de una sobre­car­ga psíquica incon­sciente (p.126).

En este orden de ideas, “el sufrim­ien­to surge del choque entre una his­to­ria indi­vid­ual, por­ta­do­ra de proyec­tos, esper­an­zas y deseos, y una orga­ni­zación del tra­ba­jo que los igno­ra” (Dejours, 1998, p. 133). Esto nos indi­ca qué lo causa. En este pun­to podemos decir, que ya sabe­mos cuál es la causa del sufrim­ien­to o malestar en el tra­ba­jo, pero esta infor­ma­ción no nos dice cómo opera, cómo fun­ciona, y cuál es la fun­ción que desem­peña, en la economía psíquica.

Dejours (2020), plantea categóri­ca­mente que: “el sufrim­ien­to no es una psi­co­pa­tología. esta cat­e­goría solo cabría para “una enfer­medad men­tal descom­pen­sa­da” (p. 59). De acuer­do con este psi­coanal­ista francés, tan­to, la enfer­medad men­tal, como la psi­co­pa­tología podría ser un des­ti­no en el que podría derivar el sufrim­ien­to lab­o­ral, pero no nece­sari­a­mente, sobre todo si, las estrate­gias de defen­sa psi­cológ­i­cas tan­to indi­vid­uales y colec­ti­vas han sido efi­caces, como lo demues­tran las inves­ti­ga­ciones pre­vias. En este últi­mo caso hablaríamos de un sufrim­ien­to cre­ati­vo que mov­i­liza en el suje­to todos sus recur­sos. Sin embar­go, tam­bién encon­tramos un sufrim­ien­to moral deriva­do de las actuales condi­ciones del tra­ba­jo del que nos ocu­pare­mos en rig­or, en nue­stro próx­i­mo artículo.

Conclusiones

La psi­cología como dis­ci­plina cien­tí­fi­ca y prác­ti­ca pro­fe­sion­al de la mod­ernidad tardía, asume el tra­ba­jo como obje­to de estu­dio, a par­tir de las rela­ciones de pro­duc­ción cap­i­tal­ista. En este con­tex­to socio­cul­tur­al, económi­co e históri­co surge el malestar como sín­toma de la fal­ta de reconocimien­to a la cal­i­dad y la belleza de su tra­ba­jo como con­tribu­ción social. Esta fal­ta de reconocimien­to social afec­ta neg­a­ti­va­mente, su iden­ti­dad pro­fe­sion­al y su capaci­dad de rela­cionarse sana­mente con­si­go mis­mo. Pues no hay que olvi­dar que tra­ba­jar es ante todo una relación con­si­go mismo.

El tra­ba­jo, no es solo un ámbito que gen­era malestar sub­je­ti­vo o sufrim­ien­to psíquico, es tam­bién un lugar donde el suje­to y el colec­ti­vo de tra­ba­jadores despl­ie­gan su inteligen­cia y sus capaci­dades para hac­er frente a “lo real” del tra­ba­jo cotid­i­ano, sino tam­bién un espa­cio psi­coso­cial para el reconocimien­to del otro, en su valía y aporte sin­gu­lar a la trans­for­ma­ción per­son­al y de su comunidad.

Para los enfo­ques de la clíni­ca, aquí men­ciona­dos, el tra­ba­jo tiene una doble faz: por una parte, pertenece a la real­i­dad social y, por otra parte, el tra­ba­jo es un esce­nario donde se proyectan los con­flic­tos y los deseos sin­gu­lares que involu­cran la his­to­ria de cada suje­to. A la par, en esta tra­ma sin­gu­lar y colec­ti­va, el suje­to tiene acce­so a la cre­ativi­dad y la trans­for­ma­ción de su pro­pio espa­cio existencial.

Por últi­mo, para la clíni­ca psi­cod­inámi­ca, el tra­ba­jo es tan­to una activi­dad mate­r­i­al y sim­bóli­ca con­sti­tu­ti­va del lazo social como una expe­ri­en­cia con­sti­tu­ti­va y con­sti­tuyente de la vida sub­je­ti­va de los tra­ba­jadores, que da cuen­ta de los mod­os sin­gu­lares de pade­cer o viven­ciar el malestar docente o el sufrim­ien­to psíquico y expe­ri­en­ciar el plac­er y la sat­is­fac­ción laboral.

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