INTELIGENCIA EMOCIONAL Y ANSIEDAD ANTE LA COVID-19: ESTUDIO CORRELACIONAL EN LA POBLACIÓN CUBANA

Elizabeth Jiménez-Puig
Diego D. Díaz-Guerra
Marena de la C. Hernández-Luego

Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas. Santa Clara. Cuba

Resumen

El brote de coro­n­avirus ha provo­ca­do emo­ciones neg­a­ti­vas en la población como la ansiedad. La Inteligen­cia Emo­cional está cor­rela­ciona­da inver­sa­mente con la pres­en­cia de emo­ciones neg­a­ti­vas. Por lo que, mien­tras may­or sea la inteligen­cia emo­cional, menor será el impacto psi­cológi­co neg­a­ti­vo de dichas emo­ciones. Esta inves­ti­gación tiene como obje­ti­vo explo­rar la cor­relación entre la inteligen­cia emo­cional y la ansiedad durante la pan­demia Covid-19. Se desar­rol­ló una inves­ti­gación cuan­ti­ta­ti­va trans­ver­sal de alcance cor­rela­cional. La mues­tra estu­vo com­pues­ta por 385 cubanos may­ores de 18 años res­i­dentes en Cuba. Se evi­den­ció que la may­oría de los par­tic­i­pantes no pre­sen­taron nive­les de ansiedad dis­fun­cional rela­ciona­da con la Covid-19. Los resul­ta­dos arro­jan un déficit en la com­pren­sión de emo­ciones, poca aten­ción a estas y prob­le­mas en el momen­to de reg­u­lar­las. Se demostró que los nive­les altos de ansiedad dis­fun­cional por el coro­n­avirus están cor­rela­ciona­dos con un bajo desem­peño en las cat­e­gorías de la inteligen­cia emo­cional. Se infiere que la inteligen­cia emo­cional es un fac­tor pro­tec­tor ante las emo­ciones neg­a­ti­vas oca­sion­adas por la pan­demia. Con­ven­dría ampli­ar la inves­ti­gación sobre la relación entre la inteligen­cia emo­cional y las emo­ciones neg­a­ti­vas en situa­ciones de estrés excep­cionales como lo es la Covid-19.

Pal­abras claves: inteligen­cia emo­cional, ansiedad, COVID-19, Cuba.

Abstract

The coro­n­avirus out­break has caused neg­a­tive emo­tions in the pop­u­la­tion such as anx­i­ety. Emo­tion­al Intel­li­gence is inverse­ly cor­re­lat­ed with the pres­ence of neg­a­tive emo­tions. There­fore, the high­er the emo­tion­al intel­li­gence, the low­er the neg­a­tive psy­cho­log­i­cal impact of these emo­tions. This research aims to explore the cor­re­la­tion between emo­tion­al intel­li­gence and anx­i­ety dur­ing the COVID-19 pan­dem­ic. A cross-sec­tion­al quan­ti­ta­tive research of cor­re­la­tion­al scope was devel­oped. The sam­ple con­sist­ed of 385 Cubans over 18 years of age resid­ing in Cuba. It was evi­denced that most of the par­tic­i­pants did not present lev­els of dys­func­tion­al anx­i­ety relat­ed to COVID-19. The results show a deficit in the under­stand­ing of emo­tions, lit­tle atten­tion to them and prob­lems in reg­u­lat­ing them. High lev­els of dys­func­tion­al coro­n­avirus anx­i­ety were shown to be cor­re­lat­ed with poor per­for­mance in Emo­tion­al Intel­li­gence cat­e­gories. It is inferred that Emo­tion­al Intel­li­gence is a pro­tec­tive fac­tor against neg­a­tive emo­tions caused by the pan­dem­ic. It would be con­ve­nient to expand the research on the rela­tion­ship between Emo­tion­al Intel­li­gence and neg­a­tive emo­tions in excep­tion­al stress sit­u­a­tions such as COVID-19.

Key­words: emo­tion­al intel­li­gence, anx­i­ety, COVID-19, Cuba. 

Introducción

La pan­demia Covid-19 en la actu­al­i­dad está inun­dan­do de noti­cias alar­mantes a la población (Min­sap, 2021; OPS, 2021). En la región de las Améri­c­as se noti­ficó, has­ta el 16 de mayo de 2021, 64 934 163 casos con­fir­ma­dos y 1 587 859 defun­ciones des­de la detec­ción de los primeros casos en enero del 2020 (OPS, 2021). Has­ta el 10 de junio de 2021 a las 12 de la noche se repor­tan 154 866 pacientes diag­nos­ti­ca­dos con la Covid-19 en Cuba y 1065 fal­l­e­ci­dos (Min­sap, 2021).

Las per­sonas que están en ais­lamien­to social, con movil­i­dad restringi­da y pobre con­tac­to con los demás son vul­ner­a­bles a pre­sen­tar com­pli­ca­ciones psiquiátri­c­as que van des­de sín­tomas ais­la­dos has­ta el desar­rol­lo de un trastorno men­tal como insom­nio, ansiedad, depre­sión y trastorno por estrés pos­traumáti­co (Hure­movic, 2019). Los pen­samien­tos dis­tor­sion­a­dos en la pan­demia están rela­ciona­dos con la sin­toma­tología de la ansiedad gen­er­al­iza­da y se cen­tran en la inter­pretación de la situación como peli­grosa, aso­ci­a­da a la pér­di­da, daño, enfer­medad o muerte, insu­fi­ciente con­trol inter­no y exter­no de las cir­cun­stan­cias dis­tribuidas en el miedo al daño físi­co y men­tal, a la frus­tración a la inca­paci­dad para afrontar las difi­cul­tades y a la pre­ocu­pación exce­si­va por todo (Moreno-Proaño, 2020).

La inteligen­cia emo­cional pro­por­ciona un mar­co teóri­co unifi­ca­do para estu­di­ar el papel de las habil­i­dades emo­cionales en los pro­ce­sos de estrés y bien­es­tar, que es extra­or­di­nar­i­a­mente aplic­a­ble en esta cri­sis provo­ca­da por el Covid-19 (Extremera, 2020). La inteligen­cia emo­cional es la capaci­dad de percibir con pre­cisión, val­o­rar y expre­sar emo­ciones; la capaci­dad de acced­er y/o gener­ar sen­timien­tos que faciliten el pen­samien­to. Es la capaci­dad de com­pren­der las emo­ciones y el conocimien­to emo­cional; y la habil­i­dad para reg­u­lar las emo­ciones para pro­mover el crec­imien­to emo­cional e int­elec­tu­al (Ocaña et al., 2019).

En una inves­ti­gación real­iza­da en un hos­pi­tal impro­visa­do en Wuhan donde se exploró la cor­relación entre la inteligen­cia emo­cional y el esta­do emo­cional neg­a­ti­vo del per­son­al de enfer­mería en situa­ciones de emer­gen­cia. Se demostró que existe una cor­relación neg­a­ti­va entre la inteligen­cia emo­cional y emo­ciones neg­a­ti­vas como la depre­sión, la ansiedad y el estrés. Evi­den­cian­do que la inteligen­cia emo­cional puede ser un amor­tiguador con­tra los efec­tos neg­a­tivos del estrés sobre la ansiedad y la depre­sión (Sun et al., 2020).

Durante un estu­dio real­iza­do en Israel se probó un mod­e­lo que expli­ca las pre­ocu­pa­ciones entre adul­tos durante la pan­demia Covid-19. Este se cen­tra en los recur­sos a niv­el per­son­al y social que pueden desem­peñar un papel en la expe­ri­en­cia de la pre­ocu­pación, la ansiedad y el patrón de respues­tas rela­ciona­do con el estrés. Sugirien­do que la inteligen­cia emo­cional puede explicar la efec­tivi­dad de las per­sonas en el mane­jo de sus emo­ciones y la obten­ción de apoyo social, y esto, a su vez, puede mejo­rar su pre­ocu­pación por el Covid-19 (Zys­berg & Zis­berg, 2020).

La ansiedad es una de las emo­ciones sus­cep­ti­ble de ser reg­u­ladas por la inteligen­cia emo­cional, la cual es exper­i­men­ta­da con desagra­do por el suje­to, y surge en una situación donde el indi­vid­uo percibe una ame­naza, sea esta real o no (Rodríguez et al., 2011). La inteligen­cia emo­cional es uno de los prin­ci­pales pre­dic­tores de la adaptación emo­cional ajus­ta­da y del bien­es­tar per­son­al (Limonero et al., 2015). De esta man­era, las com­pe­ten­cias emo­cional­mente ajus­tadas favore­cerían la dis­min­u­ción pro­gre­si­va de la ansiedad (Car­ril­lo-Salazar & Con­do-Choque­sil­lo, 2016). La inteligen­cia emo­cional tam­bién es uno de los mejores pre­dic­tores de estrate­gias de afrontamien­to adap­ta­ti­vas a situa­ciones estre­santes (Cabel­lo et al., 2014; Extremera & Fer­nán­dez-Berro­cal, 2002; Limonero et al., 2006a, 2006b; Limonero et al., 2004; Limonero et al., 2012).

Además, la inteligen­cia emo­cional podría estar rela­ciona­da con una sim­ple reparación emo­cional, ya que una ráp­i­da recu­peración de las emo­ciones neg­a­ti­vas como la ansiedad sería de gran util­i­dad para el afrontamien­to más rápi­do y de for­ma adap­ta­ti­va. La reparación emo­cional es el pro­ce­so de restable­cer el equi­lib­rio del organ­is­mo en tér­mi­nos de devolver la acti­vación psi­cológ­i­ca y fisi­ológ­i­ca a nive­les ante­ri­ores de una reac­ción emo­cional, espe­cial­mente si la reac­ción emo­cional proviene de una situación exter­na neg­a­ti­va (Limonero et al., 2015).

La aceptación de emo­ciones es el medio que per­mite afrontar las situa­ciones neg­a­ti­vas, acep­tar lo suce­di­do y super­ar las con­se­cuen­cias de cualquier des­gra­cia. Esta depende pos­i­ti­va­mente de la clar­i­dad emo­cional y de la aten­ción emo­cional, sin que parez­ca que inter­ven­ga la reparación emo­cional. Ello se podría explicar por la evi­den­cia exper­i­men­tal que sug­iere que esta com­bi­nación de fac­tores de la inteligen­cia emo­cional facili­ta la recu­peración de esta­dos emo­cionales neg­a­tivos se cen­tra en situa­ciones en las que las per­sonas están expues­tas a situa­ciones que gen­er­an estrés pero que no pueden cam­biar (Limonero et al., 2015).

En relación a la ansiedad y depre­sión, se ha iden­ti­fi­ca­do que se rela­cio­nan recíp­ro­ca­mente de for­ma neg­a­ti­va con la dimen­sión denom­i­na­da clar­i­dad y reg­u­lación emo­cional, sien­do esta últi­ma un pre­dic­tor inclu­so del ries­go sui­ci­da (Gómez-Romero et al., 2018). Depen­di­en­do de la alta clar­i­dad emo­cional, la alta reparación emo­cional y la alta aten­ción emo­cional de la per­sona, la inteligen­cia emo­cional con­tribuye a la salud emo­cional al pro­mover el afrontamien­to adap­ta­ti­vo frente al estrés y ansiedad cotid­i­ana (Puig­bó et al., 2019). Por lo que esta inves­ti­gación tiene como obje­ti­vo explo­rar la cor­relación entre la inteligen­cia emo­cional y la ansiedad durante la Covid-19

Métodos

Dis­eño del estu­dio y participantes

Se empleó un dis­eño cuan­ti­ta­ti­vo, no exper­i­men­tal, trans­ver­sal de alcance cor­rela­cional (Hernán­dez-Sampieri et al., 2014), medi­ante una encues­ta en línea uti­lizan­do Google Forms®. La encues­ta se difundió a través de gru­pos de What­sApp, Face­book, Twit­ter y lis­tas de correo elec­tróni­co. La inves­ti­gación se real­izó entre el 3 y el 25 de mayo de 2021. Las vari­ables demográ­fi­cas fueron edad, sexo, provin­cia, zona res­i­den­cial, niv­el de esco­lar­i­dad, esta­do civ­il y vín­cu­lo ocupacional.

La población selec­ciona­da refiere a los 10 527 117 cubanos may­ores de 18 años res­i­dentes en Cuba según el Anuario Demográ­fi­co (ONEI, 2019). El cál­cu­lo mues­tral fue real­iza­do de acuer­do a las especi­fi­ca­ciones de Valle­jo (2012) (ver Figu­ra 1), la selec­ción mues­tral se real­izó de man­era aleato­ria y cada ele­men­to de la población tuvo la mis­ma posi­bil­i­dad de ser selec­ciona­do, se obtu­vo una mues­tra nece­saria de 385 per­sonas, rep­re­sen­ta­ti­va a un niv­el de con­fi­an­za del 95% para dicha población.

Figura 1
Cálculo de muestra necesaria

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Instru­men­tos

Trait Meta-Mood Scale (Salovey et al., 1995): es una escala uti­liza­da para medir la inteligen­cia emo­cional percibi­da. Orig­i­nal­mente con­ta­ba con 48 ítems. La primera adaptación al español de esta escala fue val­i­da­da por Fer­nán­dez-Berro­cal et al. (2004) obte­nien­do una ver­sión de 24 ítems del Trait Meta-Mood Scale: TMMS-24 con un Alfa de Cron­bach supe­ri­or a .85 para las tres subescalas conformadas.

Esta téc­ni­ca no está val­i­da­da en la población cubana, por lo que se aplicó el Alfa de Cron­bach para medir la fia­bil­i­dad de la escala en la mues­tra selec­ciona­da obte­nien­do en las subescalas de Aten­ción Emo­cional α = 0.88, Clar­i­dad Emo­cional α = 0.92 y Reparación Emo­cional α = 0.91.

La escala se com­pone de 24 ítems que deben ser pun­tu­a­dos con una escala tipo Lik­ert de cin­co pun­tos (des­de 1= Nada de acuer­do, has­ta 5= Total­mente de acuer­do), los cuales se agru­pan en tres dimen­siones con un total de ocho ítems para cada una: Aten­ción Emo­cional: se refiere a la per­cep­ción de las propias emo­ciones. Clar­i­dad Emo­cional: esta dimen­sión evalúa la per­cep­ción que se tiene sobre la com­pren­sión de los pro­pios esta­dos emo­cionales. Reparación Emo­cional: mide la capaci­dad percibi­da para reg­u­lar los pro­pios esta­dos emo­cionales de for­ma correcta.

Coro­n­avirus Anx­i­ety Scale (CAS): fue desar­rol­la­do por Lee (2020) para eval­u­ar las reac­ciones de ansiedad rela­cionadas con la pan­demia de Covid-19. La escala posee 5 ítems de tipo Lik­ert de 0 (“en abso­lu­to”) a 4 (“casi todos los días durante las últi­mas 2 sem­anas”). La ver­sión orig­i­nal del CAS tiene una exce­lente con­sis­ten­cia inter­na, con un coe­fi­ciente Alfa de Cron­bach infor­ma­do de 0,93. En esta inves­ti­gación es emplea­da la ver­sión cubana de esta escala, desar­rol­la­da por Broche-Pérez et al. (2020) que mostró un alfa de Cron­bach de 0,88. Tam­bién realizaron un análi­sis de validez con­cur­rente con­fir­man­do los resul­ta­dos de los dos estu­dios real­iza­dos por el autor de la escala original.

Procedimientos

Los par­tic­i­pantes fueron infor­ma­dos sobre la vol­un­tariedad de su colab­o­ración, así como la ausen­cia de repre­salias en caso de aban­dono, se ase­guró el anon­i­ma­to de las respues­tas y la con­fi­den­cial­i­dad de los resul­ta­dos. Se obtu­vo el con­sen­timien­to infor­ma­do de todos los par­tic­i­pantes adul­tos inclu­i­dos en el estu­dio. Todos los pro­ced­imien­tos real­iza­dos en este estu­dio estu­vieron de acuer­do con los están­dares éti­cos de la Amer­i­can Psy­cho­log­i­cal Asso­ci­a­tion y sus están­dares éti­cos com­pa­ra­bles. El proce­samien­to de la infor­ma­ción se llevó a cabo en el SPSS v.22.0 donde se realizaron análi­sis descrip­tivos de las vari­ables, Alfa de Cron­bach para evi­den­ciar fia­bil­i­dad y cor­rela­ciones de Pearson.

Resultados

La mues­tra estu­vo con­for­ma­da por par­tic­i­pantes de 14 provin­cias del país, divi­di­dos en Región Occi­den­tal (7.8%), Región Cen­tral (90.6%) y Región Ori­en­tal (1.6%) (ver Tabla 1).

La edad de los par­tic­i­pantes osciló entre 18 y 80 años, con una media de 28.8 años (DE ± 14.21) y pre­dom­inó el género femeni­no (60.5%). En cuan­to al niv­el educa­ti­vo, la may­oría de los par­tic­i­pantes tenían títu­lo uni­ver­si­tario (48.6%) y se encon­tra­ban estu­dian­do des­de casa (42.9%). De acuer­do a la zona res­i­den­cial, la may­oría vivían en zonas urbanas (89.6%). Según el esta­do civ­il la pri­macía fue de solteros (54.8%) y sobre vín­cu­lo ocu­pa­cional fue hacia los estu­dios des­de casa (42.9%) (ver Tabla 2).

Tabla 1. Distribución de la muestra (N = 385) por provincias
Provin­cias f (%)
Región Occi­den­tal 30 (7.8)
Pinar del Río 2 (.5)
La Habana 12 (3.1)
Mayabeque 3 (.8)
Munici­pio Espe­cial Isla de la Juventud 7 (1.8)
Matan­zas 6 (1.6)
Región Cen­tral 349 (90.6)
Vil­la Clara 23 (6.0)
Cien­fue­gos 15 (3.9)
Sanc­ti Spíritus 171 (44.4)
Ciego de Ávila 9 (2.3)
Cam­agüey 131 (34.0)
Región Ori­en­tal 6 (1.6)
Hol­guín 1 (.3)
Gran­ma 2 (.5)
San­ti­a­go de Cuba 2 (.5)
Guan­tá­namo 1 (.3)
Fuente. SPSS v.22.0.
Tabla 2. Características Sociodemográficas de la Muestra (N = 385)
Cat­e­gorías f (%)
Sexo
Hom­bres 152 (39.5)
Mujeres 233 (60.5)
Zona Res­i­den­cial
Rur­al 16 (4.2)
Sub­ur­bana 24 (6.8)
Urbana 345 (89.6)
Niv­el de Escolaridad
Bachiller 133 (34.5)
Obrero Cal­i­fi­ca­do 7 (1.8)
Pri­maria 2 (0.5)
Secun­daria 9 (2.3)
Téc­ni­co Medio 47 (12.2)
Uni­ver­si­tario 187 (48.6)
Esta­do Civil
Casado/a 88 (22.9)
Divorciado/a 27 (7.0)
Soltero/a 211 (54.8)
Unión Con­sen­su­al 52 (13.5)
Viudo/a 7 (1.8)
Vín­cu­lo Ocupacional
Tra­ba­jo presencial 125 (32.5)
Tele­tra­ba­jo 24 (6.2)
Estu­dios en cen­tro escolar 27 (7.0)
Estu­dios des­de casa 165 (42.9)
No tra­ba­ja o estu­dia actualmente 44 (11.4)
Fuente. SPSS v.22.0.

Según los resul­ta­dos de la escala de ansiedad, 335 par­tic­i­pantes (87.0%) no pre­sen­tan ansiedad dis­fun­cional rela­ciona­da con la Covid-19 y los 50 (13.0%) restantes evi­den­cian una prob­a­ble ansiedad dis­fun­cional rela­ciona­da con la Covid-19, de ellos 2.86% son hom­bres y 36.62% mujeres (ver Tabla 3).

Tabla 3. Resultados del Coronavirus Anxiety Scale
Vari­ables Mues­tra total Sexo
f (%) Mujeres

f (%)

Hom­bres

f (%)

No hay ansiedad dis­fun­cional rela­ciona­da con la Covid-19 335 (87.0) 194 (50.4) 141 (36.6)
Prob­a­ble ansiedad dis­fun­cional rela­ciona­da con la Covid-19 50 (13.0) 39 (10.1) 11 (2.9)
Fuente. SPSS v.22.0.

Del total de par­tic­i­pantes, 154 (40.0%) pres­ta poca aten­ción a sus emo­ciones y de ellos 56 son hom­bres y 98 mujeres. Deben mejo­rar la com­pren­sión de sus emo­ciones 155 (40.3%), de ellos 61 son hom­bres y 94 mujeres. En relación a la reparación emo­cional, deben mejo­rar la autor­reg­u­lación de sus emo­ciones 126 (32.7%) par­tic­i­pantes, de ellos 48 hom­bres y 78 mujeres. A pesar de que la can­ti­dad de hom­bres es infe­ri­or a la can­ti­dad de mujeres en la mues­tra, estos presta­ban demasi­a­da aten­ción a sus emo­ciones, inclu­so más que las mujeres (ver Tabla 4).

Tabla 4. Resultados del Trait Meta-Mood Scale
Vari­ables Mues­tra total Sexo
f (%) Mujeres

f (%)

Hom­bres f (%)
Aten­ción emocional
Prestan poca aten­ción a sus emociones 154 (40.0) 98 (25.5) 56 (14.5)
Ade­cua­da aten­ción a sus emociones 177 (46.0) 112 (29.1) 65 (16.9)
Prestan demasi­a­da aten­ción a sus emociones 54 (14.0) 23 (6.0) 31 (8.0)
Clar­i­dad emocional
Deben mejo­rar la com­pren­sión de sus emociones 155 (40.3) 94 (24.4) 61 (15.9)
Ade­cua­da com­pren­sión de sus emociones 148 (38.4) 95 (24.7) 53 (13.7)
Exce­lente com­pren­sión de sus emociones 82 (21.3) 44 (11.4) 38 (9.9)
Reparación emo­cional
Deben mejo­rar su reg­u­lación emocional 126 (32.7) 78 (20.2) 48 (12.5)
Ade­cua­da reg­u­lación emocional 158 (41.0) 101 (26.2) 57 (14.8)
Exce­lente reg­u­lación emocional 101 (26.2) 54 (14.0) 47 (12.2)
Fuente. SPSS v.22.0.

En el análi­sis estadís­ti­co se encon­traron cor­rela­ciones inver­sas estadís­ti­ca­mente sig­ni­fica­ti­vas entre el CAS y la Aten­ción Emo­cional (r = -.113), la clar­i­dad emo­cional (r = -.208) y la reparación emo­cional (r = -.179). En el caso del CAS y la clar­i­dad y reparación emo­cional las cor­rela­ciones son sig­ni­fica­ti­vas en el orden de p ≤ 0.01 y entre el CAS y aten­ción emo­cional de p ≤ 0.05 (ver Tabla 5). Lo que demues­tra que los nive­les altos de ansiedad dis­fun­cional por el coro­n­avirus están cor­rela­ciona­dos con un bajo desem­peño en las cat­e­gorías de la inteligen­cia emo­cional. Se infiere que la inteligen­cia emo­cional es un fac­tor pro­tec­tor ante las emo­ciones neg­a­ti­vas oca­sion­adas por la pandemia.

Tabla 5. Correlaciones entre Trait Meta-Mood Scale y Coronavirus Anxiety Scale
Vari­ables 1 2 3 4
1‑CAS Glob­al -
2‑TMMS-24 Aten­ción emocional -.113* -
3‑TMMS-24 Clar­i­dad emocional -.208** .288** -
4‑TMMS-24 Reparación emocional -.179** .239** .478** -
Nota. *Nivel de significación al 0.05; **Nivel de significación al 0.01
Fuente. SPSS v.22.0.

Discusión

De acuer­do a los hal­laz­gos encon­tra­dos en esta inves­ti­gación el 40.3% de los par­tic­i­pantes evi­den­cia­ron difi­cul­tades a la hora de com­pren­der sus emo­ciones, esto es un indi­cador de un déficit para com­pren­der cómo las emo­ciones se com­bi­nan y pro­gre­san a través del tiem­po y saber apre­ciar los sig­nifi­ca­dos emo­cionales, lo que podría traer como con­se­cuen­cia una recu­peración tardía de acon­tec­imien­tos estre­santes (Limonero et al., 2015).

El análi­sis estadís­ti­co arro­jó que el 40.0% de los par­tic­i­pantes prestan poca aten­ción a sus emo­ciones, por lo que pre­sen­tarían difi­cul­tades a la hora de dis­crim­i­nar sus pro­pios esta­dos emo­cionales. Puig­bó et al. (2019) demostraron a través de un análi­sis de regre­sión múlti­ple que la poca aten­ción emo­cional está rela­ciona­da con una baja aceptación de las emo­ciones (β = .53, p < .01), lo que con­sti­tuye un prob­le­ma para afrontar situa­ciones neg­a­ti­vas y superarlas.

A su vez, el 32.7% de los encues­ta­dos, pre­sen­taron prob­le­mas en el momen­to de reg­u­lar sus emo­ciones demostran­do difi­cul­tades para estar abier­to a las emo­ciones, mod­u­lar las propias y las de los demás y pro­mover la com­pren­sión y el crec­imien­to per­son­al. Es nece­sario pro­mover estrate­gias para el mejo­ramien­to de la reparación emo­cional, dado que una ráp­i­da recu­peración de las emo­ciones neg­a­ti­vas como la ansiedad sería de gran util­i­dad para el afrontamien­to más rápi­do y de for­ma adap­ta­ti­va a situa­ciones estre­santes (Limonero et al., 2015).

Esta inves­ti­gación demostró que la inteligen­cia emo­cional en efec­to está cor­rela­ciona­da inver­sa­mente con la ansiedad oca­sion­a­da por la Covid-19, lo que es con­sis­tente con los resul­ta­dos de Berme­jo-Mar­tin et al. (2021) quienes establecieron una relación pos­i­ti­va entre las dimen­siones de la inteligen­cia emo­cional y el autocuida­do (aten­ción emo­cional β = 0.32, clar­i­dad emo­cional β = 0.29, reparación emo­cional β = 0.41), así como una relación neg­a­ti­va entre el autocuida­do (β = ‑0.06), la clar­i­dad (β = ‑0.37), la reparación (β = ‑0.32) y el estrés. Sin embar­go, tam­bién con­cluyeron que existía una relación pos­i­ti­va entre la aten­ción emo­cional (β = 0.31) y el estrés, estos resul­ta­dos no son con­sis­tentes con los encon­tra­dos en esta inves­ti­gación donde se evi­den­ció una cor­relación neg­a­ti­va (r = -.113, p ≤ .05), demostran­do que mien­tras más aten­cion presta­ban los par­tic­i­pantes a sus emo­ciones, menos ansiedad por la Covid-19 experimentaban.

Tor­res-Ramos y Mamani-Var­gas (2020) encon­traron, medi­ante el índice Rho de Spear­man, cor­rela­ciones neg­a­ti­vas entre la dimen­sión de ansiedad de la escala DASS-21, la clar­i­dad emo­cional (rho = -.281, p = .000) y la reparación emo­cional (rho = -.197, p = .014). Al igual que en los resul­ta­dos de esta inves­ti­gación, lograron demostrar que ambas dimen­siones poseen una cor­relación inver­sa sig­ni­fica­ti­va con la ansiedad. Por otro lado, estos autores y tam­bién Berme­jo-Mar­tin et al. (2021) encon­traron una cor­relación pos­i­ti­va entre la ansiedad y la aten­ción emo­cional (rho = .282, p = 0.00), lo que no es con­se­cuente con los resul­ta­dos que se obtu­vieron en esta investigación.

Sun et al. (2020) analizaron la cor­relación entre la inteligen­cia emo­cional y el esta­do emo­cional neg­a­ti­vo del per­son­al de enfer­mería en situa­ciones de emer­gen­cia y demostraron que las 170 enfer­meras que par­tic­i­paron en el estu­dio tuvieron una pun­tuación de inteligen­cia emo­cional total de 69.81 ± 12.65. La pun­tuación glob­al de emo­ciones neg­a­ti­vas en esta mues­tra fue de 13.34 ± 10.6 (depre­sión = 2.73 ± 3.29, ansiedad = 4.92 ± 4.21 y estrés = 5.66 ± 4.79). Estos autores lograron demostrar la exis­ten­cia de cor­rela­ciones neg­a­ti­vas entre la inteligen­cia emo­cional y emo­ciones neg­a­ti­vas como la depre­sión (r = -.371), la ansiedad (r = -.285) y el estrés (r = -.293). Los datos hal­la­dos por Sun et al. (2020) se ven cor­rob­o­ra­dos por los datos encon­tra­dos en este estu­dio donde tam­bién se evi­den­ció la cor­relación neg­a­ti­va que existe entre la inteligen­cia emo­cional y la ansiedad al coronavirus.

En un estu­dio real­iza­do por Bhatt y Shar­ma (2020) en Dehradun, India, se demostró la exis­ten­cia de una cor­relación inver­sa sig­ni­fica­ti­va (r = -.208) entre la inteligen­cia emo­cional como ras­go y el estrés durante la Covid-19. Los resul­ta­dos evi­den­ci­a­dos por estos autores son con­sis­tentes con los obtenidos en esta inves­ti­gación por lo que se asume, al igual que Bhatt y Shar­ma (2020), que los indi­vid­u­os con alta inteligen­cia emo­cional pare­cen lidiar mejor con el estrés y tienen mejores respues­tas de adaptación para salir de situa­ciones estresantes.

Conclusiones

Los nive­les altos de inteligen­cia emo­cional están sig­ni­fica­ti­va­mente rela­ciona­dos con una bue­na salud men­tal, mien­tras un bajo niv­el de inteligen­cia emo­cional se aso­cia con difi­cul­tades en la per­cep­ción, entendimien­to y reg­u­lación de los esta­dos emo­cionales. La pre­sente inves­ti­gación buscó demostrar que la inteligen­cia emo­cional está rela­ciona­da con la ansiedad frente a la Covid-19, lo que a su vez sug­iere que la for­ma­ción de las per­sonas en inteligen­cia emo­cional podría ayu­dar con la angus­tia emo­cional neg­a­ti­va. Se demostró que la inteligen­cia emo­cional en efec­to está cor­rela­ciona­da inver­sa­mente con la ansiedad oca­sion­a­da por la Covid-19, por lo que, a may­ores nive­les de inteligen­cia emo­cional, hay menor ansiedad durante la pandemia.

La novedad cien­tí­fi­ca de la inves­ti­gación rad­i­ca en la demostración de una cor­relación inver­sa sig­ni­fica­ti­va entre la inteligen­cia emo­cional y la ansiedad durante la Covid-19. Se sug­iere para líneas futuras ampli­ar la inves­ti­gación sobre la relación entre la inteligen­cia emo­cional y las emo­ciones neg­a­ti­vas en eta­pas de estrés inten­sos como lo es la actu­al pan­demia, y aprovechar el poten­cial de la inteligen­cia emo­cional como una habil­i­dad para el reconocimien­to, com­pren­sión y mane­jo de las propias emo­ciones y la de los demás. Abor­dar la cat­e­goría de inteligen­cia emo­cional con­sti­tuye un ele­men­to clar­i­fi­cador para la inves­ti­gación de las habil­i­dades emo­cionales a la hora de afrontar situa­ciones de cri­sis como la que se vive actualmente.

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