PERCEPCIÓN SOCIAL DEL PROCESO DE INCLUSIÓN-EXCLUSIÓN EDUCATIVA EN ESCUELAS DE ENSEÑANZA MEDIA SUPERIOR

Mabel Gómez Padrón 

Centro de Estudios Sociopolíticos y de Opinión; La Habana, Cuba

Patricia Batista Sardain 

Facultad de Psicología. Universidad de La Habana; La Habana, Cuba

Resumen

El sigu­iente artícu­lo recoge resul­ta­dos sobre la car­ac­ter­i­zación de la per­cep­ción social del pro­ce­so de inclusión-exclusión educa­ti­va que poseen pro­fe­sores y direc­tivos de enseñan­za media supe­ri­or de La Habana. Se indagó sobre el con­cep­to poseen sobre el pro­ce­so, así como el rol que perciben ten­er en él y las evi­den­cias que recono­cen de él en el fun­cionamien­to de sus respec­ti­vas insti­tu­ciones. Para dar cumplim­ien­to a los obje­tivos prop­uestos en esta inves­ti­gación se sigu­ió una metodología cual­i­ta­ti­va fenom­e­nológ­i­ca de alcance explorato­rio-descrip­ti­vo, uti­lizan­do la entre­vista semi­estruc­tura­da. Los prin­ci­pales resul­ta­dos indi­can una visión de la inclusión educa­ti­va como pro­ce­so que se sat­is­face con los prin­ci­p­ios bási­cos de la inte­gración esco­lar con un abor­da­je indi­vid­ual cen­tra­do en la dis­capaci­dad, así como pobre reconocimien­to de las posi­bil­i­dades trans­for­mado­ras des­de el rol de direc­ti­vo y des­de el papel del grupo debido a una lim­i­ta­da com­pren­sión de la influ­en­cia de pro­ce­sos sociales en el aprendizaje.

Pal­abras claves: inclusión educa­ti­va, diver­si­dad esco­lar, per­cep­ción social, docentes, direc­tivos escolares.

Abstract

This arti­cle col­lects results on the char­ac­ter­i­za­tion of social per­cep­tion about the edu­ca­tion­al inclu­sion-exclu­sion process pos­sessed by teach­ers and direc­tors of three upper sec­ondary edu­ca­tion in Havana, Cuba.The con­cept of this process that teach­ers and direc­tors have, as well as the role they per­ceive to have in it and the evi­dence they rec­og­nize of it in the oper­a­tion of their respec­tive insti­tu­tions, was inves­ti­gat­ed. To com­ply with the objec­tives pro­posed in this research, a qual­i­ta­tive phe­nom­e­no­log­i­cal method­ol­o­gy of explorato­ry-descrip­tive scope was fol­lowed, using the semi-struc­tured inter­view. The main results indi­cate a vision of edu­ca­tion­al inclu­sion as a process that is sat­is­fied with the prin­ci­ples of school inte­gra­tion, empha­sis on an indi­vid­ual approach focused on dis­abil­i­ty, as well as a poor recog­ni­tion of the trans­for­ma­tive pos­si­bil­i­ties from the man­age­r­i­al role and from the role of the group due to a lim­it­ed under­stand­ing of the influ­ence of social process­es on learning.

Key Words: educa­tive inclu­sion, schol­ar diver­si­ty, social per­cepc­tion, teach­ers, directors.

Marco conceptual

La garan­tía de una edu­cación inclu­si­va, equi­tati­va y de cal­i­dad es uno de los obje­tivos de la Agen­da 2030 para el desar­rol­lo sostenible (Orga­ni­zación de Naciones Unidas, 2016). Para lograr una escuela con estas car­ac­terís­ti­cas se hace nece­saria la pues­ta en prác­ti­ca de acciones que involu­cren a todos los actores sociales de la comu­nidad esco­lar, las cuales se con­vier­tan en estrate­gias favore­ce­do­ras del desar­rol­lo docente y socioa­fec­ti­vo del estudiantado.

Es por esto que en la actu­al­i­dad, en el ámbito de la edu­cación se tra­ba­ja en base a los prin­ci­p­ios de la igual­dad, la equidad y la jus­ti­cia social para con­stru­ir así, una escuela democráti­ca e inclu­si­va, en la cual la diver­si­dad esco­lar se perci­ba como una opor­tu­nidad y no como una ame­naza (Saad y Nava, 2017).El fin últi­mo de este pro­ce­so hoy es “ayu­dar a trans­for­mar los sis­temas educa­tivos para que todo el alum­na­do, sin restric­ciones, lim­ita­ciones ni eufemis­mos respec­to a ese todos, ten­ga opor­tu­nidades equipara­bles y de cal­i­dad para el desar­rol­lo pleno de su per­son­al­i­dad” (Echei­ta, 2017, p.18).

Ser inclu­sivos en el con­tex­to esco­lar supone edu­car en la diver­si­dad, lo cual con­ll­e­va iden­ti­ficar las bar­reras para el apren­diza­je y la par­tic­i­pación, las cuales sur­gen “de la inter­ac­ción de los estu­di­antes y sus con­tex­tos y pueden encon­trarse en todos los ele­men­tos y estruc­turas del sis­tema” (Muñoz, 2015, p.70). En base a esto, el sis­tema educa­ti­vo debe basar su fun­cionamien­to en brindar­le a cada esco­lar lo más con­ve­niente o acorde a sus necesi­dades, para que así logren un desar­rol­lo integral.

Enten­di­en­do el pro­ce­so de inclusión-exclusión educa­ti­va como:

Un pro­ce­so o con­jun­to de pro­ce­sos dinámi­cos, con­tex­tuales, mul­ti­causales, mul­ti­di­men­sion­ales y de nat­u­raleza rela­cional aso­ci­a­do a las poten­cial­i­dades y difi­cul­tades de los sis­temas educa­tivos para garan­ti­zar equidad y par­tic­i­pación ple­na de todos sus estu­di­antes. Com­prende pro­ce­sos de desigual­dad des­de la sub­je­tivi­dad social/grupal que influyen en los mane­jos insti­tu­cionales y reper­cuten en el logro de los obje­tivos educa­tivos y la social­ización den­tro de la escuela. (Batista, 2018, p.27)

Podemos afir­mar que las estrate­gias que asume la insti­tu­ción esco­lar en la estruc­turación de los pro­ce­sos edu­ca­cionales, su con­cre­ción en el dis­eño e imple­mentación de los espa­cios de for­ma­ción con el colec­ti­vo docente como su prin­ci­pal medi­ador, así como la for­ma en que los gru­pos fun­cio­nan y con­struyen la expe­ri­en­cia educa­ti­va son ele­men­tos esen­ciales que inter­vienen en el pro­ce­so de inclusión-exclusión educa­ti­va. (Batista, 2019)

El establec­imien­to de una clase favore­ce­do­ra para el estu­di­anta­do, incluye que el colec­ti­vo docente establez­ca inter­ac­ciones ade­cuadas con ellos. El pro­fe­so­ra­do debe ser capaz de lle­var a cabo acciones que no colo­quen en posi­ción de desven­ta­ja a ningún miem­bro del grupo y que no pri­ori­cen el bien­es­tar de otro por enci­ma del resto. Debe lograr estable­cer una ade­cua­da con­viven­cia, garan­ti­zan­do así a su desar­rol­lo socioa­fec­ti­vo. En para­le­lo, a par­tir de activi­dades gru­pales extra docentes se puede lograr la coop­eración entre el estu­di­anta­do y con­se­cuente­mente, un may­or apren­diza­je de todos.

En relación a esto, una inves­ti­gación real­iza­da por Artavia, Astudil­lo y Chévez (2017) evi­den­cia que exis­ten docentes que desle­git­i­man o se burlan de las inter­ven­ciones en clases de deter­mi­na­dos estu­di­antes y real­izan man­i­festa­ciones de pre­juicios de índole étni­co. Estos autores demues­tran, además, que es fre­cuente que docentes util­i­cen en clases expre­siones propias del área, lo cual con­ll­e­va a una pobre com­pre­sión del con­tenido por parte de aque­l­los esco­lares que provienen de otras local­i­dades. Estas acciones se tra­ducen en prác­ti­cas excluyentes, difi­cul­tan­do el ade­cua­do desar­rol­lo de deter­mi­na­dos sec­tores estudiantiles.

En Cuba, el Sis­tema Nacional de Edu­cación se encuen­tra en un pro­ce­so de cam­bio con la pues­ta en prác­ti­ca del Ter­cer Pro­ce­so de Per­fec­cionamien­to Edu­ca­cional, el cual tiene como obje­ti­vo fun­da­men­tal mejo­rar y actu­alizar el fun­cionamien­to de las escue­las cubanas. La necesi­dad de lle­var a cabo este pro­ce­so se evi­den­ció tras las inves­ti­ga­ciones real­izadas por el Insti­tu­to Cen­tral de Cien­cias Pedagóg­i­cas (ICCP), cuyos resul­ta­dos demostraron la exis­ten­cia de sobre­car­ga de planes y pro­gra­mas, insu­fi­ciente tiem­po para preparación de docentes, con­tenidos desac­tu­al­iza­dos, además de repeti­ciones innece­sarias de estos e insu­fi­ciente flex­i­bil­i­dad para que la escuela pue­da con­tex­tu­alizar el cur­rícu­lo (Navar­ra, 2017; Rodríguez, 2017; Macías, 2018; Velázquez, 2019). En el mar­co de esta deman­da de la prác­ti­ca educa­ti­va las cien­cias sociales han apor­ta­do recien­te­mente resul­ta­dos que actu­al­izan sobre el fun­cionamien­to de los cen­tros escolares.

Las inves­ti­ga­ciones lle­vadas a cabo por Batista (2018) y Tor­ral­bas (2017) en este con­tex­to evi­den­cian que existe la ten­den­cia en cen­tros educa­tivos de var­ios nive­les de enseñan­za a con­for­mar gru­pos homogé­neos, aten­di­en­do prin­ci­pal­mente al rendimien­to y aspec­tos sociode­mográ­fi­cos como el col­or de la piel, munici­pio de res­i­den­cia, niv­el económi­co y ocu­pación lab­o­ral de los padres y madres. Dicha com­posi­ción reper­cute luego en la asi­gnación de opor­tu­nidades y recur­sos educa­tivos, con una clara influ­en­cia en la autoim­a­gen de los gru­pos y su funcionamiento.

Los resul­ta­dos evi­den­cian que, den­tro de un mis­mo grupo, existe tra­to desigual por parte del colec­ti­vo docente hacia el estu­di­anta­do, basán­dose en su dis­ci­plina y desem­peño académi­co. De esta man­era, quienes se desta­can de for­ma pos­i­ti­va reciben may­ores opor­tu­nidades de par­tic­i­pación en clases, más elo­gios por sus respues­tas, así como menos señalamien­tos cuan­do come­ten indis­ci­plinas. Cuan­do tienen peor desem­peño académi­co y/o dis­ci­plina sue­len ser desval­oriza­dos o rec­haz­a­dos, sien­do lim­i­tadas sus opor­tu­nidades de par­tic­i­pación. De for­ma gen­er­al el pro­fe­so­ra­do de las escue­las estu­di­adas refiere may­or­mente estrate­gias aso­ci­adas a la docen­cia, obvian­do o colo­can­do en un segun­do plano el logro de una ade­cua­da social­ización del estu­di­anta­do (Batista y Tor­ral­bas, 2019).

En base a estos resul­ta­dos, puede afir­marse que docentes y miem­bros del equipo de direc­ción lle­van a cabo acciones des­de un niv­el insti­tu­cional y en el espa­cio de la clase que impactan neg­a­ti­va­mente en el desar­rol­lo inte­gral del estu­di­anta­do y que, por tan­to, difi­cul­tan el alcance de una escuela inclusiva.

Esto con­ll­e­va a pre­gun­tarse: ¿Qué per­cep­ción tienen estos agentes educa­tivos sobre el pro­ce­so de inclusión-exclusión educa­ti­va? ¿Qué conocimien­tos poseen sobre ello? ¿Qué rol con­sid­er­an ten­er? ¿Con qué recur­sos teóri­cos-metodológi­cos cuen­tan para su manejo?

De esta man­era, el obje­ti­vo fun­da­men­tal de la pre­sente inves­ti­gación es cono­cer la per­cep­ción social que tienen docentes y miem­bros del equipo de direc­ción de la enseñan­za media supe­ri­or sobre el pro­ce­so de inclusión-exclusión educa­ti­va. Para ello de asume la defini­ción emi­ti­da por Maricela Per­era (1999). Esta auto­ra plantea que la per­cep­ción social es:

Una dimen­sión de la sub­je­tivi­dad con­fig­u­ra­da en el con­tex­to inter­ac­cional de los indi­vid­u­os y sus gru­pos sociales. Con­tiene sig­nifi­ca­dos, que de una for­ma más o menos con­sciente, el suje­to con­fiere al pro­ce­so par­tien­do de la con­struc­ción de una con­cep­ción propia de dicho obje­to, el reconocimien­to de evi­den­cias de su fun­cionamien­to y la relación que a par­tir de esos sig­nifi­ca­dos atribui­dos establece entre medios y fines de sus acciones respec­to a este obje­to de per­cep­ción. (Per­era, 1999, p.10)

Por tan­to, el análi­sis se enfo­ca en la car­ac­ter­i­zación de la per­cep­ción social que se tiene sobre este pro­ce­so, definien­do para ello la descrip­ción del con­cep­to que poseen, el rol que asumen, así como las evi­den­cias que recono­cen en el fun­cionamien­to de sus respec­ti­vas escuelas.

El pre­sente estu­dio cen­tra su análi­sis en el colec­ti­vo docente y el equipo de direc­ción de insti­tu­ciones esco­lares de la enseñan­za media supe­ri­or. Dos de estas escue­las, son insti­tu­tos pre­uni­ver­si­tar­ios, los cuales “tienen como mis­ión esen­cial, diri­gir cien­tí­fi­ca­mente el desar­rol­lo del pro­ce­so educa­ti­vo y con­sol­i­dar la for­ma­ción gen­er­al e inte­gral de los bachilleres, de modo que puedan con­tin­uar estu­dios supe­ri­ores, en car­reras pri­or­izadas ter­ri­to­rial­mente” (Min­is­te­rio de Edu­cación, s.f., p.1). La ter­cera escuela es un cen­tro de for­ma­ción pedagóg­i­ca, la cual se encar­ga de la preparación del per­son­al docente para sat­is­fac­er las exi­gen­cias y necesi­dades de dis­tin­tos nive­les de enseñan­za. Este tipo de cen­tro educa­ti­vo con­tiene en su plan de estu­dios asig­nat­uras de per­fil pedagógi­co, así como ejer­ci­cios de prác­ti­cas para la famil­iar­ización y ori­entación pro­fe­sion­al en insti­tu­ciones edu­ca­cionales (Varela, s.f; Escan­dón, 2018).

Así cumple con la deman­da emi­ti­da por las autori­dades educa­ti­vas en Cuba sobre la necesi­dad de con­tribuir des­de las cien­cias sociales al pro­ce­so de per­fec­cionamien­to edu­ca­cional que se está lle­van­do a cabo, donde la for­ma­ción docente y la trans­for­ma­ción insti­tu­cional tienen un papel cen­tral. Así mis­mo son resul­ta­dos que for­man parte de la primera eta­pa diag­nós­ti­ca para el dis­eño de un pro­gra­ma de inter­ven­ción educa­ti­va para favore­cer la ade­cua­da gestión del pro­ce­so de inclusión-exclusión educa­ti­va en cen­tros de enseñan­za media y media superior.

Metodología empleada

El análi­sis se real­izó a par­tir de la apli­cación de una entre­vista semi­estruc­tura­da cuyo obje­ti­vo prin­ci­pal con­sti­tuyó inda­gar sobre la per­cep­ción del pro­ce­so que tienen miem­bros del colec­ti­vo docente y el equipo educa­ti­vo, dis­tribui­do en seis aparta­dos: Datos gen­erales, infor­ma­ción pro­fe­sion­al, pro­ce­so de enseñan­za-apren­diza­je, pro­ce­so de inclusión-exclusión educa­ti­va, diver­si­dad esco­lar, relación con la inclusión –exclusión educa­ti­va y car­ac­terís­ti­cas de los grupos.

Para ello el análi­sis se val­ió de una metodología cual­i­ta­ti­va, enfo­ca­da en “com­pren­der y pro­fun­dizar los fenó­menos, explorán­do­los des­de la per­spec­ti­va de los par­tic­i­pantes en un ambi­ente nat­ur­al y en relación con el con­tex­to” (Hernán­dez, Fer­nán­dez y Bap­tista, 2010, p. 46).

Este enfoque posi­bili­ta una may­or pro­fun­dización en el análi­sis de los datos, pro­por­cio­nan­do una riqueza inter­pre­ta­ti­va y una con­tex­tu­al­ización del entorno, el dis­eño cual­i­ta­ti­vo que se lle­va a cabo es el fenom­e­nológi­co. Este dis­eño “pre­tende recono­cer … el sig­nifi­ca­do de un fenó­meno o expe­ri­en­cia” (Bog­den y Biklen, 2003 cita­do por Hernán­dez et al., 2010, p.156), enfocán­dose así en las expe­ri­en­cias sub­je­ti­vas que tienen las per­sonas en relación al pro­ce­so estu­di­a­do. De esta man­era, este tipo de dis­eño per­mite describir y enten­der el fenó­meno des­de el pun­to de vista de cada participante.

Los par­tic­i­pantes fueron 120 docentes y miem­bros del equipo de direc­ción de tres cen­tros de enseñan­za media supe­ri­or de La Habana, uno de ellos de for­ma­ción pedagóg­i­ca. Las tres escue­las están ubi­cadas en difer­entes munici­p­ios de la cap­i­tal (Tabla 1).Con respec­to al sexo, la mues­tra está con­for­ma­da por 64 mujeres (53%) y56 hom­bres (47%). En relación al col­or de la piel, exis­ten 54 blan­cos (45%); 47 mes­ti­zos (39%) y 19 negros (16%). En cuan­to a la edad, la mues­tra está con­for­ma­da por 49 per­sonas de 20 a 29 años (41%); 36 per­sonas de 30 a 39 (30%); 24 per­sonas de 40 a 49 años (20%) y 11 per­sonas de 50 a 60 años (9%).

Tabla 1. Composición de la muestra
Insti­tu­to Pre­uni­ver­si­tario no.1 Escuela de For­ma­ción Pedagógica  Insti­tu­to Pre­uni­ver­si­tario no.2 Total
Munici­pio Plaza de la Revolución Boyeros Cer­ro 3
Pro­fe­sores 17 59 17 93
Direc­tivos 8 11 8 27
Total 25 70 25 120

Resultados

La percepción del concepto de proceso de inclusión-exclusión educativa

Los resul­ta­dos mues­tran una lim­i­ta­da famil­iari­dad con el pro­ce­so de inclusión-exclusión educa­ti­va por parte de los difer­entes agentes educa­tivos entre­vis­ta­dos. Se mues­tra poco dominio teóri­co sobre sus obje­tivos, alcance y cor­re­spon­den­cia con la con­cep­ción de edu­cación que está en su base. Además, la may­oría lo aso­cia exclu­si­va­mente a estu­di­antes con dis­capaci­dad, notán­dose cor­re­spon­den­cia con las primeras aprox­i­ma­ciones teóri­c­as de este proceso.

Los colec­tivos docentes y de direc­ción recono­cen que los conocimien­tos que poseen provienen de la for­ma­ción recibi­da en espa­cios de preparación y superación. Por tan­to, la poca famil­iari­dad con el pro­ce­so tiene como base el abor­da­je que se hace de este en la for­ma­ción de pre­gra­do y de post­gra­do: En la escuela nos hablan de inclusión educa­ti­va (Pro­fe­sor Guía, Escuela de For­ma­ción Pedagóg­i­ca). Tan­to en la preparación como en las supera­ciones eso está pre­sente (Jefa del Depar­ta­men­to de inglés, Insti­tu­to Pre­uni­ver­si­tario no.2). En el Varona[1] nos enseñan sobre eso (Pro­fe­sor Guía del grupo 12mo 5, Insti­tu­to Pre­uni­ver­si­tario no.1).

Los resul­ta­dos indi­can que la per­cep­ción de estos actores educa­tivos se con­cen­tra en tres grandes núcleos des­de la dimen­sión conceptual:

  • El pro­ce­so de inclusión-exclusión educa­ti­va rela­ciona­do exclu­si­va­mente con la aten­ción a las necesi­dades educa­ti­vas espe­ciales del estu­di­anta­do con algún tipo de dis­capaci­dad int­elec­tu­al, físi­co-moto­ra o conductual.
  • El pro­ce­so de inclusión-exclusión educa­ti­va que reconoce el dere­cho uni­ver­sal de la edu­cación enfa­ti­zan­do en la pres­en­cia den­tro de las escue­las de un estu­di­anta­do diver­so. Se cor­re­sponde con los prin­ci­p­ios de la inte­gración escolar.
  • El pro­ce­so de inclusión-exclusión educa­ti­va rela­ciona­do con la aten­ción a la diver­si­dad y la respon­s­abil­i­dad de la escuela de garan­ti­zar opor­tu­nidades educa­ti­vas para todos y todas.

Los rep­re­sen­tantes del primer grupo afir­man que la aceptación y la trans­misión de conocimien­tos como acciones inclu­si­vas deben ir encam­i­nadas al estu­di­anta­do con algún tipo de dis­capaci­dad int­elec­tu­al, físi­co-moto­ra o con­duc­tu­al: La inclusión educa­ti­va es que en las escue­las sean acep­ta­dos los estu­di­antes que poseen algu­na necesi­dades educa­ti­vas espe­ciales: sor­dos, cie­gos, dis­capaci­dad int­elec­tu­al, autismo, alum­nos con lim­itación físi­ca (Jefa del Depar­ta­men­to, Insti­tu­to Pre­uni­ver­si­tario no.1).

Estos docentes y miem­bros del equipo de direc­ción deposi­tan en “el déficit” de los estu­di­antes la causa de dichas difi­cul­tades, lim­i­tan­do la posi­bil­i­dad de recono­cer las bar­reras para el apren­diza­je y la par­tic­i­pación derivadas de la propia orga­ni­zación esco­lar y del dis­eño del pro­ce­so de enseñan­za-apren­diza­je: Estos estu­di­antes tienen una difi­cul­tad y hay que ayu­dar­les para que la super­en o mejoren(Profesora Guía, Insti­tu­to Pre­uni­ver­si­tario no.1).En este primer núcleo con­cep­tu­al se com­prende un abor­da­je indi­vid­ual de la aten­ción a la dis­capaci­dad y por tan­to de la inclusión educa­ti­va pre­vista por estos actores. Las estrate­gias encam­i­nadas a la inclusión se rela­cio­nan con la com­pen­sación del “déficit” de deter­mi­na­dos estu­di­antes, con poco reconocimien­to sobre el papel del grupo y las opor­tu­nidades que ofrece en el pro­ce­so de enseñanza-aprendizaje.

Para ellos estas acciones de for­ma­ción difer­en­ci­a­da deben lle­varse a cabo en las lla­madas escue­las espe­ciales. Con­sideran­do que el estu­di­anta­do con dis­capaci­dad posee mejores opor­tu­nidades de desar­rol­lo en estas insti­tu­ciones, brin­dan­do como argu­men­to que allí se encuen­tran espe­cial­is­tas con mejor preparación para garan­ti­zar su for­ma­ción y edu­cación: Pien­so que donde mejor ellos pueden apren­der y prepararse para la vida es en las escue­las espe­ciales, porque en esas escue­las hay una dinámi­ca prepara­da pre­cisa­mente para la for­ma­ción de estos alum­nos. Nosotros no con­ta­mos con esa mis­ma preparación (Pro­fe­so­ra Guía, Insti­tu­to Pre­uni­ver­si­tario no.1). Esos alum­nos salen mejor prepara­dos de las escue­las especiales…al menos esa es mi opinión (Pro­fe­so­ra Guía, Insti­tu­to Pre­uni­ver­si­tario no.2).

Solo una pequeña rep­re­sentación de la mues­tra incor­po­ra a este análi­sis el planteamien­to de la het­ero­g­e­nización de las escue­las reg­u­lares como una posi­bil­i­dad, enfa­ti­zan­do las opor­tu­nidades que supone para el estu­di­anta­do con necesi­dades educa­ti­vas espe­ciales: La inclusión educa­ti­va es el dere­cho de los estu­di­antes con necesi­dades educa­ti­vas espe­ciales de for­mar parte de cualquier escuela, un estu­di­ante con necesi­dades educa­ti­vas espe­ciales puede ser mae­stro, puede ser bailarín, deportista, músi­co (Pro­fe­so­ra Guía, Escuela de For­ma­ción Pedagógica).

Los miem­bros del colec­ti­vo docente y equipos de direc­ción que se conectan con el segun­do núcleo con­cep­tu­al, iden­ti­f­i­can un sec­tor más amplio de estu­di­antes en relación a la inclusión educa­ti­va. En este caso se tra­ta de la posi­bil­i­dad de ingre­so de estu­di­antes con difer­entes car­ac­terís­ti­cas y su dere­cho a recibir edu­cación: Es que todos puedan incluirse en las escue­las, sin dis­tin­ción de nadie (Pro­fe­sor Guía, Insti­tu­to Pre­uni­ver­si­tario no.1).Inclusión es que no exon­er­amos a nadie (Jefa del Depar­ta­men­to, Escuela de For­ma­ción Pedagógica).

Asumen como favor­able que la escuela garan­tice la pres­en­cia de todos los estu­di­antes, sin embar­go, con­sid­er­an que el acce­so públi­co y gra­tu­ito resul­ta sufi­ciente para sat­is­fac­er las deman­das de una escuela inclu­si­va. Estos agentes educa­tivos poseen una visión muy bási­ca sobre el pro­ce­so de inclusión-exclusión educa­ti­va, equiparán­do­lo a las per­spec­ti­vas de la inte­gración. Tienen difi­cul­tades para iden­ti­ficar la necesi­dad de realizar adapta­ciones y con­stru­ir estrate­gias que garan­ti­cen las opor­tu­nidades educa­ti­vas para todos y todas. La inclusión se asume como resul­tante nat­ur­al y espon­tá­neo de las políti­cas educa­ti­vas, favore­cen el acce­so uni­ver­sal a la escuela.

El ter­cer núcleo con­cep­tu­al incluye un reduci­do grupo de entre­vis­ta­dos con una visión más amplia sobre las impli­ca­ciones de la diver­si­dad esco­lar y donde la inclusión emerge como la respues­ta para garan­ti­zar la sat­is­fac­ción de los dere­chos educa­tivos de ella: La inclusión educa­ti­va es acep­tar las difer­en­cias de cada uno de los estu­di­antes que hay en las escue­las, respetar­los a todos (Jefe de Depar­ta­men­to, Insti­tu­to Pre­uni­ver­si­tario no.2). Es que en una escuela exis­tan estu­di­antes negros, blan­cos, mes­ti­zos, hem­bras, varones, de padres diver­sos, de difer­ente ori­entación sex­u­al y que, además, se respe­ten esas difer­en­cias (Pro­fe­sor Guía, Escuela de For­ma­ción Pedagógica). 

Ofre­cen may­or reconocimien­to de la diver­si­dad esco­lar en la defini­ción del pro­ce­so de inclusión-exclusión educa­ti­va. Se man­i­fi­es­ta con clar­i­dad la dis­tin­ción respec­to al segun­do núcleo con­cep­tu­al: si bien en ambos se hace ref­er­en­cia a una escuela inclu­si­va para todos, en este se logra pro­fun­dizar en la respon­s­abil­i­dad de la escuela más allá de las garan­tías de pres­en­cia de una población estu­di­antil diversa.

En este caso la per­cep­ción de la inclusión aso­ci­a­da a la diver­si­dad tiene lim­ita­ciones com­por­ta­men­tales sobre la creen­cia de que fac­tores sociales e indi­vid­uales que car­ac­ter­i­zan las pobla­ciones estu­di­antiles no influyen en el aprovechamien­to docente ni los pro­ce­sos de social­ización for­ma­tivos que tienen lugar en la escuela. Un sec­tor más pequeño, que recono­cen la diver­si­dad aso­ci­a­da a difer­en­cias en los nive­les de asim­i­lación del con­tenido y sí creen nece­sario incor­po­rar estrate­gias docentes e insti­tu­cionales para garan­ti­zar equidad en las opor­tu­nidades educa­ti­vas: Si pre­tendemos for­mar a todos bajo los mis­mos métodos…no esta­mos for­man­do a nadie…porque es que no hay dos per­sonas iguales en este mun­do (Pro­fe­sor guía, Escuela de For­ma­ción Pedagógica).

En ambos casos, las trans­for­ma­ciones insti­tu­cionales y docentes se mantienen cir­cun­scritas a exi­gen­cias de tipo cognosc­i­ti­vas, dejan­do a un lado como parte de las respon­s­abil­i­dades de la escuela aten­der a la influ­en­cia de otros fac­tores con igual pro­tag­o­nis­mo en la for­ma­ción inte­gral de los estudiantes.

Den­tro de este ter­cer sec­tor de agentes educa­tivos hay var­ios que le agre­gan un matiz a su defini­ción del pro­ce­so de inclusión-exclusión educa­ti­va: incluyen la adaptación a la diver­si­dad como un obje­ti­vo de dicho pro­ce­so. De esta man­era, la con­cep­tu­al­ización que real­izan sobre el mis­mo tra­sciende la aceptación de las difer­en­cias entre los alum­nos, sien­do una for­t­aleza en relación al resto. Esta for­t­aleza se tra­duce en que este pequeño grupo de agentes educa­tivos serán capaces de pen­sar sobre la pues­ta en prác­ti­ca de acciones nece­sarias para lograr la aten­ción difer­en­ci­a­da como parte de sus estrate­gias inclusivas.

En algunos casos se reconoce al grupo como un espa­cio de social­ización, pero no logran ver­lo como medio para el apren­diza­je social y para lle­var a cabo prác­ti­cas inclu­si­vas. En base a eso, cuan­do elab­o­ran su defini­ción del pro­ce­so de inclusión-exclusión educa­ti­va no tienen en cuen­ta la par­tic­i­pación y con­viven­cia de los estu­di­antes como vari­ables impor­tantes de este proceso.

Los miem­bros del colec­ti­vo docente y los equipos de direc­ción describen las dinámi­cas de las rela­ciones entre los estu­di­antes: man­i­festa­ciones de aceptación, de rec­ha­zo, cri­te­rios de con­for­ma­ción de sub­gru­pos; así como activi­dades gru­pales; pero siem­pre ubi­can estos pro­ce­sos ajenos a la docen­cia y al apren­diza­je. La iden­ti­fi­cación de su relación con la inclusión educa­ti­va está prác­ti­ca­mente ausente. De esta man­era, no son capaces de iden­ti­ficar estrate­gias para que la propia escuela sea un espa­cio de trans­for­ma­ción social.

La percepción del rol dentro del proceso de inclusión-exclusión educativa

Los resul­ta­dos mues­tran que exis­ten algu­nas difer­en­cias con relación a las fun­ciones recono­ci­das en el ejer­ci­cio del rol de docentes en relación con los miem­bros de los equipos de direc­ción, con­statan­do que la respon­s­abil­i­dad insti­tu­cional de cada suje­to es medi­a­ti­zador en la elab­o­ración de los roles en el proceso.

Una parte del colec­ti­vo docente iden­ti­fi­ca que den­tro de sus fun­ciones está uti­lizar her­ramien­tas per­son­al­izadas para garan­ti­zar que el estu­di­anta­do con dis­capaci­dad apren­da: Dar­le clases acorde a sus capaci­dades y necesi­dades (Pro­fe­so­ra Guía, Insti­tu­to Pre­uni­ver­si­tario no.2). Debo dar­les una aten­ción priv­i­le­gia­da para que tam­bién puedan apren­der … les pon­go ejer­ci­cios y tar­eas que se adapten a ellos, hago como una especie de turnos espe­ciales con ellos para reforzar lo que les fal­ta por apren­der (Pro­fe­so­ra Guía, Insti­tu­to Pre­uni­ver­si­tario no.1).

En casos muy pun­tuales, que no son rep­re­sen­ta­tivos de toda la mues­tra, los docentes asumen que deben ajus­tar sus clases a las necesi­dades educa­ti­vas de este sec­tor esco­lar involu­cran­do al resto del grupo en las activi­dades: Cuan­do ten­go en el aula algún estu­di­ante ciego…tal vez no pon­go muchos ejem­p­los visuales…si ten­go algún estu­di­ante sor­do­mu­do, tra­to de escribir la may­or parte de las cosas en la pizarra y así en depen­den­cia de la dis­capaci­dad que ten­ga el alum­no (Pro­fe­so­ra Guía, Escuela de For­ma­ción Pedagógica). 

Estos docentes refieren como prin­ci­pales acciones para lograr la cal­i­dad de su rol: estu­di­ar sobre las dis­capaci­dades y cono­cer a los alum­nos que las poseen. Perciben que es muy impor­tante el vín­cu­lo con per­sonas que les ayu­den a com­pren­der prin­ci­pal­mente psicól­o­gos y psi­cope­d­a­go­gos, así como famil­iares de dichos alum­nos: Es muy útil la ayu­da de aque­l­las per­sonas que tienen una for­ma­ción amplia en varias necesi­dades educa­ti­vas espe­ciales: que me den las pau­tas claves para inter­ac­tu­ar con ellos para cumplir con mi obje­ti­vo de lograr su apren­diza­je (Pro­fe­sor guía, Insti­tu­to Pre­uni­ver­si­tario no.2).

La colab­o­ración como premisa en el ejer­ci­cio del rol no solo se da en la direc­ción de la com­ple­men­tariedad de los conocimien­tos y habil­i­dades pro­pios, sino en la posi­bil­i­dad de apo­yar a quienes tienen menos expe­ri­en­cia y for­ma­ción. Resul­ta intere­sante que la colab­o­ración pre­vista como parte del ejer­ci­cio del rol incor­po­ra la preparación per­son­al para favore­cer la inclusión de estu­di­antes con algún tipo de dis­capaci­dad, pero en ningún caso para con­stru­ir estrate­gias colec­ti­vas donde var­ios docentes aporten a este tipo de obje­tivos a par­tir del tra­ba­jo en equipo.

Algunos docentes hacen ref­er­en­cia a clases donde los méto­dos y acciones son comunes para la total­i­dad de alum­nos pre­sentes en el aula sin par­tic­u­larizar en las necesi­dades emer­gentes del colec­ti­vo estu­di­antil. Por lo que la con­struc­ción de inclusión para la aten­ción a la diver­si­dad se ve lim­i­ta­da por un ejer­ci­cio del rol cen­tra­do en encon­trar fór­mu­las homogéneas para el apren­diza­je: Dar­le clases por igual a todos (Pro­fe­so­ra Guía, Insti­tu­to Pre­uni­ver­si­tario no.1). Brindar­le las mis­mas opor­tu­nidades a todos … dan­do mis clases para que todos apren­dan por igual (Pro­fe­sor Guía, Escuela de For­ma­ción Pedagóg­i­ca). Sien­do el mis­mo pro­fe­sor con todos (Pro­fe­sor Guía, Insti­tu­to Pre­uni­ver­si­tario no.2)

En cor­re­spon­den­cia con los prin­ci­p­ios de la inte­gración esco­lar, el estu­di­anta­do recibe una enseñan­za igual­i­taria, sien­do nece­sario que todos se adapten a un úni­co dis­eño docente-educa­ti­vo. La estrate­gia fun­da­men­tal para lle­var a cabo su rol con la may­or cal­i­dad, es la con­stante preparación en torno la asig­natu­ra o espe­cial­i­dad sobre la cual imparten clases. Con­sid­er­an que para esto se hace nece­saria la ayu­da de agentes exter­nos como los espa­cios de for­ma­ción de pre­gra­do y post­gra­do: Estar con­stan­te­mente prepara­do (Pro­fe­so­ra Guía, Insti­tu­to Pre­uni­ver­si­tario no.2).El mejor apoyo que tienen los pro­fe­sores es que los pre­paren ade­cuada­mente (Pro­fe­so­ra Guía, Escuela de For­ma­ción Pedagóg­i­ca). Al darnos preparación y superación para ser buenos pro­fe­sores, per­miten que este­mos prepara­dos para enseñar­les a todos (Pro­fe­so­ra Guía, Insti­tu­to Pre­uni­ver­si­tario no.1).

Un grupo más pequeño refiere, como parte de sus respon­s­abil­i­dades, lograr el apren­diza­je de los estu­di­antes a par­tir del reconocimien­to de sus difer­en­cias para ajus­tar el dis­eño y la eje­cu­ción de la clase de acuer­do a sus necesi­dades. La dis­tin­ción de estos pro­fe­sores en relación a la may­oría puede estar medi­a­ti­za­da por una preparación metodológ­i­ca más actu­al­iza­da y/o con may­or énfa­sis en pro­ce­sos docentes que incluyen la aten­ción difer­en­ci­a­da a los estu­di­antes: Aten­der esas difer­en­cias, adap­tarme a ellas … por ejemplo…a los alum­nos menos aven­ta­ja­dos les expli­co más (Pro­fe­sor Guía, Escuela de For­ma­ción Pedagógica).Ajusto mis clases a los alum­nos que ten­go enfrente … ejem­p­lo: yo los tex­tos que les lle­vo al aula para que traduz­can, para que conoz­can el idioma inglés, son tex­tos de temáti­cas que a ellos le intere­san (Pro­fe­so­ra Guía, Escuela de For­ma­ción Pedagógica).

Estos docentes men­cio­nan un ele­men­to difer­ente en cuan­to a las condi­ciones que nece­si­tan para la ade­cua­da eje­cu­ción de su rol en el pro­ce­so de inclusión-exclusión educa­ti­va. Perciben que no solo es impor­tante la con­stante preparación y superación docente de instan­cias supe­ri­ores, sino tam­bién una may­or flex­i­bil­i­dad en el dis­eño del pro­ce­so de enseñan­za-apren­diza­je que les facilite la aten­ción difer­en­ci­a­da. Refieren la necesi­dad de un vín­cu­lo entre todos los actores sociales de la escuela, de man­era tal que los docentes que mejor cono­cen al estu­di­anta­do o aque­l­los que tienen una may­or expe­ri­en­cia como docentes puedan con­ver­tirse en impor­tantes guías para la pues­ta en prác­ti­ca de estrate­gias que actúen como respues­ta a la diver­si­dad en la escuela: El apoyo más efec­ti­vo para los pro­fe­sores en este pro­ce­so, es que, en su propia for­ma­ción docente, se les incen­tive en el tra­ba­jo con los alum­nos tenien­do en cuen­ta su diver­si­dad (Pro­fe­so­ra Guía del grupo, Escuela de For­ma­ción Pedagógica).Creo que, una may­or flex­i­bil­i­dad de los planes de estu­dio, darían may­or cober­tu­ra a esas difer­en­cias en eval­u­a­ciones, en las clases (Pro­fe­so­ra Guía, Escuela de For­ma­ción Pedagóg­i­ca). De los pro­fe­sores guías de otros gru­pos, que son quienes mejores cono­cen a los estu­di­antes de esos gru­pos (Pro­fe­so­ra Guía, Escuela de For­ma­ción Pedagógica).De pro­fe­sores de más expe­ri­en­cia que tal vez nos puedan ayu­dar, guiar (Pro­fe­sor Guía, Escuela de For­ma­ción Pedagógica).

Una lim­itación impor­tante de gran parte de este segun­do grupo, es que, al igual que la may­oría del primer grupo, reducen sus fun­ciones a la trans­misión de conocimien­tos. Son pocas las inter­ven­ciones que añaden acciones para lograr una ade­cua­da con­viven­cia de todos los estu­di­antes como parte de su rol en el pro­ce­so: Lograr que el grupo no rechace a ningún alum­no … si veo que hay algún estu­di­ante que es rec­haz­a­do, dar­le un rol impor­tante en el aula, por ejem­p­lo: mon­i­tor o mon­i­to­ra, para que el resto como lo va a nece­si­tar se van acer­can­do a él o ella y así lo van a acep­tan­do (Pro­fe­so­ra guía, Escuela de For­ma­ción Pedagógica)

En el caso de los miem­bros del equipo de direc­ción, se con­ciben como medi­adores que favore­cen o no la inclusión en su vín­cu­lo con el colec­ti­vo docente y otros agentes exter­nos. Los resul­ta­dos indi­can que las per­cep­ciones de rol de estos actores sociales se con­cen­tran en dos grupos:

Un primer grupo percibe que su rol en el pro­ce­so de inclusión-exclusión educa­ti­va es la exi­gen­cia y la super­visión del tra­ba­jo del colec­ti­vo docente. Estos agentes educa­tivos poseen una visión bas­tante pasi­va del rol que les cor­re­sponde en el pro­ce­so, ya que lo lim­i­tan a un con­trol del ade­cua­do fun­cionamien­to de sus respec­ti­vas insti­tu­ciones: Yo soy el guía de los pro­fe­sores de 12, yo lo que debo hac­er es exi­girles a esos pro­fe­sores que ten­gan siem­pre el mejor vín­cu­lo posi­ble con esos alum­nos y con­tro­lar que lo estén hacien­do (Jefe de Gra­do, Insti­tu­to Pre­uni­ver­si­tario no.2). Con­tro­lar el tra­ba­jo como está estable­ci­do, así las fun­ciones se cumplen y al final los resul­ta­dos tienen que ser desta­ca­dos (Jefe del Depar­ta­men­to, Escuela de For­ma­ción Pedagóg­i­ca). Mi fun­ción es ase­gu­rarme que todos los pro­fe­sores de cien­cias estén prepara­dos para dar­le clases a esos estu­di­antes. Les exi­jo que se pre­paren y com­prue­bo eso en las reuniones de depar­ta­men­tales (Jefe de Depar­ta­men­to, Insti­tu­to Pre­uni­ver­si­tario no.1).

Des­de su visión, el colec­ti­vo docente es el respon­s­able de pon­er en prác­ti­ca estrate­gias inclu­si­vas, lim­itán­dose ellos a super­vis­ar dicha práctica.

Existe un segun­do grupo que mues­tran una may­or impli­cación en el pro­ce­so de inclusión-exclusión educa­ti­va. Ellos perciben que su rol es la ori­entación a los colec­tivos docentes sobre cómo lle­var a cabo sus respec­ti­vas fun­ciones con la cal­i­dad requeri­da. En algunos casos cen­tra­do en la población estu­di­antil con dis­capaci­dad y otros de aten­ción a la diver­si­dad en gen­er­al: Ayu­dar a mis pro­fe­sores a que dis­eñen clases en las cuales los estu­di­antes con necesi­dades educa­ti­vas espe­ciales ten­gan opor­tu­nidades de apren­der (Jefe del Depar­ta­men­to, Escuela de For­ma­ción Pedagógica).Resolver cualquier duda o difi­cul­tad con respec­to a estos estu­di­antes (Jefa del Depar­ta­men­to, Insti­tu­to Pre­uni­ver­si­tario no.1). Ayu­dar a los pro­fe­sores a inter­ac­tu­ar con esos alum­nos (Jefa del Depar­ta­men­to, Insti­tu­to Pre­uni­ver­si­tario no.1).Prepararme, si ten­go un alum­no ciego, prepararme sobre esa necesi­dad, si ten­go un alum­no sor­do, prepararme sobre esa necesi­dad (Jefe del Depar­ta­men­to, Insti­tu­to Pre­uni­ver­si­tario no.2).Preparándome, estu­dian­do mucho sobre cada una de las necesi­dades educa­ti­vas espe­ciales que ten­gan mis estu­di­antes (Jefa del Depar­ta­men­to, Insti­tu­to Pre­uni­ver­si­tario no.1).

Al igual que una parte de los docentes, el equipo de direc­ción define al estu­di­anta­do como posee­dores de necesi­dades educa­ti­vas espe­ciales, colo­can­do en ellos el énfa­sis de las difi­cul­tades exis­tentes para lograr que apren­dan. Por eso con­sid­er­an que su preparación y ori­entación a los mae­stros debe basarse en las dis­capaci­dades indi­vid­uales y no en el fun­cionamien­to del sis­tema educa­ti­vo: Guiar a mis pro­fe­sores en el dis­eño de sus clases, según el grupo, la clase es de una for­ma u otra (Jefe del Depar­ta­men­to, Escuela de For­ma­ción Pedagóg­i­ca). Pien­so que como sub­di­rec­tor docente ten­go la fun­ción de lograr que mis pro­fe­sores estén bien prepara­dos para que cada uno de los estu­di­antes apren­dan por igual … ori­en­tán­do­los (Sub­di­rec­tor docente, Insti­tu­to Pre­uni­ver­si­tario no.1).

La percepción funcionamiento del proceso de inclusión-exclusión educativa

La may­or parte perciben que la estrate­gia prin­ci­pal que se lle­va a cabo para favore­cer la inclusión es la aceptación de estu­di­antes con dis­capaci­dad como parte de la matrícu­la, aunque es impor­tante señalar que en ninguno de los dos pre­uni­ver­si­tar­ios se encon­traron actual­mente estu­di­antes con estas car­ac­terís­ti­cas y en la Escuela de For­ma­ción Pedagóg­i­ca declararon la lim­i­tante de no acep­tar todo tipo de dis­capaci­dades por la for­ma­ción espe­cial­iza­da que car­ac­ter­i­za la escuela.

Como se refiere en la lit­er­atu­ra, des­de la prác­ti­ca, algunos tipos de dis­capaci­dad son de más fácil incor­po­ración en la escuela que otros, por tan­to, las ref­er­en­cias que ofre­cen el colec­ti­vo docente y equipo de direc­ción entre­vis­ta­do se cor­re­spon­den con expe­ri­en­cias de inclusión de per­sonas con dis­capaci­dad fun­da­men­tal­mente de tipo físico-motora.

Algunos docentes tam­bién recono­cen como estrate­gia de esta dimen­sión que el equipo de direc­ción les brin­da la opor­tu­nidad de asi­s­tir a espa­cios de ori­entación sobre dis­capaci­dades y que real­izan vín­cu­los con espe­cial­is­tas en dichas necesi­dades y con famil­iares. De esta man­era, se evi­den­cia la pues­ta en prác­ti­ca del papel de gestor de estos actores sociales en el pro­ce­so: La direc­ción establece espa­cios con la famil­ia y con espe­cial­is­tas para que todos este­mos lo mejor prepara­dos posi­bles para inter­ac­tu­ar con ellos (Pro­fe­sor Guía, Escuela de For­ma­ción Pedagógica).La direc­ción de la escuela cuan­do hemos tenido alum­nos con necesi­dades educa­ti­vas espe­ciales per­mite may­ores vín­cu­los con la famil­ia de esos estu­di­antes con necesi­dades educa­ti­vas espe­ciales (Pro­fe­so­ra Guía, Insti­tu­to Pre­uni­ver­si­tario no.1). La direc­ción nos per­mite asi­s­tir a espa­cios que nos ori­en­ten a tra­ba­jar con ellos (Pro­fe­so­ra Guía, Insti­tu­to Pre­uni­ver­si­tario no.2).

Según el dis­cur­so de estos agentes educa­tivos, tam­bién se lle­van a cabo estrate­gias favore­ce­do­ras del pro­ce­so des­de la dimen­sión de la clase. Dichas estrate­gias con­sis­ten prin­ci­pal­mente en ofre­cer her­ramien­tas que com­pensen las difi­cul­tades de apren­der del estu­di­anta­do, brindán­doles una aten­ción difer­en­ci­a­da para que logren un apren­diza­je acorde a los obje­tivos de cada asig­natu­ra: Cuan­do en esta escuela han esta­do alum­nos con necesi­dades educa­ti­vas espe­ciales todos los pro­fe­sores les hemos dado clases bus­can­do la man­era de lograr que apren­dan (Pro­fe­sor Guía, Insti­tu­to Pre­uni­ver­si­tario no.1).

Esta prác­ti­ca percibi­da, basa­da en com­pen­sar la dis­capaci­dad indi­vid­ual del estu­di­ante a par­tir de una clase adap­ta­da a esta, tiene su sus­ten­to en lo que ante­ri­or­mente se explicó sobre la visión de los agentes educa­tivos de alum­nos con necesi­dades educa­ti­vas espe­ciales y no con bar­reras en el apren­diza­je y la participación.

Existe una car­ac­terís­ti­ca que dis­tingue a los actores sociales de la Escuela de For­ma­ción Pedagóg­i­ca de este grupo con respec­to a los pertenecientes a los insti­tu­tos pre­uni­ver­si­tar­ios. La pres­en­cia de docentes con una for­ma­ción supe­ri­or en cuan­to a la dis­capaci­dad condi­ciona que el colec­ti­vo de este cen­tro perci­ba que su insti­tu­ción se encuen­tra más capac­i­ta­da que el resto para ase­gu­rar el desar­rol­lo de un estu­di­anta­do con estas car­ac­terís­ti­cas: Al haber pro­fe­sores espe­cial­iza­dos en las dis­capaci­dades, se hace más fácil todo el tra­ba­jo con ellos (Pro­fe­sor Guía, Escuela de For­ma­ción Pedagógica). 

Esta visión aso­ci­a­da a las aprox­i­ma­ciones ini­ciales de la inclusión educa­ti­va trae con­si­go una impor­tante lim­itación: cuan­do en el cen­tro no se encuen­tren estu­di­antes con dis­capaci­dades, este exten­so grupo de agentes educa­tivos no será capaz de iden­ti­ficar evi­den­cias del pro­ce­so en sus respec­ti­vas escuelas.

La may­oría de los docentes recono­cen la exis­ten­cia de difi­cul­tades en el espa­cio de la clase para lograr la adaptación de todo el estu­di­anta­do. Según su per­cep­ción, los obstácu­los provienen de los actores sociales pertenecientes a instan­cias supe­ri­ores que real­izan un úni­co dis­eño de enseñan­za-apren­diza­je, el cual se car­ac­ter­i­za por ser inflex­i­ble y por pre­sen­tar metodologías des­fasadas: Adap­tarse a cada uno de ellos es bien difí­cil y más cuan­do todos los planes de clases son los mis­mos, todos tienen que cumplir el mis­mo obje­ti­vo al mis­mo tiem­po, se hace muy difí­cil … la inflex­i­bil­i­dad en los planes de estudio…esto difi­cul­ta muchas veces el tra­ba­jo (Pro­fe­sor Guía, Escuela de For­ma­ción Pedagóg­i­ca). Los alum­nos de hoy, no son los estu­di­antes de hace var­ios años, y seguimos con planes viejos (Pro­fe­sor Guía, Escuela de For­ma­ción Pedagógica). 

El fun­cionamien­to de la escuela que ellos perciben, se car­ac­ter­i­za por una sep­a­ración de los espa­cios y las estrate­gias des­ti­na­dos a impul­sar el apren­diza­je de los estu­di­antes, de aque­l­los que tienen como obje­ti­vo la ade­cua­da social­ización. Por ejem­p­lo: la clase se lle­va a cabo solo para que el estu­di­anta­do adquiera conocimien­tos y los espa­cios restantes como turnos de reflex­ión y debate, matuti­nos, rece­so, activi­dades deporti­vas y cul­tur­ales son uti­liza­dos úni­ca­mente para lograr la exis­ten­cia de bue­nas relaciones.

Como se ha evi­den­ci­a­do a lo largo de este capí­tu­lo, exis­ten impor­tantes lim­ita­ciones que poseen los pro­fe­sores y direc­tivos en su per­cep­ción social sobre el pro­ce­so de inclusión-exclusión, las cuales se deben prin­ci­pal­mente a un pobre dominio teóri­co sobre dicho pro­ce­so. Esto condi­ciona que en futuras inter­ven­ciones sea nece­sario brindar una may­or preparación a los agentes educa­tivos acer­ca de todo lo que con­ll­e­va lograr una escuela inclu­si­va. Sobre esto se pro­fun­dizará a con­tin­uación en la dis­cusión de los resultados.

Conclusiones

Los resul­ta­dos mues­tran un con­jun­to de for­t­alezas y debil­i­dades con­tenidas en la per­cep­ción social del pro­ce­so de inclusión exclusión-educa­ti­va por parte de docentes y direc­tivos de las escue­las de enseñan­za media supe­ri­or que fueron estudiadas.

La prin­ci­pal poten­cial­i­dad encon­tra­da en la mues­tra tiene que ver con el reconocimien­to de la inclusión como una necesi­dad educa­ti­va, aunque lo que se define por inclusión, la posi­bil­i­dad de percibir sus evi­den­cias y la respon­s­abil­i­dad asum­i­da des­de su rol están muy lim­i­tadas por la aprox­i­mación teóri­ca y los conocimien­tos que tienen al respec­to los docentes y directivos.

Es por eso que se encuen­tran may­ores for­t­alezas en el pequeño grupo de docentes que den­tro de la Escuela de For­ma­ción Pedagóg­i­ca dom­i­nan infor­ma­ción más actu­al­iza­da sobre el pro­ce­so de inclusión-exclusión educa­ti­va, lle­gan­do a recono­cer la posi­bil­i­dad de adap­tar las estrate­gias docentes a las necesi­dades de una comu­nidad esco­lar diver­sa y com­pren­der la par­tic­i­pación como parte de los obje­tivos for­ma­tivos. No obstante, los resul­ta­dos encon­tra­dos en esta mis­ma escuela por Escan­dón (2018) indi­can evi­den­cias prác­ti­cas sobre la poca apli­cación de esta per­spec­ti­va en el fun­cionamien­to del cen­tro. La for­ma­ción par­tic­u­lar de este pequeño grupo de docentes al pare­cer no impacta de for­ma sus­tan­cial en la prác­ti­ca esco­lar de la insti­tu­ción en su con­jun­to. Los pro­pios docentes expli­can que las lim­i­tantes se encuen­tran en políti­cas educa­ti­vas que entor­pecen su pues­ta en práctica.

Las prin­ci­pales debil­i­dades encon­tradas se cor­re­spon­den con una com­pren­sión lim­i­ta­da sobre el alcance y la impor­tan­cia del pro­ce­so de inclusión-exclusión educa­ti­va. La más rel­e­vante, por pre­dom­i­nar entre los docentes y direc­tivos, es cir­cun­scribir la inclusión a la población estu­di­antil con algún tipo de dis­capaci­dad, lim­i­tan­do el pro­tag­o­nis­mo de los docentes y la posi­bil­i­dad de ver evi­den­cias en aque­l­las escue­las donde en estos momen­tos no hay estu­di­antes con estas car­ac­terís­ti­cas. Otra debil­i­dad impor­tante tiene que ver con percibir como obstácu­los para la inclusión el supuesto “déficit” pro­pio de la dis­capaci­dad y no las bar­reras para el apren­diza­je y la par­tic­i­pación, por lo que el rol acti­vo del docente se ve limitado.

Las difi­cul­tades para com­pren­der los pro­ce­sos sociales que inter­vienen en las dinámi­cas esco­lares tiene al menos tres con­se­cuen­cias como parte de la per­cep­ción de la inclusión: lim­i­ta­da capaci­dad para enten­der los pro­ce­sos gru­pales como medio para desar­rol­lar estrate­gias inclu­si­vas, por lo que no se tra­sciende un abor­da­je indi­vid­ual de estas prob­lemáti­cas; la no incor­po­ración de los apren­diza­jes sociales en los obje­tivos educa­tivos como parte del rol del mae­stro y su ejer­ci­cio durante la clase; y la difi­cul­tad para iden­ti­ficar la influ­en­cia de las difer­en­cias sociales en la garan­tía de equidad de opor­tu­nidades educa­ti­vas. Por otro lado, la iden­ti­fi­cación de la inclusión lim­i­ta­da a los prin­ci­p­ios bási­cos de la inte­gración esco­lar, donde la mera pres­en­cia de pobla­ciones esco­lares diver­sas se asume como obje­ti­vo, dejan­do en un segun­do plano la necesi­dad de reconocimien­to y par­tic­i­pación, restringe las posi­bil­i­dades de plantearse estrate­gias real­mente inclusivas.

Por otra parte, con­sti­tuye una for­t­aleza que docentes y direc­tivos puedan dis­tin­guir entre sus fun­ciones con relación al pro­ce­so de inclusión-exclusión educa­ti­va. No obstante, es una debil­i­dad que los direc­tivos no logren adver­tir el poten­cial trans­for­mador de la dimen­sión insti­tu­cional, y lim­iten su rol al con­trol y ori­entación a los docentes. Otra for­t­aleza evi­dente entre los resul­ta­dos es que los docentes recono­cen la necesi­dad de vín­cu­los colab­o­ra­tivos con sus cole­gas para el cumplim­ien­to del rol, así como con algunos agentes exter­nos para favore­cer la inclusión. Sin embar­go, su alcance es lim­i­ta­do pues el vín­cu­lo se con­cibe solo para garan­ti­zar una may­or preparación indi­vid­ual y no la con­struc­ción colec­ti­va de estrate­gias inclusivas.

Estos resul­ta­dos se cor­re­spon­den con los encon­tra­dos por Ramos (2019) en cen­tros de enseñan­za media. La inte­gración de ambos resul­ta­dos reafir­ma la necesi­dad de estrate­gias de for­ma­ción para docentes y direc­tivos de estos nive­les de enseñan­za; que incor­poren una teoría más com­ple­ta y actu­al­iza­da sobre el pro­ce­so de inclusión-exclusión educa­ti­va, que for­t­alez­ca la asun­ción de los difer­entes roles esco­lares de acuer­do a sus respon­s­abil­i­dades y posi­bil­i­dades trans­for­mado­ras y ofrez­ca her­ramien­tas para recono­cer e influir de for­ma pos­i­ti­va en la gestión del pro­ce­so de inclusión-exclusión educativa.

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  1. Insti­tu­to Supe­ri­or Pedagógi­co “Enrique José Varona”.

 

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