SENTIDO DE VIDA DE LOS PACIENTES CON ESQUIZOFRENIA DEL HOSPITAL PSIQUIÁTRICO DE LA HABANA

Yaritza Ramos Córdova
Yanisbel de Bowen Balon
Leidys Laura Bermúdez Fernández
María Elena Rodríguez la Fuente
Susana Martínez Suárez

Hospital Psiquiátrico de La Habana, Cuba

Resumen

El obje­ti­vo de la pre­sente inves­ti­gación es eval­u­ar el sen­ti­do de vida en pacientes con esquizofre­nia del Hos­pi­tal Psiquiátri­co de La Habana. Para ello se real­izó una revisión de las his­to­rias clíni­cas, y basán­donos en los cri­te­rios de inclusión y exclusión, quedó con­for­ma­da una mues­tra de 97 pacientes a los cuáles se les aplicó el test de propósi­to en la vida (PIL) y una entre­vista semi­estruc­tura­da. Como resul­ta­dos obtu­vi­mos que, en 64 pacientes de la mues­tra selec­ciona­da, que rep­re­sen­tan un 65.97% se encuen­tra pre­sente un sen­ti­do de la vida, con pres­en­cia de metas definidas; 21 de los pacientes, rep­re­sen­tan­do el 21.64%, poseen cier­ta indefini­ción respec­to al sen­ti­do de la vida, y 12 pacientes, que rep­re­sen­tan el 12.37%, un vacío exis­ten­cial, que como nos describe la logoter­apia, estos suje­tos no han podi­do encon­trar un sen­ti­do con­cre­to a su exis­ten­cia personal.

Pal­abras claves: sen­ti­do de vida, esquizofre­nia, exis­ten­cia personal

Abstract

The objec­tive of this research is to eval­u­ate the mean­ing of life in patients with schiz­o­phre­nia al the Psy­chi­atric Hos­pi­tal of Havana. For this pur­pose, a review of the Med­ical Records was car­ried out, and based on the inclu­sion and exclu­sion cri­te­ria, a pur­pose in life test (PIL) and a semi-struc­tured inter­view were applied to a sam­ple of 97 patients. As a result, 64 patients, mean­ing 65.97% of the select­ed sam­ple, has a struc­tured sense of life with the pres­ence of defined goals, 21 patients, rep­re­sent­ing the 21.64%, have a lit­tle uncer­tain­ty regard­ing the mean­ing of life, and 12 patients, the remain­ing 12.37%, has an exis­ten­tial void. As logother­a­py describes, these sub­jects have not been able to find a con­crete mean­ing to their per­son­al existence.

Key­words: mean­ing of life, schiz­o­phre­nia, per­son­al existence

Introducción

El tema del sen­ti­do de la vida es uno de los temas clási­cos de la éti­ca y de otras ramas de la filosofía, la psi­cología y otras dis­ci­plinas sociales y humanas. Se orig­i­na en las pre­ocu­pa­ciones acer­ca del lla­ma­do “prob­le­ma del hom­bre” y de su exis­ten­cia como indi­vid­uo humano, en la reflex­ión acer­ca de: ¿Quién soy? ¿Hacia dónde voy? ¿Por qué esta­mos aquí? ¿Qué util­i­dad tiene mi vida? ¿Cuál es el sen­ti­do de toda mi exis­ten­cia? Tema vin­cu­la­do a la búsque­da de la feli­ci­dad, al ori­gen de la vida y su fin, la muerte, etc. (D’Angelo Hernán­dez, 2002)

El sen­ti­do de la vida rev­ela aque­l­las car­ac­terís­ti­cas de la sub­je­tivi­dad indi­vid­ual que mar­can una sig­nifi­cación espe­cial de los aspec­tos exis­ten­ciales de la vida humana. Esta temáti­ca en la psi­cología, ha sido abor­da­da a niv­el históri­co des­de el enfoque human­ista-exis­ten­cial, especí­fi­ca­mente dado por la visión de Vik­tor Fran­kl a par­tir de su expe­ri­en­cia en los cam­pos de con­cen­tración nazi.

De acuer­do con su teoría de la logoter­apia, Vik­tor Fran­kl, expre­sa que la primera fuerza moti­vante del hom­bre es la lucha por encon­trar­le un sen­ti­do a su propia vida. Este sen­ti­do es úni­co y especí­fi­co en cuan­to es uno mis­mo y uno mis­mo es quien tiene que encon­trar­lo; solo así logra alcan­zar el hom­bre un sig­nifi­ca­do que sat­isfa­ga su propia vol­un­tad de sentido.

La logoter­apia con­sid­era que la esen­cia ínti­ma de la exis­ten­cia humana está en la capaci­dad del hom­bre de ser respon­s­able, por lo que inten­ta hac­er al paciente ple­na­mente con­sciente de sus propias respon­s­abil­i­dades; razón por la cual ha de dejar­le la opción de decidir por qué, ante qué o ante quién se con­sid­era respon­s­able (Fran­kl, 1991). La logoter­apia ha per­mi­ti­do esclare­cer el con­cep­to de sen­ti­do de la vida, cuya impor­tan­cia puede vis­lum­brarse en la frase de Niet­zsche: “quien tiene un por qué para vivir, encon­trará casi siem­pre cualquier cómo”, que motivó la reflex­ión de Vik­tor Fran­kl acer­ca del sen­ti­do, la inten­cional­i­dad y la final­i­dad de vivir, indis­pens­able para el ade­cua­do fun­cionamien­to de los seres humanos.

De acuer­do con Fran­kl, el sen­ti­do de vida debe des­cubrirse, no puede inven­tarse, es decir, no se tra­ta de obje­tivos auto-impuestos sino de una búsque­da, un auto-des­cubrim­ien­to. Para Rodríguez, dicha búsque­da de sen­ti­do se con­vierte en una fuente de moti­vación para seguir vivien­do, asumir obliga­ciones y sobrell­e­var situa­ciones difí­ciles o adver­sas. Rodríguez, M. 2005).

Para Fran­kl la moti­vación bási­ca del ser humano es su ori­entación fun­da­men­tal hacia el sen­ti­do, es decir, el encon­trar y des­cubrir un porqué y para qué vivir. El des­cubrim­ien­to del sen­ti­do de la vida tiene como base lo que Fran­kl denom­inó como “vol­un­tad de sen­ti­do”, una fuerza inte­ri­or de la dimen­sión espir­i­tu­al, que en la may­oría de los hom­bres, por dis­tin­tos motivos, está inac­ti­va. A esta dinámi­ca espir­i­tu­al le llamó nood­inámi­ca (noûs = espíritu), y la situó den­tro de un cam­po de ten­sión bipo­lar, en el cual, un polo viene rep­re­sen­ta­do por el sig­nifi­ca­do (sen­ti­do) que debe cumplirse y el otro polo por el hom­bre que debe cumplir­lo (Got­tfried, 2016).

El hom­bre tiene la capaci­dad de realizar el sen­ti­do de su vida, pero esto no impli­ca que siem­pre se real­ice la “vol­un­tad de sen­ti­do”; jus­ta­mente Fran­kl afir­ma que se encuen­tra en la actu­al­i­dad, más a menudo, la “vol­un­tad de sen­ti­do” en la for­ma de frus­tración (Fran­kl, 1991), donde el hom­bre exper­i­men­ta el sen­timien­to de una fal­ta de sen­ti­do de la propia existencia.

Quien no ha bus­ca­do o no ha alcan­za­do a des­cubrir el sen­ti­do que cada situación conc­re­ta con­ll­e­va, quien no ha des­cu­bier­to un sig­nifi­ca­do, una razón, un moti­vo, un porqué, un para qué vivir o ha hecho de algunos medios (como el plac­er, poder, pres­ti­gio, hon­or, recogimien­to, dinero, etc.) los fines de su búsque­da exper­i­men­ta un vacío en su exis­ten­cia. El hom­bre que no vive para bus­car y des­cubrir el sen­ti­do en la real­ización de los val­ores, incre­men­ta la prob­a­bil­i­dad de caer en una patología psi­cológ­i­ca denom­i­na­da frus­tración exis­ten­cial (Fran­kl, 1991).

Para Fran­kl, la caren­cia de sig­nifi­ca­do es un indi­cador de desajuste emo­cional. Fran­kl entendió al hom­bre como un ser que se traza una vida llena de sen­ti­do y que puede enfer­mar si su vol­un­tad de sen­ti­do se ve frustrada.

Otros autores como Jung, Fran­kl, Mad­di, Col­man, Hobbs, Kretschmer, dan reporte que un por­centa­je impor­tante de sus pacientes (las cifras varían de uno a otro) que pade­cen de neu­ro­sis noó­ge­nas (Yalom, 1984). Pos­te­ri­or­mente, psicól­o­gos pertenecientes a la cor­ri­ente exis­ten­cial­ista han trata­do de pro­bar que la enfer­medad men­tal tiene que ver con el vacío exis­ten­cial. Den­tro de esta línea podemos encon­trar el estu­dio real­iza­do por Moomal en 1999 en el cual encon­tró que existe una cor­relación pos­i­ti­va entre sen­ti­do en la vida y el bien­es­tar men­tal (Moomal, 1999).

Respec­to a esto Fran­kl expresó: “Durante mucho tiem­po, de hecho, durante medio siglo, la psiquia­tría ha trata­do de inter­pre­tar la mente humana como un sim­ple mecan­is­mo y, en con­se­cuen­cia, la ter­apia de la enfer­medad men­tal como una sim­ple téc­ni­ca. Me parece a mí que ese sueño ha toca­do a su fin. Lo que aho­ra empezamos a vis­lum­brar en el hor­i­zonte no son los cuadros de una med­i­c­i­na psi­col­o­giza­da, sino de una psiquia­tría human­iza­da. El médi­co que todavía quiera desem­peñar su papel prin­ci­pal como téc­ni­co, se verá oblig­a­do a con­fe­sar que él no ve en su paciente otra cosa que una máquina, y no al ser humano que hay detrás de la enfermedad”.

“Un indi­vid­uo psicóti­co incur­able puede perder la util­i­dad del ser humano y con­ser­var, sin embar­go, su dig­nidad. Tal es mi cre­do psiquiátri­co. Yo pien­so que sin él no vale la pena ser un psiquia­tra. ¿A san­to de qué? ¿Solo por con­sid­eración a una máquina cere­bral daña­da que no puede repararse? Si el paciente no fuera algo más, la eutana­sia estaría ple­na­mente jus­ti­fi­ca­da” (Fran­kl, 1991) por lo que se puede apre­ciar que a través de estas pal­abras Fran­kl resalta el val­or del paciente como ser humano, pre­ocupán­dose de esta man­era por temas vitales como son el bien­es­tar, feli­ci­dad, etcétera.

1.1 Sentido de vida según la psicología positiva

La psi­cología pos­i­ti­va estu­dia cien­tí­fi­ca­mente el fun­cionamien­to ópti­mo de las per­sonas. El ini­ci­ador del movimien­to de la psi­cología pos­i­ti­va, Mar­tin Selig­man, desar­rol­ló una teoría acer­ca del bien­es­tar, y planteó 5 fac­tores que con­tribuyen a lograr una feli­ci­dad autén­ti­ca (Selig­man, 2018), los cuales son resum­i­dos en el acrón­i­mo de PERMA encon­trán­dose entre estos:

  • Pos­i­tive Emo­tion (Emo­ciones pos­i­ti­vas): Refiere a las emo­ciones que podemos sen­tir, tales como la calidez, el embe­le­samien­to, el plac­er, el éxta­sis, entre otros.
  • Engage­ment (Com­pro­miso): Alude a la capaci­dad de las per­sonas para estar involu­cradas en las acciones que real­izan en la cotid­i­an­idad. Este involu­cramien­to pro­duce la pér­di­da de la con­cien­cia de sí mis­mo mien­tras se real­iza la acción y puede gener­ar emo­ciones opues­tas a la emo­ción positiva.
  • Rela­tion­ships (Rela­ciones pos­i­ti­vas): El ser humano como ser social establece rela­ciones con los demás, por lo que el man­ten­er rela­ciones pos­i­ti­vas le per­mi­tirá obten­er grat­i­fi­ca­ciones, tan­to a niv­el social como personal.
  • Mean­ing (Sen­ti­do de vida): Refiere a la capaci­dad para sen­tir la vida de sí mis­mo como una opor­tu­nidad para pertenecer y servir a algo que uno cree como supe­ri­or al pro­pio yo.
  • Accom­plish­ments (Logros): Refiere a la capaci­dad para obser­var las con­se­cuen­cias de los actos que las per­sonas real­izan, generan­do un ele­men­to que per­mite creer en sí mis­mas, favore­cien­do una dis­posi­ción psi­cológ­i­ca pos­i­ti­va para realizar las cosas.

Para­le­la­mente al mod­e­lo PERMA (o PRIMSA en español), la psi­cología pos­i­ti­va ha gen­er­a­do evi­den­cia con respec­to a cada una de las dimen­siones que lo com­po­nen, desta­can­do el aspec­to del sen­ti­do de vida como uno de los que per­mite gener­ar un may­or bien­es­tar en la persona.

Por otra parte, Ste­ger, plantea al sen­ti­do como un tér­mi­no que abar­ca dos dimen­siones prin­ci­pales, sien­do estas “la com­pren­sión”, enten­di­da como la capaci­dad para enten­der la vida, incluyen­do el mun­do exte­ri­or y la for­ma en cómo uno se rela­ciona en su cotid­i­an­idad; y la segun­da dimen­sión está dada por “el propósi­to”, lo cual habla acer­ca de los proyec­tos de vida a largo pla­zo, las activi­dades rel­e­vantes en la vida del indi­vid­uo y los obje­tivos o metas estable­ci­dos (Ste­ger, Oishi, Kash­dan, 2009).

En esta mis­ma línea, en la actu­al­i­dad, Martela & Ste­ger, plantean una ter­cera dimen­sión, la cual está dada por la impor­tan­cia “sig­nif­i­cance”, la cual tra­ta del val­or inher­ente de la vida y del ten­er una vida digna de ser vivi­da (Mortela, Ste­ger, 2016).

Todos estos ele­men­tos vin­cu­la­dos al con­cep­to de sen­ti­do, lle­van a obser­var que en la vida del ser humano exis­ten aspec­tos que le pro­por­cio­nan un sig­nifi­ca­do a su exis­ten­cia, los cuales per­mi­tirán sat­is­fac­er su propia vol­un­tad de sen­ti­do ante la vida (Frankl,1991), lo cual gener­ará un may­or bien­es­tar a niv­el de salud mental.

El sen­ti­do de la vida es un pre­dic­tor de la salud men­tal, evi­tan­do trastornos tan fre­cuentes como la ansiedad y la depre­sión des­de el pun­to de vista clíni­co. Por este moti­vo es nece­sario eval­u­ar el sen­ti­do de vida en pacientes con trastornos men­tales, para pos­te­ri­or­mente ayu­dar­les a mejo­rar con el establec­imien­to de metas, aumen­to de la esper­an­za y desar­rol­lo de val­ores, así como opti­mizar la con­cien­cia moral, el bien­es­tar y la resilien­cia ante las difi­cul­tades de la vida.

2. Esquizofre­nia, Un poco de Historia…

Sig­los atrás, el ori­gen de la enfer­medad se atribuía a un des­bal­ance de los flu­i­dos cor­po­rales (basa­do en la visión Hipocráti­ca que clasi­fi­ca­ba a las enfer­medades men­tales en manía, melan­colía, his­te­ria y freni­tis) o a man­i­festa­ciones dia­bóli­cas o de hechicería (Cal­vo de la Paz, 2016).

Durante el siglo xix, se aban­donó la teoría acer­ca de lo sobre­nat­ur­al y entonces el énfa­sis se puso en la obser­vación empíri­ca, por lo que se resaltaron las Cien­cias Médi­cas como dis­ci­plinas científicas.

La esquizofre­nia fue descri­ta por primera vez como sín­drome afectan­do a ado­les­centes y adul­tos jóvenes por Béné­dict Morel en 1853, denom­i­na­do Demence pré­coce, (demen­cia pre­coz) (Cal­vo de la Paz, 2016).

En 1887 Emil Krae­pelin escribió una serie de tex­tos sobre el con­cep­to de “Demen­cia pre­coz”. Entre sus pacientes iden­ti­ficó un grupo que enfer­ma­ban en la juven­tud y que pre­senta­ban sín­tomas tales como alu­ci­na­ciones y empo­brec­imien­to emo­cional y que tendían a vol­verse com­ple­ta­mente inca­paces de aten­der­se a sí mis­mos (Cal­vo de la Paz, 2016).

Krae­pelin no eligió un sín­toma como car­ac­terís­ti­co o patog­nomóni­co pero sus descrip­ciones clíni­cas enfa­ti­z­a­ban la mez­cla de delirios, alu­ci­na­ciones, movimien­tos anor­males, embrutec­imien­to emo­cional, pér­di­da de la vol­un­tad y ais­lamien­to social (Cal­vo de la Paz, 2016).

En 1908 que Eugen Bleuler, pub­licó Demen­cia pre­coz o el grupo de esquizofre­nias en el cuál desar­rol­ló el con­cep­to de un grupo de enfer­medades car­ac­ter­i­zadas por dis­tur­bios del pen­samien­to, sen­timien­tos y rela­ciones con el mun­do exter­no, con el esen­cial y patog­nomóni­co sín­toma del dis­tur­bio del pen­samien­to (Cal­vo de la Paz, 2016).

.Se con­sid­era que el creador del tér­mi­no esquizofre­nia fue el psiquia­tra Eugen Bleuler en el siglo xx, sig­nif­i­can­do: de “esquizo”: frag­men­ta­do o escindi­do y “fre­nio”: mente. Además, Bleuler describió los sín­tomas más fre­cuentes de esta enfer­medad: la dis­o­ciación ideo-afec­ti­va-cona­ti­va, el autismo, la dis­gre­gación del pen­samien­to y la ambiva­len­cia (Cal­vo de la Paz, 2016).

2.1 Síntomas de la esquizofrenia 

Hay dos grandes prob­le­mas en relación con los sín­tomas de la esquizofre­nia porque los sín­tomas, en su may­or parte, son sub­je­tivos, es decir, solo el paciente los exper­i­men­ta, con lo cual no pueden ser com­pro­ba­dos. El segun­do, es que la esquizofre­nia es una enfer­medad que pre­sen­ta muchos y vari­a­dos sín­tomas, pero ninguno es especí­fi­co de ella, sino que tam­bién pueden estar pre­sentes en otros trastornos men­tales (Cal­vo de la Paz, 2016). Actual­mente se div­i­den los sín­tomas en dos grandes grupos:

  • Los pos­i­tivos con­sis­ten en aque­l­las man­i­festa­ciones anor­males que exper­i­men­tan o hacen los pacientes, como ver y oír cosas que no exis­ten (alu­ci­na­ciones) o pen­sar que ocur­ren cosas que no son ver­dad (delirios).
  • Los neg­a­tivos con­sis­ten en aque­l­las man­i­festa­ciones que hacen pen­sar que el suje­to está per­di­en­do capaci­dades para pen­sar, sen­tir o hac­er cosas con nor­mal­i­dad. Por ejem­p­lo, dejar de hablar con flu­idez, perder interés por las cosas o las per­sonas, perder interés por lev­an­tarse cada día a tra­ba­jar, etc. Es habit­u­al que, con el paso del tiem­po, muchos de los sín­tomas se alivien. Sin embar­go, sue­len quedar algu­nas secue­las como aban­dono del cuida­do de sí mis­mo, fri­al­dad hacia los demás, indifer­en­cia o desin­terés por todo.

Los casos en los que pre­dom­i­nan los sín­tomas neg­a­tivos, supo­nen una peor evolu­ción (Cal­vo de la Paz, 2016).

En sus diver­sas man­i­festa­ciones clíni­cas: sín­tomas psicóti­cos, neg­a­tivos, cognosc­i­tivos y sín­tomas afec­tivos como la dis­fo­ria, las ideas y con­duc­tas sui­ci­das, la deses­per­an­za y la depre­sión, son sín­tomas que alter­an la fun­ción social y ocu­pa­cional de los pacientes, difi­cul­tan­do sus rela­ciones inter­per­son­ales y dis­min­uyen­do su cal­i­dad de vida (Cal­vo de la Paz, 2016).

2.3 Evolución, tratamiento y pronóstico de la esquizofrenia

Hace veinte años, se con­sid­er­a­ba que cuan­do aparecía un episo­dio esquizofréni­co en la vida de una per­sona, sig­nifi­ca­ba que debía tomar medica­men­tos por el resto de su vida y que se iba a ir dete­ri­o­ran­do pro­gre­si­va­mente. Estos cri­te­rios han cam­bi­a­do en la actu­al­i­dad debido al auge que ha tenido la teoría del exce­so de acción dopam­inér­gi­ca a niv­el del sis­tema nervioso cen­tral como cau­sante del cuadro psicóti­co y que impli­ca que esta exce­si­va activi­dad es fluc­tu­ante (episódi­ca) regre­san­do a su niv­el de fun­cionamien­to habit­u­al, una vez que pasa la cri­sis. Todavía se desconoce cuáles son los fac­tores que ini­cian este cam­bio bio­quími­co, pero se cono­cen fac­tores que lo agra­van o los dis­min­uyen (Cal­vo de la Paz, 2016).

Des­de el pun­to de vista de los sub­ti­pos de esquizofre­nia, se con­sid­era que el hebe­fréni­co y el sim­ple, son los que tienen peor pronós­ti­co. En cam­bio, los para­noides, los catatóni­cos y el episo­dio esquizofréni­co agu­do tienen un buen pronós­ti­co (González Menén­dez, 2009).

En cuan­to al ini­cio de la enfer­medad, se con­sid­era que los pacientes que tienen un debut con un ini­cio súbito, tienen mejor pronós­ti­co que aque­l­los que pre­sen­tan un ini­cio lento y pro­gre­si­vo, aunque mien­tras más tem­pra­no en la vida se pre­sen­ten sín­tomas psicóti­cos peor es el pronóstico(González Menén­dez, 2009).

La pres­en­cia de fac­tores des­en­ca­denantes o pre­cip­i­tantes hablan de mejor pronós­ti­co que cuan­do no exis­ten. Una his­to­ria de buen ajuste pre­vio a la enfer­medad, en áreas impor­tantes como el fun­cionamien­to social, sex­u­al, lab­o­ral y famil­iar hablan a favor de bue­na evolu­ción. El pertenecer a una famil­ia con buenos patrones de comu­ni­cación y ayu­da mutua que le brinden apoyo al paciente favorece un buen futuro.2 La evolu­ción de los trastornos esquizofréni­cos puede ser con­tin­ua o episódi­ca, con déficit pro­gre­si­vo o estable, o bien puede haber uno o más episo­dios con remisión com­ple­ta o incom­ple­ta (González Menén­dez, 2009).

Referi­do a este tema tam­bién debe­mos señalar las posi­bles causas que pueden moti­var la recaí­da de un trastorno esquizofréni­co (Cal­vo de la Paz, 2016):

  • Aban­dono del tratamien­to con antip­sicóti­cos (bus­car efec­tos adver­sos de los fár­ma­cos y dinámi­ca famil­iar dis­fun­cional, pobre super­visión del tratamien­to por parte del respon­s­able el paciente, entre otras).
  • No seguimien­to del paciente en las con­sul­tas que tiene pro­gra­madas por su psiquiatra.
  • Pre­sen­tar inade­cuación en la dosis del neu­rolép­ti­co que esté toman­do o que nece­site un cam­bio de tratamiento.
  • Que exista algún fac­tor per­pet­u­ante o des­en­ca­denante (dro­gas, estrés, con­flic­tos, entre otros) que motive la descompensación.
  • Que exista otra enfer­medad en el organ­is­mo (sistémi­ca) que sea la que exac­erbe la sin­toma­tología del trastorno esquizofrénico.

El méto­do más común de tratar la esquizofre­nia es la med­icación neu­rolép­ti­ca. Los neu­rolép­ti­cos no curan la esquizofre­nia, pero tienen un efec­to antip­sicóti­co y de mejoría de los sín­tomas evi­dente en alrede­dor de dos ter­cios de los pacientes esquizofréni­cos. Espe­cial­mente en esta­dos agu­dos, con fre­cuen­cia per­miten elim­i­nar los sín­tomas por completo.

Los neu­rolép­ti­cos actúan más efi­caz­mente sobre los sín­tomas pos­i­tivos de la esquizofre­nia (desór­denes del pen­samien­to, alu­ci­na­ciones, delirios) y tam­bién ayu­dan a con­tro­lar tales sín­tomas a largo pla­zo. Su efec­to sobre los sín­tomas neg­a­tivos (ais­lamien­to, pasivi­dad, emb­o­tamien­to afec­ti­vo) es menos obvio (Cal­vo de la Paz, 2016).

Estos diver­sos tratamien­tos (psi­cofarmacológicos) que se han intro­duci­do en las últi­mas cin­co décadas, han resul­ta­do efi­caces sobre algunos de los sín­tomas más relevan­tes de estos trastornos, pero no han sido sufi­ciente. Para lograr resul­ta­dos favor­ables se requiere que el tratamien­to far­ma­cológi­co se acom­pañe de una aten­ción psi­cológ­i­ca y del apoyo familiar.

La apli­cación de tratamien­tos psi­cológi­cos a la esquizofre­nia, ha lle­ga­do a un momen­to actu­al de flo­rec­imien­to y desar­rol­lo de múlti­ples modal­i­dades de inter­ven­ción, que han sig­nifi­ca­do un cam­bio en la aten­ción, prop­i­cian­do los pro­ce­sos de reha­bil­itación o mejoría de las inca­paci­dades secun­darias a los síntomas.

Los prin­ci­pales avances en las estrate­gias de tratamien­to para la esquizofre­nia se han desar­rol­la­do y refi­na­do basán­dose en el mod­e­lo de vul­ner­a­bil­i­dad-estrés; un mar­co que mues­tra cómo inter­ac­túan los estre­sores ambi­en­tales con la vul­ner­a­bil­i­dad biológ­i­ca para pro­ducir la psi­co­pa­tología y las inca­paci­dades psi­coso­ciales secun­darias propias de la esquizofre­nia. Este mod­e­lo ha sus­ci­ta­do el surgimien­to de la gama de for­matos ter­apéu­ti­cos que hoy cono­ce­mos y que se ori­en­tan hacia un doble obje­ti­vo; por un lado, el desar­rol­lo y for­t­alec­imien­to de aque­l­los fac­tores que per­miten una ópti­ma pro­tec­ción de la per­sona (y que bási­ca­mente incluyen el tratamien­to far­ma­cológi­co, las habil­i­dades per­son­ales de afrontamien­to y de autoefi­ca­cia, la capaci­dad cog­ni­ti­va de proce­samien­to y el apoyo famil­iar y social) y, por otro, la dis­min­u­ción o elim­i­nación de los estre­sores ambi­en­tales y de la vul­ner­a­bil­i­dad biológ­i­ca sub­y­a­cente (Cal­vo de la Paz, 2016).

La for­mu­lación de la esquizofre­nia como una enfer­medad que requiere un tratamien­to mul­ti-com­po­nente e indi­vid­u­al­iza­do ha per­mi­ti­do el desar­rol­lo de una serie de ter­apias psi­cológ­i­cas, adap­tadas a las dis­tin­tas necesi­dades y fas­es de la enfer­medad, y el desar­rol­lo de una serie de prue­bas exper­i­men­tales que han val­i­da­do su efi­ca­cia para estos fines en com­bi­nación con el tratamien­to psi­co-far­ma­cológi­co. Los tratamien­tos psi­cológi­cos se han cen­tra­do en los efec­tos de la adaptación a las expe­ri­en­cias psicóti­cas, en la reduc­ción de los sín­tomas psicóti­cos resid­uales, la pre­ven­ción de recaí­das, el cumplim­ien­to del tratamien­to, las rela­ciones inter­per­son­ales, la adquisi­ción de habil­i­dades nece­sarias para una vida inde­pen­di­ente, y la reduc­ción del estrés y de la car­ga famil­iar (Vil­lana y Lemos, 2001).

Por tan­to, el fac­tor más impor­tante para mejo­rar el pronós­ti­co es el diag­nós­ti­co pre­coz y el tratamien­to ade­cua­do con seguimien­to dis­pen­sari­a­do (González Menén­dez, 2009). En este sen­ti­do, se recono­cen algunos fac­tores aso­ci­a­dos a un mejor pronós­ti­co, como son: el comien­zo tardío de la enfer­medad, el género femeni­no, la pres­en­cia de noxas pre­cip­i­tantes iden­ti­fi­ca­bles, el brote agu­do y la duración breve de los sín­tomas, el buen fun­cionamien­to entre cri­sis con bue­na adaptación pre­mór­bi­da socio-lab­o­ral, la ausen­cia de anor­mal­i­dades cere­brales estruc­turales, la exis­ten­cia de buenos sis­temas de apoyo social, el pre­do­minio de sín­tomas pos­i­tivos y la ausen­cia de Antecedentes Patológi­cos Famil­iares (APF) de esquizofre­nia (Cal­vo de la Paz, 2016).

2.4 Reinserción social del paciente esquizofrénico

Resul­ta vital destacar la trascen­den­tal impor­tan­cia que posee este tema en el tratamien­to del paciente enfer­mo men­tal. Es bien sabido que la may­oría de las enfer­medades men­tales endó­ge­nas, después del brote flo­re­ciente de sín­tomas y sig­nos trata­dos con éxi­to por la ter­apéu­ti­ca psi­co­far­ma­cológ­i­ca, dejan un resid­uo o trastorno defec­tu­al más o menos impor­tante, que hace par­tic­u­lar­mente difí­cil la con­tinuidad del paciente en el medio lab­o­ral y social en el que se desen­volvía con ante­ri­or­i­dad a la caí­da psicóti­ca (Bel­lomo, 2011).

Se suman a esta situación en especí­fi­co las difi­cul­tades psíquicas que se deben enfrentar en la tarea lab­o­ral. Porque no debe­mos olvi­dar que el hecho de haber obtenido el tra­ba­jo trae apare­ja­do un impor­tante estrés de adaptación a dicha tarea, ya que cog­ni­ti­va­mente estu­vo “fuera de la real­i­dad” durante un tiem­po, como es el caso de los pacientes psicóti­cos (Bel­lomo, 2011).

A eso podría agre­garse que, muchas veces, la propia famil­ia no sopor­ta la habit­u­al­i­dad de sus que­jas deman­dantes, ple­nas de con­trariedades, y es fre­cuente que lo expulsen o lo mar­gin­en del núcleo famil­iar. Son muy pocos los casos en que el medio famil­iar con­viviente se dispone a encar­garse de él; por lo que es más prob­a­ble que lo hagan los hog­a­res susti­tu­tos (hos­pi­tales psiquiátri­cos, cen­tros comu­ni­tar­ios), que sus pari­entes direc­tos (Bel­lomo, 2011).

Por tan­to, nosotros como psicól­o­gos, con­jun­ta­mente con todo el equipo de salud, debe­mos prop­i­cia­r­les a los pacientes y sus famil­iares una ade­cua­da aten­ción, cen­tra­da en el bien­es­tar, tan­to del paciente como de las per­sonas que le rodean, donde se resalte el val­or de este paciente como ser humano, y no como una máquina defec­tu­al, como había sido con­sid­er­a­do, años atrás.

Toda per­sona que sufra de una enfer­medad men­tal, des­de su nacimien­to o sobreveni­da, con inde­pendencia de las fun­ciones psi­cológ­i­cas que ten­ga afec­tadas y la gravedad de su afec­ción, es una per­sona que con­ser­va todos sus dere­chos como ser humano, y por tan­to, posee un poten­cial que deben desar­rol­lar en aras de alcan­zar un pleno dis­frute y sat­is­fac­ción en su vida cotidiana.

En este sen­ti­do el estu­dio del sen­ti­do de vida, con­sti­tuye un tema escasa­mente abor­da­do, de ahí estri­ba uno de los aspec­tos que hace de esta inves­ti­gación un estu­dio nove­doso y de gran util­i­dad en nue­stro país, pues se cen­tra en un tema poco explo­rado. Con el mis­mo quer­e­mos con­tribuir a la gen­eración de nuevas prop­ues­tas para la creación de futur­os pro­gra­mas inter­ven­tivos dirigi­dos a estas per­sonas, en aras de poten­ciar su bien­es­tar psi­cológi­co y la sat­is­fac­ción con la vida, temas muy impor­tantes para la reha­bil­itación de dichos pacientes. Por todo lo ante­ri­or­mente plantea­do se for­mu­la el sigu­iente objetivo:

Objetivo general
  • Eval­u­ar el sen­ti­do de vida en pacientes con esquizofre­nia del Hos­pi­tal Psiquiátri­co de La Habana.
Objetivos específicos
  • Eval­u­ar la per­cep­ción del sen­ti­do en los pacientes con esquizofrenia
  • Eval­u­ar la expe­ri­en­cia de sen­ti­do en los pacientes con esquizofrenia
  • Eval­u­ar metas y tar­eas en los pacientes con esquizofrenia
  • Eval­u­ar destino/libertad en los pacientes con esquizofrenia
Universo y muestra

El uni­ver­so quedó con­sti­tu­i­do por los pacientes de las 7 salas de larga estadía del Hos­pi­tal Psiquiátri­co de La Habana, quedan­do con­for­ma­da una mues­tra de 97 pacientes que poseen diag­nós­ti­co médi­co de esquizofre­nia, según el Man­u­al de Clasi­fi­cación Inter­na­cional de Enfer­medades CIE-10; basán­donos para su selec­ción en los sigu­ientes cri­te­rios de inclusión y exclusión.

Criterios de inclusión
  • Pacientes que posean diag­nós­ti­co médi­co de esquizofre­nia y se encuen­tran reci­bi­en­do tratamien­to en el Hos­pi­tal Psiquiátri­co de La Habana.
  • Pacientes que estén de acuer­do en par­tic­i­par en la investigación.
  • Pacientes con edades com­pren­di­das entre 30 y 55 años.
  • Pacientes con al menos 8 años ingre­sa­dos en la institución.
Criterios de exclusión
  • Pacientes que poseen otra patología psiquiátrica.
  • Pacientes que se encuen­tren descom­pen­sa­dos en el perío­do de estudio.
  • Pacientes con prob­le­mas cog­ni­tivos severos que lim­iten la com­pren­sión de la tarea.
Metodología

Se real­izó una inves­ti­gación descrip­ti­va, de corte trans­ver­sal, por ser su propósi­to el estu­di­ar un fenó­meno en un momen­to deter­mi­na­do del tiempo.

Instrumentos y Técnicas

Test Propósi­to en la Vida (PIL)

Se uti­lizó la parte A del Pur­pose- In- Life Test (PIL) de Crum­baugh y Maholick 1964, en su ver­sión castel­lana, val­i­da­do recien­te­mente en Cuba por la licen­ci­a­da Yanelis Martínez Ochoa, quien adap­tó la lingüís­ti­ca de alguno de sus ítems al con­tex­to cubano. (73, 75, 76, 77, 78, 79)

El PIL fue dis­eña­do para eval­u­ar el sen­ti­do de la vida, sobre la base de las ideas de análi­sis exis­ten­cial y la logoter­apia de Vik­tor Fran­kl. Este cues­tionario val­o­ra el gra­do de propósi­to o sen­ti­do de la vida, tra­duci­do en la pres­en­cia de metas y/o como polo con­trario del mis­mo con­struc­to, el vacío existencial.

Se tra­ta de una escala tipo Lik­ert (1–7) de 20 ítems, cuya pun­tuación se obtiene suman­do los val­ores de las opciones de respues­ta que el suje­to selec­ciona, per­mi­tien­do obten­er una medi­da del logro de sen­ti­do de la vida des­de planteamien­tos logoter­apéu­ti­cos. Mien­tras más altas sean sus pun­tua­ciones, may­or será el sen­ti­do de la vida.

La inter­pretación de la parte A del PIL, es la siguiente:

  • Pun­tuación ≤ 90: vacío existencial.
  • Pun­tuación entre 90 y 105: indefini­ción con respec­to al sen­ti­do de la vida.
  • Pun­tuación ˃105: pres­en­cia de metas y sen­ti­do de la vida.

Se tuvo en cuen­ta para la inter­pretación cual­i­ta­ti­va del test el análi­sis fac­to­r­i­al de la ver­sión castel­lana que dis­tingue cua­tro factores:

- Per­cep­ción de sen­ti­do: captación de motivos y razones para vivir la vida y la val­o­ración que esta, en gen­er­al merece. Está com­puesto por los ítems 4, 6, 9, 10, 11, 12, 16, 17, y 20 pudi­en­do oscilar la pun­tuación entre 9 y 63.

- Expe­ri­en­cia de sen­ti­do: Per­cep­ción de la vida propia y de la vida cotid­i­ana como ple­nas de cosas bue­nas. Incluye los ítems 1, 2, 5, 9, 17, 19 y 20 pudi­en­do oscilar la pun­tuación entre 7 y 49.

- Metas y tar­eas: Obje­tivos lig­a­dos a acciones conc­re­tas en la vida y a la respon­s­abil­i­dad per­son­al percibi­da hacia estos. Está inte­gra­do por los ítems 3, 7, 8, 13, 17, 19 y 20, pudi­en­do oscilar la pun­tuación entre 7 y 49.

- Dialéc­ti­ca destino/libertad: ten­sión des­ti­no vs. lib­er­tad y afrontamien­to de la muerte como acon­tec­imien­to incon­tro­lable, impre­deci­ble e inevitable. Incluye los ítems 14, 15 y 18 del PIL, pudi­en­do oscilar la pun­tuación entre 3 y 21.

  • Entre­vista Semiestructurada 

La entre­vista semi­estruc­tura­da se ha con­sid­er­a­do como un impor­tante méto­do de inves­ti­gación psi­cológ­i­ca, sobre todo aque­l­la cual­i­ta­ti­va­mente ori­en­ta­da; la cual per­mite estable­cer una may­or flex­i­bil­i­dad ya que las pre­gun­tas pueden ir var­ian­do en fun­ción de cómo sea su evolu­ción, y se vayan obte­nien­do los datos nece­sar­ios para cumpli­men­tar los objetivos.

En esta inves­ti­gación, la entre­vista semi­estruc­tura­da fue la téc­ni­ca ini­cial en el pro­ce­so de eval­u­ación. Se basó en la búsque­da de infor­ma­ción y se for­mu­la­ron pre­gun­tas dirigi­das a inda­gar sobre algunos aspec­tos rela­ciona­dos con el sen­ti­do de la vida de dichos pacientes.

En este tipo de entre­vista fue de suma impor­tan­cia estim­u­lar la par­tic­i­pación libre y espon­tánea del suje­to tenien­do en cuen­ta los obje­tivos de la inves­ti­gación; dirigién­dose fun­da­men­tal­mente a aque­l­los aspec­tos de may­or interés, de modo que pudo emerg­er infor­ma­ción rel­e­vante que per­mi­tió después un análi­sis cualitativo.

Definición y operacionalización de las variables

Sen­ti­do de la vida: Cuestión filosó­fi­ca sobre el obje­ti­vo y el sig­nifi­ca­do de la vida o la exis­ten­cia en general.

Opera­cional­mente se con­sid­er­aron tres dimensiones:

- Pres­en­cia de metas y sen­ti­do de la vida: Pun­tuación ˃105 en el Test Propósi­to en la vida (PIL).

- Indefini­ción con respec­to al sen­ti­do de la vida: Pun­tuación entre 90 y 105 en el PIL.

- Vacío exis­ten­cial: Pun­tuación ≤ 90 en el PIL

Además, se tuvieron en cuen­ta las sigu­ientes subvariables:

- Per­cep­ción de sen­ti­do: captación de motivos y razones para vivir la vida y la val­o­ración que esta, en gen­er­al merece.

Opera­cional­mente se con­sid­er­aron los ítems 4, 6, 9, 10, 11, 12, 16, 17, y 20 del PIL, (pun­tuación entre 9 y 56)

Expe­ri­en­cia de sen­ti­do: per­cep­ción de la vida propia y de la vida cotid­i­ana como ple­nas de cosas buenas.

Opera­cional­mente se con­sid­er­aron los ítems 1, 2, 5, 9, 17, 19 y 20 (pun­tuación entre 7 y 49).

- Metas y tar­eas: obje­tivos lig­a­dos a acciones conc­re­tas en la vida y a la respon­s­abil­i­dad per­son­al percibi­da hacia estos.

Opera­cional­mente se con­sid­er­aron los ítems 3, 7, 8, 13, 17, 19 y 20, (pun­tuación entre 7 y 49)

- Dialéc­ti­ca destino/libertad: ten­sión des­ti­no vs lib­er­tad y afrontamien­to de la muerte como acon­tec­imien­to incon­tro­lable, impre­deci­ble e inevitable.

Opera­cional­mente se con­sid­er­aron los ítems 14, 15 y 18 del PIL, (pun­tuación entre 3 y 21)

Sexo:

Pro­ce­so de com­bi­nación y mez­cla de ras­gos genéti­cos a menudo dan­do por resul­ta­do la espe­cial­ización de organ­is­mos en var­iedades femeni­nas y mas­culi­nas. Opera­cional­mente, el sexo se tomó a par­tir de lo referi­do por los pacientes en las téc­ni­cas de eval­u­ación como mas­culi­no y femenino.

Edad:

Tiem­po trascur­ri­do a par­tir del nacimien­to de un indi­vid­uo. Opera­cional­mente, se con­sid­eró el dato a par­tir de lo referi­do por el paciente. Los ran­gos de edades que se establecieron para el análi­sis fueron: De 30- 55 años.

Principios éticos

La inves­ti­gación se real­izó bajo los cri­te­rios éti­cos para la con­ser­vación de la inte­gri­dad físi­ca y psíquica de los par­tic­i­pantes. Se les explicó los detalles de la inves­ti­gación, así como los instru­men­tos a uti­lizar, y se con­tó con la vol­un­tariedad de los suje­tos, los cuales fir­maron un con­sen­timien­to infor­ma­do respetán­dose­les la decisión de colab­o­rar o no con la investigación.

Procesamiento y análisis de los datos

Se analizaron los datos en las bases de datos Excel, y SPSS. Se uti­lizó la entre­vista como modo de poder tri­an­gu­lar la infor­ma­ción obteni­da en el test propósi­to en la vida PIL, y se anal­izó medi­ante la téc­ni­ca de análi­sis de con­tenido. Los datos se pre­sen­taron en tablas estadís­ti­cas que facil­i­taron su análisis.

Análisis y discusión de los resultados

Tabla 1. Caracterización de la muestra
Pacientes

97

Sexo femeni­no

50

Sexo mas­culi­no

47

Edades

ran­go entre 30 y 55 años

La mues­tra estu­vo con­sti­tu­i­da por 97 pacientes con diag­nós­ti­co médi­co de esquizofre­nia, especí­fi­ca­mente del tipo para­noide. Se dividió en 50 pacientes (51.55%) pertenecientes al sexo femeni­no y 47 pacientes (48.45%) pertenecientes al sexo mas­culi­no. Estos pacientes se encuen­tran ingre­sa­dos en el Hos­pi­tal Psiquiátri­co de La Habana, con un perío­do de evolu­ción de más de 8 años, en las Salas de larga estadía de dicho cen­tro. El ran­go de edades osciló entre 30 y 55 años, por lo que son con­sid­er­a­dos adul­tos medio.

Descripción del sentido de la vida de los pacientes con esquizofrenia a partir de la integración de todos los casos.

Tabla 2 Distribución de los pacientes según las dimensiones diagnósticas en el logro de sentido.
Diag­nós­ti­co Pun­tuación No. %
Pres­en­cia de metas y sen­ti­do de la vida
˃ 105
64 65.97%
Indefini­ción respec­to al Sen­ti­do de la Vida
90–105 21 21.64%
Vacío exis­ten­cial ˂ 90 12 12.37%

Se apre­cia que en 64 pacientes que rep­re­sen­tan un 65.97% se encuen­tra pre­sente un sen­ti­do de la vida, con pres­en­cia de metas definidas. Estos pacientes perciben un propósi­to en sus vidas, por lo que se obser­va que poseen una razón para vivir. Estas pun­tua­ciones altas en el PIL en los pacientes estu­di­a­dos, indi­can que en ellos el sen­ti­do de vida está más rela­ciona­do a los val­ores, expe­ri­en­cia y acti­tudes. En estos suje­tos exis­ten grandes deseos de vivir, y aunque la may­oría quisiera vivir una vida difer­ente, esta per­cep­ción habla de un gra­do de con­fi­an­za alto para asumir diver­sas cir­cun­stan­cias vitales.

Se apre­cia además que, en 21 de los pacientes, rep­re­sen­tan­do el 21.64%, poseen cier­ta indefini­ción respec­to al sen­ti­do de la vida, o sea, que existe en ellos un ran­go no deci­si­vo en cuan­to al sig­nifi­ca­do con­cre­to de la vida, su obje­ti­vo exis­ten­cial es poco claro. Ellos poseen un sen­ti­do de la vida bási­co, enten­di­do como el deseo de vivir y ten­er un propósi­to, metas en la vida, pero care­cen de clar­i­dad respec­to a cómo lograrlo.

Se con­stató en 12 pacientes, que rep­re­sen­tan el 12.37%, un vacío exis­ten­cial, que como nos describe la logoter­apia, estos suje­tos no han podi­do encon­trar un sen­ti­do con­cre­to a su exis­ten­cia per­son­al. Estos pacientes hacen lo que otras per­sonas hacen (con­formis­mo), o hacen lo que otras per­sonas quiere que ellos hagan (total­i­taris­mo). Estos suje­tos han exper­i­men­ta­do la pér­di­da del sen­timien­to de que la vida es sig­ni­fica­ti­va. Cuan­do exis­ten con­flic­tos no resuel­tos (exis­ten­ciales, de val­ores) que lle­van a estos pacientes a la pér­di­da o a la con­fusión de su sen­ti­do vital, esto reper­cute en su autoes­ti­ma y proyec­tos vitales, lo que se refle­ja en su niv­el de fun­cionamien­to; dan­do lugar al vacío exis­ten­cial. Para estos pacientes no existe un propósi­to vital claro y bien definido.

Tabla 2.1 Puntuación por factores de cada paciente.

Las pun­tua­ciones de la Per­cep­ción de sen­ti­do oscilaron entre 27 y 63 pun­tos, para un prome­dio de (51.26), y se desta­can den­tro de ellos, 7 pacientes que obtu­vieron la pun­tuación máx­i­ma (63 pun­tos). Esto nos indi­ca que para estos suje­tos exis­ten motivos y razones para vivir; y que son diver­sos los cri­te­rios en cuan­to a las razones para vivir la vida y la val­o­ración de esta.

Las pun­tua­ciones de la Expe­ri­en­cia de sen­ti­do estu­vieron entre 17 y 49 pun­tos con un prome­dio de (39.37). Se desta­can 25 suje­tos que obtu­vieron pun­tuación máx­i­ma (49 pun­tos). Se puede apre­ciar que estos suje­tos perciben la vida propia y la vida cotid­i­ana como ple­nas de ele­men­tos positivos.

Las pun­tua­ciones de Metas y Tar­eas estu­vieron entre 27 y 49 pun­tos con un prome­dio de (45.40). Con 29 suje­tos que obtu­vieron pun­tuación máx­i­ma (49 pun­tos). En gen­er­al estos pacientes poseen obje­tivos lig­a­dos a acciones conc­re­tas en la vida. Es este fac­tor en el que más suje­tos obtu­vieron la máx­i­ma pun­tuación, lo que deno­ta que son pacientes con planes futur­os y proyec­tos, y que asumen la respon­s­abil­i­dad en cuan­to a las acciones conc­re­tas que real­izan en su vida.

Las pun­tua­ciones de la Dialéc­ti­ca destino/libertad estu­vieron entre 5 y 21 pun­tos con un prome­dio de (15.05), y se resaltan den­tro de ellos 15 pacientes que obtu­vieron pun­tuación máx­i­ma (21 pun­tos). La may­oría de estos suje­tos refirieron que: “el hom­bre es libre para ele­gir”, pero para ellos, en su condi­ción pacientes proyec­taron que: “su vida está fuera de sus manos y de su con­trol”, debido a que son pacientes insti­tu­cional­iza­dos, donde tienen que seguir nor­mas de com­por­tamien­to, etc. Referi­do al afrontamien­to de la muerte como des­ti­no inevitable, plantearon que no se encuen­tran prepara­dos para ello.

Se pudo cono­cer, además, cuáles eran los motivos y razones que impul­san a estos pacientes a vivir en esta eta­pa, los cuales se refle­jan a con­tin­uación, hacien­do alusión a algunos planeamien­tos expre­sa­dos por ellos:

  • Ten­go que encon­trar a mi hija/hijo”
  • “Dios tiene un propósi­to para mí”
  • “Ten­go pare­ja aquí en el hospital”
  • “Ten­go que cuidar a mis padres”
  • “Ten­go que cuidar de mis hijos”

Se puede apre­ciar la necesi­dad de amar y de ser ama­do, de dis­fru­tar y vivir en com­pañía de algo o alguien, y se puede apre­ciar que en su may­oría se tra­ta de per­sonas que asumen una acti­tud pos­i­ti­va ante los momen­tos de sufrim­ien­to, porque aun en estas condi­ciones, la vida les sigue pare­cien­do valiosa.

Además, la may­oría de los pacientes estu­di­a­dos han sido capaces de rea­jus­tar sus vidas y sus planes en cor­re­spon­den­cia a su condi­ción de salud y a sus expe­ri­en­cias. Son suje­tos que aún tienen ganas de soñar y alcan­zar sus sueños, por lo que encon­tramos pacientes con metas a cor­to, medi­ano y a largo pla­zo, las cuales fueron trazadas en depen­den­cia de las expe­ri­en­cias indi­vid­uales y las posi­bil­i­dades reales de estos pacientes. A con­tin­uación, se ofre­cen algu­nas declara­ciones de estos suje­tos en relación a sus metas vitales:

  • “Quisiera salir del hospital”.
  • “Estar en mi casa con mi familia”
  • “Tra­ba­jar y mantenerme”

Todos los pacientes coin­ci­dieron unán­ime­mente respec­to a estas proposi­ciones, resaltán­dolas como las metas pri­mor­diales a alcan­zar, y desta­can­do que es su prin­ci­pal sueño, y su prin­ci­pal aspiración en la vida. Tam­bién se desta­can algunos pacientes más jóvenes que entre sus prin­ci­pales aspira­ciones se encuen­tra “ten­er un hijo/hija”.

Referi­do a la inter­nal­ización expresaron:

  • “Hace­mos activi­dades cul­tur­ales, bail­am­os, cantamos”
  • “Real­izamos deporte”
  • “Nos gus­ta ir al taller de corte y costura”
  • “Nos sen­ti­mos bien en la activi­dad del barrido”

Se obser­va que estas expre­siones se encuen­tran fun­da­men­tadas por val­ores cre­ativos, viven­ciales y acti­tu­di­nales, man­i­fe­s­tando ten­er expe­ri­en­cias que les per­miten vivir el día a día. Se puede ver la pres­en­cia de val­ores acti­tu­di­nales vin­cu­la­dos con la pro­duc­ción o la real­ización de acciones hacia las demás per­sonas. Tam­bién emer­gen los val­ores cre­ativos, debido a que los pacientes entre­vis­ta­dos señalan el hecho de gener­ar algo des­de ellos hacia el mun­do, a través de pro­duc­tos que elab­o­ran, como por ejem­p­lo los hom­bres par­tic­i­pan en la real­ización de canas­tas de guano y las mujeres hacen alfom­bras, y luego muchos de estos pro­duc­tos son ven­di­dos, y otros lle­va­dos como donación a escue­las, cen­tros de tra­ba­jo, etc. Tam­bién alu­den a los val­ores viven­ciales otor­ga­dos a par­tir de las activi­dades que reciben en la insti­tu­ción y los vín­cu­los que poseen con otros pacientes en la real­ización de dichas actividades.

En este mar­co, se puede apre­ciar que estos talleres, activi­dades diarias, el ayu­dar a otros y con­ver­sar con otras per­sonas, les gen­era cier­to bien­es­tar, al otor­gar una val­o­ración pos­i­ti­va a cada activi­dad, que les da sen­ti­do a sus vidas.

Conclusiones

  1. En los pacientes con esquizofre­nia el sen­ti­do de vida, no indi­ca un pen­sar o fan­tasear cosas insen­sa­tas, al con­trario, con­sti­tuye una expe­ri­en­cia autén­ti­ca, absuel­to de cualquier fun­da­men­to que no sea el acto de su propia fundación.
  2. El propósi­to de la exis­ten­cia de estos pacientes, surge de la respues­ta que dan a la vida, a las situa­ciones y a las tar­eas con que la vida le enfrenta.
  3. Para estos pacientes insti­tu­cional­iza­dos, el sen­ti­do de la vida, es el vivir su día a día de man­era tran­quila y autóno­ma, real­izan­do las activi­dades que les gen­er­an sat­is­fac­ción al inte­ri­or de la institución.
  4. Se evi­den­cia cómo los val­ores acti­tu­di­nales, viven­ciales, expe­ri­en­ciales que per­miten el sen­ti­do de vida, se vin­cu­lan con el bien­es­tar psi­cológi­co, dado que se bus­ca una situación que gen­era una sat­is­fac­ción vital con respec­to a la expe­ri­en­cia vivida.
  5. La gran may­oría de los pacientes de la mues­tra mantienen una sat­is­fac­ción per­son­al en su vida cotid­i­ana, donde obser­van la vida con más ale­grías que tristezas.
  6. A pesar de que no pueden con­tro­lar siem­pre las condi­ciones con las cuales deben enfrentarse, sí puede con­tro­lar sus propias respues­tas a estas, por tan­to, se con­sid­er­an suje­tos respon­s­ables de sus respues­tas, elec­ciones y acciones.
  7. La vol­un­tad de vivir y lograr obje­tivos mejo­ra el esta­do afec­ti­vo de dichos pacientes.
  8. El sen­ti­do de vida es indis­pens­able para el hom­bre en tan­to fun­ciona como ese motor que le inyec­ta energía y evi­ta que el hom­bre llegue a pere­cer, no en sen­ti­do orgáni­co sino espiritual.

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