Yunior Hernández Cardet
Facultad de Estomatología, Universidad de Ciencias Médicas de La Habana, Cuba.
Roberto Corral Ruso
Facultad de Psicología, Universidad de La Habana, Cuba.
Resumen
La enseñanza de la Estomatología ha sido particularmente desafiada en los últimos tiempos y demanda innovaciones educativas para poder cumplir con su encargo social. Un modelo pedagógico centrado en lo intelectual, como el que aún prevalece en este tipo de formación, anquilosa al claustro para la creación de tecnología educativa. Educar en competencias emocionales, se convierte en una oportunidad para fortalecer a este profesorado y renovar la educación de estomatólogos de cara a su eficiencia social. El presente artículo, aporta un sistema de actividades para la educación emocional de los referidos maestros, emplea como vehículo el cultivo de la competencia social; en ello se divisan alianzas con las Psicologías Educativa y del Desarrollo que posibilitan redimensionar el currículo y promover una institución más eficaz e inclusiva.
Palabras clave: competencia social, educación emocional, inteligencia emocional, profesores, Estomatología
Abstract
The teaching of Stomatology has been particularly challenged in recent times and demands educational innovations in order to fulfill its social mandate. A pedagogical model focused on the intellectual, like the one that still prevails in this type of training, stiffens the faculty for the creation of educational technology. Educating in emotional competencies becomes an opportunity to strengthen this teaching staff and renew the education of stomatologists in the face of their social efficiency. This article provides a system of activities for the emotional education of the aforementioned teachers, using the cultivation of social competence as a vehicle; in this, alliances with Educational Psychology and Developmental Psychology can be seen that make it possible to resize the curriculum and promote a more effective and inclusive institution.
Keywords: social competence, emotional education, emotional intelligence, teachers, Stomatology
Introducción
La llegada del siglo xxi, supuso para la escuela la necesidad de cambiar muchos rumbos y roles en los procesos de enseñar y aprender. Las tradiciones escolares, que colocaban al intelecto como esencial en la formación de personas eficientes, relegaban lo afectivo a un complemento apenas presente en el discurso formal de la institución, que no lograba articularse como herramienta en las prácticas educativas (Bello, & Alfonso, 2019; Bisquerra, 2012). En este sentido, el componente afectivo se expresaba a través de conductas permitidas y rechazadas, y más concretamente en el premio y el castigo por parte de los maestros, lo cual no dejaba margen a la educación emocional.
Las propuestas de Mayer y Salovey (1990, citado en Bello, & Alfonso, 2019) y Goleman (1998) sobre inteligencia emocional, reivindican el papel de la emocionalidad en la educación y el éxito personales, así como en el desarrollo humano en sentido amplio. Para estos autores, este tipo de inteligencia es resultado de un procesamiento de información emocional, que cualifica de una forma más integral a las personas para afrontar problemáticas de la vida cotidiana, donde se impone articular intelecto y emoción. No se trata de dimensiones opuestas sino complementarias, que encuentran en las circunstancias vitales el escenario para ejecutarse y validarse.
Por lo anterior, la inteligencia emocional es un constructo educable y en tal sentido la escuela es aclamada (aunque evidentemente no es la única institución). Un eje articulador al respecto se halla en las propuestas de Jaques Delors (1996, citado en Bello, & Alfonso, 2019), en particular cuando se refiere a que la educación tiene que habilitar también en un aprender a convivir y a ser. Tales aprendizajes, devienen en competencia social que distingue a las personas emocionalmente inteligentes y en tal sentido se requieren innovaciones que la promuevan.
Una escuela idónea para cultivar la competencia social antes anunciada es la universidad, como escenario formal para aprender a convivir en la diversidad e identificarse gracias a la diversidad. Por lo anterior, Ibarra (2007, citado en Hernández, 2022) asegura que la universidad es un laboratorio social, donde se crea y recrea la sociedad y cada una de sus dimensiones. Se espera, entonces, que la educación superior cree personas nuevas, inconformes, críticas, atrevidas, innovadoras, socialmente competentes; esto se cosecha en el quehacer profesional a través de los métodos y las prácticas, las reflexiones y las instrumentaciones de las nuevas personas.
Por lo anterior, se aprecia la coexistencia de la razón y la emoción cuando el profesional es capaz de existir en comunidad, de crecer en colectivo y de producir bajo modos de intercreación, de trascender lo individual e integrarse en lo plural –en lo social– desde sus particularidades y estrategias singulares.
Todo lo anterior, se alcanza cuando desde lo académico coexiste la intención y el oficio para estimular tal competencia social. La educación cubana en general, y la universidad médica en particular, es más adelantada en reflexionar teóricamente que en practicar con la perspectiva de la inteligencia emocional (Bello, & Alfonso, 2019). Por lo anterior, se aprecia un vacío tecnológico que impide sistematizar antecedentes y lo que es peor, aún se estimula un profesional centrado en lo intelectual y menos educado para una relación profesional emocionalmente inteligente, o sea, el egresado es todavía poco competente en habilidades sociales y emocionales.
El repertorio emocional de dicho profesional, se limita a la aplicación de la cortesía en algunos de sus rostros (la escucha atenta, la información clara y oportuna, por citar algunos). Lo anterior, es resultado de formas de enseñanza que privilegian el individualismo y se enmascaran en un trabajo de equipo que se parece más a la sumatoria de personas que a su interconexión e intercreación. La memorización de los contenidos, la forma en que se estimula su evocación y aplicación, apologizan los primeros peldaños en la construcción del conocimiento (saber conocer, saber hacer).
Por lo visto hasta aquí, se impone un cambio de las metodologías pedagógicas con las que se forma al profesional de las ciencias médicas. Se hace preciso renovar al claustro en sus métodos e instrumentos. Renovar tal repertorio es posible incluyendo la educación emocional en el currículo, con énfasis en la competencia social que se espera de un profesional de la vida. Como advirtiera Bisquerra (2012), la educación emocional es posible solo si empuja desde la moral de los encargados de educar, si es primero una convicción de los educadores.
Se hace necesario educar la competencia social en los profesores de la carrera de Estomatología en la Universidad de Ciencias Médicas de La Habana, como un paso previo para educarla luego en los educandos. Los trabajos de Hernández y Caballero (2020), que forman parte del proyecto de investigación para integrar la psicología en la carrera de estomatología, han hallado como debilidades recurrentes el insuficiente trabajo grupal de los colectivos pedagógicos y el pobre vínculo entre ellos. El trabajo grupal es, según Bisquerra (2012) un indicador de competencia social, que en el caso del profesional de la estomatología se encuentra deteriorado. Puede ser justo esta grieta, un espacio para comenzar a educar a los docentes en competencia social.
Lo brecha anterior, además, frena un auténtico trabajo en sistema y muestra a la gestión docente como una labor disciplinar; por esto, no se aprecia con claridad el valor y la interdependencia de los saberes, el trabajo docente se parece más a una labor por parcelas (Baquero, 2020). En esto radica la pobre aplicabilidad y escasa utilidad que se le atribuyen a ciertos contenidos. Los profesionales carecen de competencia social en su quehacer, porque la formación universitaria también es débil en interconectar saberes y prácticas, en conectar las parcelas. Por lo anterior, estimular el trabajo grupal de los colectivos docentes se muestra como una necesidad metodológica y una oportunidad para educar emocionalmente a maestros de ciencia.
Los docentes de la carrera Estomatología, se enfrentan también al reto de la implementación del nuevo plan de estudio E; iniciado en el curso académico 2020–2021, con las restricciones impuesta por la pandemia por Covid-19, en el actual año 2022 requiere sistematización y renovación, aprovechando la integración de actividades presenciales y virtuales para estimular comunidades de aprendizaje y así evitar que la mediación de las pantallas aísle a los educandos, antes bien, haga posible que el saber sea fruto de la gestión cooperativa.
El referido plan de estudio, precisa destrezas renovadas en el claustro, para (1) impulsar nuevos niveles de autogestión del saber en el estudiantado, (2) estimular la gestión grupal, (3) provocar la inclusión. Para alcanzar lo anterior, se necesita potenciar la motivación, así como ampliar el sentido y el significado de la profesión como servicio social. En esta dirección, crear espacios grupales para educar la competencia social es un vector para promover educadores emocionalmente inteligentes, quienes a su vez contagiarán al estudiantado con tal inteligencia.
Llegado a aquí, ¿qué actitudes vertebran a un docente de estomatología emocionalmente inteligente?; ¿qué pueden encontrar estos maestros en la competencia social, para motivar y comprometer con el saber como tecnología que transforma a los educandos, a la educación y a la salud en última instancia?
La competencia social como un recurso emocional del profesor de estomatología, lo capacita para hacer atractivo el aprender al ser capaz de acercar las oportunidades de los entornos virtuales a la enseñanza-aprendizaje. Renueva las formas tradicionales de enseñar y aprender; estimula nuevas maneras para estudiar, para crear conocimientos. Contribuye al uso racional de recursos y de tiempo. Es más cercano a los estudiantes, sus necesidades y contradicciones, al dominar instrumentos de interacción, comunicación e intercreación digitales. En este sentido, protagoniza al estudiantado en la gestión de su propia formación, pues abre espacios de diálogos para que los educandos comuniquen y re-orienten sus necesidades de aprendizajes. Estimula y acompaña el ensayo de metodologías para aprender, con lo cual renueva también su repertorio instrumental docente.
Llegado a este punto, se impone preguntarse: ¿cómo promover competencia social en los colectivos docentes de la carrera de estomatología de la Universidad de Ciencias Médicas de La Habana?
Competencia social y educación emocional de profesores de estomatología
Esta propuesta de taller se estructura a partir del modelo de competencias emocionales GROP (Grupo de Recerca en Orientación Psicopedagógica de la Universidad de Barcelona) liderado por Rafael Bisquerra. Según este modelo, existen cinco grandes competencias: conciencia emocional, regulación emocional, autonomía emocional, competencia social y habilidades de vida para el bienestar. La competencia social, que es la que se pretende promover con el sistema de actividades que se propone, optimiza las relaciones interpersonales, las cuales están entretejidas de emociones (Bisquerra, 2012).
¿Qué ganancias se obtienen al promover la competencia social, como indicador de inteligencia emocional, en los colectivos docentes de la carrera de estomatología?
Tal competencia estimula actitudes prosociales, que son en definitiva vehículos para favorecer la inclusión y cerrar brechas a las desigualdades. Que un maestro de estomatología sea competente socialmente, lo cualifica para estimular en los estudiantes una noción de la diversidad como articuladora de relaciones y no como peligro. En este sentido, la competencia social también predispone a un clima de trabajo favorable y a la constitución de grupos productivos, donde las personas se sienten satisfechas porque la diversidad se vuelve voz y acción (Bisquerra, 2012; Extremera et al., 2020).
Por lo anterior, formar competencia social en los docentes de la carrera de estomatología, posibilitará un acercamiento entre el mundo académico y el mundo del trabajo. Dicho de otro modo, la educación emocional será una fuerza motriz para el desarrollo del país, en tanto se podrá articular en la gestión del gobierno de una nación que se interesa por la inclusión de la enseñanza superior como un escenario capaz de generar ciencia e innovación (Díaz-Canel, 2022).
La educación emocional de los colectivos docentes de la carrera de estomatología, devendría una innovación para el desarrollo sostenible de Cuba, objetivable en la superación de actuales y futuros profesionales de la salud. En este sentido, se aportaría también a la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible, particularmente en los objetivos 4 y 17, que invitan a una educación de calidad que promueva aprendizajes durante toda la vida y a la creación de instituciones eficaces, responsables e inclusivas.
En el contexto actual de la educación en Odontología, la educación emocional de los docentes se torna oportuna, además, pues les favorece manejar las emociones propias y las de los demás (en este caso los estudiantes), así como guiar pensamientos y actos de modo adecuado (Chiza, Sánchez, & Pacheco, 2020). Visto así, educar en competencia social permite al docente comprender mejor el período del ciclo vital en que se encuentran los alumnos y aprovechar sus peculiaridades y problemáticas para generar tecnología educativa.
Particularidades de la adolescencia y la juventud en la educación emocional de profesores de estomatología
La formación universitaria se inicia al final de la adolescencia y transcurre en el inicio de la juventud, transitan así dos períodos del ciclo vital en un mismo escenario educativo. Los adolescentes, concentrados en su identidad personal, amplían sus intereses intelectuales y construyen valores propios influenciados fuertemente por el grupo y el contexto socio-histórico, de ahí que la regulación emocional resulte esencial en la gestión de su propio bienestar. Los docentes competentes socialmente, aprovechan tales particularidades para promover aprendizajes. Encuentran en la intensidad y los desenfrenos de la edad, los recursos para la innovación educativa.
La juventud, como plataforma para continuar lo que la adolescencia inició, se orienta a la búsqueda de la concepción científica del mundo y la universidad es un laboratorio para realizar sus ensayos. Los docentes con competencia social estimulan la proyección del yo hacia el futuro, objetivable en proyectos de vida concretos, alcanzables y propician la autoeducación como componente crucial de la autovaloración.
Sistema de actividades para el taller “cultiva tu competencia social”
Objetivos
General:
Promover la competencia social en los colectivos pedagógicos de la carrera de estomatología en la Universidad de Ciencias Médicas de La Habana.
Específicos:
- Propiciar la reflexión acerca de las oportunidades y los retos de la competencia social, como dimensión de la inteligencia emocional, para la labor de los colectivos docentes.
- Estimular habilidades para el trabajo grupal de los colectivos docentes en la carrera de estomatología, sobre la base de conocimientos de inteligencia emocional y competencia social.
- Promover aprendizajes y habilidades de educación emocional en los colectivos docentes, para el manejo de estudiantes de estomatología.
Destinatarios
Los destinatarios directos de este curso-taller serán los profesores que conforman los colectivos pedagógicos de la carrera de estomatología en la Universidad de La Habana en el curso académico 2022. Se puede valorar iniciar la capacitación en los colectivos pedagógicos del año terminal, para garantizar una cierta incidencia en temas de educación de la inteligencia emocional en los próximos egresados.
Se identifican destinatarios indirectos de estas acciones a los escenarios educativos donde estén insertados los estudiantes de estomatología, como parte de su práctica pre-profesional, ya que recibirán los efectos de la gestión, las experiencias y conocimientos alcanzados durante este taller.
Contenidos
- Nociones sobre desarrollo humano y educación.
- Inteligencia emocional y sus dimensiones. La competencia social.
- Competencia social como una competencia emocional.
- Trabajo grupal como indicador de competencia social.
- El trabajo grupal como competencia del docente universitario (identificación de cualidades emocionales en los cursistas).
- El trabajo grupal en los colectivos pedagógicos universitarios. Sus particularidades en la carrera de estomatología.
- Características psicosociales esenciales de las edades adolescencia y juventud; manifestación de sus capacidades emocionales.
- Las capacidades emocionales del adolescente y el joven en el contexto universitario.
- Adolescentes y jóvenes estudiantes de estomatología: sus particularidades en la educación emocional de docentes.
Condiciones necesarias para la aplicación del taller
Contexto
Las condiciones de restricción impuestas por la pandemia por Covid-19, ha transformado la forma tradicional de concebir los contextos de interacción entre los destinatarios y responsables de los cursos, talleres, entrenamientos. Por lo anterior, se requiere trascender el contexto presencial incorporando el virtual. En este sentido, un contexto “híbrido” se presenta como una fortaleza para promover personas emocionalmente competentes, porque convoca –además– a la flexibilidad. Para alcanzar lo anterior, se requiere que los responsables de aplicar este taller también crezcan en competencias digitales.
Recursos
Humanos: se requiere un coordinador y un observador/relator, que pueden ser profesionales de la psicología y/o la pedagogía con entrenamiento en inteligencia emocional y destrezas para la educación emocional.
Materiales: televisor o proyector de materiales audiovisuales; dispositivos móviles u ordenadores; equipos de reproducción de audio; materiales audiovisuales; pizarra; papel, lápices de colores o rotuladores; local con condiciones de limpieza, iluminación, ventilación, y posibilidades para el distanciamiento físico.
Sistema de actividades
Las actividades se desarrollan según el formato siguiente:
- Caldeamiento: genera predisposición positiva para la tarea, se apoya en la generación de estados de ánimos positivos que favorezcan el inicio de la actividad.
- Motivación: suscita interés y explora vivencias relacionadas con el tema que se tratará. (se puede presentar como una introducción breve al taller, con elementos teóricos, sin convertir el espacio en una conferencia orientadora. Se apoya en vivencias y saberes de las personas, y se puede auxiliar de plegables, infografías, podcasts, tutoriales)
- Desarrollo: actividades lúdicas que se correspondan con la competencia emocional que se quiere promover. (Ejemplo de ellas son la “lluvia de ideas”, “la discusión grupal”, “análisis de historias cotidianas”, “mi rol como mediador”).
- Cierre: valoración de las emociones experimentadas en las actividades durante la sesión.
- Ejercicio de aplicación: actividades reflexivas o prácticas dirigidas a evaluar el aprovechamiento de la actividad.
Diseño preliminar de las sesiones
Sesión 1
Tema: Oportunidades y retos de la competencia social, como dimensión de la inteligencia emocional, para la labor de los colectivos docentes.
Objetivo: Incitar a la reflexión sobre las oportunidades y los retos de la competencia social, como dimensión de la inteligencia emocional, para la labor de los colectivos docentes.
Caldeamiento: Técnica “Pueblos y ciudades” (El coordinador entregará a cada participante un pedazo de papel con el nombre de un pueblo o ciudad. Luego, indica a los participantes que encuentren a su pareja quien tiene un trozo de papel similar con la misma ciudad o pueblo. Una vez hallada la pareja, se deberán presentar respondiendo a las siguientes preguntas: ¿Quién eres tú?, ¿Qué haces?, ¿Por qué viniste a este taller?; ¿Quién soy yo?, ¿Qué hago?, ¿Por qué vine a este taller? Para finalizar la actividad, las parejas deberán presentarse de forma cruzada ante el resto del grupo).
Es importante propiciar la reflexión entre los integrantes del grupo sobre la importancia que tiene la interacción personal, como marco previo a una actividad.
Motivación: destacar la importancia y los beneficios de establecer vínculos al interno de los grupos de trabajo y con otros grupos. Estimular la identificación de particularidades de los colectivos de profesores de Estomatología.
Desarrollo: técnica “Trenes vivos” (El coordinador pide a los participantes que formen filas (el número de filas dependerá de la cantidad de participantes, se busca formar como mínimo tres filas). Se apoyarán en las manos de quien esté delante. Un integrante, que será el maquinista, se colocará al final de la fila. Para iniciar la actividad, el maquinista presiona la mano izquierda del que tiene delante y este transmite lo mismo a los demás, lo cual indica que la fila debe comenzar a caminar. Se establece un punto de partida y una meta. Los trenes deben coincidir durante su marcha a través del salón y ceder el paso. La actividad termina cuando todos los trenes llegan a la meta. Si se desintegra el tren, vuelve al punto de partida y reinicia el recorrido).
Posteriormente, se invita a la reflexión sobre las fortalezas, oportunidades y retos del trabajo en grupo y el valor de conectar con otros grupos. Se deben recoger las emociones que experimentaron en la actividad.
Cierre: con un gesto (facial o corporal) exprese la principal emoción que sintió durante la sesión.
El resto de los participantes debe nombrar la emoción y quien interpreta confirmar si se trata de la emoción que quiso expresar. En caso que los cursistas no identifiquen la emoción, el intérprete lo hará.
Ejercicio de aplicación: reflexionar sobre las siguientes situaciones
- tareas laborales que necesitan hacerse en cooperación
- tareas laborales en las que le han colaborado otras personas
- tareas laborales en las que ha ayudado a otras personas
Sesión 2
Tema: Habilidades para el trabajo grupal de los colectivos docentes en la carrera de estomatología, con apoyo en los conocimientos sobre inteligencia emocional y competencia social.
Objetivo: Estimular habilidades para el trabajo en grupos con apoyo en los saberes de inteligencia emocional y competencia social.
- Caldeamiento: técnica “Tormenta de ideas” (con la consigna: a mi grupo no le puede faltar…) se estimula construcción compartida de la noción ideal de grupo. Se recoge en papelógrafo.
- Motivación: dialogar sobre la importancia de trabajar en grupo y de aportar al grupo desde las destrezas y fortalezas personales. Introducir el valor de la inteligencia emocional y la competencia social para convivir y crear en grupos.
- Desarrollo: técnica “Adivina el refrán” (Se conforman equipos de tres personas, se les entrega un refrán anotado en un pedazo de papel y se les orienta dramatizarlo; disponen de tres minutos para preparar la dramatización. El refrán representado deberá ser adivinado por los restantes cursistas, también agrupados en tríos).
- Posteriormente, se invita a reflexionar sobre el trabajo en equipo para lograr escenificar un refrán y ponerse de acuerdo para identificar de cuál se trataba.
- Cierre: resuma en una palabra lo que sintió durante la sesión.
- Ejercicio de aplicación: completar las siguientes frases
He aprendido que en un grupo no debe faltar:
He aprendido que en un grupo no debe haber:
He aprendido que en un grupo yo puedo aportar:
Sesión 3
Tema: Habilidades de inteligencia emocional para el manejo de estudiantes de estomatología.
Objetivo: Estimular aprendizajes y habilidades para el manejo de estudiantes de estomatología.
- Caldeamiento: técnica “Los refranes” (El coordinador reparte tiras de papel donde están escritos partes de varios refranes. La primera parte, está identificada con un número que sirve de guía para la actividad; a continuación, la lectura debe ser completada por quien tiene la otra parte del refrán. Los refranes deben corresponderse con la temática que se abordará).
- Se debe promover el debate en torno al valor de los refranes para representar la realidad. Invitar a identificar los mitos y prejuicios en cuanto a lo que comunica el refrán.
- Motivación: destacar las oportunidades y beneficios de conocer los periodos del ciclo vital por los que transitan los estudiantes universitarios.
- Desarrollo: técnica “La pecera” (El coordinador dividirá al grupo en dos equipos, uno de ellos se reunirá en un círculo interior y tratará el tema cómo son los estudiantes de estomatología. El otro equipo, formará un círculo exterior y sus integrantes únicamente se dedicarán a escuchar lo comentado por los participantes del círculo interior. Para concluir la actividad, todo el grupo vuelve a reunirse en un mismo círculo a fin de reflexionar sobre la discusión que surgió en la pecera. El coordinador puede decidir conformar los círculos según el sexo y alternar el lugar interno, con ello se podrían recoger las opiniones de hombres y mujeres sobre el tema que se discute).
- Cierre: en una escala del 1 al 5, donde uno es el valor más bajo y cinco el más alto, otorgue un número a la actividad realizada.
- Ejercicio de aplicación: complete las siguientes frases
Para tratar con mis estudiantes, yo necesito:
Para tratar con mis estudiantes, yo no debo:
Para tratar con mis estudiantes, yo tengo:
Conclusiones
La competencia social, como dimensión de la inteligencia emocional, es un constructo que permite a los colectivos docentes innovar en tecnología educativa.
La propuesta de taller para la educación emocional de profesores de estomatología, es un instrumento capaz de estimular el trabajo grupal de los colectivos docentes, pues permite renovar el repertorio con el que se educan competencias profesionales y genera también destrezas para la vida.
El sistema de actividades que se propone para la educación emocional de profesores de estomatología, es una oportunidad para conocer las particularidades de los períodos evolutivos de los estudiantes, gracias a lo cual se actualiza la gestión docente.
Referencias bibliográficas
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Bisquerra, R. (2012). Educación emocional: estrategias para su puesta en práctica. Revista de la Asociación de Inspectores de Educación de España (16).
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