Determinantes de la percepción de riesgos hacia la COVID-19 en una muestra de estudiantes universitarios

Julio César Casales F.

Facultad de Psicología, Universidad de La Habana

Yoan Hoyos Martínez

CEPROMEDE (Centro Provincial de Medicina Deportiva) de La Habana

Resumen

Los obje­tivos del pre­sente estu­dio con­sistieron en eval­u­ar el impacto que sobre la per­cep­ción de ries­gos acer­ca de la Covid-19 poseen deter­mi­nadas vari­ables sociode­mográ­fi­cas de los suje­tos, su niv­el de infor­ma­ción y conocimien­tos de las car­ac­terís­ti­cas de esta enfer­medad, así como los medios de comu­ni­cación uti­liza­dos como fuentes de infor­ma­ción. Desar­rol­lam­os un dis­eño no exper­i­men­tal y trans­ver­sal, de tipo descrip­ti­vo y cor­rela­cional. La mues­tra estu­vo integra­da por 30 estu­di­antes de ambos sex­os y de difer­entes años de una car­rera uni­ver­si­taria, con edades com­pren­di­das entre los 19 y 25 años. Se uti­lizó una Escala de Per­cep­ción de Ries­gos con respec­to a la Covid-19; Una Escala tipo Lik­ert de Acti­tudes hacia las medi­das de Biose­guri­dad ori­en­tadas por el Min­sap; un Test de Conocimien­tos sobre la Covid-19; una Escala de Medios de Infor­ma­ción con respec­to a dicha enfer­medad y un Cues­tionario de Datos Sociode­mográ­fi­cos para el con­trol de vari­ables. Los datos fueron proce­sa­dos medi­ante el Pro­gra­ma Estadís­ti­co SPSS para Win­dows. Se con­struyó una Matriz de Cor­rela­ciones Tipo Pear­son para la deter­mi­nación de la sig­nifi­cación estadís­ti­ca de las rela­ciones exis­tentes entre las vari­ables estu­di­adas, con vis­tas a la eval­u­ación de los fac­tores inter­vinientes en la per­cep­ción de ries­gos. Los resul­ta­dos per­mi­tieron iden­ti­ficar que el niv­el de esco­lar­i­dad, el sexo y los medios a través de los cuales las per­sonas se infor­man sobre la Covid-19, resul­tan sus­cep­ti­bles de afec­tar la per­cep­ción de riesgo.

Pal­abras clave: Per­cep­ción de ries­gos, Acti­tudes Humanas, Fac­tores de ries­go, Enfer­medad de la Covid-19

Abstract

RISK PERCEPTION DETERMINANT ABOUT COVID-19 IN UNIVERSITY STUDENTS

The rav­ages caused by the dis­ease known as COVID-19 has led to a world­wide health­care and social emer­gency requir­ing an effec­tive com­bined effort from every­one to reduce con­ta­gion. Under these cir­cum­stances, the per­cep­tion of the dis­ease is going to have a rel­e­vant role. The main objec­tive of this paper was to ana­lyze the impact of dif­fer­ent vari­ables on Risk Per­cep­tion about Covid-19, such as socio demo­graph­ic fac­tors, the lev­el of infor­ma­tion about the essen­tial char­ac­ter­is­tic of this dis­ease and the com­mu­ni­ca­tion­al media that peo­ple use in order to get infor­ma­tion about it. Mate­r­i­al and Meth­ods: A trans­ver­sal, quan­ti­ta­tive, descrip­tive and cor­re­lat­ed study was car­ried out on line, by apply­ing dif­fer­ent self respond­ed scales and ques­tion­naires. The sam­ple con­sist­ed of 30 uni­ver­si­ty stu­dents, females and males, between the ages of 19 and 25 years old. The fol­low­ings val­i­dat­ed instru­ments were applied: A Scale on Per­cep­tion of Threat from COVID-19; A Lik­ert’ Scale to mea­sure the atti­tudes toward the pro­tec­tion meth­ods in order to reduce con­ta­gious dis­ease; An Infor­ma­tion­al Test about the Covid 19; A Scale about the pre­ferred com­mu­ni­ca­tion­al media to get infor­ma­tion about Cov­it-19 and A Ques­tion­naire about Social Demo­graph­ic Fac­tors from the sub­jects. Sta­tis­ti­cal analy­sis was per­formed with SPSS soft­ware. Results: This study estab­lish­es which fac­tors affect­ed risk per­cep­tion. That is: the edu­ca­tion­al lev­el and sex. The research high­lights the impor­tance of com­mu­ni­ca­tion in risk perception. 

Key­words: Risk Per­cep­tion, Human Atti­tudes, Risk fac­tors, Covid-19 infection

I- Introducción

Como es cono­ci­do, el brote dis­em­i­na­do de enfer­medad por el coro­n­avirus (COVID-19), que fue noti­fi­ca­do por primera vez en la ciu­dad de Wuhan (Chi­na) en diciem­bre del 2019, es moti­vo de pre­ocu­pación mundi­al, y ha sido declar­a­da una emer­gen­cia de salud públi­ca al niv­el de pan­demia por el direc­tor gen­er­al de la Orga­ni­zación Mundi­al de la Salud (OMS). Por tales motivos se brindaron ori­enta­ciones para comu­nicar sobre la enfer­medad. Véase OPS/OMS (2020). La OPS/OMS tam­bién desar­rol­ló una guía para ayu­dar a líderes de la región a comu­nicar sobre la enfer­medad, y exper­tos de la Orga­ni­zación han entre­na­do a las autori­dades de salud en los prin­ci­p­ios de la comu­ni­cación de ries­gos durante emer­gen­cias de salud pública.

Infor­mar a la población acer­ca de los ries­gos para la salud que rep­re­sen­ta la enfer­medad, así como las medi­das que pueden tomar para pro­te­gerse resul­ta clave con vis­tas a reducir las prob­a­bil­i­dades de que las per­sonas se infecten y para mit­i­gar su propa­gación. Cada vez más se pone en claro que el aumen­to de la per­cep­ción de ries­gos con­sti­tuye el recur­so fun­da­men­tal en la batal­la con­tra la Covid-19. Diver­sos estu­dios rela­ciona­dos con el con­trol y trans­misión de enfer­medades así lo paten­ti­zan: Mora y Melero (2021); Com­modaria y La Rosa (2020); Molero, Her­rera, Pérez y Gázquez (2020); Pérez, Molero and Jura­do (2020); Ramírez (2020); Rios y Rios (2020); Thomas (2020) y Urzúa, Vera, Caqueo y Polan­co (2020).

1,1) Importancia del estudio

La impor­tan­cia de este estu­dio está rela­ciona­da con la necesi­dad de iden­ti­ficar una serie de fac­tores que podrían afec­tar la per­cep­ción de ries­gos con respec­to a la Covid-19. Esto nos per­mi­tiría ele­var el con­trol de la expan­sión (cor­tar las cade­nas de trans­misión) que puedan estar pre­sentes en nue­stro con­tex­to, medi­ante el dis­eño de estrate­gias de salud y cam­pañas de sen­si­bi­lización. Como ha sido desta­ca­do por Ríos y Ríos (2020), el éxi­to de las políti­cas para fre­nar la trans­misión ráp­i­da de una enfer­medad alta­mente infec­ciosa depende, en parte, de la per­cep­ción pre­cisa de los fac­tores de ries­gos per­son­ales y sociales que ten­ga la ciudadanía.

1,2) Conceptualización de la percepción de riesgo 

Ten­er per­cep­ción de ries­go en este con­tex­to de salud, es ser con­sciente de la prob­a­bil­i­dad que uno tiene de adquirir deter­mi­na­da enfer­medad (en nue­stro caso el coro­n­avirus), en las difer­entes cir­cun­stan­cias en las que oper­an los fac­tores de ries­go. Como desta­can Com­modaria y La Rosa (2020), la per­cep­ción del ries­go rela­ciona­da con la salud es un juicio sub­je­ti­vo que las per­sonas hacen sobre los peli­gros que afectan su bien­es­tar per­son­al. Y lo que resul­ta muy impor­tante, tales juicios dic­tan acciones de pre­cau­ción e influyen en la prob­a­bil­i­dad de cumplir con las recomen­da­ciones rela­cionadas con la salud. Quiere decir que se con­ci­en­ti­za la ame­naza que el obje­to (virus) rep­re­sen­ta para la salud del indi­vid­uo. Por ello, algunos autores la han definido tam­bién como la “sus­cep­ti­bil­i­dad” o vul­ner­a­bil­i­dad percibi­da por la per­sona, de con­sid­er­arse en ries­go o no de enfer­mar: cómo las per­sonas cal­i­f­i­can su prob­a­bil­i­dad de con­traer una enfer­medad especí­fi­ca. Véase Casales (2020). Por tan­to, nos esta­mos refirien­do a un fenó­meno atrav­es­a­do por la sub­je­tivi­dad humana, en vista de que se tra­ta de la prob­a­bil­i­dad sub­je­ti­va de que una con­se­cuen­cia neg­a­ti­va le ocur­ra al suje­to. Las per­sonas con­struyen su propia real­i­dad y evalúan los ries­gos de acuer­do a sus per­cep­ciones sub­je­ti­vas. La pon­deración de los ele­men­tos psi­cológi­cos, per­son­ales, cul­tur­ales y sociales en el juicio sub­je­ti­vo es aún obje­to de debate.

1,3) Percepción de riesgo y diferencias individuales

La per­cep­ción de ries­go no resul­ta un pro­ce­so sim­i­lar para todos los gru­pos y tipos de per­sonas, por ello debe destacarse el impor­tante papel de las difer­en­cias indi­vid­uales. Las per­sonas pueden estar someti­das a idén­ti­cos fac­tores de ries­gos, es decir a fac­tores de ries­gos comunes (una serie de condi­ciones que resul­ten poten­cial­mente dañi­nas para la salud), pero no todas ten­er idén­ti­ca per­cep­ción de tales ries­gos. Pueden ten­er per­cep­ciones com­ple­ta­mente difer­entes del gra­do en que dichas condi­ciones la puedan afectar.

1,4) Los factores que afectan la percepción de riesgo

De con­formi­dad con lo ante­ri­or debe plantearse que en la lit­er­atu­ra que anal­iza los fac­tores que influyen en la may­or o menor per­cep­ción de ries­go de los recep­tores, se desta­ca una gran diver­si­dad de estos, entre los que se encuen­tran el niv­el socio-económi­co y socio cul­tur­al de las per­sonas, así como fac­tores psi­coso­ciales como val­ores, cos­tum­bres y expe­ri­en­cia ante­ri­or. Se desta­can fac­tores socio-demográ­fi­cos como la edad, la esco­lar­i­dad, el sexo, la religión, el gra­do de ade­cuación del conocimien­to (expe­ri­en­cias) que se tiene en relación con las car­ac­terís­ti­cas de la enfer­medad (en este caso la Covid-19), su gra­do de exposi­ción al ries­go de que se trate, y espe­cial­mente sus sis­temas de creen­cias de cualquier tipo (erróneas o no), que nos per­mi­ta iden­ti­ficar el gra­do de dis­tor­sión de la infor­ma­ción que se recibe. Tam­bién deben analizarse los sigu­ientes impor­tantes fac­tores, en el sen­ti­do de lo plantea­do por Bárza­ga (2010): La infraval­o­ración del ries­go per­son­al (y sobre val­o­ración del ajeno), la habit­uación al ries­go (fenó­meno que puede traer como con­se­cuen­cia “desen­si­bi­lizar” a las per­sonas de los ries­gos poten­ciales), la ilusión de invul­ner­a­bil­i­dad (en el sen­ti­do de la creen­cia en “algo” que les dará pro­tec­ción o los sal­vará). Y todo ello con­tribuye a la baja per­cep­ción de ries­gos. Insis­ti­mos, aunque exis­tan reglas de pro­fi­lax­is que estén bien demostradas, sin embar­go pueden exi­s­tir per­sonas que no cre­an en eso, y que en con­se­cuen­cia no sien­tan la necesi­dad de cumplir el pro­to­co­lo estable­ci­do por la OMS y el Min­sap para pre­venir la Covid-19. Esto indi­ca la impor­tan­cia de meterse en el sis­tema de creen­cias de las per­sonas, que les sir­ven de soporte a sus acti­tudes. Nue­va­mente se pone de man­i­fiesto aquí lo indis­pens­able que resul­ta con­sid­er­ar a los recep­tores como pieza clave, en lo que se refiere a sus car­ac­terís­ti­cas diferenciales.

Den­tro de los fac­tores que afectan la per­cep­ción del ries­go deben con­sid­er­arse a su vez las fuentes de conocimien­to. Resul­ta par­tic­u­lar­mente impor­tante con­sid­er­ar el tema de las fuentes de donde se extrae el conocimien­to, como un fac­tor fun­da­men­tal que influye en la baja per­cep­ción de riesgos.

De todo lo ante­ri­or se deri­va cuan impor­tante resul­ta, que al pro­mover estrate­gias de inter­ven­ción (pro­gra­mas pre­ven­tivos), se com­pren­da la difer­ente per­cep­ción de ries­go que las per­sonas pueden ten­er depen­di­ente de una gran diver­si­dad de fac­tores que la afectan.

1,5) Actitudes humanas y predicción de la conducta

Por otra parte, como que la per­cep­ción del ries­go no es la mis­ma en todas las per­sonas, en con­se­cuen­cia, la acti­tud y los com­por­tamien­tos frente a la pre­ven­ción pueden ser difer­entes. Por eso es impor­tante el tra­ba­jo con las acti­tudes humanas, una cat­e­goría cen­tral para la Psi­cología Social. Quiere esto decir, que al plantearnos el prob­le­ma de la per­cep­ción de ries­gos y su impor­tan­cia para las con­duc­tas Pro-Salud, debe ten­erse pre­sente que las expre­siones com­por­ta­men­tales indica­ti­vas del may­or o menor gra­do de la exis­ten­cia de dicha per­cep­ción, tienen como tras­fon­do, (o des­cansan sobre) las acti­tudes humanas y los sis­temas de creen­cias que les sir­ven de soporte a estas. Por tan­to, cualquier estrate­gia dis­eña­da para el aumen­to de la per­cep­ción de ries­gos, involu­cra inevitable­mente los pro­ce­sos de cam­bio o mod­i­fi­cación de las acti­tudes sub­y­a­centes hacia los indi­cadores de ries­go definidos en el pro­to­co­lo estable­ci­do por la Orga­ni­zación Mundi­al de la Salud para la Covid-19. Pero, como desta­ca la lit­er­atu­ra cien­tí­fi­ca sobre el tema, la mod­i­fi­cación de las acti­tudes con­sti­tuye un com­ple­jo pro­ce­so que no se resuelve solo (ni sim­ple­mente) a par­tir del sum­in­istro de infor­ma­ción. Véase Casales (2017).

Resul­ta nece­sario deten­er­nos en el análi­sis del con­cep­to de acti­tud, y de la prob­lemáti­ca rela­ciona­da con su mod­i­fi­cación. Las acti­tudes humanas con­sti­tuyen con­struc­ciones psi­cológ­i­cas con una base emo­cional muy fuerte, por lo que gen­eral­mente no se mod­i­f­i­can con facil­i­dad. Han de ser definidas a par­tir de la inte­gración de las bases con­cep­tuales de autores claves en este cam­po (All­port, Fish­bein y Hieb­sch). Véase Casales (2017). Tenien­do en cuen­ta estas ori­enta­ciones, con­sid­er­amos que las acti­tudes con­sti­tuyen pre­dis­posi­ciones apren­di­das a reac­cionar con­sis­ten­te­mente ante un obje­to, fenó­meno o situación, de una man­era favor­able o des­fa­vor­able. Como car­ac­terís­ti­cas esen­ciales debe con­sid­er­arse que se tra­ta de estruc­turas psi­cofi­si­ológ­i­cas, que poseen un carác­ter antic­i­pa­to­rio y reg­u­lador, que ori­en­tan y dinamizan el com­por­tamien­to, y que resul­tan depen­di­entes de las nor­mas gru­pales y los val­ores sociales. Véase Casales (2017).

Por lo que se conoce, de con­formi­dad con el Mod­e­lo de la Comu­ni­cación Per­sua­si­va, fun­da­men­ta­do en el pro­gra­ma de inves­ti­ga­ciones del Grupo de la Uni­ver­si­dad de Yale, bajo la direc­ción de C. Hov­land (véase Casales, 2017), las acti­tudes se for­man a par­tir de todo un sis­tema de creen­cias, conocimien­tos, infor­ma­ciones y expe­ri­en­cias que les sir­ven de soporte, pero que pueden (o no) estar val­i­dadas (o aval­adas) por la real­i­dad, aunque, de cualquier modo pueden afec­tar (en deter­mi­nadas cir­cun­stan­cias y con­tex­tos) las per­cep­ciones y com­por­tamien­tos de las per­sonas. Por ello, debe ser muy cuida­doso el dis­eño de estrate­gias para la mod­i­fi­cación de las acti­tudes, de for­ma que ten­gan un impacto favor­able en las per­cep­ciones, espe­cial­mente las rela­cionadas con el tema de la salud y la trans­misión de enfermedades.

Como se desta­ca en Casales (2017), en el impor­tante mod­e­lo sobre mod­i­fi­cación de acti­tudes ref­er­en­ci­a­do con ante­ri­or­i­dad, en men­sajes rela­ciona­dos con el tema de la salud, dirigi­dos al públi­co, los argu­men­tos han de hac­er ref­er­en­cias a las con­se­cuen­cias inde­seables que se derivan de la no adop­ción de los patrones com­por­ta­men­tales recomen­da­dos; han de ser neg­a­tivos, pero no exce­sivos. Como es cono­ci­do, las apela­ciones al temor sue­len ser muy uti­lizadas en la pro­mo­ción de cam­bios acti­tu­di­nales rel­a­tivos a la salud y la pre­ven­ción de enfer­medades. Sin embar­go, en los Pro­gra­mas de Comu­ni­cación de Ries­gos, se debe evi­tar alar­mar a las per­sonas. Si la alar­ma es exce­si­va, se gen­era un alto niv­el de estrés o ansiedad, y como con­se­cuen­cia podrían acti­varse mecan­is­mos psi­cológi­cos de defen­sa para con­trar­restar­lo. Uno de estos mecan­is­mos podría con­si­s­tir en la desval­orización (o deses­ti­mación) de la fuente gen­er­ado­ra del estrés (en este caso el ries­go) que se comu­ni­ca, pro­ducién­dose en con­se­cuen­cia una dis­min­u­ción de la per­cep­ción de dicho ries­go. Algo que tam­bién puede ser expli­ca­do en tér­mi­nos de la Teoría de la Dis­o­nan­cia Cog­ni­ti­va de L. Fes­tinger, acer­ca del pro­ce­so de mod­i­fi­cación de acti­tudes (Ver Casales, 2017). La dis­o­nan­cia cog­ni­ti­va con­sti­tuye una condi­ción que gen­era estrés y malestar. Para dis­minuir la dis­o­nan­cia (restable­cer la cal­ma y reducir la ansiedad gen­er­a­da), algu­nas per­sonas podrían auto con­vencerse de que el ries­go no resul­ta tan ele­va­do. De man­era que el mecan­is­mo psi­cológi­co que podría per­mi­tir­les restable­cer la cal­ma, con­si­s­tiría en la dis­min­u­ción de la per­cep­ción de ries­go. Algo que como se ha dicho no resul­ta ben­efi­cioso. De todos mod­os, se ha demostra­do que el poder de per­suasión aumen­ta cuan­do el niv­el de temor sus­ci­ta­do va acom­paña­do de deter­mi­nadas indi­ca­ciones sobre cómo hac­er frente al peli­gro expuesto en el mensaje.

Como ha sido plantea­do en el mod­e­lo de Hov­land y el Grupo de Yale (Casales, 2017), hay que tomar en con­sid­eración para el logro del cam­bio de las acti­tudes (que le sir­ven de tras­fon­do a la per­cep­ción de ries­gos), car­ac­terís­ti­cas de los recep­tores, con vis­tas al dis­eño del men­saje. Sin pre­tender ser exhaus­ti­vo, pueden con­sid­er­arse las sigu­ientes car­ac­terís­ti­cas: su niv­el cul­tur­al (y/o gra­do de esco­lar­i­dad), su inteligen­cia, su autoes­ti­ma, su locus de con­trol, sus Expe­ri­en­cias ante­ri­ores y conocimien­tos, su gra­do de exposi­ción a otras fuentes alter­na­ti­vas de infor­ma­ción, así como su Gra­do de ego-impli­cación, que nos per­mi­tiría eval­u­ar la “dis­tan­cia psi­cológí­ca” a la cual debiéramos situ­arnos para que el men­saje resulte efec­ti­vo. Se debe ten­er pre­sente que de acuer­do con los fun­da­men­tos de la dinámi­ca de los men­sajes per­sua­sivos (con­forme al mod­e­lo de análi­sis del Grupo de la Uni­ver­si­dad de Yale), para que un men­saje per­sua­si­vo cam­bie la acti­tud y la con­duc­ta, tienen que cam­biar pre­vi­a­mente los pen­samien­tos o las creen­cias del recep­tor del men­saje. Es decir, un pun­to clave de ese par­tic­u­lar pro­ce­so de mod­i­fi­cación de acti­tudes con­siste en lo sigu­iente: la efi­ca­cia de un men­saje per­sua­si­vo reside en la capaci­dad para mod­i­ficar una serie de creen­cias ya inte­ri­or­izadas por el recep­tor, medi­ante el uso de incen­tivos. Y, los inves­ti­gadores del Grupo de Yale con­sid­er­an que este cam­bio en las creen­cias se pro­duciría siem­pre que el recep­tor reci­biera unas creen­cias dis­tin­tas a las suyas y además estas fuer­an acom­pañadas de incen­tivos. Los recep­tores pen­sarán sobre los men­sajes, y si los entien­den y los encuen­tran acept­a­bles o intere­santes, los acep­tarán; si no, los rec­haz­arán. Con­vencer a los demás mod­i­f­i­can­do sus creen­cias y opin­iones no es tarea fácil. Debido a su com­ple­ji­dad y a la can­ti­dad de aspec­tos inter­nos y exter­nos al suje­to que se encuen­tra impli­ca­do, mod­i­ficar una acti­tud puede resul­tar arduo … , pero viable. El papel de la dis­o­nan­cia cog­ni­ti­va resul­ta impor­tante en el sen­ti­do sigu­iente. El malestar que se exper­i­men­ta por la fal­ta de cor­re­spon­den­cia entre las creen­cias del suje­to (por ejem­p­lo, acer­ca del val­or de las indi­ca­ciones de los pro­to­co­los de salud), y la infor­ma­ción que recibe, tiende a una búsque­da del rea­juste de alguno de los ele­men­tos involu­cra­dos, para dis­minuir la dis­crep­an­cia y min­i­mizar la ten­sión psi­cológ­i­ca o dis­o­nan­cia exper­i­men­ta­da. El gra­do de dis­o­nan­cia se verá influ­i­do por el tipo de incen­ti­vo que se acom­paña, que en este caso con­siste en la evitación de una enfer­medad que puede ser grave en lo per­son­al, famil­iar y social. Deberá hac­erse énfa­sis en los ben­efi­cios del cam­bio en todas sus dimen­siones. La impli­cación per­son­al, a par­tir de la com­pren­sión de la elec­ción en la direc­ción ade­cua­da, no arbi­traria y fun­da­men­ta­da, resul­ta esen­cial. Tén­gase pre­sente que, en la lóg­i­ca del Mod­e­lo de la Dis­o­nan­cia Cog­ni­ti­va: “Ben­efi­cios y rec­om­pen­sas, mejor que grandes pre­siones externas”.

En resumen, un pro­gra­ma efi­caz para el desar­rol­lo de la per­cep­ción de ries­gos impli­ca iden­ti­ficar y desmon­tar los ele­men­tos cognosc­i­tivos (creen­cias inade­cuadas) que dis­min­uyen dicha per­cep­ción, pues gen­er­an acti­tudes neg­a­ti­vas y com­por­tamien­tos inade­cua­dos en relación con la imple­mentación de las medi­das ori­en­tadas por el Min­sap acer­ca del cumplim­ien­to de los pro­to­co­los san­i­tar­ios de seguridad.

Cuan­do se plantea que los recep­tores (sus difer­entes tipos o car­ac­terís­ti­cas) se con­vierten en una pieza clave, ello sig­nifi­ca que la con­sid­eración de las difer­en­cias indi­vid­uales resul­ta esen­cial en el tra­ba­jo comu­ni­tario, que debería prac­ti­carse pref­er­ente­mente con un enfoque de Estu­dio de Caso y en for­ma direc­ta y aten­ción indi­vid­u­al­iza­da (en la medi­da de lo posi­ble), puesto que una estrate­gia gen­er­al para mod­i­ficar la per­cep­ción de ries­gos ten­drá una efec­tivi­dad solo rel­a­ti­va, al no con­sid­er­ar las difer­entes aprox­i­ma­ciones en el dis­eño del men­saje que respon­dan a las difer­en­cias indi­vid­uales. Las estrate­gias han de ser especí­fi­cas con­forme a las car­ac­terís­ti­cas de las difer­entes per­sonas, que per­mi­tan ade­cuar en mejor medi­da las estrate­gias de cambio.

Por tan­to, sin un conocimien­to ade­cua­do de las car­ac­terís­ti­cas de los recep­tores, con respec­to a las vari­ables fun­da­men­tales que afectan la per­cep­ción de ries­gos (espe­cial­mente en lo ref­er­ente a sus conocimien­tos, expe­ri­en­cias, sis­temas de creen­cias, mitos, estereoti­pos, car­ac­terís­ti­cas indi­vid­uales y psi­coso­ciales), no se podrán dis­eñar estrate­gias y men­sajes apropi­a­dos para un pro­gra­ma exi­toso que mod­i­fique las acti­tudes y com­por­tamien­tos rela­ciona­dos con el cumplim­ien­to de los pro­to­co­los san­i­tar­ios ori­en­ta­dos por el Min­is­te­rio de Salud Pública.

1,6) Objetivos del presente estudio

El pre­sente estu­dio tiene como obje­tivos deter­mi­nar (eval­u­ar) el impacto que sobre la per­cep­ción de ries­gos acer­ca de la Covid-19 y sobre las acti­tudes de los suje­tos hacia las medi­das de biose­guri­dad ori­en­tadas por el Min­sap, poseen deter­mi­nadas car­ac­terís­ti­cas sociode­mográ­fi­cas de estos, su niv­el de infor­ma­ción y conocimien­tos acer­ca de las car­ac­terís­ti­cas de esta enfer­medad, así como los medios de comu­ni­cación uti­liza­dos como fuentes de información.

II- Material y métodos 

2,1) Tipo de estudio:

Desar­rol­lam­os un dis­eño no exper­i­men­tal y trans­ver­sal, de tipo descrip­ti­vo y correlacional.

2,2) Muestra:

Selec­cionamos una mues­tra no prob­a­bilís­ti­ca que estu­vo integra­da por 30 estu­di­antes de difer­entes años de una mis­ma car­rera uni­ver­si­taria que par­tic­i­paron vol­un­tari­a­mente en el estu­dio, lle­va­do a cabo de for­ma on line, en el perío­do com­pren­di­do entre el 15 de abril y el 20 de mayo del 2021. Al tratarse de un acto vol­un­tario, la par­tic­i­pación fue con­sid­er­a­da como un con­sen­timien­to informado.

2,3) Control de variables:

Se con­tro­laron una serie de vari­ables que nos per­mi­tier­an la iden­ti­fi­cación y eval­u­ación de sus impactos en la per­cep­ción de ries­gos. Entre dichas vari­ables se encon­tra­ban las de carác­ter sociode­mográ­fi­co, como edad, esco­lar­i­dad, sexo, raza y reli­giosi­dad, así como vari­ables de acti­tudes de los suje­tos con respec­to a las medi­das de biose­guri­dad ori­en­tadas por el Min­is­te­rio de Salud Públi­ca, y vari­ables rela­cionadas con los medios a través de los cuales los suje­tos se informa­ban respec­to a la Covid-19 y el gra­do de infor­ma­ción y conocimien­to que poseían en relación con las car­ac­terís­ti­cas de dicha enfermedad.

2,4) Instrumentos de medida:

2,4,1) Escala de Acti­tudes hacia las medi­das de biose­guri­dad ori­en­tadas por el Minsap

Se tra­ta de una Escala Tipo Lik­ert que fue con­stru­i­da para la medi­da de las acti­tudes (gra­do de aceptación) de los suje­tos hacia las prin­ci­pales medi­das (o pro­to­co­los) de biose­guri­dad ori­en­ta­dos por el Min­is­te­rio de Salud Públi­ca, entre las que se desta­can las siguientes:

a) Uso de mas­car­il­las (nasobu­cos), en espa­cios públicos.

b) Dis­tan­ci­amien­to social (Man­ten­er dis­tan­cia entre per­sonas de al menos 1,5 metros) .

c) Dis­min­u­ción de la movil­i­dad social (Restric­ción de sal­i­das innecesarias).

d) Lava­do fre­cuente de manos y desin­fec­ción sis­temáti­ca de obje­tos de uso frecuente.

e) No manip­u­lación de ojos, nar­iz y boca, sin una pre­via desin­fec­ción de las manos.

Se tra­ta de com­por­tamien­tos que man­i­fi­es­tan acti­tudes que expre­san la per­cep­ción de ries­go con respec­to a la Covid-19. La escala con­s­ta de 5 gra­dos y fue val­i­da­da con­forme al pro­ced­imien­to estable­ci­do por Lik­ert (véase Casales, 2017). Está con­sti­tu­i­da por 10 proposi­ciones rela­cionadas con los indi­cadores o medi­das de biose­guri­dad señal­adas ante­ri­or­mente. El suje­to debe emi­tir sus juicios ver­bales con respec­to a cada una, en tér­mi­nos de acuer­do o desacuer­do, selec­cio­nan­do una de las sigu­ientes alter­na­ti­vas de respuesta:

  1. com­ple­ta­mente de acuer­do (alter­na­ti­va que cor­re­sponde a un val­or de 5)
  2. de acuer­do (alter­na­ti­va que cor­re­sponde a un val­or de 4)
  3. ni de acuer­do ni en desacuer­do (alter­na­ti­va que cor­re­sponde a un val­or de 3)
  4. en desacuer­do (alter­na­ti­va que cor­re­sponde a un val­or de 2)
  5. com­ple­ta­mente en desacuer­do (alter­na­ti­va que cor­re­sponde a un val­or de 1)

La respues­ta a cada ítem recibe la pun­tuación indi­ca­da ante­ri­or­mente en la escala, de man­era que la respues­ta indica­ti­va de la acti­tud más favor­able (con respec­to a la medi­da de biose­guri­dad de que se trate) recibe la pun­tuación más alta, en la escala de 1 a 5. Luego se pro­me­di­an las cal­i­fi­ca­ciones cor­re­spon­di­entes a cada pre­gun­ta para obten­er la cal­i­fi­cación gen­er­al de la acti­tud hacia las medi­das de bioseguridad.

2,4,2) Escala de per­cep­ción de ries­gos con respec­to a la Covid-19

Se tra­ta de una escala que fue con­stru­i­da para eval­u­ar la prob­a­bil­i­dad de con­ta­gio percibi­da por los suje­tos con respec­to a la Covid-19. Es decir, eval­u­ar su per­cep­ción del ries­go de contagio.

Ini­cial­mente la escala desar­rol­la­da se basó en el planteamien­to de var­ios reac­tivos que evo­casen una val­o­ración del ries­go percibido. Las propiedades psi­cométri­c­as de las pre­gun­tas uti­lizadas se obtu­vieron a través de un pro­ce­so de validez de con­tenido con exper­tos, medi­ante la uti­lización del Coe­fi­ciente de Con­cor­dan­cia de Kendall. Los jue­ces eval­u­aron la validez de los ítems y su intel­igi­bil­i­dad en una escala de 1 a 5. Ello con­du­jo a que fuer­an deses­ti­ma­dos los ítems con media menor de 4 pun­tos y aque­l­los en que los jue­ces pre­senta­ban dis­crep­an­cias en la val­o­ración. Como con­se­cuen­cia, la ver­sión final de la escala quedó con­for­ma­da con una pre­gun­ta con­stru­i­da de la sigu­iente forma:

“Evalúe cuál con­sid­era que sea su prob­a­bil­i­dad de con­ta­gio con respec­to al coronavirus”.

(Exp­rese su respues­ta selec­cio­nan­do una de las alter­na­ti­vas en la escala de 5 grados):

Muy Bas­tante Algo Prob­a­ble Poco Nada

Prob­a­ble Prob­a­ble Prob­a­ble Probable

Con­forme con lo ante­ri­or, la Per­cep­ción de la Prob­a­bil­i­dad de Ries­go en los suje­tos del estu­dio fue eval­u­a­da medi­ante una escala de 1 a 5 grados.

  1. Muy Alta Per­cep­ción de Ries­gos (con un val­or de 5)
  2. Bas­tante Per­cep­ción de Ries­gos (con un val­or de 4)
  3. Per­cep­ción de Ries­gos Inter­me­dia (con un val­or de 3)
  4. Baja Per­cep­ción de Ries­gos (con un val­or de 2)
  5. Muy Baja Per­cep­ción de Ries­gos (con un val­or de 1)

En líneas gen­erales, se puede afir­mar que la escala puede servir como instru­men­to váli­do para ser uti­liza­do con la final­i­dad de detec­tar de for­ma sen­cil­la la per­cep­ción del ries­go ante la Covid-19 en una gran diver­si­dad de situa­ciones de poten­cial con­ta­gio por coronavirus.

2,4,3) Test de Niv­el de Conocimien­tos o Gra­do de Infor­ma­ción con respec­to a la Covid-19

Se tra­ta de un cues­tionario rela­ciona­do con el com­po­nente cog­ni­ti­vo de las acti­tudes de los suje­tos acer­ca de las car­ac­terís­ti­cas de la Covid-19. No solo per­mite medir el niv­el de infor­ma­ción con respec­to a la enfer­medad, sino que tam­bién se rela­ciona con el sis­tema de creen­cias, juicios, per­cep­ciones erróneas, estereoti­pos y la iden­ti­fi­cación de mitos rela­ciona­dos con la enfer­medad. Puede plantearse que el eje cen­tral del test lo con­sti­tuye el conocimien­to de los respon­di­entes acer­ca de difer­entes fac­tores de ries­go de la enfermedad.

El test con­s­ta de 10 pre­gun­tas de ver­dadero o fal­so vin­cu­ladas con el poten­cial de con­ta­gio de la Covid-19, con­forme con las fuentes ofi­ciales de la Orga­ni­zación Mundi­al de la Salud. Véase OMS (2021). Su per­ti­nen­cia fue estable­ci­da a través de un pro­ce­so de validez de con­tenido con jue­ces, medi­ante la uti­lización del Coe­fi­ciente de Con­cor­dan­cia de Kendall. Los jue­ces eval­u­aron la validez de los ítems y su intel­igi­bil­i­dad en una escala de 1 a 5. Se selec­cionaron los ítems mejor rep­re­sen­ta­tivos, de acuer­do con Kendall. El niv­el de infor­ma­ción del test se expre­sa en %.

2,4,4) Escala de los Medios de Infor­ma­ción uti­liza­dos para infor­marse con respec­to a la Covid-19

Se tra­ta de una Escala indica­ti­va de los medios de pref­er­en­cia fre­cuente­mente uti­liza­dos por los suje­tos para man­ten­erse ade­cuada­mente infor­ma­dos con respec­to a la Covid-19. En la escala pre­sen­ta­da a los suje­tos se incluyen des­de medios ofi­ciales como la tele­visión y la pren­sa escri­ta has­ta medios infor­males como las redes sociales. Véase Lima y Tul­lo (2017). El instru­men­to se pre­sen­tó con­forme al sigu­iente diseño:

Iden­ti­fique los medios de comu­ni­cación uti­liza­dos para infor­marse con respec­to a la Covid-19. De los medios con­sid­er­a­dos en la colum­na de la izquier­da de la sigu­iente tabla, mar­que con una cruz la opción uti­liza­da en cada caso.

USO DE LOS DIFERENTES MEDIOS DE INFORMACIÓN
MEDIOS

DE INFORMACIÓN

OPCIÓN EN QUE USTED LO UTILIZA
1ra

Opción

2da

Opción

3ra

Opción

4ta

Opción

5ta

opción

6ta

Opción

7ma

Opción

1- Redes Sociales:

Face­Book, Whatsapp

2- Inter­net: Sitios web, Blogs
3- Correo electrónico
4‑Conversando con otros
5- Radio
6- Tele­visión
7- Pren­sa impresa:

Per­iódi­cos, Revistas

2,4,5) Cuestionario de datos sociodemográficos

Se uti­lizó un cues­tionario estruc­tura­do de pre­gun­tas cer­radas y alter­na­ti­vas múlti­ples. Los temas explo­rados fueron las sigu­ientes car­ac­terís­ti­cas sociode­mográ­fi­cas: Edad, Esco­lar­i­dad, Sexo, Raza y Religiosidad.

2,5) Análisis Estadístico:

Los datos de este estu­dio fueron proce­sa­dos medi­ante el Pro­gra­ma Estadís­ti­co SPSS, ver­sión 15.0 para Win­dows, (SPSS Inc, Chica­go, USA). Se con­struyó una Base de Datos con todos los reac­tivos de los instru­men­tos uti­liza­dos. Se cal­culó una Matriz de Cor­rela­ciones Tipo Pear­son para la deter­mi­nación del gra­do de sig­nifi­cación de las rela­ciones exis­tentes entre las vari­ables estu­di­adas, espe­cial­mente para la eval­u­ación de los fac­tores que podrían inter­venir en la per­cep­ción de ries­gos. Se uti­lizó la Prue­ba no paramétri­ca de Chi-Cuadra­do, a un niv­el del 0,05, para deter­mi­nar el gra­do de sig­nifi­cación de las difer­en­cias entre cier­tos gru­pos y vari­ables, y se uti­lizó la Prue­ba no paramétri­ca del Coe­fi­ciente de Con­cor­dan­cia de Kendall, para deter­mi­nar el gra­do de acuer­do entre exper­tos en la eval­u­ación de difer­entes vari­ables o atrib­u­tos con­sid­er­a­dos en la Escala de Per­cep­ción de Ries­gos y el Test de Niv­el de Infor­ma­ción acer­ca de las car­ac­terís­ti­cas de la enfermedad.

III- Resultados

A con­tin­uación pre­sen­ta­mos los resul­ta­dos más impor­tantes del estudio.

3,1) Resultados relacionados con las variables sociodemográficas.
Tabla 1. Variables sociodemográficas de la muestra estudiada: Resultados fundamentales
VARIABLES 

MUESTRA

SOCIODEMOGRÁFICAS
30 SUJETOS EDAD ESCOLARIDAD SEXO RAZA RELIGIOSIDAD
20 años

(Media)

2do Año Univ.

(Media)

87 % Femenino

13% Mas­culi­no

77 % Blancos

23%

Negros y

Mes­ti­zos

63 %

No Reli­giosos

37 %

Reli­giosos

Los datos expre­san lo sigu­iente: El prome­dio de edad de los suje­tos era de 20 años, con edades com­pren­di­das entre los 19 y 25. La esco­lar­i­dad prome­dio era de 2do año de la car­rera uni­ver­si­taria que cursa­ban, pero los suje­tos esta­ban dis­tribui­dos del 1ro al 5to año; el 87 % eran del sexo femeni­no y el 13 % del mas­culi­no; el 77 % era de raza blan­ca, mien­tras que el 23 % eran negros y mes­ti­zos; y, mien­tras que el 63 % no tenía afil­iación reli­giosa el 37 % si la poseía.

3,2) Resultados relacionados con las actitudes hacia las medidas de bioseguridad

Como se recor­dará, el gra­do de aceptación de las Medi­das de Biose­guri­dad fue medi­do medi­ante una Escala de Acti­tudes tipo Lik­ert, en una escala de 5 grados.

Se cal­culó el prome­dio de las acti­tudes indi­vid­uales hacia el cumplim­ien­to de las medi­das de biose­guri­dad indi­cadas en el pro­to­co­lo del Min­sap. La acti­tud prome­dio en las respues­tas de los suje­tos estu­vo alrede­dor del val­or de 4 (en la escala de 5 gra­dos). Una alter­na­ti­va favor­able, sin dudas, aunque no en el gra­do o niv­el máx­i­mo de la escala. Pero para ser más pre­cisos, en real­i­dad, no se tra­ta solo del resul­ta­do prome­dio, pues el 100 % de los suje­tos posee una acti­tud bas­tante pos­i­ti­va (ubi­ca­dos alrede­dor del niv­el de 4 en una escala de 5), en relación con las medi­das de biose­guri­dad ori­en­tadas por el Min­is­te­rio de Salud Pública.

3,3) Resultados relacionados con la percepción de la probabilidad de contagio 

(Per­cep­ción de Riesgo).

Los resul­ta­dos pusieron de man­i­fiesto lo siguiente:

- El 20 % de los suje­tos expre­saron una per­cep­ción de ries­gos bas­tante alta

(Se con­sid­er­a­ban en un ries­go alto de con­traer el virus. Aunque no muy alto)

- El 47 % de los suje­tos expre­saron una per­cep­ción de ries­gos Intermedia

(Se con­sid­er­a­ban en un ries­go mod­er­a­do de con­ta­gia­rse con la Covid-19)

- El 33 % de los suje­tos expre­saron una per­cep­ción de ries­gos baja

(Se con­sid­er­a­ba en un ries­go bajo de con­ta­gia­rse con la Covid-19). Volver­e­mos sobre este aspec­to en la discusión.

3,4) Resultados relacionados con el tipo de fuentes (y medios) de obtención de información relacionada con la Covid-19. 

El 23 % uti­liza prin­ci­pal­mente fuentes de obten­ción de infor­ma­ción basadas en las redes sociales y con­tac­tos infor­males (muchas veces poco fiables), mien­tras que el 77 % uti­liza prin­ci­pal­mente las fuentes ofi­ciales: TV y Pren­sa escri­ta. (Infor­ma­ciones con­fi­ables prove­nientes del Min­is­te­rio de Salud Públi­ca y de las autori­dades guber­na­men­tales). Volver­e­mos sobre este aspec­to en la discusión.

3,5) Resultados relacionados con respecto al grado o nivel de información acerca de la Covid-19, presente en los sujetos del estudio.

Se cal­culó el niv­el de infor­ma­ción de cada uno de los suje­tos par­tic­i­pantes, en tér­mi­nos del % de acier­tos en relación con los ítems del Test de Ver­dadero y Fal­so apli­ca­do. Los resul­ta­dos pusieron de man­i­fiesto lo siguiente:

CALIFICACIONES DE LAS RESPUESTAS OBTENIDAS EN EL TEST, SOBRE LA BASE DEL NIVEL DE ACIERTO
# de Sujetos 7 8 10 5
% Acier­tos 100 % 90 % 80 % < 80 %

Como se obser­va, 25 de los 30 suje­tos del estu­dio (es decir, el 83 %) obtu­vieron un niv­el de acier­to (o cal­i­fi­cación) de al menos el 80 % de las respues­tas cor­rec­tas del test. Solo 5 suje­tos (el 17 %) estu­vieron por deba­jo del 80 % del niv­el de acier­to de las respues­tas del test. De man­era que el ejer­ci­cio de com­pro­bación per­mi­tió con­statar que un alto % de los suje­tos se encuen­tran con un ele­va­do gra­do de infor­ma­ción, con un por­centa­je de acier­tos igual o supe­ri­or al 80 %. Esta cir­cun­stan­cia se cor­re­sponde con el ele­va­do niv­el cul­tur­al de la mues­tra, al tratarse de suje­tos estu­di­antes universitarios.

3,6) Resultados de las correlaciones entre variables vinculadas con los objetivos

3,6,1) Cor­rela­ciones entre la per­cep­ción de la prob­a­bil­i­dad de con­ta­gio y la escolaridad

PPC-ESC = 0,46 *

Una cor­relación pos­i­ti­va y estadís­ti­ca­mente sig­ni­fica­ti­va, al niv­el del 0,05 para una prue­ba de 2 colas. Esto pone de man­i­fiesto que mien­tras más baja la esco­lar­i­dad, resul­ta más baja la per­cep­ción de ries­go de los sujetos.

3,6,2) Cor­rela­ciones entre la per­cep­ción de la prob­a­bil­i­dad de con­ta­gio y el sexo

PPC-Sx = 0,38 *

Una cor­relación pos­i­ti­va y estadís­ti­ca­mente sig­ni­fica­ti­va, al niv­el del 0,05 para una prue­ba de 2 colas. Ello sig­nifi­ca que el sexo ejerce una influ­en­cia sig­ni­fica­ti­va sobre la per­cep­ción de ries­go. Las muchachas poseen una may­or per­cep­ción de ries­go que los varones.

3,6,3) Cor­rela­ciones entre las acti­tudes de los suje­tos hacia las medi­das de biose­guri­dad ori­en­tadas por el Min­sap, y los medios uti­liza­dos por los suje­tos para infor­marse con respec­to a la Covid-19.

Act­BioS-Med­Inf = 0,38 *

Una cor­relación pos­i­ti­va y estadís­ti­ca­mente sig­ni­fica­ti­va, al niv­el del 0,05 para una prue­ba de 2 colas.

Mien­tras más conec­ta­dos con los medios ofi­ciales (pro­fe­sion­ales de la salud y autori­dades guber­na­men­tales), esto es, mien­tras más ofi­ciales (y en con­se­cuen­cia seguros) resul­ten los medios uti­liza­dos para infor­marse con respec­to a la Covid-19, más pos­i­ti­vas resul­tarán las acti­tudes de los suje­tos hacia las medi­das de biose­guri­dad ori­en­tadas por el Min­sap. Expre­sa­do en otros tér­mi­nos: Mien­tras más conec­ta­dos con las redes sociales resul­ten los medios uti­liza­dos para infor­marse con respec­to a la Covid-19, más neg­a­ti­vas resul­tarán las acti­tudes de los suje­tos con respec­to a las medi­das de Biose­guri­dad ori­en­tadas por el Min­sap). Expre­sa­do en tér­mi­nos más direc­tos: Mien­tras may­or la ten­den­cia al uso de las redes sociales, may­or la posi­bil­i­dad del desar­rol­lo de acti­tudes des­fa­vor­ables hacia la uti­lización de las medi­das de bioseguridad.

3,6,4) Cor­rela­ciones entre las acti­tudes de los suje­tos hacia las medi­das de biose­guri­dad ori­en­tadas por el Min­sap, y el gra­do de conocimien­to o infor­ma­ción de las car­ac­terís­ti­cas de la Covid-19

Act­BioS-Grad­Inf = 0,39 *

Una cor­relación pos­i­ti­va y estadís­ti­ca­mente sig­ni­fica­ti­va, al niv­el del 0,05 para una prue­ba de 2 colas.

Mien­tras may­or (mejor) el niv­el (gra­do) de infor­ma­ción de las per­sonas acer­ca de la Covid-19, más favor­ables se tor­nan sus acti­tudes hacia las medi­das de biose­guri­dad ori­en­tadas por el Minsap.

3,6,5) Cor­rela­ciones entre las acti­tudes de los suje­tos hacia las medi­das de biose­guri­dad y la per­cep­ción de la prob­a­bil­i­dad de contagio

Act­BioS-PPC= 0,15

Mien­tras may­or per­cep­ción de ries­go, resul­tan más favor­ables las acti­tudes hacia las medi­das de biose­guri­dad ori­en­tadas por el Min­sap. Una cor­relación pos­i­ti­va, pero no sig­ni­fica­ti­va estadís­ti­ca­mente, al niv­el del 0,05 para una prue­ba de 2 colas.

IV- Discusión

Un análi­sis de estos resul­ta­dos pone de man­i­fiesto lo siguiente:

4,1) El primer aspec­to que deseamos destacar se refiere a la cor­relación pos­i­ti­va y estadís­ti­ca­mente sig­ni­fica­ti­va (0,38 *) entre los medios de infor­ma­ción uti­liza­dos por los suje­tos para infor­marse acer­ca de la Covid-19 y sus acti­tudes hacia las medi­das de biose­guri­dad ori­en­tadas por el Min­sap; lo cual sig­nifi­ca, como se señaló ante­ri­or­mente que mien­tras may­or sea la uti­lización de medios de comu­ni­cación ofi­ciales, vin­cu­la­dos con los pro­fe­sion­ales de la salud y aten­ción san­i­taria y las autori­dades del gob­ier­no, para infor­marse con respec­to a la Covid-19, may­or (mejor) el desar­rol­lo de acti­tudes favor­ables en los suje­tos hacia las medi­das de biose­guri­dad ori­en­tadas por el Min­sap. Ello puede deberse a que las per­sonas se encuen­tran más expues­tas a infor­ma­ciones (creen­cias) fal­sas y a men­sajes con­tra­dic­to­rios de difer­entes fuentes.

Se tra­ta del prob­le­ma del uso de redes sociales como fuente de infor­ma­ción pri­maria en con­traste con los medios ofi­ciales. Algo muy impor­tante en nue­stro estu­dio, tenien­do en cuen­ta que el 23 % de los suje­tos (casi la cuar­ta parte) uti­liza prin­ci­pal­mente fuentes de obten­ción de infor­ma­ción basadas en las redes sociales y con­tac­tos infor­males (muchas veces poco fiables).

Este resul­ta­do se con­fir­ma en cier­to sen­ti­do, en el estu­dio de Lima y Tul­lo (2017), en relación con que los medios uti­liza­dos por las per­sonas para infor­marse puso de man­i­fiesto lo sigu­iente: la alta pref­er­en­cia por los medios dig­i­tales (redes sociales y medios online), como fuentes de infor­ma­ción sobre temas gen­erales y de salud. (Aunque en nue­stro estu­dio, como se dijo, se trata­ba de alrede­dor de la cuar­ta parte de los suje­tos de estu­dio). De man­era que en públi­cos con pref­er­en­cia por los medios dig­i­tales, se tiene un más alto ries­go de dis­tor­sión de la infor­ma­ción, que si las vías resul­taran ser los canales ofi­ciales del gob­ier­no: tele­visión, radio y pren­sa escri­ta, pero, con­sti­tuye una real­i­dad que deter­mi­na­do seg­men­to de la población ya no pre­fiere infor­marse de esa man­era, y ello puede traer como con­se­cuen­cia may­ores difi­cul­tades para el aumen­to de la per­cep­ción de ries­gos en este seg­men­to poblacional.

Debe ten­erse pre­sente, como desta­can Lima y Tul­lo (2017), que el con­cep­to de comu­nidad ha cam­bi­a­do, no lim­itán­dose ya, a la prox­im­i­dad geográ­fi­ca (el con­tex­to socio físi­co, basa­do en el lugar). Cada vez más, la comu­nidad se crea por las redes sociales que con­struye la per­sona en su día a día, y con­sti­tuyen un medio de infor­ma­ción impor­tante. La “nue­va comu­nidad” (Lima y Tul­lo, 2017) se define como un con­jun­to de esas per­sonas, y tec­nologías que per­miten las inter­ac­ciones que definen la vida cotid­i­ana. Esta defini­ción asume que los lazos psi­cológi­cos de las per­sonas son una fuente impor­tante de su iden­ti­dad y de bien­es­tar. Se tra­ta de cer­canías psi­cológi­ca­mente sig­ni­fica­ti­vas de gran alcance de los indi­vid­u­os, que en oca­siones pueden inclu­so trascen­der las basadas en el hog­ar, en la escuela, en el tra­ba­jo o en entornos comu­ni­tar­ios abier­tos. Quiere esto decir que los límites se amplían, ya que las per­sonas pueden aho­ra estar estrechamente vin­cu­ladas entre sí a través de las comu­ni­ca­ciones dig­i­tales en Inter­net y móviles. Como desta­can estos autores, esto obliga a repen­sar las estrate­gias de abor­da­je para afrontar prob­le­mas de salud espe­cial­mente en lo con­cerniente a las estrate­gias de comunicación.

Por otra parte, como desta­ca Thomas (2020), la infor­ma­ción que se recibe sobre la enfer­medad y la con­fusión de las fuentes a uti­lizar puede gener­ar incer­tidum­bre, lo que causa situa­ciones de estrés, miedo, cul­pa o desasosiego; y puede con­tribuir a una serie de ries­gos para el man­ten­imien­to de un esta­do psíquico salud­able y adap­ta­ti­vo para el individuo.

4,2) El segun­do aspec­to que deseamos destacar en esta dis­cusión se refiere a la cor­relación pos­i­ti­va y estadís­ti­ca­mente sig­ni­fica­ti­va (0,38 *) entre las vari­ables per­cep­ción de ries­gos y sexo. Es decir, el sexo afec­ta sig­ni­fica­ti­va­mente el ries­go percibido de con­traer el coro­n­avirus. Los resul­ta­dos de nue­stro estu­dio ponen de man­i­fiesto que las muchachas poseen una may­or per­cep­ción de ries­go que los varones. Las muchachas resul­taron más sen­si­bles (más con­scientes) que los varones de la prob­a­bil­i­dad de ser con­ta­giadas. Percibieron un may­or gra­do de prob­a­bil­i­dad de con­ta­gio que los varones.

Este resul­ta­do de acuer­do con el cual la per­cep­ción de la prob­a­bil­i­dad de con­ta­gio se encuen­tra afec­ta­da por el sexo, con­sti­tuye una ten­den­cia reit­er­a­da en otras inves­ti­ga­ciones. Se con­fir­ma con los resul­ta­dos de Com­modaria y La Rosa (2020); Molero et al. (2020) y por Mora y Melero (2021). En todos estos estu­dios, el sexo, influyó sig­ni­fica­ti­va­mente en la sus­cep­ti­bil­i­dad per­son­al percibi­da. Afec­tó sig­ni­fica­ti­va­mente la per­cep­ción de ries­go. Podría ser entonces (des­de nues­tra per­spec­ti­va), que las mujeres resul­tarían mejores comu­ni­cado­ras para con­cien­ciar el peli­gro (la zona de ries­go) en que esta­mos metidos.

De todos mod­os, debe ten­erse pre­sente lo que desta­can Molero et al. (2020), que ante una situación de pan­demia como la actu­al, existe una per­cep­ción de ame­naza gen­er­al­iza­da, en que a may­or per­cep­ción de ries­go las per­sonas se con­vierten en más vul­ner­a­bles por los efec­tos neg­a­tivos de la per­cep­ción de ame­naza, pues resul­ta más prob­a­ble la pres­en­cia de sin­toma­tología propia de la ansiedad o el estrés.

4,3) El ter­cer aspec­to que deseamos con­sid­er­ar se refiere a la per­cep­ción de la prob­a­bil­i­dad de contagio

Nue­stro estu­dio mues­tra clara­mente que el 33% de los suje­tos (es decir, alrede­dor de la 3ra parte de la mues­tra) se con­sid­er­aron a sí mis­mos en un bajo ries­go de con­traer el virus. (Muy poco prob­a­ble de con­traer la enfer­medad). Ello con­sti­tuye un indi­cador rel­a­ti­va­mente des­fa­vor­able, toda vez que al con­sid­er­ar baja la posi­bil­i­dad de ser infec­ta­dos, podría esper­arse que no se mov­i­lizarían sufi­cien­te­mente los patrones com­por­ta­men­tales que favore­cen el auto cuida­do, y el cumplim­ien­to de las medi­das de pro­tec­ción ori­en­tadas por el Min­sap. De todos mod­os, aunque en el estu­dio en gen­er­al existe una cor­relación pos­i­ti­va entre la per­cep­ción de ries­gos y las acti­tudes de los suje­tos hacia las medi­das de biose­guri­dad (0,15), esta cor­relación sin embar­go, no resul­ta estadís­ti­ca­mente sig­ni­fica­ti­va. De man­era que una per­sona puede ten­er una per­cep­ción de ries­go baja y pre­sen­tar acti­tudes favor­ables hacia las medi­das de biose­guri­dad ori­en­tadas. Tal vez, el tamaño de la mues­tra, las­ti­mosa­mente pequeño, no ha per­mi­ti­do una expre­sión más clara de cier­tas correlaciones.

V- Conclusiones

5,1) Los resul­ta­dos del pre­sente estu­dio mostraron el impacto de deter­mi­nadas vari­ables sociode­mográ­fi­cas. Las vari­ables sociode­mográ­fi­cas son sus­cep­ti­bles de afec­tar la per­cep­ción de ries­go de las per­sonas. De man­era que influyen en la per­cep­ción de la sus­cep­ti­bil­i­dad de las per­sonas a las enfer­medades infec­ciosas. Por tales motivos resul­ta de mucha impor­tan­cia la con­sid­eración de su papel, puesto que ayu­dan en el dis­eño de estrate­gias para el desar­rol­lo de cam­pañas de salud para la adop­ción efec­ti­va de medi­das pre­ven­ti­vas. De ahí la impor­tan­cia de estos hallazgos.

5,2) En este estu­dio, el ries­go percibido no se encuen­tra afec­ta­do por la raza, el gra­do de reli­giosi­dad ni la edad. Quiere esto decir, fac­tores como la raza, la edad y el gra­do de reli­giosi­dad, no están aso­ci­a­dos con una difer­ente per­cep­ción de ries­go. Sin embar­go, la per­cep­ción de ries­go se encuen­tra afec­ta­da por la Esco­lar­i­dad y por el Sexo. Las muchachas, poseen una may­or per­cep­ción de ries­go que los varones, esto es, percibían un may­or niv­el de la prob­a­bil­i­dad de con­ta­gio con respec­to a los varones, mien­tras que a menor niv­el de esco­lar­i­dad la per­cep­ción de ries­go resul­ta más baja. Este aspec­to resul­ta muy impor­tante de con­sid­er­ar en el dis­eño de estrate­gias pre­ven­ti­vas efectivas.

5,3) Nue­stros resul­ta­dos desta­can la impor­tan­cia del papel de los medios a través de los cuales las per­sonas procu­ran obten­er infor­ma­ciones vál­i­das acer­ca de la Covid-19. Mien­tras may­or la ten­den­cia al uso de las redes sociales, may­or posi­bil­i­dad de desar­rol­lo de acti­tudes des­fa­vor­ables hacia las medi­das de biose­guri­dad ori­en­tadas por el Min­sap. Medi­ante las redes sociales como medio de comu­ni­cación bási­co, las per­sonas se encuen­tran más expues­tas a infor­ma­ciones fal­sas y a men­sajes con­tra­dic­to­rios de difer­entes fuentes, que con­ducen en con­se­cuen­cia a un defi­ciente desar­rol­lo de las acti­tudes rela­cionadas con las medi­das de biose­guri­dad ori­en­tadas por el Min­sap. Dichos medios gen­eral­mente no ayu­dan en la orga­ni­zación de cam­pañas pre­ven­ti­vas efectivas.

5,4) Nue­stros resul­ta­dos tam­bién desta­can la impor­tan­cia del papel del gra­do o niv­el de infor­ma­ción ade­cua­da acer­ca de la Covid-19, pre­sente en los suje­tos del estu­dio. Un mejor niv­el o gra­do de infor­ma­ción, posee un impacto en el desar­rol­lo de acti­tudes favor­ables hacia las medi­das de biose­guri­dad ori­en­tadas por el Minsap.

5,5) Las con­clu­siones pre­sen­tadas se cir­cun­scriben a las situa­ciones estu­di­adas, de man­era que habrán de ser com­pro­badas con respec­to a su idonei­dad de gen­er­al­ización. Por tan­to resul­ta nece­sario con­tin­uar con el análi­sis de estas cues­tiones en inves­ti­ga­ciones ulte­ri­ores, lo cual posi­bil­i­tará con­trastar las hipóte­sis sobre bases empíri­c­as más firmes.

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