Diana Rosa Rodríguez González
Dairis Galindo Tamayo
Evelyn Fernández Castillo
Yamila Roque Doval
Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas. Santa Clara, Cuba
Resumen
La psicología tiene un rol importante que asumir en la promoción de conductas ecológicamente adecuadas que atenúen el deterioro del medio ambiente. La relación entre identidad y ambiente se ha convertido en un tema de reflexión que permite aunar elementos para la configuración del campo ambiental desde la psicología. La investigación tuvo como objetivo explorar la relación entre género e identidad ambiental en estudiantes de la Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas. Fue realizada entre enero y marzo de 2020 en la ciudad de Santa Clara, provincia Villa Clara, Cuba. Contó con un enfoque cuantitativo y un diseño no experimental transversal ex-post-facto. La muestra quedó conformada por 844 estudiantes universitarios. Para la recogida de datos se empleó la Escala de Identidad Ambiental que mostró niveles de confiabilidad adecuados. El análisis fue realizado a través de procesamiento estadístico descriptivo y análisis de correlaciones. Como principales resultados se observaron diferencias en cuanto al sexo y la identidad ambiental. Estos resultados son discutidos con la teoría precedente y muestran la necesidad de incorporar el enfoque de género a programas de intervención social o de educación ambiental.
Palabras clave: identidad ambiental, género, cambio climático
Abstract
Psychology has an important role to assume in promoting ecologically appropriate behaviors that mitigate the deterioration of the environment. The relationship between identity and environment has become a topic of reflection that allows us to combine elements for the configuration of the environmental field from Psychology. The research aimed to explore the relationship between gender and identity in students of the Central University “Marta Abreu” of Las Villas. It was carried out between January and March 2020 in the city of Santa Clara, Villa Clara province, Cuba. It had a quantitative approach and a non-experimental, cross-sectional ex post facto design. The sample was made up of 844 university students. For data collection, the Environmental Identity Scale was used, which showed adequate levels of reliability. The analysis was carried out through descriptive statistical processing and correlation analysis. The main results were differences regarding sex and environmental identity. These results are discussed with the preceding theory and show the need to incorporate the gender approach into social intervention or environmental education programs.
Keywords: environmental identity, gender, Climate Change
Introducción
El planeta Tierra se encuentra en una situación ambiental alarmante. Este problema no solo debe ser visto como un problema ambiental, sino social y humano pues se debe a la alteración antrópica del clima terrestre (Caride-Gómez & Meira-Cartea, 2019). Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) constituyen un marco para la acción y la intervención social y ambiental (Rodrigo-Cano, Picó, & Dimuro, 2019). Específicamente, el ODS 13 se dirige a adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos. Este objetivo repercute en el resto de los ODS “dado que el cambio climático representa una amenaza para los sistemas naturales, la acción por el clima del ODS 13 se transforma en primordial para continuar con la vida de los sistemas” (Peroni, Miranda, & Castillo, 2020, p. 196) .
El Cambio Climático de incidencia antrópica (CC) se manifiesta en el incremento de la temperatura promedio del planeta y se relaciona directamente con el aumento de la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera por la quema de combustibles fósiles y la deforestación (Mendoza, Romero, Hernández, & Corona, 2016). Este fenómeno provoca actualmente graves inundaciones, sequías extremas, aumento de la desertificación, escasez de alimentos y agua potable. Estos efectos tienen graves consecuencias para la humanidad, algunas relacionadas con la salud y otras referidas a procesos migratorios forzados, aumento de la pobreza y conflictos sociales (López-Cabanas & Aragonés, 2019).
Hoy no hay un país que no haya experimentado los dramáticos efectos del CC (Peroni et al., 2020). Para América Latina y el Caribe ha tenido un relevante impacto debido a sus características socioeconómicas, institucionales y geográficas. En esta región existe una doble condición asimétrica (Casas, 2017). Por un lado, emite poco menos del 10% de las emisiones de CO2 mundiales, a la vez que resulta altamente vulnerable a los efectos del CC. Por otro lado, son los estratos de ingreso más bajos en la región (con mayor representación de mujeres) los que contribuyen en menor medida a la generación de emisiones de CO2, a la vez que son mucho más vulnerables a sus efectos debido a que cuentan con menos recursos para adaptarse.
La publicación Panorama ambiental. Cuba 2018 muestra indicadores que denotan el estado de la situación ambiental cubana: una huella ecológica pequeña por ser un país con bajo consumo de energía e incremento de fuentes renovables en la generación de electricidad (sistemas eólicos, solares fotovoltaicos y biomasa) (Oficina Nacional de Estadísticas e Información, 2019). Las emisiones de CO2 provenientes de la actividad energética constituyen alrededor del 95% de las emisiones totales en el país. Las principales contribuyentes son las industrias manufactureras, de energía y de la construcción. El aporte del país al volumen total global de emisiones ronda el 0,2% (Morejón, Bayón, & Rodríguez, 2019).
Cuba es parte de varios convenios y compromisos internacionales. Entre ellos se destacan: el Convenio Marco de las Naciones Unidas sobre el CC, desde 1994; el Protocolo de Kioto, desde 2002; el Convenio de Viena para la Protección de la Capa de Ozono, desde 1992; y el Acuerdo de París sobre CC, desde 2016 (Oficina Nacional de Estadísticas e Información, 2019). La dimensión ambiental adquiere un carácter transversal en la concepción y materialización de los planes y proyectos económicos y sociales del país.
Según el Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social hasta 2030, esta dimensión se orienta hacia: (1) transformar la matriz energética con mayor participación de fuentes renovables, (2) asegurar la conservación y uso racional de los recursos naturales, (3) fomentar la educación ambiental formal (planificada y controlada con públicos homogéneos), no formal (no estable con públicos heterogéneos) e informal (espontánea entre individuo y entorno con influencia de los medios masivos de comunicación).
Cuba ha dado importantes pasos por integrarse al esfuerzo internacional de conocer y estudiar la realidad ambiental y contribuir a la formulación e instrumentación de prácticas sustentables de desarrollo, plantea ONEI (2019). Sin embargo, la propuesta de una política global dirigida a atenuar el deterioro ambiental ha sido obstaculizada por intereses hegemónicos manifestados en las desavenencias en conferencias internacionales sobre CC en el marco de la Organización de Naciones Unidas (López-Cabanas & Aragonés, 2019).
Los expertos reclaman limitar el calentamiento global a 1,5°C; por tanto, se hace urgente que desde todas las disciplinas se busquen soluciones viables, realistas y que supongan un compromiso político con las personas ciudadanas (Rodrigo-Cano et al., 2019). El deterioro del ambiente ha sido objeto de casi todas las disciplinas, incluida la psicología.
Esta ciencia, enfocada en la subjetividad y el bienestar, tiene un papel importante que asumir en la promoción de conductas ecológicamente adecuadas que atenúen el deterioro del medio ambiente. Clayton (2019) debate tres áreas de investigación psicológica en torno a la problemática: el conocimiento sobre el CC, los impactos sociales y personales del CC y cambios comportamentales en la respuesta al CC.
Estas áreas, aunque se distingan para la investigación, en la práctica se encuentran interrelacionadas. Los comportamientos están asociados a las percepciones y los impactos dependen de las respuestas comportamentales y de las configuraciones subjetivas del fenómeno. La identidad ambiental y el género se encuentran entre las variables personales correlacionadas con el comportamiento de las personas hacia el cuidado del ambiente. Ante la carencia de estudios desde la psicología en Cuba acerca de la relación entre identidad ambiental y género, se propuso una investigación con el objetivo de explorar la relación entre género e identidad ambiental en estudiantes de la Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas.
La identidad ambiental y las identidades de género como variables personales implicadas en la mitigación y adaptación al Cambio Climático
La relación entre identidad y ambiente se ha convertido en un tema de reflexión que permite aunar elementos para la configuración del campo ambiental desde la psicología. De hecho, al ser considerado el ambiente como un sistema dinámico y complejo, que establece relaciones rizomáticas entre sus componentes (biofísicos, sociales y culturales), se hace necesario reconocer las interacciones discursivas que se construyen al interior del campo ambiental para identificar la tipología de identidades que conviven en una realidad ambiental compleja (Boussalisa & Coanb, 2016).
La identidad es un constructo psicológico medular, una manera de describir a un individuo que se encuentra ubicado en un contexto social y político. Resulta un tema prominente en la psicología y de clara relevancia para las actitudes y comportamientos ambientales (Lewandowskyab, Ballardac, Oberauerd, & Benestade, 2016). Las personas tienen múltiples identidades (múltiples formas de definirse a sí mismas) con importancia variable de persona a persona de acuerdo al contexto social.
La identidad ambiental, como constructo, describe un autoconcepto que incorpora y es definido por la relación con la naturaleza (Clayton, Irkhin, , & Nartova-Bochaver, 2019). Las personas con una alta identidad ambiental piensan en sí mismos como conectados e interdependientes del mundo natural; en algunos casos esta identidad motiva la protección ambiental y promueve el activismo ambientalista.
Según Clayton y Opotow (2003), una identidad ambiental puede variar en la definición e importancia entre individuos, al igual que otra identidad colectiva (como la nacional o la identidad étnica). Esta identidad ambiental, como una identidad de grupo, provee de un sentido de conexión, de ser parte de una totalidad, junto al reconocimiento de similitud entre nosotros mismos y otros (Clayton et al., 2019).
Todas las personas pueden desarrollar una identidad ambiental, así como todas tienen el potencial para desarrollar una identidad de género o etnocultural; pero la fuerza de la identidad depende de la historia personal y las experiencias significativas. Las experiencias tempranas con la naturaleza, particularmente en compañía de otros significativos, resultan importantes en el desarrollo de la identidad ambiental (Clayton et al., 2019). Clayton et al. (2019) consideran que una fuerte identidad ambiental debe promover un comportamiento proambiental.
Por su parte, las identidades de género orientan los comportamientos de hombres y mujeres (Munguía, Méndez, Beltrán, & Noriega, 2009) e implican capacidades, habilidades, oportunidades, conocimientos, necesidades e intereses de manera diferente (Dunlap & McCright, 2010). Por tanto, necesidades e intereses de género conducen a formulaciones distintas sobre cómo enfrentarse y adaptarse al riesgo y la vulnerabilidad, desde las habilidades y capacidades construidas socialmente.
Se denomina género a la construcción social basada en la diferencia sexual biológica. Se usa para enfatizar que la desigualdad de género es causada por el trato social desigual e injusto y no por las diferencias anatómicas que caracterizan a hombres y mujeres. Incorporar el género al análisis del CC permite comprender de qué manera las identidades masculinas, femeninas y género diversas determinan diferentes vulnerabilidades y capacidades de adaptación, así como percepciones diferenciadas.
Debido a las normas y roles de género construidos socialmente y a las brechas estructurales asociadas, los embates del CC no resultan de igual alcance para hombres y mujeres; siendo las mujeres quienes sufren las consecuencias con mayor severidad (Casas, 2017). Por otra parte, también se describe en la literatura científica que las mujeres tienen roles, en general, que establecen una relación más amigable con el medio ambiente y los recursos naturales que los hombres.
Materiales y métodos
Se realizó una investigación enmarcada en un enfoque cuantitativo con un diseño no experimental transversal ex-post-facto (León & Montero, 2015). Se realizó en el período comprendido de enero a marzo del 2020 en la Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas, ubicada en la ciudad de Santa Clara, provincia Villa Clara.
Se seleccionó una muestra de estudiantes del curso regular diurno. Se utilizó un muestreo probabilístico estratificado con la consideración de un error de 0,05 y un nivel de confianza de 95%. Se asumieron como estratos el sexo y el año académico. Los criterios de inclusión fueron ser estudiante universitario del curso diurno y ofrecer el consentimiento informado. Se consideraron como criterios de exclusión ser estudiantes de quinto año de las carreras que se encontraban en la etapa de preparación para la culminación de estudio. Como criterios de salida se establecieron no completar las técnicas aplicadas y solicitar retirarse del estudio por diversas causas.
La muestra quedó conformada por 844 estudiantes universitarios. El rango de edad de los participantes fue de 20–23 años con una edad promedio M= 20,23 y desviación SD= 4,084. En cuanto al sexo, 490 (58,1%) pertenecieron al sexo femenino y 354 (41,9%) al sexo masculino.
Las variables consideradas fueron la variable sociodemográfica sexo (nivel de medición: nominal) y la variable Identidad ambiental: constructo que describe un autoconcepto que incorpora y es definido por una relación de conexión e interdependencia con la naturaleza (Clayton et al., 2019).
Los instrumentos de evaluación utilizados fueron un cuestionario de datos sociodemográficos construido ad hoc y la Escala de Identidad Ambiental. Es una escala tipo Likert desarrollada por Clayton (Clayton et al., 2019) para estudiar la relación entre identidad y naturaleza.
Se establecieron procedimientos para garantizar los principios éticos de la investigación. Se solicitó el consentimiento informado institucional al vice-rectorado de Formación del Profesional de la Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas. Se veló por el respeto a la individualidad y confidencialidad de la información ofrecida por los participantes y la explicación de los objetivos, fines y alcances del estudio. Estos elementos fueron explicitados en el consentimiento informado institucional y la consigna para la solicitud de consentimiento informado oral al participante.
Para la aplicación de los instrumentos se consideraron los horarios y normas de funcionamiento de la institución educativa. Se tuvieron en cuenta las exigencias instrumentales y condiciones de privacidad e iluminación. Igualmente se consideró la exigencia ética de conservar el carácter anónimo de los sujetos en cualquier documento o registro y el empleo de la información solo con fines científicos.
Resultados
Para explorar las propiedades psicométricas de la Escala de Identidad Ambiental se calculó el alfa de Cronbach (α=.88), valor que representó un nivel de confiabilidad alto. Se establecieron baremos a través de los resultados aportados por la muestra de investigación. Se constató que un mayor por ciento de los participantes se agrupa en un nivel medio de identidad ambiental. En la Tabla 1 se exponen las frecuencias absolutas y relativas que describen el comportamiento de esta variable.
Tabla 1. Identidad ambiental
Frecuencia | % | |
Bajo | 228 | 27,0 |
Medio | 408 | 48,3 |
Alto | 208 | 24,6 |
Fuente: Elaboración propia
En el análisis de frecuencia por ítems se muestra que los puntajes más altos se concentran en las opciones de respuesta Cierto para mí, seguido de las opciones Ni cierto ni falso y Completamente cierto para mí. La Tabla 2 presenta un análisis de frecuencia de la Escala de Identidad Ambiental de acuerdo a los puntajes de sus ítems.
Tabla 2. Análisis de frecuencia de la Escala de Identidad Ambiental por ítems
Frecuencia | Porcentaje | |||||||||
Ítems | Nada cierto para mí | No es cierto para mí | Ni cierto ni falso | Cierto para mí | Completamente cierto para mí | |||||
1. Paso mucho tiempo en entornos naturales (como parques locales, lagos o la playa, un jardín o un patio amplio, ríos, pastizales, montañas, bosques). | 66 | 7,8% | 149 | 17,7% | 230 | 27,3% | 307 | 36,4% | 92 | 10,9% |
2. Comprometerme con un comportamiento ambientalista es importante para mí. | 16 | 1,9% | 43 | 5,1% | 152 | 18% | 412 | 48,8% | 221 | 26,2% |
3. Me considero parte de la naturaleza, no separado/a de ella. | 18 | 2,1% | 33 | 3,9% | 146 | 17,3% | 387 | 45,9% | 260 | 30,8% |
4. Si tuviera suficientes recursos de tiempo o dinero, gastaría (invertiría) algunos de ellos para proteger el medio ambiente natural. | 22 | 2,6% | 50 | 5,9% | 160 | 19,0% | 372 | 44,1% | 240 | 28,4% |
5. Cuando estoy molesto o estresado, puedo sentirme mejor pasando algún tiempo al aire libre rodeado de naturaleza. | 33 | 3,9% | 51 | 6,0% | 117 | 13,9% | 283 | 33,5% | 360 | 42,7% |
6. Vivir cerca de la naturaleza es importante para mí, me gustaría no vivir en una ciudad todo el tiempo. | 94 | 11,1% | 130 | 15,4% | 255 | 30,2% | 226 | 26,8% | 139 | 16,4% |
7. Tengo mucho en común con los ambientalistas como grupo. | 103 | 12,2% | 193 | 22,9% | 337 | 39,9% | 164 | 19,4% | 47 | 5,6% |
8. Creo que algunos de los problemas sociales actuales pueden ser solucionados mediante el retorno a un estilo de vida más rural en el que las personas vivan en armonía con la tierra. | 44 | 5,2% | 98 | 11,6% | 255 | 30,2% | 304 | 36,0% | 143 | 16,9% |
9. Siento que tengo mucho en común con los animales. | 53 | 6,3% | 112 | 13,3% | 229 | 27,1% | 261 | 30,9% | 189 | 22,4% |
10. Me gustan los jardines. | 16 | 1,9% | 54 | 6,4% | 109 | 12,9% | 329 | 39,0% | 336 | 39,8% |
11. Ser parte del ecosistema es una parte importante de quien soy. | 35 | 4,1% | 64 | 7,6% | 269 | 31,9% | 349 | 41,4% | 127 | 15,0% |
12. Siento que tengo raíces en una ubicación geográfica particular que tuvo un impacto significativo en mi desarrollo. | 47 | 5,6% | 122 | 14,5% | 230 | 27,3% | 288 | 34,1% | 157 | 18,6% |
13. Comportarse responsablemente con la tierra, llevar un estilo de vida sostenible, es importante para mí. | 14 | 1,7% | 26 | 3,1% | 154 | 18,2% | 442 | 52,4% | 208 | 24,6% |
14. Aprender sobre el mundo natural debe ser parte de la educación en cada niño. | 11 | 1,3% | 12 | 1,4% | 37 | 4,4% | 296 | 35,1% | 488 | 57,8% |
15. En general, ser parte del mundo natural es una parte importante de mi auto-imagen. | 31 | 3,7% | 50 | 5,9% | 283 | 33,5% | 332 | 39,3% | 148 | 17,5% |
16. Prefiero vivir en una habitación o casa pequeña con una hermosa vista que en una habitación o casa más grande con vista a otros edificios. | 55 | 6,5% | 93 | 11,0% | 209 | 24,8% | 247 | 29,3% | 240 | 28,4 |
17. De verdad disfruto estando al aire libre. | 19 | 2,3% | 19 | 2,3% | 81 | 9,6% | 305 | 36,1% | 420 | 49,8% |
18. Algunas veces siento que partes de la naturaleza –ciertos árboles, tormentas o montañas– tienen personalidad propia. | 111 | 13,2% | 196 | 23,2% | 239 | 28,3% | 197 | 23,3% | 101 | 11,9% |
19. Sentiría que una parte importante de mi vida haría falta, si no pudiera salir y disfrutar de la naturaleza de vez en cuando. | 19 | 2,3% | 51 | 6,0% | 164 | 19,4% | 373 | 44,2% | 237 | 28,1% |
20. Siento orgullo de que puedo sobrevivir al aire libre por mí mismo algunos días. | 55 | 6,5% | 94 | 11,1% | 211 | 25,0% | 312 | 37,0% | 172 | 20,4% |
21. Nunca he visto una obra de arte que sea tan hermosa como una obra de la naturaleza, como un atardecer o la ladera de una montaña. | 35 | 4,1 | 63 | 7,5 | 154 | 18,2 | 281 | 33,3 | 311 | 36,8 |
22. Mis intereses usualmente parecen coincidir con la posición defendida por los ambientalistas. | 46 | 5,5% | 85 | 10,1% | 352 | 41,7% | 264 | 31,3% | 97 | 11,5% |
23. Siento que recibo sustento espiritual de las experiencias con la naturaleza. | 46 | 5,5% | 122 | 14,5% | 272 | 32,2% | 271 | 32,1% | 133 | 15,8% |
24. Guardo recuerdos del exterior en mi cuarto, como conchas, rocas o plumas. | 140 | 16,6% | 183 | 21,7% | 86 | 10,2% | 216 | 25,6% | 219 | 25,9% |
Fuente: Elaboración propia
Se observaron diferencias en cuanto al sexo y la identidad ambiental mediante los resultados de la Prueba T, lo cual se muestra en la Tabla 3. En el análisis de los resultados de la Prueba T para la Escala de Identidad Ambiental se observó un mayor nivel (t(842)=6.88, p < 0.05) en las mujeres (M=90.01, SD=11,81) que para los hombres (M=83.9, SD=13,87).
Tabla 3. Resultados de la Prueba T para analizar diferencias por sexo.
Sexo | N | Media | Desviación típ. | Error típ. de la media | |
Identidad ambiental | Femenino | 490 | 90,0163(*) | 11,81901 | ‚53393 |
Masculino | 354 | 83,9096(*) | 13,87348 | ‚73737 | |
Leyenda: * Medias más altas
Fuente: Elaboración propia
Discusión
La investigación tuvo como objetivo explorar la relación entre género e identidad ambiental en estudiantes universitarios cubanos. Este estudio representa un primer momento de un proceso dirigido al diseño de programas de intervención psicosocial que impacten en la receptividad y pro-actividad en las actuaciones de afrontamiento a la problemática ambiental.
En cuanto a la identidad ambiental, un mayor por ciento de los participantes se agrupó en un nivel medio. La identidad ambiental se considera asociada a la preocupación por el ambiente y el activismo ambiental (Clayton et al., 2019). En investigaciones en curso, conducidas por las autoras, serán exploradas las relaciones entre identidad ambiental y los comportamientos ecológicos, así como su relación con las percepciones sociales configuradas en torno al CC en jóvenes cubanos.
Las diferencias encontradas en la correlación entre sexo e identidad ambiental son congruentes con varios antecedentes. Goldsmith, Feygina y Jost (2013) y Feygina, Jost y Goldsmith (2011) observaron que el género fue un predictor significativo de actitudes hacia el medio ambiente. En comparación con las mujeres, los hombres mostraron mayor negación de las problemáticas ambientales. Zelezny, Chua y Aldrich (2000) encontraron que las mujeres muestran más empatía, mayor perspectiva y una fuerte ética del cuidado, todos aspectos relacionados con la expresión de la preocupación por el ambiente. Dietz, Kalof y Stern (2002) asocian el mayor compromiso con el ecologismo con la valoración de las mujeres de la conducta altruista.
Aun cuando la interrelación entre género y CC es un tema de interés emergente, Casas (2017) enumera los posicionamientos teóricos que sirven de sustento a la corriente del género, medio ambiente y desarrollo sustentable. El ecofeminismo es uno de ellos y se presenta como un postulado teórico y un movimiento social. Aborda la problemática ambiental equiparando a las mujeres con la naturaleza por sus atributos biológicos, reproductivos y culturales del cuidado. Vincula las aspiraciones feministas de superar la subordinación de las mujeres con las del ambientalismo radical de enfrentar la ideología de dominación de la naturaleza del paradigma patriarcal que caracteriza el sistema capitalista.
Voces feministas críticas a las opiniones del ecofeminismo, así como el paradigma dominante en las iniciativas sobre género y CC se resisten a retratar a las mujeres como seres vulnerables o virtuosas por definición (Casas, 2017). El vínculo entre el CC y las relaciones de género no constituye una relación lineal y unívoca. Se reconoce que estas relaciones están mediadas por el contexto ambiental, económico, sociocultural y político en las cuales se desarrollan. No obstante, se plantea que las inequidades de género son un ámbito esencial de la vulnerabilidad y clave para la definición de la intensidad del riesgo frente al CC (Howlett, 2014). Además, se requiere un enfoque de género para la promoción de comportamientos ecológicos.
El género debe considerarse un elemento intermediador en las relaciones entre las mujeres, los hombres y el medioambiente, haciendo énfasis en las relaciones de poder en las que se encuentran insertas (Rico, 1998). En el camino hacia una justicia climática de género se deben reconocer los impactos, contribuciones y responsabilidades comunes, pero históricamente diferenciadas entre hombres y mujeres (Casas, 2017).
Los Planes de Acción de Género y Cambio Climático (PAGcc) constituyen el mayor nivel de transversalización del enfoque de género en el CC (Casas, 2017). La metodología de los PAGcc es empleada actualmente por 16 países a nivel mundial y 5 en América Latina y el Caribe (Cuba, México, Perú, Costa Rica y Panamá). Consiste en la capacitación de una diversidad de actores para asegurar que la igualdad de género es tenida en cuenta en los marcos políticos sobre CC e identificar aquellas barreras que se producen a nivel técnico.
El CC afecta de manera diferenciada a las mujeres y a los hombres en sus distintas áreas de impacto: acceso al agua potable, energía, desastres naturales, impactos en la salud y agricultura. La otra cara del impacto diferenciado del CC en hombres y mujeres son las actitudes diferenciadas y la desigual representación en los procesos de toma de decisiones. Las mujeres tienen una baja representación en los procesos de toma de decisiones climáticas a todos los niveles locales, nacionales o internacionales. “Pese a que son una parte importante de la solución, y además representan una proporción importante de población educada (a nivel terciario) respecto de los hombres; las mujeres aún son un recurso poco considerado y valorado” (Casas, 2017, p. 76).
Consideraciones finales
El CC ofrece una oportunidad renovada para abordar la igualdad de género y combatir las marcadas brechas de género en América Latina y el Caribe. Se debe superar la narrativa que solo victimiza a las mujeres ante el fenómeno y resaltar la necesidad de la incorporación de las mujeres en todas las etapas de los procesos de planificación de la acción por el clima. Sin embargo, se debe destacar que no se llama a la feminización de responsabilidades ambientales, o la estigmatización de un grupo de personas. Se deben considerar las causas subyacentes de las diferencias en el impacto y la acción climática como requisito para la toma de medidas que eviten la perpetuación de las desigualdades de género desde las políticas públicas.
Cuba cuenta con una propuesta de lineamientos para transversalizar el enfoque de género en las acciones para enfrentar el CC: el Plan de Acción de Género y Cambio Climático de Cuba. Con esta propuesta se aprecia la existencia de voluntad para el abordaje de las consideraciones de género desde las políticas nacionales en la mitigación y adaptación del impacto del CC.
La investigación empírica en el contexto de la educación universitaria resultó relevante debido a que la población joven deberá asumir las exigencias de la proambientalidad en su futuro desempeño profesional. Constituye la generación que tomará las principales decisiones sociales y políticas en el futuro cercano. Los resultados permitieron observar diferencias en cuanto al sexo y la identidad ambiental. Las medias mayores se encontraron en las mujeres. De esta manera, se resalta la necesidad de incorporar el enfoque de género a programas de intervención social o de educación ambiental dirigidos a promover actuaciones de mitigación y adaptación al CC en el contexto universitario cubano.
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